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[Indira A.R. Lakshmanan] Decisiones militares de Chávez observadas con sospecha. Estados Unidos teme intención.
Caracas, Venezuela. Los acuerdos de armas del presidente Hugo Chávez con Rusia, sus reducciones de la cooperación militar con Estados Unidos y sus planes de adiestrar a unos 2 millones de civiles venezolanos para repeler una posible invasión de una superpotencia "imperialista" han preocupado a Estados Unidos y sus críticos en casa sobre los planes del ex oficial militar izquierdista.
Chávez insiste en que sus decisiones son solamente defensivas, nacidas de una antigua necesidad de poner al día material militar obsoleto y proteger a su país de países que quieran querer tomar control del país que es el mayor productor de petróleo de América del Sur.
Sus opositores internos se mofan de la idea de que Washington pudiera alguna vez querer invadir Venezuela, y denuncian que la verdadera intención de Chávez es armar a un enorme cuadro de reservistas leales que lo protegerían contra cualquier levantamiento interno y para promoverse a sí mismo contra el contrapeso militarizado de la influencia norteamericana en América Latina.
Incluso más inquietante, dicen sus detractores en Washington, es que a medida que Chávez se acerca cada vez más a su principal aliado, el presidente cubano Fidel Castro, sus compras de armas y adoctrinamiento de milicias civiles podría ser parte de una estrategia para remodelar la democracia venezolana a imagen del militarizado socialismo al estilo cubano y fomentar las revoluciones izquierdistas en todo el continente.
Estrategas militares norteamericanos dicen que están cada vez más preocupados de que movimientos radicales inspirados por Chávez puedan fomentar una revolución semejante. Desde fines de los años noventa, la opinión política ha girado hacia la izquierda, en gran parte como reacción a lo que se percibe como el fracaso de la economía de libre mercado y varios izquierdistas han sido elegidos para dirigir el país en Brasil, Argentina, Chile, Uruguay y Ecuador, y también Venezuela.
Los partidarios de Chávez en casa dicen que Estados Unidos tiene un historia de un siglo de intervención armada abierta y encubierta en la política interna de la región, de modo que no tiene derecho a poner en duda las preparaciones defensivas de Venezuela.
"Nosotros no preguntamos nunca qué están haciendo los marines norteamericanos", dijo Carlos Roque Espinoza León, un especialista en defensa pro-Chávez que trabaja en la Asamblea Nacional de Venezuela. "Perú tiene medio millón de rifles y nadie dice nada. Colombia es el país más militarizado de América Latina y nadie se queja.
"La historia de Estados Unidos es una historia de agresión contra América Latina y tenemos que hacer todo lo posible para proteger a nuestro país", dijo.
Chávez, que fue elegido por primera vez en 1998 y que tenía un índice de popularidad de un 71 por ciento, de acuerdo a la firma de sondeos independiente Datánalisis, ha dicho memorablemente que su llamada revolución bolivariana es "pacífica pero no desarmada". Alberto Garrido, un analista militar venezolano, dijo que Chávez está buscando aliados en Rusia, China e Irán para "promover un mundo multi-polar" para contrarrestar el predominio norteamericano y alentar a los movimientos de base en América Latina a rechazar la influencia de Washington.
En mayo el gobierno de Chávez anunció detalles de un acuerdo de 18.6 millones de dólares con una compañía rusa para comprar 100.000 rifles de asalto AK-103, la versión moderna del Kalashnikov, además de 30 cartuchos para cada uno y la transferencia de tecnología para que Venezuela los produzca en casa. El acuerdo llega a 186.22 dólares por rifle, considerablemente menos caro que el precio de catálogo de empresas estadounidenses de 825 a 850 dólares por el mismo arma.
Venezuela también tiene la intención de comprar 10 helicópteros rusos, 10 aviones de transporte españoles, y seis buques españoles para la marina, y está negociando con Brasil para comprar unos dos docenas de aviones de soporte aéreo y adiestramiento, de acuerdo a funcionarios de gobierno.
Chávez ha insistido -e incluso sus más acerbos críticos militares retirados están de acuerdo con él- en que las compras son esenciales para poner al día armamento anticuado, especialmente patente en el caso de los rifles FAL belgas de décadas de antigüedad.
"No podemos decir que Chávez esté armándose -eso es una exageración", dijo el general jubilado Fernando Ochoa Antich, que fue ministro de Defensa en 1992 cuando el entonces teniente coronel Chávez lanzó un frustrado golpe de estado. "Venezuela no ha comprado armas en 25 años y no ha estado comprando armas de manera agresiva como para amenazar a sus vecinos.
"Pero Venezuela no ha comprado nunca armas a Rusia. ¿Por qué lo está haciendo? Para independizarse de Estados Unidos", dijo Ochoa. "Pero ¿por qué está comprando un rifle de un calibre tan popular entre las fuerzas subversivas de América Latina?... El apoyo político que presta a los movimientos izquierdistas radicales lo convierten en una amenaza para el continente".
El Pentágono ha cuestionado abiertamente qué hará Chávez con los viejos rifles FAL y si compartirá las armas y municiones con fuerzas guerrilleras en América Latina. El gobierno de Estados Unidos, sin embargo, no ha proporcionado evidencias de que Chávez esté armando o financiado insurgencias izquierdistas.
Analistas y especialistas militares en las guerrillas FARC de Colombia dicen que los rebeldes tienen bastante dinero para comprar armas, que han acumulado con el tráfico de drogas, y no se interesarán en los viejos rifles belgas, ni en la ayuda de Chávez. Pero un estudio de 2003 publicado por la Agencia de Inteligencia de la Defensa DIA de Estados Unidos informó que de varias armas requisadas a guerrilleros colombianos entre 1998 y 2001 que llevaban marcas de militares extranjeros, más de la mitad eran venezolanas. La implicación fue que miembros corruptos o simpatizantes, de las fuerzas armadas venezolanas, podrían estar ayudando a las guerrillas.
Quizás más inquietante para los opositores internos de Chávez es el adiestramiento político que los críticos dicen que tiene en mente para los militares y los nuevos reservistas civiles.
Antes este año Chávez llamó a formar "unidades revolucionarias" para empezar a preparar a la gente para resistir la agresión de una superpotencia, diciendo que el primer paso sería adiestrar en los próximos años entre 100.000 a 2 millones de voluntarios para respaldar a las fuerzas armadas en servicio activo, que los analistas militares calculan en 83.000. "Las unidades populares de defensa" serían creadas en barrios, empresas del estado y en la universidad libre fundada por Chávez y reportaría directamente al presidente.
El gobierno insiste en que los reservistas apoyarán a las fuerzas armadas -y no actuarán como una quinta columna contra un posible golpe contra Chávez. "Las tropas reservistas no serán usadas como tropas de asalto de ningún partido político", dijo Espinoza, el legislador partidario de Chávez. "Pero si hubiera una guerra civil, cada cual debería elegir su lado".
El general Julio Ramón Quintero Viloria, comandante de las reservas, dijo en una entrevista que las fuerzas armadas esperan adiestrar a 50.000 civiles en 20 fines de semana en la segunda mitad de este año, y podrían adiestrar a 300.000 más el próximo año", dijo Quintero.
El mes pasado, 100.000 reservistas participaron en un masivo juego de guerra con la marina venezolana, en una misión para repeler a un país más fuerte que había invadido el país. Unos días antes, 40 empleados de una compañía refinadora estatal participaron en un ejercicio similar con 1.200 soldados.
En círculos de partidarios de Chávez aquí se advierte de una "guerra asimétrica", un término acuñado por estrategas militares norteamericanos para describir un conflicto entre combatientes desiguales, con el lado más débil empleando tácticas de guerrilla. Los partidarios de Chávez temen que Estados Unidos, que ha dado 3.3 billones de dólares en gran parte en ayuda militar a Colombia en los últimos cinco años, podría instigar una guerra por encargo entre los dos vecinos, con Estados Unidos ayudando a Colombia, para derrocar a Chávez y apoderarse del petróleo venezolano.
En una entrevista un funcionario estadounidense rechazó la idea de que Estados Unidos quiera invadir Venezuela como un "completo, absoluto sin sentido... El lado chavista quiere tener una relación negativa porque han llegado a una conclusión de cálculo político de que Chávez llegó al poder por oponerse constantemente a Estados Unidos".
Otro desarrollo que ha preocupado a Estados Unidos es que la reducción de Chávez de la cooperación militar, incluyendo los ejercicios conjuntos. Durante 50 años las fuerzas armadas norteamericanas han tenido una "oficina de cooperación" en un fuerte venezolano, que Chávez cerró hace un año. En abril, cinco asesores militares norteamericanos y estudiantes que participaban en un programa de intercambio fueron expulsados del país.
Analistas dicen que aunque es probable que Chávez esté tratando de adoctrinar a su público y las fuerzas armadas, no hay pruebas de que quiera usar esas fuerzas para ayudar a las revoluciones izquierdistas de otros lugares.
"Queremos que el mundos sepa que no nos estamos preparando para atacar a nadie", dijo Lorenzo Campos, 41, un campesino del estado de Anzoátegui en el norte de Venezuela, que se está preparando como reservista. "Nuestra misión es proteger Venezuela".

31 de julio de 2005
17 de julio de 2005
©boston globe
©traducción mQh


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