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iraníes continúan protesta


[Karin Sitalsing] Refugiados iraníes continúan arriesgada huelga de hambre mientras gobierno les aísla de la prensa y grupos de apoyo en campos de detención en todo el país. A partir de hoy corren peligro de muerte.
Groningen, Holanda. Los cinco refugiados iraníes -cuyas peticiones de asilo fueron rechazadas- en el centro de detención Ter Apel llevan ya 40 días en huelga de hambre. Después de tanto tiempo sin comer existe una gran posibilidad de que se sufran lesiones irreparables al cuerpo, como ceguera o daños cerebrales.
Aunque fueron separados por el gobierno hace una semana y trasladados a centros de refugiados AZC en el país, los cuatro hombres y una mujer en huelga de hambre continúan su protesta. Quieren un permiso de residencia y más claridad sobre la tramitación de las solicitudes de asilo. "Seguiremos", susurró débilmente uno de ellos cuando salía del campo de Ter Apel.
Ya había malestar en el campo de partidas, pero cuando los cinco iraníes fueron sacados del campo, se acabó la paciencia. De inmediato dejaron de comer 9 iraníes y 2 kurdos sirios. Entretanto, cuatro iraníes y los kurdos han abandonado la acción. Tres de los huelguistas están en el hospital.
Los cinco iraníes que continúan con la huelga fueron trasladados a campos en Zweeloo, Franeker, Holten, Dongen y Emmen. Un intento de la Autoridad Central de Refugiados COA de romper la huelga, dicen los refugiados. Absurdo, dice la COA. Lo que pasa es que en esos campos hay lugar todavía. Los refugiados finalmente aceptaron el traslado debido a que en los nuevos centros esperan una mejor supervisión. "Me siento algo mejor", dijo el portavoz Mehran Meamari desde su nuevo centro en Holten. "Estoy tomando caldos y estoy algo más fuerte. Con el resto, lo mismo. Pero nadie piensa en parar, porque todavía no hay una solución para nosotros. Seguiremos".
El viernes tarde Hamid Reza, uno de los refugiados, fue ingresado en un hospital, pero tras recibir tabletas para el estómago fue enviado de vuelta al campo de Zweeloo donde continúa la huelga.
Cuánto puede durar una persona en huelga de hambre difiere según la persona. Alguien en buenas condiciones resiste más tiempo que alguien flaco o enfermo. De acuerdo al Grupo de Trabajo Huelga de Hambre de la Fundación Johannes Wier, que se ocupa de salud y derechos humanos, un hombre alimentado normalmente puede resistir hasta ochenta días. Sin embargo, a partir de sesenta días acecha la muerte, porque la falta de alimento afecta los mecanismos de adaptación del cuerpo.
Con una huelga de hambre, el cuerpo se debilita lentamente, dice René Koene, del grupo de trabajo. "Primero se agota el azúcar en el hígado, luego la de la grasa corporal. Más tarde el cuerpo utiliza los azúcares de los tejidos musculares. Disminuye el metabolismo, por lo que funciones corporales como las del corazón y los pulmones funcionan a bajo nivel".
Durante las primeras semanas un huelguista tendrá dolores de estómago y sensación de hambre, dice Koene. "Se reduce la presión sanguínea, lo que provoca mareos y problemas de concentración".
Un huelguista de hambre pierde unos 10 kilos de peso por mes. Después del primer mes se produce ceguera y sordera, vista doble, náuseas y piel descamada. "Alguien que bebe muchos refrescos puede resistir más tiempo, porque al menos recibe calorías. Pero en general se puede decir que el punto de no retorno es el día cuarenta. Después, la posibilidad de recuperación deviene menor y los riesgos de lesiones permanentes, mayores. En esos casos puede ocurrir ceguera o daños cerebrales".
Se acaban las reservas, el cuerpo tiene menos energía para seguir funcionando. "En la última fase pueden caer en coma y morir".
Hasta hoy, en Holanda no ha muerto nunca nadie a consecuencia de una huelga de hambre. Los huelguistas a menudo redactan un testamento con un médico de confianza. Ahí se especifica qué debe ocurrir en caso de que pierdan la conciencia -si por ejemplo quieren ser salvados o no, o si aceptan suero.
En Occidente se rechaza la alimentación forzada porque el derecho a la libre determinación es reconocido como un derecho fundamental.

9 de agosto de 2005
©volkskrant
©traducción mQh

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