tirón de orejas para bush en funeral de king
[Richard Fausset y Peter Wallsten] El funeral por la dirigente de derechos civiles se convierte en plataforma para criticar políticas del presidente.
Lithonia, Georgia, Estados Unidos. Un día de alabanzas para Coretta Scott King se transformó en un raro reproche en persona al presidente Bush, cuando una sucesión de líderes políticos y de derechos civiles atacaron las políticas de la Casa Blanca como prueba de que el sueño de igualdad social y racial anhelada por King y su marido asesinado estaba lejos de ser realidad.
Bush y su esposa Laura estaban sentados en el podio cuando más de diez mil asistentes saludaban las propuestas de varios de los oradores de que el movimiento por los derechos civiles de los años sesenta dirigido por el reverendo Martin Luther King Jr. -y proseguido por su esposa desde su asesinato-, sigue estando vivo y que sus objetivos no han sido completamente alcanzados. Citaron los debates en Washington sobre la guerra en Iraq, la reconstrucción tras el huracán Katrina y el espionaje del gobierno.
El servicio de seis horas del jueves, gran parte del cual fue transmitido en directo por cable en todo el país, señaló una inusual combinación de boato político e historia de los derechos civiles. El espectáculo incluyó humor, danza interpretativa, evangelio y música clásica, gritos y testimonios, y una lista de dignatarios que hicieron hueco para tres ex presidentes, la poetisa Maya Angelou y el cantante Michael Bolton.
Pero también incluyó mordaces comentarios políticos, gran parte dirigido contra Bush. El presidente y su esposa se limitaron a observar, cuando el santuario de la Iglesia Bautista de Misioneros del Nuevo Nacimiento [New Birth Missionary Baptist Church] cerca de Atlanta se llenó de las ruidosas aclamaciones a sus predecesores en la Casa Blanca, Bill y Hillary Rodham Clinton -un recordatorio de que tras cinco años de gobierno, Bush y el Partido Republicano no han encontrado la aceptación entre la población negra de Estados Unidos que los estrategas del partido habían esperado.
"Esta conmemoración esta mañana y tarde es no sólo un reconocimiento de las enormes contribuciones de Coretta y Martin, sino también para recordarnos que la lucha por los derechos iguales no ha terminado", dijo el ex presidente demócrata Carter, cosechando aplausos. "Sólo tenemos que recordar el color de las caras de esa gente en Louisiana, Alabama y Mississippi, que fueron las zonas más devastadas por Katrina, para saber que todavía no hay igualdad de oportunidades para todos los estadounidenses".
Carter, que tiene una tensa relación con Bush, cosechó aplausos cuando utilizó la lucha de King como recordatorio del reciente debate sobre si Bush violó las garantías de las libertades civiles cuando ordenó interceptar llamadas telefónicas y el correo electrónico nacionales sin una orden judicial.
Observando que el trabajo de King no "fue apreciado ni siquiera en los más altos niveles de gobierno", Carter dijo: "Era difícil para ellos personalmente -con las libertades civiles de ambos, marido y mujer, violadas cuando se convirtieron en blancos secretos de interceptaciones del gobierno, y otros métodos de vigilancia y, como sabemos, el acoso del FBI". Bush dijo que su programa de interceptaciones sin orden judicial busca prevenir atentados terroristas.
Las observaciones más abiertamente partidistas provinieron del reverendo Joseph Lowery, un protegido de King y largo tiempo crítico de Bush, que destacó la oposición de Coretta King a la guerra en Iraq y criticó la promesa de Bush de erradicar la pobreza.
"Ella lamentaba el terror causado por nuestras bombas inteligentes en misiones remotas", dijo Lowery. "Ahora sabemos que no había armas de destrucción masiva. Pero Coretta sabía, y nosotros sabíamos, que aquí en nuestro país hay armas de mal gobierno. Tenemos millones de personas sin seguro médico. Abunda la pobreza. Para la guerra hay billones de dólares, pero nada para los pobres".
Mientras llegaban los dardos, Bush pareció tomárselo con calma, sonriendo a veces y dando a Lowery una ovación de pie e incluso acercándose al líder de los derechos civiles para darle un abrazo.
El presidente recibió amables aplausos antes y después de su panegírica de siete minutos, en la que dijo que fue al servicio "para ofrecer la simpatía de todo nuestro país por el deceso de una mujer que trabajó por curar nuestro país".
"A medida que tomaba forma un gran movimiento en la historia, su dignidad fue un reproche diario de la ruindad y crueldad de la segregación", dijo el presidente.
Sentados con Bush en el escenario junto al ataúd cubierto de flores de King, había tres ex presidentes: Clinton, Carter y el padre del presidente, George H.W. Bush, y uno de los candidatos presidenciales potenciales, la senadora Hillary Rodham Clinton, demócrata de Nueva York.
Los Clinton viajaron a Georgia con los Bush a bordo de Air Force One, dando a las parejas la oportunidad de charlar. El presidente del Comité Nacional Republicano, Ken Mehlman, que ha gastado meses viajando por el país dirigiéndose a grupos afro-americanos y que esta semana dirigió sus ataques contra la potencial candidatura de la senadora Clinton, habló con la primera dama pero dijo a periodistas que no hablaron sobre las críticas que le había hecho.
La aparición de Bush, que decidió durante el fin de semana reorganizar su agenda y asistir al servicio, se produce en momentos en que su nivel de aprobación entre los estadounidenses negros se ha deslizado en algunos sondeos a los dígitos más bajos -una respuesta directa, dicen algunos estrategas, a los errores cometidos por el gobierno al responder al paso del huracán Katrina.
Líderes de los derechos civiles y demócratas también han criticado el plan presupuestario de Bush para 2007, que aumentaría los gastos en defensa mientras que mantiene las ventajas fiscales para los estadounidenses más ricos y reduce las ayudas a los pobres.
Para Bush, el servicio le ofreció una rara oportunidad para un encuentro cara a cara con algunos de los líderes liberales tradicionales de los derechos civiles, como Lowery, al que ha evitado desde que asumió el cargo.
Aunque Bush no ha hablado nunca como presidente en una convención de la Asociación Nacional para el Progreso de las Personas de Color NAACP, ha tratado de obtener apoyo entre los negros acercándose a pastores y líderes empresariales conservadores más cercanos a su visión comercial del gobierno.
Nuevo Nacimiento y su pastor, el obispo Eddie L. Long, han estado en el centro de esos intentos de acercamiento; Long y otros líderes de las mega-iglesias negras se han reunido en varias ocasiones con Bush en la Casa Blanca para discutir sobre la asignación de dinero a organizaciones de beneficencia religiosas, para combatir, entre otras cosas, la pobreza y el SIDA en África.
Pero a medida que continuaban los discursos el martes, la escena empezó a reflejar la lucha cuesta arriba que espera a los republicanos para cortejar a los afro-americanos, incluso antes de que el huracán Katrina concentrara la atención sobre la pobreza de los negros.
El senador Edward M. Kennedy (demócrata, Massachusetts), obtuvo clamores de aprobación cuando invocó la llamada telefónica que le hizo su hermano en 1960, el entonces candidato presidencial John F. Kennedy, a Coretta King para jurarle que la ayudaría a sacar a su marido de la cárcel. Kennedy mencionó también una llamada hecha por su otro hermano, Robert F. Kennedy, el jefe de campaña de JFK, a un juez local para preguntar por que Martin Luther King Jr. no podía salir en libertad bajo fianza. Fue dejado en libertad a la mañana siguiente.
El santuario estalló en aplausos cuando el senador Kennedy dijo: "Robert llamó al juez".
Los historiadores dicen que muchos afro-americanos apoyaban entonces a los republicanos hasta ese momento, y aseguraron que esas llamadas telefónicas ganaron el voto negro para los demócratas en 1960 y siempre desde entonces. Los opositores de Bush obtuvieron más del 90 por ciento de los votos afro-americanos en 200 y 2004.
Pero a pesar del franco partidismo, el servicio presentó también momentos livianos y de sociabilidad.
El ex presidente Bush le tomó el pelo a Lowery, diciendo en broma que acostumbraba a mantener una tarjeta de puntuación de sus interacciones en el Despacho Oval. Iban en Lowery 21, Bush 3. Agregó: "No era una pelea justa".
El viejo Bush, que como candidato al senado norteamericano en 1964 se pronunció contra la Ley de Derechos Civiles y fue atacado por los King, reconoció que el servicio era una experiencia poco usual.
""Yo vengo de una parroquia episcopal más bien conservadora", dijo Bush. "Y nunca vi algo como esto en toda mi vida".
De los políticos reunidos en el lugar, el aplauso más estruendoso fue para Bill Clinton.
"Es un honor para mí estar aquí con mi presidente y con los antiguos presidentes", dijo Clinton, con su esposa a su lado.
Mientras hablaba la multitud aplaudía y reía. Unas mujeres gritaron: "Hillary para presidente". Los dos Clinton sonrieron.
El ex presidente parecía apreciar la manifestación.
"Tengo que decir que este ha sido un momento brillantemente realizado y emotivo y divertido al mismo tiempo", dijo.
Bush fue elogiado por asistir al servicio, dijo Donna Brazile, una de las estrategas demócratas más prominentes del país que dirigió la campaña presidencial del vice-presidente Al Gore en la campaña presidencial de 2000 contra Bush y trabajó para Coretta King en los años ochenta. En las últimas semanas se ha reunido con Bush y hablado en varias ocasiones con su principal asesor político, Karl Rove, sobre la reconstrucción de Nueva Orleans.
"Ellos saben que tienen que reconstruir los cimientos, y que tienen que reconstruir una nueva plataforma para llegar a los votantes afro-americanos", dijo Brazile, que miró el servicio por televisión.
"El presidente Bush escuchó, se quedó por tres horas y hubo ocasiones en que estaba clarísimo que el sermón se dirigía a él".
Brazile dijo que las críticas contra Bush eran parte de la tradición del movimiento por los derechos civiles de "decir la verdad al poder". Bush "entendió el espíritu del momento", dijo, "que era un testamento a quién era Coretta Scott King".
Bush y su esposa Laura estaban sentados en el podio cuando más de diez mil asistentes saludaban las propuestas de varios de los oradores de que el movimiento por los derechos civiles de los años sesenta dirigido por el reverendo Martin Luther King Jr. -y proseguido por su esposa desde su asesinato-, sigue estando vivo y que sus objetivos no han sido completamente alcanzados. Citaron los debates en Washington sobre la guerra en Iraq, la reconstrucción tras el huracán Katrina y el espionaje del gobierno.
El servicio de seis horas del jueves, gran parte del cual fue transmitido en directo por cable en todo el país, señaló una inusual combinación de boato político e historia de los derechos civiles. El espectáculo incluyó humor, danza interpretativa, evangelio y música clásica, gritos y testimonios, y una lista de dignatarios que hicieron hueco para tres ex presidentes, la poetisa Maya Angelou y el cantante Michael Bolton.
Pero también incluyó mordaces comentarios políticos, gran parte dirigido contra Bush. El presidente y su esposa se limitaron a observar, cuando el santuario de la Iglesia Bautista de Misioneros del Nuevo Nacimiento [New Birth Missionary Baptist Church] cerca de Atlanta se llenó de las ruidosas aclamaciones a sus predecesores en la Casa Blanca, Bill y Hillary Rodham Clinton -un recordatorio de que tras cinco años de gobierno, Bush y el Partido Republicano no han encontrado la aceptación entre la población negra de Estados Unidos que los estrategas del partido habían esperado.
"Esta conmemoración esta mañana y tarde es no sólo un reconocimiento de las enormes contribuciones de Coretta y Martin, sino también para recordarnos que la lucha por los derechos iguales no ha terminado", dijo el ex presidente demócrata Carter, cosechando aplausos. "Sólo tenemos que recordar el color de las caras de esa gente en Louisiana, Alabama y Mississippi, que fueron las zonas más devastadas por Katrina, para saber que todavía no hay igualdad de oportunidades para todos los estadounidenses".
Carter, que tiene una tensa relación con Bush, cosechó aplausos cuando utilizó la lucha de King como recordatorio del reciente debate sobre si Bush violó las garantías de las libertades civiles cuando ordenó interceptar llamadas telefónicas y el correo electrónico nacionales sin una orden judicial.
Observando que el trabajo de King no "fue apreciado ni siquiera en los más altos niveles de gobierno", Carter dijo: "Era difícil para ellos personalmente -con las libertades civiles de ambos, marido y mujer, violadas cuando se convirtieron en blancos secretos de interceptaciones del gobierno, y otros métodos de vigilancia y, como sabemos, el acoso del FBI". Bush dijo que su programa de interceptaciones sin orden judicial busca prevenir atentados terroristas.
Las observaciones más abiertamente partidistas provinieron del reverendo Joseph Lowery, un protegido de King y largo tiempo crítico de Bush, que destacó la oposición de Coretta King a la guerra en Iraq y criticó la promesa de Bush de erradicar la pobreza.
"Ella lamentaba el terror causado por nuestras bombas inteligentes en misiones remotas", dijo Lowery. "Ahora sabemos que no había armas de destrucción masiva. Pero Coretta sabía, y nosotros sabíamos, que aquí en nuestro país hay armas de mal gobierno. Tenemos millones de personas sin seguro médico. Abunda la pobreza. Para la guerra hay billones de dólares, pero nada para los pobres".
Mientras llegaban los dardos, Bush pareció tomárselo con calma, sonriendo a veces y dando a Lowery una ovación de pie e incluso acercándose al líder de los derechos civiles para darle un abrazo.
El presidente recibió amables aplausos antes y después de su panegírica de siete minutos, en la que dijo que fue al servicio "para ofrecer la simpatía de todo nuestro país por el deceso de una mujer que trabajó por curar nuestro país".
"A medida que tomaba forma un gran movimiento en la historia, su dignidad fue un reproche diario de la ruindad y crueldad de la segregación", dijo el presidente.
Sentados con Bush en el escenario junto al ataúd cubierto de flores de King, había tres ex presidentes: Clinton, Carter y el padre del presidente, George H.W. Bush, y uno de los candidatos presidenciales potenciales, la senadora Hillary Rodham Clinton, demócrata de Nueva York.
Los Clinton viajaron a Georgia con los Bush a bordo de Air Force One, dando a las parejas la oportunidad de charlar. El presidente del Comité Nacional Republicano, Ken Mehlman, que ha gastado meses viajando por el país dirigiéndose a grupos afro-americanos y que esta semana dirigió sus ataques contra la potencial candidatura de la senadora Clinton, habló con la primera dama pero dijo a periodistas que no hablaron sobre las críticas que le había hecho.
La aparición de Bush, que decidió durante el fin de semana reorganizar su agenda y asistir al servicio, se produce en momentos en que su nivel de aprobación entre los estadounidenses negros se ha deslizado en algunos sondeos a los dígitos más bajos -una respuesta directa, dicen algunos estrategas, a los errores cometidos por el gobierno al responder al paso del huracán Katrina.
Líderes de los derechos civiles y demócratas también han criticado el plan presupuestario de Bush para 2007, que aumentaría los gastos en defensa mientras que mantiene las ventajas fiscales para los estadounidenses más ricos y reduce las ayudas a los pobres.
Para Bush, el servicio le ofreció una rara oportunidad para un encuentro cara a cara con algunos de los líderes liberales tradicionales de los derechos civiles, como Lowery, al que ha evitado desde que asumió el cargo.
Aunque Bush no ha hablado nunca como presidente en una convención de la Asociación Nacional para el Progreso de las Personas de Color NAACP, ha tratado de obtener apoyo entre los negros acercándose a pastores y líderes empresariales conservadores más cercanos a su visión comercial del gobierno.
Nuevo Nacimiento y su pastor, el obispo Eddie L. Long, han estado en el centro de esos intentos de acercamiento; Long y otros líderes de las mega-iglesias negras se han reunido en varias ocasiones con Bush en la Casa Blanca para discutir sobre la asignación de dinero a organizaciones de beneficencia religiosas, para combatir, entre otras cosas, la pobreza y el SIDA en África.
Pero a medida que continuaban los discursos el martes, la escena empezó a reflejar la lucha cuesta arriba que espera a los republicanos para cortejar a los afro-americanos, incluso antes de que el huracán Katrina concentrara la atención sobre la pobreza de los negros.
El senador Edward M. Kennedy (demócrata, Massachusetts), obtuvo clamores de aprobación cuando invocó la llamada telefónica que le hizo su hermano en 1960, el entonces candidato presidencial John F. Kennedy, a Coretta King para jurarle que la ayudaría a sacar a su marido de la cárcel. Kennedy mencionó también una llamada hecha por su otro hermano, Robert F. Kennedy, el jefe de campaña de JFK, a un juez local para preguntar por que Martin Luther King Jr. no podía salir en libertad bajo fianza. Fue dejado en libertad a la mañana siguiente.
El santuario estalló en aplausos cuando el senador Kennedy dijo: "Robert llamó al juez".
Los historiadores dicen que muchos afro-americanos apoyaban entonces a los republicanos hasta ese momento, y aseguraron que esas llamadas telefónicas ganaron el voto negro para los demócratas en 1960 y siempre desde entonces. Los opositores de Bush obtuvieron más del 90 por ciento de los votos afro-americanos en 200 y 2004.
Pero a pesar del franco partidismo, el servicio presentó también momentos livianos y de sociabilidad.
El ex presidente Bush le tomó el pelo a Lowery, diciendo en broma que acostumbraba a mantener una tarjeta de puntuación de sus interacciones en el Despacho Oval. Iban en Lowery 21, Bush 3. Agregó: "No era una pelea justa".
El viejo Bush, que como candidato al senado norteamericano en 1964 se pronunció contra la Ley de Derechos Civiles y fue atacado por los King, reconoció que el servicio era una experiencia poco usual.
""Yo vengo de una parroquia episcopal más bien conservadora", dijo Bush. "Y nunca vi algo como esto en toda mi vida".
De los políticos reunidos en el lugar, el aplauso más estruendoso fue para Bill Clinton.
"Es un honor para mí estar aquí con mi presidente y con los antiguos presidentes", dijo Clinton, con su esposa a su lado.
Mientras hablaba la multitud aplaudía y reía. Unas mujeres gritaron: "Hillary para presidente". Los dos Clinton sonrieron.
El ex presidente parecía apreciar la manifestación.
"Tengo que decir que este ha sido un momento brillantemente realizado y emotivo y divertido al mismo tiempo", dijo.
Bush fue elogiado por asistir al servicio, dijo Donna Brazile, una de las estrategas demócratas más prominentes del país que dirigió la campaña presidencial del vice-presidente Al Gore en la campaña presidencial de 2000 contra Bush y trabajó para Coretta King en los años ochenta. En las últimas semanas se ha reunido con Bush y hablado en varias ocasiones con su principal asesor político, Karl Rove, sobre la reconstrucción de Nueva Orleans.
"Ellos saben que tienen que reconstruir los cimientos, y que tienen que reconstruir una nueva plataforma para llegar a los votantes afro-americanos", dijo Brazile, que miró el servicio por televisión.
"El presidente Bush escuchó, se quedó por tres horas y hubo ocasiones en que estaba clarísimo que el sermón se dirigía a él".
Brazile dijo que las críticas contra Bush eran parte de la tradición del movimiento por los derechos civiles de "decir la verdad al poder". Bush "entendió el espíritu del momento", dijo, "que era un testamento a quién era Coretta Scott King".
Fausset informó desde Lithonia y Wallsten desde Washington. Robin Cochran y John Jackson contribuyeron a este reportaje.
9 de febrero de 2006
©los angeles times
©traducción mQh
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