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¿qué haría mahoma?


[Jamil Momand] La historia sugiere que el profeta era más pragmático que sus seguidores que provocan desórdenes en su nombre.
El viernes me acuclillé en la alfombra para escuchar el sermón en una mezquita de Los Angeles. El tema era de esperar, y familiar: la denuncia de la publicación de las caricaturas ofensivas que han provocado el levantamiento del mundo musulmán. Me puse a mirar la alfombra para que nadie viera la expresión de disgusto en mi cara. "No otra vez", pensé. "¿No se cansan los musulmanes nunca de quejarse?"
El khateeb (la persona que lee el sermón) dijo que no estaba bien que el islam fuera blanco de abusos. Dijo que algunos iban demasiado lejos en su falta de respeto por el islam. Dijo que la comunidad musulmana exigía excusas y (felizmente) llamó a los musulmanes a conservar la paz y a perdonar.
Salí de la mezquita pensando en cómo verán la situación los no musulmanes. Si se basan en las fotografías y reportajes en la prensa, y en las crecientes exigencias y la violencia en todo el mundo, se están formando una imagen falsa del islam.
¿Cómo podrían pensar que los musulmanes no son violentos? Varios diarios han informado que algunos líderes musulmanes han pedido la muerte de los que publicaron las caricaturas. Los musulmanes han quemado banderas danesas y destruido embajadas danesas en países musulmanes; hay gente que ha muerto en las protestas.
La violenta respuesta también logra que parezca que las caricaturas valen la pena de ver, que son importantes. Si la intención era impedir que la gente viera esas imágenes ofensivas sobre el islam, el tiro salió por la culata. Ahora todos (yo incluido) queremos ver esas caricaturas.
Y los musulmanes parecen medir con doble rasero. Gritamos que el islam no debe ser profanado, pero en varios países de mayoría musulmana es ilegal o increíblemente difícil que las minorías religiosas puedan construir sus iglesias, sinagogas o templos.
Finalmente, pareciera que los musulmanes no creyeran en la libertad. Los que vivimos en Occidente decimos que apreciamos la libertad de practicar nuestra religión y expresar nuestras opiniones, incluso si nuestras acciones pueden ofender la sensibilidad de nuestros vecinos no musulmanes. Pero cuando otros expresan opiniones que son ofensivas para los musulmanes, se acaba la tolerancia.
¿Saben los musulmanes que esta posición es indefendible? Conozco los argumentos intelectuales, religiosos y jurídicos utilizados para defender la posición de que esas caricaturas no debieron ser publicadas nunca: los musulmanes respetan a los personajes de la fe bíblica, incluyendo a Moisés, Jesús y María. ¿Por qué no respetan ellos las nuestras?
Pero pedirle a cinco mil millones de no musulmanes que respeten un código particular de ética no es realista. E incluso si la mayoría de los no musulmanes se restringieran, siempre habrá individuos que no respetarán los límites.
Otra queja que hacen mis correligionarios musulmanes es que nosotros somos las únicas víctimas. Este argumento es enteramente falso. Los cristianos se sintieron atacados con la película ‘La última tentación de Cristo’, y hay muchos que objetan la película que se hará basándose en el bestseller ‘El Código Da Vinci’. El judaísmo es la base de chistes, caricaturas y películas consideradas antisemitas -la más reciente es ‘La Pasión de Cristo’.
Los musulmanes sólo agrandan el supuesto ataque contra el islam cuando exageramos nuestras reacciones por las acciones anti-musulmanas. La honra del islam puede sobrevivir las calumnias triviales sin desórdenes callejeros.
¿Qué haremos después? Desafortunadamente el daño ha sido hecho. Si el gobierno danés ofrece excusas, los musulmanes serán vistos como matones que son capaces de aplastar la libertad de expresión recurriendo a la violencia. Si los daneses se niegan a ofrecer excusas, el Occidente será visto como victorioso sobre una religión fanática que debe ser puesta en su sitio. Cualquier resultado es desastroso para los musulmanes ante la opinión pública no musulmana.
Algunos musulmanes pueden decir que la opinión pública no importa cuando se trata del islam. Sin embargo, si uno examina la vida del profeta Mahoma, uno debería concluir que él tomaba cuidadosamente en cuenta a la opinión pública. Cuando negoció un tratado con los árabes que estaban en guerra con él, no insistió en que su título como ‘profeta’ fue colocado en el documento (este acto horrorizó a sus compañeros, hasta el punto que pensaron que era sacrilegio). En lugar de eso, hizo que su nombre se escribiera simplemente como Mahoma, hijo de Abdula. Esto aplacó al enemigo y fue esencial para la firma exitosa del tratado, que dio a los musulmanes un prolongado período de paz que les permitió difundir el islam. De hecho, las oportunidades que creó el tratado pueden ser responsables de la existencia del islam.
Sin embargo, al profeta le interesaba profundamente la opinión pública. Ahora lo que falta es que los musulmanes sigan sus enseñanzas. Necesitamos aprender a ignorar esos ataques insignificantes y concentrar la opinión de los musulmanes en temas importantes, como la gente sin techo, el hambre en el mundo, la brecha cada vez más grande que separada a ricos de pobres, y la libertad.

10 de febrero de 2006

©los angeles times
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traducción mQh

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