bush trató de provocar guerra
[John Daniszewski] Bush planeó pintar avión con colores de la ONU y hacerlo derribar por los iraquíes para tener justificación inmediata para invadir Iraq. Blair accedió a respaldar ese plan.
Londres, Gran Bretaña. Fines de enero de 2003. En cinco días el ministro de Relaciones Exteriores Colin L. Powell debía dirigirse al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas explicando su creencia de que Iraq ocultaba armas de destrucción masiva y representaba un peligro para la paz mundial.
Pero apiñados con ayudantes en la Casa Blanca, el presidente Bush y el primer ministro británico Tony Blaur no estaban seguros de que tuvieran suficientes pruebas para convencer al Consejo de Seguridad. Sin la autorización explícita del Consejo, sus planes para invadir Iraq y deponer al presidente Saddam Hussein serían difíciles de defender en el derecho internacional.
Bush propuso una alternativa: pintar un avión espía de Estados Unidos con los colores de Naciones Unidas y esperar a que las fuerzas de Hussein lo derribaran. De cualquier modo, dijo, la guerra estaba "pinchada" para el 10 de marzo y Estados Unidos seguiría adelante con o sin una segunda resolución de la ONU.
Blair replicó que él apoyaba "resueltamente" al presidente.
Esta es la médula de un informe sobre la reunión del 31 de enero de 2003 en la nueva edición de ‘Mundo sin ley’ [Lawless World], el libro del autor británico Philippe Sands. No proporciona la identidad del escritor del memorándum en el que se basa el informe, pero informes de la prensa británica dicen que fue uno de los ayudantes presentes en la reunión: Sir David Manning, entonces asesor de seguridad de Blair y ahora embajador inglés en Washington.
Un portavoz de Blair se negó el viernes a tratar las acusaciones, pero repitió la insistencia de Downing Street de que no se tomó la decisión de proporcionar tropas británicas para la guerra contra Iraq sino hasta después de que fuera autorizada por el Parlamento el 18 de marzo, dos días antes de que se lanzara la invasión.
Un portavoz de Manning dijo que el embajador no haría comentarios.
Sands, 45, es profesor de derecho internacional y miembro fundador del bufete Matrix, en Londres, donde también trabaja la esposa del primer ministro, Cherie Blair. Su libro, publicado por primera vez el año pasado, no trata principalmente de la decisión de declarar la guerra contra Iraq. Más bien, examina cómo un número de tópicos en los que, dice, el gobierno de Bush contó con la complicidad británica, han minado el sistema de normas del derecho internacional construido en gran parte por Estados Unidos y Gran Bretaña después de la Segunda Guerra Mundial.
Sands dijo que no había ninguna duda sobre la autenticidad de los documentos de los que cita.
"No han sido desmentidos, y no pueden ser desconocidos", dijo esta semana a Los Angeles Times. El telediario del británico Channel 4 dijo que había visto el documento fuera de Gran Bretaña. Jon Snow, del canal, presentó fragmentos en una de las emisiones del fin de semana pasado.
El texto, en opinión de Sands, muestra que los líderes políticos de Estados Unidos y Gran Bretaña había determinado invadir Iraq seis semanas antes de la invasión con el propósito de derrocar a Hussein, incluso sin la aprobación explícita de Naciones Unidas.
De acuerdo a apuntes secretos de la reunión, parafraseados en el libro de Sands, y luego citado directamente en Channel 4, Bush le dijo a Blair que "Estados Unidos estaba planeando pintar con los colores de Naciones Unidas un avión norteamericano de reconocimiento U2 que sobrevolaría Iraq escoltado con aviones de guerra. Si Saddam disparaba contra él, se le acusaría de violar" las resoluciones de Naciones Unidas.
Bush fue citado también diciendo que un desertor iraquí haría una presentación pública sobre las armas de destrucción masiva de Iraq y de que existía la pequeña posibilidad de que el presidente iraquí fuera asesinado.
Los informes dicen que Bush prometió presionar al máximo para obtener otra resolución de Naciones Unidas, pero que si eso no servía, atacaría militarmente a Iraq de todos modos. También fue citado diciendo que creía que era improbable que se desatara en Iraq una guerra civil.
Blair es citado diciendo que era deseable contar con una segunda resolución del Consejo de Seguridad para "protegernos ante lo inesperado, y el respaldo internacional -incluyendo el de países árabes". Pero también es citado diciendo que apoyaba a Bush.
"Los documentos... indican claramente que ninguno de los dos consideraba que los gobiernos inglés o estadounidense tuvieran suficientes pruebas", dice Sands. "¿Por qué gastarían tiempo, el presidente de Estados Unidos y el primer ministro británico, maquinando modos de provocar una respuesta militar de Saddam si podían probar que poseía armas de destrucción masiva?"
Sands dice que las acciones norteamericanas y británicas han erosionado los pilares de las relaciones internacionales, tales como la Carta Magna de Naciones Unidas, la Declaración Universal de los Derechos del Hombre y la Convención de Ginebra, y que ha convertido en más dificultosa la acción en Iraq.
"Al romper las reglas, socavaron la capacidad de forjar consenso", dice.
Sands vio que "poner a un lado las reglas clásicas del derecho internacional, que dicen básicamente que sólo se puede recurrir a la fuerza en dos circunstancias: en defensa propia o cuando el Consejo de Seguridad ha autorizado el uso de la fuerza... Ellos no argumentaron nunca que era defensa propia", dijo. "Así que tuvieron que argumentar que el Consejo de Seguridad había autorizado el uso de la fuerza. No creo que haya mucha gente que acepte ese argumento".
Ian Gleeson, portavoz del gobierno británico, dijo que el gobierno había esperado hasta el 18 de marzo antes de comprometer tropas para la invasión y que había explorado "todas las otras posibilidades" para obligar a Hussein a desarmarse.
"Obviamente, todos estos asuntos han sido investigados exhaustivamente en las varias investigaciones que hemos realizado aquí, de modo que no tenemos nada más que agregar, y ciertamente no estoy comentando el libro", dijo Gleeson.
Cuando se le preguntó sobre las acusaciones en Washington la semana pasada, el portavoz del ministerio de Relaciones Exteriores, Sean McCormack dijo: "Mire, este asunto lo hemos revisado una y otra vez. El presidente y los otros no pudieron ser más claros en cuanto a lo que pensábamos en ese momento con respecto a la búsqueda de una solución diplomática antes de la alternativa militar".
Sands difiere de la afirmación de que la conducta de Blair haya sido investigada, agregando que los documentos que se conocen ahora podrían ser la base para presentar una moción de impugnación del primer ministro británico.
"Engañó al Parlamento en cuando a lo que sabía sobre las armas de Hussein, y engaño al Parlamento en cuanto al apoyo que había prometido en nombre de Gran Bretaña para la campaña del presidente Bush, y eso exige, como mínimo, una investigación completa y exhaustiva [de la conducta del primer ministro]".
Pero apiñados con ayudantes en la Casa Blanca, el presidente Bush y el primer ministro británico Tony Blaur no estaban seguros de que tuvieran suficientes pruebas para convencer al Consejo de Seguridad. Sin la autorización explícita del Consejo, sus planes para invadir Iraq y deponer al presidente Saddam Hussein serían difíciles de defender en el derecho internacional.
Bush propuso una alternativa: pintar un avión espía de Estados Unidos con los colores de Naciones Unidas y esperar a que las fuerzas de Hussein lo derribaran. De cualquier modo, dijo, la guerra estaba "pinchada" para el 10 de marzo y Estados Unidos seguiría adelante con o sin una segunda resolución de la ONU.
Blair replicó que él apoyaba "resueltamente" al presidente.
Esta es la médula de un informe sobre la reunión del 31 de enero de 2003 en la nueva edición de ‘Mundo sin ley’ [Lawless World], el libro del autor británico Philippe Sands. No proporciona la identidad del escritor del memorándum en el que se basa el informe, pero informes de la prensa británica dicen que fue uno de los ayudantes presentes en la reunión: Sir David Manning, entonces asesor de seguridad de Blair y ahora embajador inglés en Washington.
Un portavoz de Blair se negó el viernes a tratar las acusaciones, pero repitió la insistencia de Downing Street de que no se tomó la decisión de proporcionar tropas británicas para la guerra contra Iraq sino hasta después de que fuera autorizada por el Parlamento el 18 de marzo, dos días antes de que se lanzara la invasión.
Un portavoz de Manning dijo que el embajador no haría comentarios.
Sands, 45, es profesor de derecho internacional y miembro fundador del bufete Matrix, en Londres, donde también trabaja la esposa del primer ministro, Cherie Blair. Su libro, publicado por primera vez el año pasado, no trata principalmente de la decisión de declarar la guerra contra Iraq. Más bien, examina cómo un número de tópicos en los que, dice, el gobierno de Bush contó con la complicidad británica, han minado el sistema de normas del derecho internacional construido en gran parte por Estados Unidos y Gran Bretaña después de la Segunda Guerra Mundial.
Sands dijo que no había ninguna duda sobre la autenticidad de los documentos de los que cita.
"No han sido desmentidos, y no pueden ser desconocidos", dijo esta semana a Los Angeles Times. El telediario del británico Channel 4 dijo que había visto el documento fuera de Gran Bretaña. Jon Snow, del canal, presentó fragmentos en una de las emisiones del fin de semana pasado.
El texto, en opinión de Sands, muestra que los líderes políticos de Estados Unidos y Gran Bretaña había determinado invadir Iraq seis semanas antes de la invasión con el propósito de derrocar a Hussein, incluso sin la aprobación explícita de Naciones Unidas.
De acuerdo a apuntes secretos de la reunión, parafraseados en el libro de Sands, y luego citado directamente en Channel 4, Bush le dijo a Blair que "Estados Unidos estaba planeando pintar con los colores de Naciones Unidas un avión norteamericano de reconocimiento U2 que sobrevolaría Iraq escoltado con aviones de guerra. Si Saddam disparaba contra él, se le acusaría de violar" las resoluciones de Naciones Unidas.
Bush fue citado también diciendo que un desertor iraquí haría una presentación pública sobre las armas de destrucción masiva de Iraq y de que existía la pequeña posibilidad de que el presidente iraquí fuera asesinado.
Los informes dicen que Bush prometió presionar al máximo para obtener otra resolución de Naciones Unidas, pero que si eso no servía, atacaría militarmente a Iraq de todos modos. También fue citado diciendo que creía que era improbable que se desatara en Iraq una guerra civil.
Blair es citado diciendo que era deseable contar con una segunda resolución del Consejo de Seguridad para "protegernos ante lo inesperado, y el respaldo internacional -incluyendo el de países árabes". Pero también es citado diciendo que apoyaba a Bush.
"Los documentos... indican claramente que ninguno de los dos consideraba que los gobiernos inglés o estadounidense tuvieran suficientes pruebas", dice Sands. "¿Por qué gastarían tiempo, el presidente de Estados Unidos y el primer ministro británico, maquinando modos de provocar una respuesta militar de Saddam si podían probar que poseía armas de destrucción masiva?"
Sands dice que las acciones norteamericanas y británicas han erosionado los pilares de las relaciones internacionales, tales como la Carta Magna de Naciones Unidas, la Declaración Universal de los Derechos del Hombre y la Convención de Ginebra, y que ha convertido en más dificultosa la acción en Iraq.
"Al romper las reglas, socavaron la capacidad de forjar consenso", dice.
Sands vio que "poner a un lado las reglas clásicas del derecho internacional, que dicen básicamente que sólo se puede recurrir a la fuerza en dos circunstancias: en defensa propia o cuando el Consejo de Seguridad ha autorizado el uso de la fuerza... Ellos no argumentaron nunca que era defensa propia", dijo. "Así que tuvieron que argumentar que el Consejo de Seguridad había autorizado el uso de la fuerza. No creo que haya mucha gente que acepte ese argumento".
Ian Gleeson, portavoz del gobierno británico, dijo que el gobierno había esperado hasta el 18 de marzo antes de comprometer tropas para la invasión y que había explorado "todas las otras posibilidades" para obligar a Hussein a desarmarse.
"Obviamente, todos estos asuntos han sido investigados exhaustivamente en las varias investigaciones que hemos realizado aquí, de modo que no tenemos nada más que agregar, y ciertamente no estoy comentando el libro", dijo Gleeson.
Cuando se le preguntó sobre las acusaciones en Washington la semana pasada, el portavoz del ministerio de Relaciones Exteriores, Sean McCormack dijo: "Mire, este asunto lo hemos revisado una y otra vez. El presidente y los otros no pudieron ser más claros en cuanto a lo que pensábamos en ese momento con respecto a la búsqueda de una solución diplomática antes de la alternativa militar".
Sands difiere de la afirmación de que la conducta de Blair haya sido investigada, agregando que los documentos que se conocen ahora podrían ser la base para presentar una moción de impugnación del primer ministro británico.
"Engañó al Parlamento en cuando a lo que sabía sobre las armas de Hussein, y engaño al Parlamento en cuanto al apoyo que había prometido en nombre de Gran Bretaña para la campaña del presidente Bush, y eso exige, como mínimo, una investigación completa y exhaustiva [de la conducta del primer ministro]".
11 de febrero de 2006
©los angeles times
©traducción mQh
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