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¿quién quiere un implante de chips?


¿Dictadura del gran hermano o ventajas infinitas?
Implantar a todo el mundo con un chip de ordenador es una de esas ideas que la mayoría de la gente rechaza sin siquiera pensarlo. La idea de estar equipado con un artefacto que podrá algún día ser trazable por satélites globales, identificándote a unos metros de su ubicación exacta, conjura todo tipo de desagradables imágenes sacadas de Orwell y su pesadillesca novela ‘1984’.
Pero gente como Sean Darks, presidente de CityWatcher.com en Cincinnati, están entrando resueltamente en ese mundo. Darks tiene un implante de un chip radiotransmisor en su brazo y en dos empleados de su firma de seguridad. Ahora, a unos 30 centímetros de distancia, un aparato especial lee el número de 16 dígitos del chip y voilá, la puerta se abre.
Por supuesto, los defensores de las libertades civiles están horrorizados. "Quizás sea apropiado para el ganado, las mascotas o los paquetes, pero con los humanos es un asunto muy diferente", dice Lee Tien, abogado de Electronic Frontier Foundation.
Sí, es muy diferente. Todo el mundo debería tener un chip como ese. Pero esto es sólo el comienzo. Estos son chips rudimentarios que te identifican frente a un escáner que abre la puerta. ¿Qué tiene de novedoso? Un carné de identidad también lo puede hacer. Si tu objetivo es que la gente quiera que les implantes estas astillas de media pulgada -costes de cerca de los 200 dólares-, vas a tener que agregar algunos otros beneficios, o killer apps [aplicación definitiva], como dicen en la industria de la computación.
No pienses en esto como si el Gran Hermano te estuviera mirando por encima del hombro. Piensa en las ventajas. Una vez que todos tengamos chips, nunca más volveremos a tener dudas sobre quién es quién. ¿Se ha retrasado el tipo del cable? Simplemente controla su sistema GPS. ¿Una pareja dice que tiene que quedar a trabajar por la noche? Ahora se puede confirmar fácilmente. ¿El fontanero promete que está en camino? Bueno, ya veremos.
Cuando todo el mundo puede ser localizado en todo momento, ¿qué pasa con la delincuencia? Los polis no tendrían que preguntarte dónde estuviste la noche en cuestión. Podrían saber dónde estuviste sin preguntártelo. Y lo sabría igualmente cualquiera que tenga acceso a tu chip.
Pero para atraer verdaderamente al consumidor americano, este chip no puede ser solamente un artefacto de localización. Tiene que implicar más bienes y servicios. ¿Cómo sería, por ejemplo, si tu chip se pudiera comunicar con otros chips que estén, digamos, en una caja en unos grandes almacenes. Desde el momento en que entras, tu chip podría comunicar una compra (en la información de tu chip) y esta estaría lista para ti cuando llegaras al principio de la cola. Es apenas un ejemplo.
Hay un enorme potencial para la comunicación de chip a chip. ¿Perdiste las llaves? Tu chip podría encender tu coche cuando te acerques a él. ¿Buscar a tientas las llaves de tu casa? ¿Qué pasaría si la puerta supieras que estás ahí? ¿Por qué no empieza la ducha cuando te acercas al cuarto de baño en la mañana?
En Canadá una romántica pareja tenía, se dice, unos chips implantados para permitir su acceso a las puertas de sus casas y a sus ordenadores.
La última frontera: la comunicación de chip a chip. ¿Por qué esperar por un mensaje de texto, o incluso por una llamada telefónica? Eso puede ser una pérdida de tiempo. Tu chip puede ser configurado para recibir mensajes instantáneos de miembros del sexo opuesto cuando pasas por la calle.
Podrías comunicar al adolescente más cerca de la casa que hay que cortar el césped del jardín. Y no podríamos pretender que no oímos la llamada o que el celular estaba desconectado. El potencial no tiene límites, como dicen en el mundo de los chips.
En algún momento, habrá tanta información fluyendo de un chip a otro, que tendremos que actualizarnos. Pero para entonces todos tendremos puertos USB.
18 de febrero de 2006
©chicago tribune
©traducción mQh

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