guardias matan a joven en reformatorio
Así pasaron los momentos finales de la vida del muchacho: golpeado a puñetazos en los brazos por lo menos 14 veces; aguantando rodillazos y patadas; con esposas en las muñecas; apaleado y apretado contra un poste al menos por 90 segundos y, al parecer, asfixiado.
Durante más de 20 minutos, una enfermera, con las manos en las caderas, contempló toda la paliza, pero se mantuvo al margen del maltrato.
En todo ese tiempo, no parece que el chico de 140 libras haya tratado de resistir la golpiza que le propinaron los guardias. Sus únicos movimientos fueron agitar las piernas mientras los guardias estaban encima de él.
Los instantes finales de Martin en el campamento disciplinario Bay Boot Camp, que aparecen en un video medio borroso de 30 minutos de duración, se pudieron ver ayer en todo el país, luego de que los investigadores estatales dieron a conocer la grabación como parte de un acuerdo tras una demanda legal sobre documentos públicos que presentaron de manera conjunta The Miami Herald y la estación de televisión CNN.
Durante más de un mes, la madre del joven pidió a las autoridades que le mostraran qué le había ocurrido a su hijo. Sin embargo, cuando Gina Jones comenzó ayer a ver el video por primera vez, no pudo soportar seguir viéndolo.
"No pude ver la grabación completa", dijo. "Martin no se merecía en absoluto lo que le hicieron. Yo sabía que mi niño había sufrido, y sólo por ver la grabación yo también estoy sufriendo mucho. No le dieron la menor oportunidad de defenderse".
Por su parte, Robert Anderson, el padre del adolescente, dijo: "¿Por qué tenían que asfixiarlo, golpearlo, darle rodillazos en la espalda? Él estaba tratando de hacer lo que le dijeron que hiciera".
Al igual que sucedió gran parte del mes pasado, funcionarios del Departamento de Policía de la Florida (FDLE), que realizan una exhaustiva investigación estatal del incidente que le causó la muerte al muchacho, no quisieron discutir el caso en detalles. "La pesquisa criminal que realiza el estado continúa", dijo Tim Ring, director regional de la FDLE en Pensacola.
Por su parte, Frank McKeithen, jefe del Departamento de Policía del condado de Bay, bajo cuya jurisdicción está el establecimiento penitenciario, se negó a responder preguntas sobre el video o sobre una polémica autopsia que se dio a conocer el jueves. McKeithen leyó una declaración en la que dijo que el resultado de la autopsia --en la que se señala que Martin había muerto de "causas naturales"- "no cambia para nada la gravedad, la complejidad ni las complicaciones de este desafortunado incidente".
"Como ya dije anteriormente, este video provocará muchas preguntas, preocupaciones y acusaciones", dijo McKeithen. "En ningún momento hemos indicado que creemos que este incidente se manejó de la forma adecuada. Debido a ello, ya han ocurrido varios cambios en los departamentos involucrados".
McKeithen, criticado fuertemente por legisladores negros que dijeron que parece preocuparle más proteger a los guardias de Bay Boot Camp que la tragedia que vive la familia de Anderson, no quiso responder preguntas sobre los cambios que hizo.
Su oficina dio a conocer un memorando, con fecha 6 de enero, en el que se le ordena a los guardias del campamento que "detengan de inmediato el uso de" cápsulas de amoníaco "para cualquier propósito que no sean situaciones de emergencia, como intentar revivir a una persona que evidentemente se desmayó". Al parecer, las cápsulas de amoníaco se utilizaron en el incidente con Martin.
A los guardias del campamento se les permitía utilizar "productos químicos" y "fuerza letal" para controlar a los jóvenes que viven allí. Pero nada más. El Departamento de Policía del condado de Bay también dio a conocer un memorando, escrito una semana después de la muerte de Martin, donde prohíbe el empleo de "rodillazos o puñetazos", refiriéndose a los golpes en los brazos que se ven varias veces en el video, "a menos que sea para defensa propia".
El pasado jueves, Charles F. Siebert Jr., médico forense del condado de Bay, entregó un informe de la autopsia que se le hizo al adolescente donde decía que Martin había fallecido de "causas naturales", el resultado de graves hemorragias internas y serios problemas respiratorios causados por una enfermedad llamada siclemia, un desorden sanguíneo que afecta a uno de cada 12 afroamericanos.
El informe enfureció a los líderes afronorteamericanos en toda la Florida y en el resto del país, quienes afirmaron que sospechan que los funcionarios del condado tratan de encubrir un incidente de carácter racista y acusaron a los funcionarios del Bay Boot Camp de asesinato.
En una carta enviada a la Oficina de Derechos Civiles del Departamento de Justicia -que el jueves anunció que comenzaría una pesquisa sobre la muerte de Anderson-, la Conferencia de Líderes Cristianos del Sur de la Florida solicitó a las autoridades federales que investigaran si los adolescentes estaban a salvo en este tipo de campamento juvenil.
"Es urgente que el gobierno federal asegure a los ciudadanos de la Florida que nuestras instituciones disciplinarias no son lugares donde hay grandes riesgos y la vida peligra", escribió Sevell C. Brown, presidente del grupo en la Florida.
Los legisladores afroamericanos de la Florida le enviaron una carta al gobernador Jeb Bush donde le pedían que se arrestara a los guardias vinculados al incidente con Martin, el nombramiento de un fiscal especial y un nuevo médico forense para que realizara otra autopsia.
La carta, firmada por el senador Tony Hill, de Jacksonville, Gary Siplin de Orlando, y Frederica Wilson de Miami, todos demócratas, también cuestiona por qué se permitió que el cadáver de Martin se trasladara desde Pensacola --donde murió en un hospital-- de regreso al reformatorio Panama City donde se le efectuó la autopsia. Bush, por su parte, dijo que todas estas peticiones eran prematuras. "No me parece que ahora debamos cerrar todos los campamentos debido a este trágico incidente", expresó el gobernador.
Martin, que fue jugador de baloncesto y estudiante del cuadro de honor, fue sentenciado al campamento penitenciario por violar su libertad condicional en un juicio por robo: Salió con otros parientes a dar una vuelta en el coche de su abuela durante un servicio religioso y lo dejó convertido en chatarra.
Momento a Momento
El video, filmado por una cámara de seguridad del campamento, empieza cuando Martin es empujado contra un poste o árbol por cinco instructores uniformados que lo rodean. Uno de los guardias parece estar apretando con su cuerpo al chico inmóvil.
Repentinamente, uno de los guardias golpea con su rodilla en la parte de atrás de las piernas de Martin, y el adolescente se desploma en el suelo. Uno de los guardias le hace una llave de muñeca; otro le aprieta la garganta con la mano.
En un momento, a un oficial se le cae el sombrero de alas anchas, y otro lo recoge y se lo coloca cuidadosamente en la cabeza.
La llave contra el suelo dura unos 90 segundos. Los guardias tratan de levantar a Martin, pero este cae sobre sus rodillas.
Momentos más tarde, lo colocan contra el suelo, boca abajo. Lo sujetan tres guardias, y otros cuatros se limitan a mirar. Un oficial le pega un puñetazo.
Cuatro guardias levantan el cuerpo fláccido del suelo. Nuevamente vuelve a caer en la tierra. Yace ahí sin moverse durante varios segundos. Tiene contorsiones.
Nuevamente cuatro guardias lo ponen de pie. Nuevamente vuelve a caer. Nuevamente lo ponen de pie, pero sus piernas tiemblan. Un oficial lo agarra de la cara, otro le pega 9 o10 veces en su antebrazo.
En uno de los momentos más violentos, mientras los guardias sujetan de pie a Martin, uno de los ellos lo golpea con la rodilla por la espalda. El cuerpo del chico se sacude hacia arriba y su cabeza se cae a un lado; sus talones no tocan el suelo.
Las técnicas de ‘contención’ de los guardias -así es como las llaman- duran entre 20 y 30 minutos.
Hacia el final, una enfermera de blanco, Kristin Schmidt, finalmente se agacha sobre el adolescente y se saca su estetoscopio del cuelo. Lo atiende durante varios minutos antes de que llegue la ambulancia y retiren al muchacho en una camilla.
El diputado Gus Barreiro, un republicano de Miami Beach, cuya primera visión de la cinta la semana pasada agregó fuego a la polémica, dijo después de verlo el viernes que el video todavía lo hace gritar.
"Grito y grito: ‘¡Paren! ¡No le peguen más! ¡No se está moviendo!"
Eleanor J. Brecher, Marc Caputo y Jacob Goldstein contribuyeron a este reportaje.
18 de febrero de 2006
©traducción nuevo herald & mQh
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