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asesinos de nueva york


[Jo Craven McGinty] Asesinos y víctimas, en cifras.
El homicida más viejo tenía 88; mató a su esposa. El más joven, 9; apuñaló a una amiguita. Era dos veces más probable que los hombres, que las mujeres mataran a su pareja o amante actual. Pero una vez terminado el romance, sólo los hombres mataron a sus exes. El día más mortífero fue el 10 de julio de 2004, cuando murieron ocho personas en homicidios separados.
Cinco personas eliminaron al patrón; otros diez mataron a compañeros de trabajo. Los hombres que mataron prefirieron las armas de fuego, mientras que las mujeres y niñas optaron por los cuchillos tan a menudo como por las armas de fuego. Hubo más homicidios en Brooklyn que en cualquiera otra comuna. La mayoría de los homicidios tomó lugar el sábado. Y un tercio de los homicidios no están resueltos.
A fin de año el Departamento de Policía de Nueva York informa sobre el número de homicidios -hubo 540 en 2005. Normalmente se especula mucho sobre cómo se han comportado las cifras en los últimos años -con totales que no se veían desde principios de los años sesenta. Pero más allá de resumir las tendencias generales, la policía gasta poco tiempo en compilar los detalles individuales.
El New York Times consiguió las informaciones básicas de cada homicidio cometido en la ciudad en los últimos tres años, y aunque esos sucesos son inquietantes, las cifras pueden indicar tendencias, resolver ocasionalmente un misterio y responder de modo directo por la ciudad las preguntas sobre quién mata y quién es matado en las cinco comunas.
De 2003 a 2005 en Nueva York se cometieron 1.662 homicidios. No hay información sobre los homicidas de los casos no resueltos, más allá de una ocasional descripción física.
Del resto, los hombres y niños fueron responsables del 93 por ciento de los asesinatos; mataron con armas de fuego en dos tercios de los casos; sus víctimas tendieron a ser otros hombres y niños; y en más de la mitad de los casos, el asesino y su víctima se conocían.
La policía dijo que estaban más interesados en interrumpir tendencias en los homicidios. "Nos ocupamos de cosas con implicaciones operacionales: momento del día, día de la semana- para ver cómo desplegamos a nuestros agentes en los momentos oportunos y en contingentes suficientes", dijo Michael J. Farrell, comisario de iniciativas estratégicas.
El homicida y su víctima fueron de la misma raza en más de tres cuartos de los asesinatos. Y de acuerdo a Farrell a menudo tenían otra cosa en común: Más del 90 por ciento de los asesinos tenían antecedentes criminales; y de los que terminaron muertos, más de la mitad tenía esos antecedentes.
"Si el neoyorquino promedio está preocupado de morir asesinado arbitrariamente, las posibilidades de que eso ocurra son realmente remotas", dijo Farrell. "Si no vives en un ambiente delictivo, el riesgo es insignificante".
Los criminalistas confirman esa evaluación. "La gente se impresionará de lo seguro que es vivir en Nueva York", dijo Andrew Karmen, profesor de sociología en la Escuela de Justicia Criminal John Jay y experto en los problemas de las víctimas. "Las víctimas y los asesinos provienen del mismo ambiente. A menudo las víctimas jóvenes tienen victimarios jóvenes. A menudo la víctima y el asesino se conocían".

Pero muchas veces las cosas se apartan de la norma.
Al menos un cuarto de los homicidios de la ciudad en estos tres años fueron cometidos por desconocidos, y en esos casos la mayoría fueron el producto de disputas. Los homicidios cometidos por desconocidos ocurren a una tasa dos veces mayor que hace 50 años cuando, de acuerdo al clásico estudio de Marvin Wolfgang, criminalista, el 14 por ciento de los asesinatos eran cometidos por desconocidos.
"El homicidio era considerado como algo que ocurría entre conocidos, y había pocos incidentes que involucraran a desconocidos", dice Steven F. Messner, experto en homicidios y profesor de sociología de la Universidad del Estado de Nueva York en Albany. "Todavía es típicamente un asunto entre conocidos. Pero los homicidios por desconocidos ya no son banales".
Después de dirigir durante cuatro años la brigada de homicidios de Brooklyn North, el teniente John Cornicello dijo que los homicidios en su sección de la comuna habían empezado a confundirse juntos. Sin embargo, de memoria, recitó los detalles de varios de ellos: el buen samaritano que fue atacado por su Lincoln Navigator después de que ofreciera llevar a un grupo de gente sin transporte para volver a casa. El ‘asesino del calibre 40’, un asesino en serie que disparó contra y mató, pero sin robar, a cuatro tenderos porque creía que eran de Oriente Medio.
"Cada vez más los asesinatos parecen ser el resultado de la estupidez", dijo el teniente Cornicello. "Mira el caso el Asesino de las Patatas Fritas".
En ese caso reciente, un cliente de un restaurante KFC se enfadó porque no recibió suficientes patatas en su pedido de pollo frito. Después de pedir al mismo tiempo que le devolvieran el dinero y le sirvieran una orden de patatas fritas, atacó al cajero con el que había discutido y lo apuñaló hasta matarlo.
Entre las víctimas de la ciudad, la de más edad tenía 91 años; murió durante un robo. Blancos y asiáticos, que rara vez fueron homicidas, pocas veces fueron víctimas. Juntos representaron 75 o menos víctimas cada año. La mayoría de los homicidios ocurrieron fuera de casa. La hora más mortífera fue de una a dos de la mañana.
Y un pequeño pero inquietante número de niños fueron víctimas, entre ellos 21 infantes y 32 niños de edades de un año a diez, la mayoría de los cuales murieron por acción de un familiar.
De acuerdo al profesor Karmen, diez años es una edad segura. "Demasiado mayor como para que abusen de ti, o te abandonen", dijo. "Y no demasiado mayor como para ponerte en la calle".
Un interesante, aunque poco común grupo de asesinatos contabilizados en las estadísticas policiales en estos años son un puñado de víctimas que murieron de heridas que sufrieron en delitos cometidos hace un año o más.
Apuñalados, disparados, golpeados o quemados, sobrevivieron lo suficiente como para ser contados como víctimas de homicidio en otro año calendario.
Sesenta y nueve víctimas se ajustan a esa descripción.
En algunos casos, las lesiones se remontan a décadas. El médico forense informa a la policía cuando ocurren muertes de ese tipo, dice el sargento Edward Yee de la unidad de análisis de homicidios del departamento de policía, y la policía agrega a las víctimas a las estadísticas criminales de ese año.
Por ejemplo, 21 muertes que fueron contabilizadas como homicidios en 2005 fueron el resultado de lesiones sufridas en años anteriores.
La más antigua se produjeron durante un tiroteo en 1975 cuando un hombre atacó a su hermano en una riña doméstica. Eso elevó el número de homicidios a 540, la cifra más baja registrada en la ciudad en cuatro décadas, aunque ese año se cometieron solamente 519 asesinatos.
Restando estas muertes diferidas hace que la reciente disminución del número de homicidios -que ha sido noticia de primera plana- parezca todavía más asombroso. Pero con el propósito de generar cifras de homicidios anuales, la policía no distingue entre asesinatos recientes o diferidos.
"Nadie lo hace", dijo Farrell, refiriéndose a otros departamentos de policía.
Dentro de la ciudad el 40 por ciento de los homicidios ocurrieron en Brooklyn. El Distrito 75, con 90, tuvo la mayor cantidad de asesinatos de los distritos, pero hubo sitios candentes dispersos en toda la ciudad, en los distritos 73, 79 y 83 de Brooklyn, por ejemplo, y en los distritos 4 y 46 en el Bronx. El distrito 32, de Harlem, también era peligroso.
Nadie sabe con certeza qué explica la reciente disminución en el número total de homicidios, pero muchos criminalistas creen que factores sociales pueden ayudar a explicar por qué, y dónde, se siguen cometiendo la mayoría de los homicidios.
"El problema de la delincuencia y la violencia está enraizada en las condiciones de los barrios: altas tasas de pobreza, rupturas familiares, fracasos escolares, falta de oportunidades recreativas, activo reclutamiento de parte de pandillas callejeras, mercados de drogas", dice el profesor Karmen. "La gente obligada a vivir en esas condiciones corren un mayor riesgo de verse involucrados en actos de violencia, como víctimas o como perpetradores".
A la policía por lo general esas teorías no la impresionan. Tampoco los detalles que rodean a los homicidios.
"El crimen se concentra", dice Farrell. "¿Quién sabe por qué? Nos interesa qué podemos hacer".
El tercio de los homicidios que no son resueltos constituyen una de las categorías más grandes de homicidios. Normalmente de 50 a 55 por ciento de los homicidios son resueltos en el mismo año calendario en que se cometieron los crímenes, de acuerdo a Paul J. Browne, comisionado de policía de Nueva York.
La policía soluciona un número adicionales de homicidios de años anteriores, con una tasa de resolución de cerca del 70 por ciento. La cifra supera el promedio nacional, que está cercano al 62 por ciento, según estadísticas del FBI.
En Nueva Yorl varias cosas contribuyen al número de casos abiertos, de acuerdo a la policía y criminalistas. Un número significativo son asesinatos por desconocidos, que son particularmente difíciles de resolver. Puede tomar meses recoger declaraciones de testigos.
Y a veces los detectives no logren convencerlos de que declaren.
"El gran secreto del trabajo de los detectives", dice el teniente Cornicello, "es que tienes que hallar a alguien que te cuente lo que pasó".

28 de abril de 2006
©new york times
©traducción mQh
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