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la relación sexual como violación


[Ellen Goodman] Las leyes de Kansas permiten el matrimonio de niños de 13, pero considera toda relación sexual entre adolescentes como un abuso punible.
Hace algunos años, la revista Rolling Stone publicó una encuesta sobre las actitudes de los padres de los años cincuenta. Lo esencial del asunto fue que la gente que vivió la revolución sexual hizo de todo, no lamentaba nada, y no quería que sus hijos pasaran por lo mismo.
No me sorprendió. Nada cambia tanto su perspectiva como ser padre, y la primera preocupación de la crianza de los niños es la protección. Recuerdo el irónico consejo sexual de Hillary Clinton cuando era primera dama y madre de una adolescente: "Mi teoría es que no debes hacerlo antes de los 21, y luego no me lo cuentes".
Hoy los padres de adolescentes, los de los años cincuenta y los de la generación X por igual son a menudo azotados por la cultura. Miran con un ojo cómo los medios de comunicación imponen la sexualidad a niños cada vez más pequeños. Con el otro, leen las parpadeantes señales de peligro, desde el embarazo hasta las enfermedades y el SIDA.
En medio de todo esto, las promesas de protección más estridentes provienen de aquellos que proponen educar a los niños en edad escolar solamente en la abstinencia, lo que de hecho es temer a la educación sexual. Y ahora tenemos un nuevo producto de los chantajistas de la protección: la noción de que toda actividad sexual entre adolescentes debe ser considerada como abuso sexual.
Bienvenida a Kansas, tía Em.
Mientras escribo esto, los ciudadanos del estado republicano prototipo están esperando el veredicto de un juez en uno de los casos más estrafalarios de los que se ha enterado la opinión pública. Kansas es uno de los 12 estados en los que el sexo de un menor de edad -menor de 16 en este caso- es un delito inclusive si se trata de sexo entre compañeros de edad. En 2003, el fiscal general del estado Phill Kline, un enemigo del aborto, interpretó esa ley en el sentido de que exigía que los médicos, educadores, psicólogos y trabajadores de la salud informaran al estado prácticamente sobre toda actividad sexual de menores de 16.
La teoría de Kline es algo así: Si la actividad sexual entre adolescentes es ilegal, no existe el sexo consentido, y por tanto todo acto es perjudicial. Estos actos, dicho sea de paso, incluyen "cualquier caricia o toqueteo lascivo de la persona... con la intención de despertar o satisfacer deseos sexuales". En breve, los trabajadores de la salud tienen que delatar a criminales sexuales de 15 años que lasciva y mutuamente "abusen" unos de otros en el asiento trasero de un Toyota.
Los trabajadores de la salud pusieron una demanda y el juicio reciente produjo algunos extraños intercambios. Cuando la abogado Bonnie Scott Jones, del Centro de Derechos Reproductivos llamó a Kline al estrado, le preguntó si había algo aceptable más allá del beso. ¿El sexo oral practicado por un niño es un delito que debe ser delatado? Sí, dijo Kline. ¿Y el sexo oral realizado por una niña? "No estoy seguro", dijo.
También estuvo el testimonio de la doctora Elizabeth Shadigian, mejor conocida como una incondicional de la campaña de desinformación ‘el aborto provoca cáncer’. Dijo que las chicas adolescentes son siempre víctimas de actividades sexuales debido a "siempre hay un poder diferencial entre un niño y una niña". Cuando las niñas tienen sexo, no hacen, dijo, "lo que se les ha hecho".
Francamente, no había oído este argumento desde que la difunta Andrea Dworking sostuviera que toda relación sexual era violación. El feminismo radical se da la mano con la derecha radical en el renacimiento del puritanismo.
Creo que el verdadero propósito de Kline al encargar esos informes es alejar a los adolescentes del control de la natalidad y de las clínicas de aborto. Si Kansas realmente creyera que todo sexo de los menores de 16 es perjudicial, ¿por qué permite el matrimonio de adolescentes de 13? Pero la observación más sensible provino del exasperado juez J. Thomas Marten, que preguntó insistentemente al estado: "¿Dónde está la evidencia clara, creíble, de que el sexo entre menores de edad es siempre perjudicial?"
Esto es lo que hoy en día pasa por ser una pregunta radical. Al defenderse de una cultura que es sexualmente agresiva, el mensaje dominante es una sexualidad sobre-protectora: Utilizan toda la gama desde "di simplemente no" a "di no ahora". El centro de la atención hoy es la actividad sexual malsana. Preguntar: ¿Qué es una actividad sexual sana para un adolescente?, se ha convertido prácticamente en un tabú.
En Kansas, en lugar de atacarse a los abusos sexuales reales de niños, están redefiniendo todo sexo entre menores como abuso. En cuanto a la noción de que las niñas son invariablemente víctimas del sexo, incapaces de consentir a las "caricias lascivas": ¿Queremos volver a esos maravillosos días pasados cuando se suponía que las mujeres eran sexualmente inertes hasta la noche de boda, cuando se convertían por arte de magia en mujeres sexualmente ansiosas?
Phill Kline ha producido la ‘Reefer Madness’ de la sexualidad adolescente. Sólo puedo esperar que el juez revoque la idea de que los trabajadores de la salud y educadores tengan que informar sobre las caricias como si fueran signos de pedofilia.
Entretanto, los padres preocupados necesitamos explorar qué queremos, así como qué temenos para nuestros hijos. Necesitamos guías mientras navegamos los traicioneros bancos de la sexualidad adolescente entre el pánico y la protección. Empecemos con un edicto simple: Ya no estamos en Kansas.

ellengoodman@globe.com

24 de febrero de 2006

©boston globe
©traducción mQh

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