persiguiendo a un asesino famoso
[Janet Maslin] El asesino de Lincoln podría ser nuevamente al cine. Quizás con Johnny Depp.
El 24 de mayo de 1865, menos de un mes después de la muerte de John Wilkes Booth, un editor publicó un libro titulado ‘The Assasinator’. Era un informe ficticio del asesinato de Abraham Lincoln por Booth, y el comienzo de una industria casera de los historiadores que todavía continúa.
Casi 141 años después, el cuerpo de literatura sobre la muerte de Lincoln es inmensa y aparentemente inagotable. Sin embargo, ‘Manhunt’, de James L. Swanson, ha encontrado un ángulo razonablemente novedoso desde el cual acercarse a su material.
Esta extensa narrativa es una pesadilla para los narradores. En el plan de Booth (originalmente una conspiración para secuestrar al presidente) aparecían muchos cómplices menores e incautos inocentes, tanto antes como después del 14 de abril de 1865, el terrible día del magnicidio. Y aunque la historia de Lincoln desafía la brevedad, la propia historia de Booth como miembro de una prominente familia de actores estadounidenses es también complicada. Boothe era un hijo de su padre, el dramaturgo trágico Junius Brutus Booth, que había amenazado, bromeando, con matar al presidente Andrew Jackson.
Los motivos y maniobras de John Wilkes Booth recibieron un análisis mucho más penetrante en ‘American Brutus’, de Michael W. Kauffman, publicada hace algo más de un año. La versión de Swanson no supera la inteligencia ni la agudeza de esa versión. Pero ha presentado exitosamente las secuelas del asesinato en una versión de aventura y acción de esos eventos. Hace de ‘Manhunt’ un libro muy asequible y lo imbuye de gran drama. Aquí está ‘Manhunt’ en pocas palabras: Este libro será la base de una película que tendrá a Harrison-Ford como el heroico oficial de la caballería que capturó al asesino de Lincoln.
En el proceso de agitar el interés, Swanson debe dar forma y simplificar algunos de los acontecimientos que describe. Pero conoce su territorio, aunque a veces no lo atraviese con mucha sinceridad. Presenta un dinámico panorama de 400 páginas de una historia que tomaría mucho más espacio para ser escrita con todos sus detalles.
‘Manhunt’ deja sus aspiraciones muy en claro. Una de esas aspiraciones es usar el concepto ‘cacería humana’ tan a menudo como posible. Otra es convertir a Booth en un personaje literariamente importante, con un deje moderno (a diferencia de los débiles alegatos de sala de tribunal que se le escapan de vez en vez). Como Swanson describe en un momento al personaje central del libro: "De veintiséis, irremediablemente fatuo, presuntuosa, emocionalmente inestable, poseído por un crudo talento y espléndido ímpetu, y célebre miembro de esta renombrada familia del teatro -los Barrymore de su época-, John Wilkes Booth estaba dispuesto a desechar la fama, la riqueza y la tierra prometida por su causa".
Muchos historiadores han escrito relatos detallados de lo que pasó ese 14 de abril, cuando Booth disparó contra el presidente en el Teatro Ford en Washington durante el que sabía que sería el momento más ruidoso de la comedia ‘Nuestro primo americano’. Y muchos han empantanado en los detalles. Pero Swanson atraviesa enérgicamente por los sucesos del día, desde la escalante intriga en los alrededores del Teatro Ford hasta el caos en la casa del ministro de Asuntos Exteriores, William Seward (que sobrevivió un atentado a cargo de uno de los jóvenes acólitos de Booth, Lewis Powell) hasta la triste noche de vigilia que siguió (Lincoln murió a las 7:22 de la mañana siguiente). Siempre conmovedor, el autor crea una crónica de muchas facetas.
Como cada pequeño detalle de estos eventos ya ha sido sometido a exhaustivos análisis, Swanson opta por enfatizar la imagen mayor. Describe el repentino pánico tras la guerra. Como el libro deja en claro, un país que aparentemente celebraba el fin de la Guerra Civil fue hundido en la incertidumbre sobre si se había reanudado la guerra y sobre si Washington estaba nuevamente siendo atacada por fuerzas confederadas. La lenta, lenta diseminación de las noticias es el aspecto de la historia que más sorprende a los lectores de hoy.
Booth pasó gran parte de sus 12 días de fuga escondido en un bosque de pinos en Maryland, esperando cruzar el Potomac y quizás desaparecer en el acogedor Sur. A la luz de ese calmo intervalo, Swanson tiene que enfatizar giros del destino que emergerán más tarde como decisivos, y tiene que enfatizar el dramatismo de la conducta de Booth. Así incluso el período en el bosque está sobrecargado de premoniciones e intensidad. "El escape y desaparición de John Wilkes Booth se desarrolló como si hubiesen sido escritos, no por un cerebro del crimen, sino por un cerebro del teatro", escribe Swanson. "Cada día que pasaba, la ausencia de Booth del escenario intensificaba el arco dramático de la historia".
Pero como Booth mismo, el libro deja sus municiones más pesadas para el enfrentamiento final. Describe el cargado punto muerto entre Booth (ayudado casi hasta el fin de su viaje por su dedicado y joven cómplice, David Herold) y las fuerzas de caballería que se concentraron en la granja de Garret en Virginia, cerca del río Rappahannock. Con Booth atrapado en el granero de tabaco de Garret y sin rendición en el futuro previsible, Swanson se vuelca enteramente en el diálogo para captar el relincho que sacó a Booth del granero.
Esta parte del libro es pura dramaturgia. "Para Booth", escribe Swanson, "esta fue su última y más grande actuación, no sólo para la pequeña audiencia de soldados en el improvisado teatro de la granja de Garret, sino también para la historia. Cuando Booth cae finalmente herido, "la fuerte y dramática voz de tenor que antes se proyectaba más allá del arco del proscenio y llenaba los vestíbulos de Wahington, Filadelfia, Nueva York, Boston, Chicago, St. Louis, Baltimore y Richmond, había sido acallada y no se oía más que en la primera fila".
En momentos como esos, ‘Manhunt’ no engrandece a Booth ni simpatiza precisamente con él. Pero ciertamente coloca el énfasis en los dotes de estrella del asesino. "Booth no es célebre por el asesinato, pero de algún modo se lo ha perdonado", escribe Swanson. El autor ha dicho que Booth podría ser representado por Johnny Depp.
Casi 141 años después, el cuerpo de literatura sobre la muerte de Lincoln es inmensa y aparentemente inagotable. Sin embargo, ‘Manhunt’, de James L. Swanson, ha encontrado un ángulo razonablemente novedoso desde el cual acercarse a su material.
Esta extensa narrativa es una pesadilla para los narradores. En el plan de Booth (originalmente una conspiración para secuestrar al presidente) aparecían muchos cómplices menores e incautos inocentes, tanto antes como después del 14 de abril de 1865, el terrible día del magnicidio. Y aunque la historia de Lincoln desafía la brevedad, la propia historia de Booth como miembro de una prominente familia de actores estadounidenses es también complicada. Boothe era un hijo de su padre, el dramaturgo trágico Junius Brutus Booth, que había amenazado, bromeando, con matar al presidente Andrew Jackson.
Los motivos y maniobras de John Wilkes Booth recibieron un análisis mucho más penetrante en ‘American Brutus’, de Michael W. Kauffman, publicada hace algo más de un año. La versión de Swanson no supera la inteligencia ni la agudeza de esa versión. Pero ha presentado exitosamente las secuelas del asesinato en una versión de aventura y acción de esos eventos. Hace de ‘Manhunt’ un libro muy asequible y lo imbuye de gran drama. Aquí está ‘Manhunt’ en pocas palabras: Este libro será la base de una película que tendrá a Harrison-Ford como el heroico oficial de la caballería que capturó al asesino de Lincoln.
En el proceso de agitar el interés, Swanson debe dar forma y simplificar algunos de los acontecimientos que describe. Pero conoce su territorio, aunque a veces no lo atraviese con mucha sinceridad. Presenta un dinámico panorama de 400 páginas de una historia que tomaría mucho más espacio para ser escrita con todos sus detalles.
‘Manhunt’ deja sus aspiraciones muy en claro. Una de esas aspiraciones es usar el concepto ‘cacería humana’ tan a menudo como posible. Otra es convertir a Booth en un personaje literariamente importante, con un deje moderno (a diferencia de los débiles alegatos de sala de tribunal que se le escapan de vez en vez). Como Swanson describe en un momento al personaje central del libro: "De veintiséis, irremediablemente fatuo, presuntuosa, emocionalmente inestable, poseído por un crudo talento y espléndido ímpetu, y célebre miembro de esta renombrada familia del teatro -los Barrymore de su época-, John Wilkes Booth estaba dispuesto a desechar la fama, la riqueza y la tierra prometida por su causa".
Muchos historiadores han escrito relatos detallados de lo que pasó ese 14 de abril, cuando Booth disparó contra el presidente en el Teatro Ford en Washington durante el que sabía que sería el momento más ruidoso de la comedia ‘Nuestro primo americano’. Y muchos han empantanado en los detalles. Pero Swanson atraviesa enérgicamente por los sucesos del día, desde la escalante intriga en los alrededores del Teatro Ford hasta el caos en la casa del ministro de Asuntos Exteriores, William Seward (que sobrevivió un atentado a cargo de uno de los jóvenes acólitos de Booth, Lewis Powell) hasta la triste noche de vigilia que siguió (Lincoln murió a las 7:22 de la mañana siguiente). Siempre conmovedor, el autor crea una crónica de muchas facetas.
Como cada pequeño detalle de estos eventos ya ha sido sometido a exhaustivos análisis, Swanson opta por enfatizar la imagen mayor. Describe el repentino pánico tras la guerra. Como el libro deja en claro, un país que aparentemente celebraba el fin de la Guerra Civil fue hundido en la incertidumbre sobre si se había reanudado la guerra y sobre si Washington estaba nuevamente siendo atacada por fuerzas confederadas. La lenta, lenta diseminación de las noticias es el aspecto de la historia que más sorprende a los lectores de hoy.
Booth pasó gran parte de sus 12 días de fuga escondido en un bosque de pinos en Maryland, esperando cruzar el Potomac y quizás desaparecer en el acogedor Sur. A la luz de ese calmo intervalo, Swanson tiene que enfatizar giros del destino que emergerán más tarde como decisivos, y tiene que enfatizar el dramatismo de la conducta de Booth. Así incluso el período en el bosque está sobrecargado de premoniciones e intensidad. "El escape y desaparición de John Wilkes Booth se desarrolló como si hubiesen sido escritos, no por un cerebro del crimen, sino por un cerebro del teatro", escribe Swanson. "Cada día que pasaba, la ausencia de Booth del escenario intensificaba el arco dramático de la historia".
Pero como Booth mismo, el libro deja sus municiones más pesadas para el enfrentamiento final. Describe el cargado punto muerto entre Booth (ayudado casi hasta el fin de su viaje por su dedicado y joven cómplice, David Herold) y las fuerzas de caballería que se concentraron en la granja de Garret en Virginia, cerca del río Rappahannock. Con Booth atrapado en el granero de tabaco de Garret y sin rendición en el futuro previsible, Swanson se vuelca enteramente en el diálogo para captar el relincho que sacó a Booth del granero.
Esta parte del libro es pura dramaturgia. "Para Booth", escribe Swanson, "esta fue su última y más grande actuación, no sólo para la pequeña audiencia de soldados en el improvisado teatro de la granja de Garret, sino también para la historia. Cuando Booth cae finalmente herido, "la fuerte y dramática voz de tenor que antes se proyectaba más allá del arco del proscenio y llenaba los vestíbulos de Wahington, Filadelfia, Nueva York, Boston, Chicago, St. Louis, Baltimore y Richmond, había sido acallada y no se oía más que en la primera fila".
En momentos como esos, ‘Manhunt’ no engrandece a Booth ni simpatiza precisamente con él. Pero ciertamente coloca el énfasis en los dotes de estrella del asesino. "Booth no es célebre por el asesinato, pero de algún modo se lo ha perdonado", escribe Swanson. El autor ha dicho que Booth podría ser representado por Johnny Depp.
Libro reseñado
’Manhunt. The 12-Day Chase for Lincoln’s Killer’
James L. Swanson
448 páginas
William Morrow
$26.959 de marzo de 2006
©new york times
©traducción mQh
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