asesinos con pistolas de agua
Los hermanos se deslizaron dentro, con las armas en ristre, y esperaron. Tres horas más tarde, justo después del cierre de los bares, Aliquo y su séquito volvieron a casa, bajando a toda prisa del coche hacia lo que pensaban que era un apartamento seguro.
"Tan pronto vi un pedazo de su abrigo de piel, le disparé una ráfaga", cuenta Roderick Gonzales, deleitándose con el recuerdo. "Estaba sorprendido, porque venía saliendo de la oscuridad; trató de correr hacia la cocina, y mi hermano lo agarró por el otro lado, y simplemente lo encaró... Quedó tan mojado como si le hubiera caído una tormenta encima".
No es exactamente una escena de ‘El caso Bourne’ [The Bourne Identity] o ‘El Padrino’, pero para Roderick Gonzales fue un momento de triunfo, confirmándolo como el gran campeón de la versión de San Francisco de un bizarro juego con un asesino con pistola de agua diseñado para ayudar a los adultos a ponerse en contacto con su asesino interior.
El juego, llamado StreetWars: Killer, es una elaborada versión del juego del escondite, una actualización de los antiguos juegos de rol con asesinos. Lo juegan en las calles de la ciudad decenas de participantes armados con pistolas de agua. Durante semanas espían, persiguen y tienden emboscadas a otros con la esperanza de convertirse en el máximo -y seco- asesino a sueldo.
El juego está listo para el gran salto desde los márgenes al centro: Antes este mes, un guión de la serie de televisión ‘CSI: NY’ entremezclaba un asesinato real con un juego del tipo de StreetWars. Y Aliquo, el co-fundador del juego, dice que está en conversaciones para convertir el juego en un reality show de televisión.
StreetWars empezó en Nueva York hace dos años y, en adición al juego de noviembre en San Francisco, también se ha jugado en Vancouver, Canadá y Viena. Una nueva partida, con más de doscientos asesinos, debía comenzar hoy temprano en las calles y edificios de Los Angeles (para detalles,www.streetwars.net).
Aunque para la mayoría será difícil considerar como amenaza seria a adultos que se niegan a crecer esgrimiendo pistolas de agua, el juego se ha ganado toda una gama de críticos, incluyendo al alcalde de Nueva York, Michael R. Bloomberg, que el año pasado sugirió que Aliquo "debe buscar ayuda psiquiátrica".
Y el grupo Padres de Niños Asesinados, de Cincinnati, criticó el juego como una imitación insensata de la violencia en una sociedad que tiene una de las tasas de homicidio más altas del mundo industrial.
"El asesinato debe ser la única tragedia que convertimos en juego", dice Nancy Ruhe, la presidente del grupo. "No jugamos a la violación. No jugamos al cáncer. No jugamos a los accidentes de avión... Si te paras a pensarlo, ¿jugarías Cluedo si el Profesor Plum atacara sexualmente a la Señorita Scarlet con un taco de billar en el Salón de Juegos? Entonces, ¿por qué creerías que sí es aceptable que el Profesor Plum asesine a la Señorita Scarlet?"
Pero David Markland, que creció "durante el último eructo de la Guerra Fría" como aficionado de James Bond y otras películas de espías, tiene una opinión más ligera.
"No veo nada que esté psicológicamente mal con que la gente quiera jugar a esto", dice Markland, 33, vecino de Hollywood que se inscribió para el juego en Los Angeles. "¿Es acaso más infantil que el fútbol virtual o incluso las ligas de softball? Toda diversión es escapismo. Este es solamente un poco más extremo".
Sin embargo, el juego tiene "peligros inherentes" y es susceptible a ser mal interpretado por aquellos no involucrados "cuando los asesinos espían a sus blancos, a veces entrando a sus casas y usando armas que los no-participantes pueden creer que son reales", dijo. "También me aseguré de hablar con mi novia sobre el juego, para que ella se mantuviera tranquila cuando yo empiece a tener a desconocidos golpeando a mi puerta a horas raras, tratando de dispararme con una pistola de agua".
Los organizadores dicen que tratan de colaborar con las policías locales durante los juegos, pero portavoces de la policía en Nueva York y San Francisco dijeron que no sabían nada sobre los juegos -ni se enterarían hasta que empezaran a presentarse las primeras quejas.
Pero el elemento de asalto en el juego, que puede potencialmente convertirse en una riña real, plantea uno de los riesgos del juego, así como el hecho de que se proporcionan informaciones personales sobre dónde vives y trabajas a otros jugadores que no son controlados, dijo un dubitativo Craig A. Anderson, profesor de psicología de la Universidad del Estado de Iowa.
"Ciertamente no quiero dar detalles de mi vida a 200 desconocidos que están interesados en espiarme y matarme en juego", dijo. "Gastar tanto tiempo identificando amenazas potenciales y pensando sobre cómo encontrar a los ‘enemigos’, puede producir cambios importantes en cómo percibes al resto del mundo de fuera del juego".
Las reglas son básicas. Los organizadores fijan una sección de la ciudad en la que los participantes deben vivir o trabajar -preferiblemente ambas cosas. El terreno del juego de Los Angeles se extiende gruesamente hablando desde Glendale oeste hasta la parte sur del Valle de San Francisco y hasta la Autopista 405, hasta el sur desde Hollywood Hills a secciones de Santa Mónica y Venice Beach, y al norte de la Autopista de Santa Mónica.
El juego de Los Angeles fue abierto a cualquiera mayor de dieciocho años. La entrada es de 35 dólares -las inscripciones ya fueron cerradas. Los organizadores tratan de que los juegos no tengan más de 200 jugadores. Los jugadores entregan información personal básica, tal como dónde viven y trabajan, y una fotografía de carné. Al inicio del juego, cada jugador recibe las tarjetas de los otros jugadores, y la cacería empieza, usando pistolas de agua, pequeñas mangueras y ocasionalmente globos de agua. Una vez que un jugador es tocado, el asesino se hace con la misión de la víctima.
Hay lugares que están fuera del terreno de juego, tales como los lugares de trabajo de los blancos y los bares ("Nosotros fomentamos el alcohol", dice Aliquo). El primer jugador en recuperar su propia tarjeta gana un fondo de unos quinientos dólares. Si después de tres semanas sobrevive más de un jugador, el juego se extiende una semana más, y Aliquo es agregado como blanco -el primer jugador que le de, gana.
Y una vez que participa Aliquo, el juego se convierte en teatro callejero, ya que él y sus ‘guardaespaldas’ se trasladan entre ‘casas de seguridad’ usando limusinas de ventanas opacas y otros símbolos de lujo de criminales, vistiéndose a menudo clásicamente o con otros disfraces.
Esos juegos pueden ser un espejo de la sociedad, incluso si es un espejo combo, como de las casas de risa de los carnavales.
"Tienden a formarse sobre la base de lo que está pasando en la sociedad en general", dice Garry Chick, profesor del Instituto de Desarrollo Sanitario y Humano del Estado de Pensilvania. El juego de salón Monopolio "se desarrolló a principios del siglo pasado, pero sólo se hizo popular durante la Gran Depresión, cuando la gente podía jugar con montones de dinero,cuando tenían muy poco".
Los asesinos han venido gozando una especie de renacimiento cultural, al menos en Hollywood. Además de la película nominada al Oscar este año, ‘Munich’, Tom Cruise hizo de duro asesino a sueldo en ‘Collateral’, en 2004; Pierce Brosnan hizo la transición de James Bond a quemado asesino a sueldo en ‘Matador’ [The Matador], del año pasado; y la película belga de 2003, ‘La memoria de un asesino’ [Memory of a Killer], giraba sobre un asesino que sufría los primeros síntomas de la enfermedad de Alzheimer.
Y Matt Damon hizo una industria casera con el Jason Bourne, de Robert Ludlum, el ex asesino de la CIA con sus propios problemas de memoria.
El profesor de psicología de la Universidad de Carolina del Sur, Jerald Jellison, piensa que el salto de la rutina diaria y a la fantasía de asesino es muy atractivo, especialmente para aficionados de las historias de espionaje, que participan en juegos de rol como asesinos sin cruzar fronteras morales.
"Es un modo de agregar garra a tu vida", dice Jellison, comparando la intensidad de la cacería con la excitación de un nuevo romance. "Podrías ser tú propio héroe: James Bond, o quien quieras".
En realidad, Aliquo dice que empezó StreetWars como un modo de aliviar el tedio general de él y sus amigos. "Simplemente quería ver cómo se sentía vivir como en una película de acción y agregar un poquito de excitación a la vida", dice Aliquo, un abogado de seguros durante el día. "La rutina diaria me estaba matando".
Para organizadores y jugadores, StreetWars les permite revivir partes de su infancia. "Honestamente, todo el punto del juego es recapturar la diversión y la libertad que tenías cuando eras niño", dice Aliquo, que organizó el primer juego mediante una liga de kickball para adultos en Brooklyn, en la que juega.
Joanna Balsamo se inscribió para el juego de Los Angeles por una razón similar: escapismo.
"Algo como esto arroja en tu vida elementos de diversión y paranoia durante tres semanas", dice Balsamo, 25, de Silver Lake, que trabaja 12 horas al día en un laboratorio químico. "Al final de mi jornada me transformo en una asesina urbana que persigue a sus blancos, mientras al mismo tiempo estoy siendo espiada y perseguida por el precio que han puesto a mi cabeza. Es la posibilidad de llevar una doble vida en seguridad, la de una ciudadana normal y la de una asesina de recompensas".
Aliquo dice que el juego difiere del paintball y otros juegos en que simular el asesinato, en que exige una estrategia en el mundo real. Los jugadores se buscan en las calles de la ciudad, y a veces inventan elaboradas trampas.
Se recompensa la innovación. Algunos jugadores diseñan sus propias pistolas de agua para ocultarlas en sus mangas. Otros han llegado a cómicos extremos para empapar a sus blancos, incluyendo, contó el co-fundador del juego Yutai Liao, un sistema de rociado.
Un jugador logró escapar a varios intentos de asesinato hasta, oculto en un coche, encendió un cigarrillo y entreabrió la ventanilla para que saliera el humo. "Alguien", contó Liao, "le disparó por la rendija de la ventanilla". Otro jugador hizo que un colega realizara una entrevista de trabajo falsa, y entonces, al final de la entrevista, lo ‘mató’ con su pistola de agua.
"Una vez que juegas el juego y te das cuenta del tipo de humor con que se juega", dijo Aliquo, "deja de darte miedo y empiezas a revivir el tipo de diversión que teníamos de niños".
Sin embargo, a algunos el juego les pone los pelos de punta. Roderick Gonzales contó que uno de sus primeros blancos en San Francisco abandonó el juego después de que Gonzales y su hermano pasaran una noche espiando el apartamento del hombre. "Se asustó de verdad", dijo Gonzales.
Y Liao dijo que algunos de los jugadores de uno de los primeros juegos en Nueva York se puso demasiado entusiasta, y se metió contra el tránsito en una calle de un solo sentido durante un intento de ‘asesinato’.
"No queremos que los polis se enfaden con nosotros, así que no alentamos a los jugadores a que hagan eso", dice Liao.
Y, de momento, la reacción del público ha sido "sorprendentemente positiva", dijo. "Aparte Mike Bloomber, que dijo que éramos mentalmente inestables".
13 de marzo de 2006
©los angeles times
©traducción mQh
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