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una madre provoca debate sobre la guerra


[Héctor Tobar y Alex Renderos] El Salvador es el único país latinoamericano con tropas en Iraq. Herminia Ramos, cuyo hijo murió allá, no quiere que otros sufran como ella.
Guayamango, El Salvador. Lo único que quería Herminia Ramos del ejército era la pensión de su hijo: 200 dólares al mes, exactamente. Pensaba que ella merecía ese dinero ahora, porque él había dado su vida vistiendo el uniforme del ejército, peleando en una guerra al otro lado del mundo, en Iraq.
Pero el ejército salvadoreño le dijo que no.
Ramos dijo que se sintió abandonada. Sola con sus pensamientos en su rala casa de cemento, y cinco otros hijos que mantener, llegó rápidamente a la conclusión de que ningún padre debía pasar por lo que ella.
Puso su firma en una carta pidiendo al ejército de El Salvador que retire sus tropas de Iraq. Luego la entregó personalmente en el congreso nacional y en las oficinas del conservador presidente Tony Saca. En el proceso, la tranquila campesina se ha convertido en el símbolo más potente del pequeño movimiento contra la guerra del país.
"Hay otras madres que tienen a sus hijos allá, y yo no quiero que sufran lo que yo sufrí", dijo Ramos, y empezó a llorar. "Esas tropas están allá sin ninguna necesidad, han sido a sufrir tan lejos por nada".
El Salvador es el único país latinoamericano con tropas en Iraq. Unos 380 soldados del Batallón Cuscatlán de la elite del ejército han sido estacionados allá desde 2003.
En Iraq han muerto dos soldados salvadoreños. El hijo de 19 de Ramos, Natividad Méndez Ramos, que fue el primero, cayó en la sureña ciudad de Nayaf el 4 de abril de 2004, cuando los partidarios del clérigo chií anti-norteamericano Moqtada al-Sáder atacaron a las tropas salvadoreñas y españolas en las barracas allá.
Natividad se unió al ejército cuando tenía 15 años, eludiendo de algún modo la exigencia de tener los 16 cumplidos. Fotos en la casa de Ramos muestran a un joven con la piel color café que se ve mayor de lo que es.
Ramos recuerda la última vez que vio a Natividad, cuando volvió casa con permiso justo antes de partir para Iraq, y el dolor de una de sus últimas conversaciones juntos.
"Me dijo: ‘Mamá, creo que esta es la última vez que nos vamos a ver’. Y yo le dije: ‘No, no, hijo. No tienes porqué ir. No te vas a marchar allá. No quiero que vayas allá’... Mi hijo estaba desconsolado. Me dijo: ‘Te vas a quedar sola’".
Las encuestas aquí muestran que una mayoría de los salvadoreños se oponen a la presencia de tropas de su país en Iraq, pero las protestas contra la guerra prácticamente no existen.
"Las acciones de Herminia han reabierto el debate sobre nuestras tropas en Iraq, un tema que ha sido casi olvidado", dice María Silvia Guillén, que dirige aquí un centro de ayuda jurídica en El Salvador. Los activistas llaman a Ramos "la Cindy Sheehan de El Salvador".
Cuando Ramos tomó contacto con un ministro local para expresarle su preocupación por la guerra, los activistas en pro de la paz redactaron una carta de protesta en su nombre.
"Yo la considero como una de nuestras heroínas salvadoreñas", dijo el obispo Medardo Gómez, de la iglesia luterana salvadoreña de El Salvador. "Es una mujer pobre, de pocas palabras, que habló movida por el dolor. Se ha atrevido a hacer frente a los poderosos, a nuestro gobierno, y sobre todo, a los militares".
El gobierno salvadoreño, dice la carta de protesta, se ha convertido en "cómplice de una ocupación militar que viola leyes fundamentales del país y en cómplice de violaciones a los derechos humanos".
Poco después de que Ramos entregara su carta el mes pasado, Saca fue interrogado por periodistas sobre si tenía alguna respuesta, en momentos en que un nuevo contingente de tropas salvadoreñas estaba a punto de ser desplegado en Iraq.
"Uno de los riesgos de la guerra es que las personas pueden morir, lo que lamentamos profundamente", dijo el presidente. "Hemos apoyado a la señora Ramos, respetamos su opinión. Pero el batallón irá a Iraq".
Para la Alianza Republicana Nacionalista, el grupo de extrema derecha al que pertenece Saca, la presencia de tropas salvadoreñas en Iraq es un importante símbolo de los estrechos lazos del país con Estados Unidos y el gobierno de Bush.
Guillermo Gallegos, un legislador del partido gobernante que es uno de los principales partidarios de la presencia salvadoreña en Iraq, dice que el país está pagando a la comunidad internacional la ayuda que recibió después de la guerra civil.
"Como país estamos moralmente obligados a continuar apoyando el proceso de reconstrucción y democratización de Iraq", dijo Gallegos. "Hemos vivido el mismo tipo de guerra y nos ayudaron... Es una deuda que tenemos".
Después de su muerte, Natividad fue declarado "héroe nacional" por el presidente de entonces, Francisco Flores. El ejército pagó a su madre su póliza del seguro de vida de siete mil dólares.
El cuerpo de Natividad llegó a Guayamango por helicóptero para ser enterrado con una solemne ceremonia transmitida por televisión nacional.
También llegaron los soldados que construyeron la casa de cemento, que es la envidia de muchos en una comunidad rural donde la mayoría de las casas son de ladrillos de adobe. Pero el dinero del seguro de vida se acabó hace mucho tiempo -porque para una madre soltera con cinco hijos como Ramos es difícil llegar a fin de mes.
Oficiales militares dijeron a Ramos, 47, que ella no tenía derecho a recibir la pensión de su hijo sino cuando cumpliera 55.
"En ocho años pueden pasar un montón de cosas", dijo. "Yo la necesito ahora".
Después de entregar su carta de protesta al presidente, llegó a su casa un grupo de oficiales del ejército.
"Me dijeron: ‘Envíe las cartas que quiera, pero las tropas partirán para Iraq’... Yo les dije: ‘Yo no quiero que esas tropas vayan allá’".
Muchos países que formaban parte de lo que el presidente Bush llamó "la coalición de la buena voluntad" se retirado sus tropas de Iraq desde entonces, incluyendo a España, Honduras, Nicaragua y la República Dominicana.
Napoleón Campos, un analista político de San Salvador, dice que piensa que las tropas salvadoreñas seguirán en Iraq en el futuro previsible.
"Las tropas en Iraq se han convertido en una especie de camisa de fuerza que El Salvador ya no se puede quitar", dijo Campos. "Todo indica que seguiremos con Estados Unidos hasta que ellos salgan de allá, victoriosos o derrotados".

Renderos informó desde Guayamango y Tobar desde Ciudad de México.

10 de marzo de 2006
©los angeles times
©traducción mQh
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