FUERZAS POLICIALES DE ARGENTINA SIGUEN BAJO SOSPECHA DE VÍNCULOS CON EL HAMPA
La denuncia de una conspiración para asesinar al ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, la más poblada y violenta de Argentina, reflotó la sospecha de que fuerzas policiales alientan al hampa y contribuyen a la inseguridad.
Buenos Aires, Argentina. León Arslanian, el ministro de Seguridad bonaerense, dijo esta semana que el mismo día que denunció ante la Justicia un complot para matarlo, el martes pasado, "se produjeron llamativamente dos secuestros extorsivos".
Los investigadores de la modalidad de secuestros que conmueve a Buenos Aires y su populosa periferia han señalado que en casi todos los casos las bandas tienen vinculaciones con la policía.
"La plata de los secuestros no aparece porque se la lleva la policía", dijo a la prensa desde la cárcel Maximiliano Peñaflor, alias 'Pachu', cómplice de la banda de Cristian Muñoz, conocido como 'Hígado', un temido ladrón de bancos y secuestrador que murió este año en un tiroteo con fuerzas del orden.
Peñaflor aseguró que existe la llamada "ruta libre" o "zona liberada" para robar o secuestrar después de pagarle sobornos a la policía, los cuales a veces están especificados por tarifa, según el tamaño o gravedad del delito por cometer.
"Detrás de cada secuestro está la policía. Sobretodo de 'La Bonaerense'", dijo el presidente Néstor Kirchner en una visita a la sureña ciudad de Puerto Madryn.
'La Bonaerense' es el nombre popular de la temible policía que estuvo acusada de 'gatillo fácil', torturas y represión en los años 80 y 90, hasta quedar ahora bajo sospecha de tener vinculaciones con hampones y mafiosos.
La inseguridad quedó instalada como el problema que más preocupa a los argentinos, en el mismo nivel que el desempleo (cercano al 15%), según la mayoría de las firmas encuestadoras privadas.
Arslanian, cuyo distrito tiene los peores indicadores de desempleo, pobreza y violencia, echó esta semana de 'La Bonaerense' a 36 efectivos de la jefatura de San Isidro (periferia norte), epicentro de la denunciada conspiración.
El desplazado jefe de la zona, comisario mayor Rubén Cabrera, era de los supuestos conspiradores.
El gobierno peronista de Buenos Aires mandó a su casa a comisarios, oficiales y suboficiales, en tanto les abrió causas por secuestros, pedidos de sobornos a comerciantes a cambio de protección, tráfico de drogas y protección a tratantes de blancas y explotadores de la prostitución.
La nueva purga fue la quinta desde que asumió Arslanian en abril pasado, por lo que suman 820 los efectivos removidos, acusados de corrupción y otros delitos.
Arslanian fue nombrado en medio de la crisis que desató este año el asesinato del joven Alex Blumberg a manos de sus secuestradores y cuyo padre, Juan Carlos, ha encabezado multitudinarias marchas que forzaron en el Parlamento la aprobación del endurecimiento de penas a delincuentes.
"Hay policías desplazados que perdieron circuitos de negocios y entonces (en represalia) pueden generar una sensación de inseguridad", ha declarado Aníbal Ibarra, alcalde de la capital argentina.
Los argentinos viven con miedo y una enraizada sensación de inseguridad que los llevó a multiplicar medidas para evitar robos y ataques como enrejar comercios, pagar onerosos servicios privados de seguridad y no circular con autos por determinadas calles y barrios.
Hay 'corredores de seguridad' organizados por vecinos para que los niños puedan concurrir a las escuelas sin temor a ser secuestrados.
Las ventas de teléfonos celulares aumentaron a cifras jamás vistas por cambios de hábitos, pero en particular porque los padres les compran los aparatos a sus hijos adolescentes para que puedan comunicar sus movimientos fuera de la casa, entre otras medidas adoptadas por la población para reforzar su seguridad.
©mipunto
Los investigadores de la modalidad de secuestros que conmueve a Buenos Aires y su populosa periferia han señalado que en casi todos los casos las bandas tienen vinculaciones con la policía.
"La plata de los secuestros no aparece porque se la lleva la policía", dijo a la prensa desde la cárcel Maximiliano Peñaflor, alias 'Pachu', cómplice de la banda de Cristian Muñoz, conocido como 'Hígado', un temido ladrón de bancos y secuestrador que murió este año en un tiroteo con fuerzas del orden.
Peñaflor aseguró que existe la llamada "ruta libre" o "zona liberada" para robar o secuestrar después de pagarle sobornos a la policía, los cuales a veces están especificados por tarifa, según el tamaño o gravedad del delito por cometer.
"Detrás de cada secuestro está la policía. Sobretodo de 'La Bonaerense'", dijo el presidente Néstor Kirchner en una visita a la sureña ciudad de Puerto Madryn.
'La Bonaerense' es el nombre popular de la temible policía que estuvo acusada de 'gatillo fácil', torturas y represión en los años 80 y 90, hasta quedar ahora bajo sospecha de tener vinculaciones con hampones y mafiosos.
La inseguridad quedó instalada como el problema que más preocupa a los argentinos, en el mismo nivel que el desempleo (cercano al 15%), según la mayoría de las firmas encuestadoras privadas.
Arslanian, cuyo distrito tiene los peores indicadores de desempleo, pobreza y violencia, echó esta semana de 'La Bonaerense' a 36 efectivos de la jefatura de San Isidro (periferia norte), epicentro de la denunciada conspiración.
El desplazado jefe de la zona, comisario mayor Rubén Cabrera, era de los supuestos conspiradores.
El gobierno peronista de Buenos Aires mandó a su casa a comisarios, oficiales y suboficiales, en tanto les abrió causas por secuestros, pedidos de sobornos a comerciantes a cambio de protección, tráfico de drogas y protección a tratantes de blancas y explotadores de la prostitución.
La nueva purga fue la quinta desde que asumió Arslanian en abril pasado, por lo que suman 820 los efectivos removidos, acusados de corrupción y otros delitos.
Arslanian fue nombrado en medio de la crisis que desató este año el asesinato del joven Alex Blumberg a manos de sus secuestradores y cuyo padre, Juan Carlos, ha encabezado multitudinarias marchas que forzaron en el Parlamento la aprobación del endurecimiento de penas a delincuentes.
"Hay policías desplazados que perdieron circuitos de negocios y entonces (en represalia) pueden generar una sensación de inseguridad", ha declarado Aníbal Ibarra, alcalde de la capital argentina.
Los argentinos viven con miedo y una enraizada sensación de inseguridad que los llevó a multiplicar medidas para evitar robos y ataques como enrejar comercios, pagar onerosos servicios privados de seguridad y no circular con autos por determinadas calles y barrios.
Hay 'corredores de seguridad' organizados por vecinos para que los niños puedan concurrir a las escuelas sin temor a ser secuestrados.
Las ventas de teléfonos celulares aumentaron a cifras jamás vistas por cambios de hábitos, pero en particular porque los padres les compran los aparatos a sus hijos adolescentes para que puedan comunicar sus movimientos fuera de la casa, entre otras medidas adoptadas por la población para reforzar su seguridad.
©mipunto
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