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putas del siglo dieciséis


[Erica Jong] 16th-Century Fox.
Sarah Dunant, la escritora británica de ‘The Birth of Venus’ y muchas otras novelas, es una refugiada de la BBC a la que fascinan las revueltas religiosas y políticas de Italia durante la emergencia del protestantismo en Europa. Su última novela, ‘In the Company of the Courtesan’, explora esta revolución por medio de la historia de Fiammetta Bianchini, una cortesana veneciana imaginaria del siglo 16, a la que vemos a través de los ojos de un enano llamado Bucino.
Un rudo cliente que adora tanto el lucro como Fiammetta, Bucino actúa como su protector y chulo. Sin embargo, su relación no es nunca tan clara. ¿Es su pasión por ella recíproca? ¿La quiere como si fuera su hermano? ¿Acepta el papel de socio comercial porque tiene miedo de declararse? ¿O, a pesar de su fanfarronería, es simplemente demasiado inseguro para el papel de amante?
Dunant se inclina por el pasado y un poco de sangre; gran parte de su fortaleza como novelista histórica proviene de su habilidad para hacer que sus lectores prueben y huelan el mundo en el que viven sus personajes. Muchas novelas históricas del pasado parecen positivamente higiénicas. En estos días, sin embargo, nos gusta que se nos recuerde lo violenta que es el pasado, y Dunant no nos decepciona: su novela empieza cuando Fiammetta, conocida por sus cascadas de cabellos dorados, casi es escalpada por los soldados alemanes luteranos que saquean la Roma del Papa Medici, Clemente VII.
Fiammetta y Bucino huyen a Venecia con la única riqueza que pueden rescatar, varios puñados de piedras preciosas. Volviendo a la ciudad natal de Fiammetta, ella se establece como la cortesana que rivalizará con todas las guapas famosas en un tratado satírico titulado ‘Register of Courtesans’ [Registro de Prostitutas].
Por supuesto, hay más historia. Tras su llegada, Fiammetta descubre que su madre, que también era una cortesana famosa, ha muerto dolorosamente, "podrida con enfermedades que le provocaron cien hombres diferentes", mientras Fiammetta y Bucino se enriquecían en Roma. En el entretanto, La Draga, amiga de infancia de Fiammetta, se ha convertido en una famosa curandera -algunos dicen bruja- y es ella quien trata las terribles heridas en la cabeza de Fiammetta. El escandaloso poeta Pietro Aretino, un personaje real presentado aquí como un hombre que amó a Fiammetta, también se hizo camino de Roma a Venecia tras la invasión alemana.
Con estos elementos, Dunant conjura la historia de una joven y bella cortesana (tiene 21 cuando empieza la novela), sus amantes, su enano, su amiga más querida y la circunspecta Venecia que todavía era La Serenissima.
Dunant sabe escribir. Ocasionalmente nos sorprende con frases como "el rancio aroma de la magia en su cabello" o "amor: el único otro achaque es que fatal para una cortesana". Pero también puede estropear su relato con una frase moderna cuyas cadencias desentonan. Cuando escribe sobre "flores falsas" y "dedos mágicos", el hechizo se rompe.
Por supuesto, no es el italiano del siglo 16 el que oímos cuando seguimos a los personajes de Dunant, pero no se nos debería recordárnoslo de manera tan descarada. Una novela histórica necesita un lenguaje lo suficientemente transparente como para crear la impresión de autenticidad o un lenguaje inventado que sugiera el pasado, pero Dunant no ha encontrado ninguno de los dos de manera consistente. Y aunque su interpretación de la hipocresía veneciana y sus perpetradores es aguda, su trama no es completamente satisfactoria. Esta es mucho más la historia del enano que la de la cortesana -como si el poco fiable narrador se hubiese apoderado de la historia, eclipsando su tópico declarado.
La fuerza de la novela reside en su descripción de la crueldad de Venecia, que sostiene los magníficos y relucientes efectos de la ciudad. Pero la debilidad de la novela está en sus disgregaciones rococó, como si Dunant hubiese perdido la hebra en el laberinto y tratara de escribir sobre demasiadas cosas -la vida secreta del enano Bucino, los amores de su cortesana, la locura de los viejos lascivos (y también de los jóvenes), la crueldad de las misóginas acusaciones de brujería. El lector no sabe nunca qué elemento es crucial. Y Fiammetta es el más brumoso de todos los personajes. Para cuando llegamos al final, su destino no nos interesa demasiado, ni para estallar en vítores ni para abuchear.
Las mujeres a menudo son atraídas por la ficción histórica como un modo de imaginar cómo sus ancestros lograron vivir en las épocas más brutalmente sexistas de la historia. Siempre me pregunto cómo habrá sido tener 21 y ser encantadora en la Italia del siglo 16 sin ser realmente joven, pero la novela no me lo dice. Me habría gustado que Dunant me metiera en la cabeza de Fiammetta, y en la de Bucino. Y mientras La Draga (basada en una mujer real llamada Elena Crusichi) es potencialmente el personaje más interesante del libro, tampoco vuela demasiado alto.
La novela histórica tiene el potencial de ser ocasión de sátira y crítica social, como un modo de extensión del lenguaje. También puede conculcar la división entre lo literario y lo comercial -como ha ocurrido en manos de escritores como E.L. Doctorow, Gore Vidal y Marguerite Yourcenar. Dunant muestra signos de poseer el don lingüístico para unirse a esa sociedad, pero aquí parece incapaz de penetrar la historia con empatía consistentemente imaginativa. Una vez más, puede haberse apresurado demasiado bajo las cínicas exigencias de las editoriales de hoy.
Desde el éxito de ‘El Código Da Vinci’, ha habido una enorme ansiedad de noticias escabrosas del pasado. Si tenemos suficiente con apuñalamientos y conspiraciones, clérigos malvados y mujeres lascivas posando para retratos realizados por grandes artistas, ¿para qué molestarse en ir más profundamente para crear una novela histórica que se eleve al nivel de arte? En el mejor de los casos, este género no es para los débiles de corazón, pero puede recompensar los trabajos más diligentes con nada menos que la larga vista del alma humana. Olvidemos las ‘extensas sagas’ de las campañas publicitarias, los ‘salvajes anhelos’ de artistas que pintan la pulcritud y también quieren poseerla sexualmente. En las manos correctas, la novela histórica puede iluminar tanto el pasado como el futuro. Libros como esos no pueden producirse como salchichas. Pero duran.

Erica Jong es la autora de 19 libros de poesía, literatura y documentales, incluyendo tres novelas históricas, una escenificada en Venecia del siglo 16. Su próximo libro es una memoria, ‘Seducing the Demon’.

Libro reseñado:
In the Company of the Courtesan
Sarah Dunant
371 pp.
Random House
$23.95
12 de marzo de 2006
©new york times
©traducción mQh
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2 comentarios

juan c. Schoonewalff herandez -

quiero ver

Alonso Quijano -

considero muy interesante tu analisis , me gustaria me recomendaras literatura relajada y pracmatica de la epoca de la pos guerra.
gracias