murió coyote hal
[James Barron] Murió cuando se le intentaba colocar una placa de identificación.
Hal, el coyote que ocupó a los guardias del parque y agentes de policía en una cacería de dos días en Central Park el mes pasado, murió este jueves momentos antes de ser dejado libre en un bosque de quinientas hectáreas del estado en el condado de Putnam. Tenía alrededor de un año.
La causa de su muerte no ha sido determinada aún, dijo ayer Gabrielle DeMarco, portavoz del Departamento de Conservación Ambiental del estado.
Se desconoce el lugar y fecha de nacimiento de Hal. Después de su escapada en el parque, Adrian Benepe, el comisario de los parques de la ciudad, especuló que Hal pudo haber provenido del condado de Westchester y que cruzó por el puente ferroviario que conecta al Bronx con Manhattan en Spuyten Duyvil. Desde ahí, dijo Benepe, Hal pudo haber pasado hacia el West Side y en Central Park.
Estuvo en el parque durante unos días antes de que funcionarios del parque lo arrinconaran en el Santuario Natural Hallett, no muy lejos de la Pista de Patinaje Wollman y el tíovivo. Saltó sobre sus cabezas y pasó otra noche suelto antes de ser alcanzado por un dardo tranquilizante que le disparó un agente de policía.
Pasó la última semana de su vida a cargo de funcionarios del servicio de fauna de Long Island, que lo entregaron el jueves a biólogos del estado.
"Estaba en buenas condiciones cuando lo entregamos", dijo ayer una de las funcionarias, Rebecca Asman. "Quizás estaban ocurriendo otras cosas dentro de Hal. Nos pareció que se veía bien. En cuanto a las apariencias, estaba comiendo muy bien y estaba muy tranquilo, aunque los coyotes son tranquilos por naturaleza".
Los biólogos del estado lo llevaron a unos cien kilómetros al norte de Manhattan al Bosque del Estado Calfornia Hill en el condado de Putnam, cerca de Kent, Nueva York, dijo DeMarco. Allá, dijo, Hal dejó de respirar cuando los biólogos e investigadores de la Universidad de Cornell lo sujetaban para colgarle una placa de identificación en la oreja.
Dijo que habían colocado alrededor de su hocico un bozal suave, pero que no cubría su nariz. Tenía las patas amarradas, pero no se le habían inyectado tranquilizantes, dijo.
Dijo que se realizaría una necropsia para determinar las causas de la muerte de Hal. "Es raro que un animal muera durante la colocación de la identificación", dijo DeMarco. "Esperamos que la necropsia arroje luces sobre su estado de salud y si la estrés anterior durante la cacería en el parque puede haber contribuido a su muerte".
La causa de su muerte no ha sido determinada aún, dijo ayer Gabrielle DeMarco, portavoz del Departamento de Conservación Ambiental del estado.
Se desconoce el lugar y fecha de nacimiento de Hal. Después de su escapada en el parque, Adrian Benepe, el comisario de los parques de la ciudad, especuló que Hal pudo haber provenido del condado de Westchester y que cruzó por el puente ferroviario que conecta al Bronx con Manhattan en Spuyten Duyvil. Desde ahí, dijo Benepe, Hal pudo haber pasado hacia el West Side y en Central Park.
Estuvo en el parque durante unos días antes de que funcionarios del parque lo arrinconaran en el Santuario Natural Hallett, no muy lejos de la Pista de Patinaje Wollman y el tíovivo. Saltó sobre sus cabezas y pasó otra noche suelto antes de ser alcanzado por un dardo tranquilizante que le disparó un agente de policía.
Pasó la última semana de su vida a cargo de funcionarios del servicio de fauna de Long Island, que lo entregaron el jueves a biólogos del estado.
"Estaba en buenas condiciones cuando lo entregamos", dijo ayer una de las funcionarias, Rebecca Asman. "Quizás estaban ocurriendo otras cosas dentro de Hal. Nos pareció que se veía bien. En cuanto a las apariencias, estaba comiendo muy bien y estaba muy tranquilo, aunque los coyotes son tranquilos por naturaleza".
Los biólogos del estado lo llevaron a unos cien kilómetros al norte de Manhattan al Bosque del Estado Calfornia Hill en el condado de Putnam, cerca de Kent, Nueva York, dijo DeMarco. Allá, dijo, Hal dejó de respirar cuando los biólogos e investigadores de la Universidad de Cornell lo sujetaban para colgarle una placa de identificación en la oreja.
Dijo que habían colocado alrededor de su hocico un bozal suave, pero que no cubría su nariz. Tenía las patas amarradas, pero no se le habían inyectado tranquilizantes, dijo.
Dijo que se realizaría una necropsia para determinar las causas de la muerte de Hal. "Es raro que un animal muera durante la colocación de la identificación", dijo DeMarco. "Esperamos que la necropsia arroje luces sobre su estado de salud y si la estrés anterior durante la cacería en el parque puede haber contribuido a su muerte".
1 de abril de 2006
©new york times
©traducción mQh
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