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millonario encargó su asesinato


[Tom Liddy, Murray Weiss y Dan Mangan] El asesino accedó demasiado fácilmente a los sótanos de la mansión.

Nueva York, Estados Unidos. Ayer aumentaron las sospechas de que un magnate caído en desgracia que fue encontrado muerto en su mansión en Greenwich puede haber pagado a un asesino a sueldo para que lo matara, de modo que sus hijos pudieran cobrar su póliza del seguro de vida de diez millones de dólares.
"Creo que puede haber contratado a alguien para que lo mataran", dijo una fuente familiarizada con el caso sobre Andrew Kissel, un estafador de 46 años, que el lunes fue encontrado muerto, amarrado y apuñalado, en el sótano de su mansión de Connecticut.
"Lo odiaba un montón de gente, pero ¿tanto como para matarlo de este modo? No creo".
Kissel era hermano de Robert Kissel, el banquero de Merril Lynch asesinado por su esposa en Hong Kong en 2003 en el llamado ‘asesinato del batido’.
Andrew hacía frente a un montón de pleitos de acreedores que quería recuperar millones de dólares. Su muerte podía significar que sus hijos cobraran su póliza del seguro de vida, que se cree que es superior a diez millones de dólares, sin tener que preocuparse de que su patrimonio sea apropiados por los acreedores.
Pero la póliza de seguro no se pagaría si Kissel se suicidaba, dijo la fuente.
Cuando lo mataron, Andrew Kissel corría el riesgo serio de pasar un considerable período de tiempo en la cárcel.
Este mes debía declararse culpable de varios cargos criminales federales y del estado por fraude, por un total de más de 24 millones de dólares.
Además, estaba teniendo problemas con su dependencia del alcohol, transtorno bipolar, abuso de la cocaína, transtorno de control de los impulsos, estrés post-traumática y personalidad antisocial, de acuerdo a las actas judiciales del tribunal federal.
Ayer surgieron pistas claras de que la víctima conocía probablemente a su asesino, dijo una fuente.
De acuerdo al jefe de policía de Greenwich, James Walters, "no había signos de que se forzara la puerta" ni de robo en la casa de Kissel en Dairy Road, donde su cuerpo ensangrentado fue encontrado en el sótano en la mañana por un trabajador de una empresa de mudanzas.
"No fue un hecho arbitrario", dijo Walters. "Creemos que Kissel era el blanco predeterminado de esta agresión".
La razón, agregó, es "el modo en que fue ejecutado".
Las autoridades están investigando la posibilidad de que las manos y pies Kissel fueran atados y que su camisa colocada sobre su cabeza después de ser apuñalado en un intento de ocultar cómo se cometió el asesinato. Una fuente dijo al Post que Kissel había sido encontrado maniatado con manillas plásticas -unas cintas de plástico con que los agentes de policía tienden a usar durante detenciones masivas.
Una fuente dijo: "Todo indica que conocía a su asesino".
Inclusive el padre de Kissel, William, sugirió esa idea.
"Alguien entró aquí en muy poco tiempo", dijo William Kissel sobre la enorme mansión. "Alguien tenía que saber algo".
Aunque insistiendo en que él y su esposa querían a su hijo, William Kissel agregó: "Andrew hacía cosas malas. Le quitó el dinero a un montón de gente. Lo mataron de un modo extremadamente vengativo, lo mató alguien encolerizado".
Ayer la policía drenó la piscina en la lujosa propiedad del magnate, a la búsqueda de evidencias.
La autopsia indicó que Kissel murió por causa de sus múltiples heridas con arma blanca, dijo el jefe Walters, negando un informe de que la víctima también había sido baleada.
Interrogado sobre si Kissel había sido sedado antes de su muerte, Walters dijo que los análisis toxicológicos todavía no estaban completos.
Kissel fue visto con vida por última vez el domingo por la tarde, por un conocido, dijo Walters.
Agregó que la policía ha estado en contacto con su mujer separada, Hayley Wolff Kissel, magnate, analista financiera y ex campeona mundial de ski que tuvo dos hijos con la víctima, Ruth Elizabeth, de ocho años, y Dara Charlie, de seis.
El año pasado la mujer de 43 años pidió el divorcio a Kissel. Ese caso estaba pendiente en tribunales en el momento de su muerte.
"Ha estado cooperando" con la policía, dijo Walters.
Philip Russell, abogado criminal de Kissel en los casos de estafa en tribunales federales y del estado, llamó a Hayley Kissel una "persona tranquila.
"Por lo que yo sé, no hay sospechosos, pero no es mi investigación", dijo Russell.
En febrero Hayley pidió al tribunal que desalojara a Andrew de su casa, diciendo que había "considerable tensión entre la pareja y sus hijos menores".
El abogado de Hayley, Joseph Martini, dijo que los hijos de la pareja saben que Andrew ha muerto, pero no quiso comentar sobre si les habían dicho que había sido asesinado.
"Hayley Kissel está ahora preocupada de sus hijas, tratando lo mejor que puede de ayudarlas a superar esta situación increíblemente triste", dijo Martini.
El año pasado Hayley Kissel emprendió un esfuerzo inútil por la tutoría de los tres hijos del hermano asesinado de Andrew, Robert. Su madre está cumpliendo una pena de cárcel por su muerte, que provocó envenenando su batido.
Pero Hyaley perdió el intento en diciembre, cuando otros familiares accedieron a que los hijos de la pareja quedaran a cargo de la hermana de Andrew, Jane, que vive en Washington.
El abogado para el divorcio de Andrew Kissel, Howard Graber, dijo que la acción de Hayley había empezado "a recalentarse un poco".
El 28 de febrero Hayley Kissel presentó una moción al Tribunal Superior de Stamford para desalojar a su marido de su casa en Greenwich.
Esa moción observaba que Andrew había falsificado un poder de Hayley en un pagaré de dos millones de dólares y también en una transacción inmobiliaria en Vermont.
También acusaba a Andrew de tratar de vender los capitales conjuntos de la pareja, violando las leyes de Connecticut, había dejado de pagar el alquiler de su casa (que era la pensión alimenticia de Hayley) y la quería obligar a que pagara los costes de sus abogados.
Y, observaba la moción, Andrew "tiene problemas serios con el abuso del alcohol" y ha seguido tratamientos en clínicas en Greenwich y en Rhinebeck.
La moción decía que Andrew "ha empezado a beber alcohol nuevamente, consume alcohol en la propiedad y en presencia de niños menores... El acusado se ha mostrado agresivo y discutidor, especialmente cuando está intoxicado".
Graber, el abogado de Andrew Kissel, dijo que el intento de Hayley de echar a Andrew de su casa lo había dejado perplejo.
Su moción, observó Graber, fue presentada un mes antes de que la pareja accediera con sus caseros a dejar la propiedad alquilada.
Incluso si Hayley lograba convencer a un juez antes del fin de su contrato de alquiler -lo que era improbable-, no habría vivido sola en la casa más que una semana.
"Realmente, esa moción no tiene ninguna lógica", dijo el abogado.
Graber dijo que Andres "estaba bastante nervioso" cuando se reunió con el abogado especializado en divorcios el mes pasado.
"No le pregunté por qué", dijo Graber. "Di por sentado que cualquiera que corre el riesgo de pasar diez años en la cárcel está nervioso".

Heidi Singer, Marsha Kranes, Kati Cornell Smith y Laura Italiano contribuyeron a este reportaje.

murray.weiss@nypost.com

5 de abril de 2006
©new york post
©traducción mQh
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