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enterrados vivos y otros reportajes chilenos


1. Anulan procesamiento de Pinochet. 2. Enterrados vivos. 3. Héroe chileno de la Revolución Cubana. 4. Caso Paris sin amnistía.
Corte anula procesamientos en contra de esposa e hija de Pinochet. La resolución, de votos contra uno, echa por tierra la resolución del ministro Carlos Cerda, quien había procesado a Lucia Hiriart y María Verónica Pinochet por evasión tributaria. La Quinta Sala de la Corte de Apelaciones de Santiago anuló, por dos votos contra uno, los procesamientos dictados en contra de Lucía Hiriart Rodríguez y María Verónica Pinochet, imputadas por el delito de evasión tributaria en el marco de la investigación por los dineros ocultos de Augusto Pinochet.
El tribunal de alzada capitalino argumentó que si bien se dedujo una querella en contra del militar en retiro, no ha ocurrido lo mismo con ambas implicadas.
La resolución que emitieron los magistrados Alfredo Pfeiffer, Haroldo Brito y el abogado integrante Benito Mauriz, desestimó los argumentos esgrimidos por el ministro Carlos Cerda, al establecer que "los autos de procesamiento han sido dictados por un juez que carece de jurisdicción para juzgar a las personas a que ellos se refieren y por los hechos que en ellos se les atribuye, motivo por el cual procede que sean dejados sin efecto así como todas las actuaciones llevadas a cabo en relación con las apelantes y que no digan relación con los hechos adscritos a la querella deducida por el Servicio de Impuestos Internos".
Dentro de los encausamientos dictados por Cerda, se establece que la esposa del ex dictador perjudicó al Fisco en 449 millones 389 mil 621 pesos y María Verónica Pinochet en 540 mil pesos.
A fines de abril, la Quinta Sala de la Corte de Apelaciones de Santiago anuló también los procesamientos por evasión tributaria y falsificación de instrumentos públicos que recayeron sobre Jacqueline Pinochet Hiriart, en el marco de la investigación del caso Riggs.
De esta forma el tribunal de alzada capitalino anuló los encausamientos dictados por Cerda el 23 de enero pasado, en que imputó a la hija menor del ex dictador Augusto Pinochet por fraude al fisco por un monto de 25 millones de pesos, además de uso de pasaportes falsos.
En la resolución, la sala establece que en el curso de las indagatorias no se pudieron justificar los requisitos estipulados en el artículo 274 del Código de Procedimiento Penal y, por ende, la imputada no figura dentro de la querella que el Servicio de Impuestos Internos (SII) interpuso desde los inicios de la causa en contra de Pinochet Ugarte.
El veredicto consigna que "en lo jurisdiccional, habiéndose omitido el ejercicio de acción penal que la ley le confiere en articulo 162 del Código Tributario en privativa al director del Servicio de Impuestos Internos, no puede dictarse auto de procesamiento en contra de la imputada por no encontrarse justificado a su respecto los requisitos señalados en el artículo 274 del Código de Procedimiento Penal".
En el fallo de enero del año en curso se indicó que Lucía Hiriart eludió tributos por 449.389.621 pesos, su hija Lucía Pinochet lo hizo por 453. 857. 024 pesos, Marco Antonio Pinochet por 128.170.684 pesos y su esposa María Soledad Olave por 35.442. 359 pesos. Jacqueline Pinochet fue acusada de eludir tributos por 25 millones y María Verónica Pinochet por 540.000 pesos.
En la misma resolución, y también por declaraciones tributarias maliciosas, Cerda procesó al ex albacea de Pinochet, Oscar Aitken, a quien le atribuye haber evadido mil 692.368.595 pesos, y a quien fuera la secretaria personal del dictador, Mónica Ananías, imputada de eludir 92.195. 492 pesos.
En una segunda parte del veredicto, el magistrado procesó además a Augusto Pinochet Hiriart, como autor del delito de falsificación de pasaportes. Por este mismo delito, y en calidad de autoras, fueron procesadas además sus hermanas Inés Lucía, Jacqueline y María Verónica.

1 de junio de 2006
©la nación
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enterrados vivos


[Felipe Castro] Casos de catalepsia dan pánico en el cementerio. La leyenda de Rosario Zuazagoitía es la más impactante. Cristián Niedbalsky relata viejas historias de gente enterrada viva, desatando el temor de los visitantes.
Cuando Cristián Niedbalsky se pone la túnica monacal con la que guía las visitas nocturnas por el Cementerio General, deja aflorar cuentos que lleva dentro. Desde que empezó con esta labor -que baraja junto con las relaciones públicas del camposanto-, lo sorprende que muchos de los visitantes prestan particular atención a tres casos que tienen que ver más con medicina que con fantasmas y almas en pena.
Son tres historias de catalepsia, mal que en épocas pasadas llevó a que gente viva, que perdió sus signos vitales, fuese sepultada por error, para después despertar al interior de un ataúd.
"El más impactante es el de Rosario Zuazagoitía, esposa de Mariano Egaña", cuenta Niedbalsky. Cuando murió, en 1832, su hermana Carmen -quien después se casó con el viudo-, le ató las manos con un pañuelo, para simular una actitud de oración", relata.
Al fallecer Carmen fue necesario unir sus restos con los de su hermana, que debió ser reducida para que cupieran ambas en el mausoleo familiar. "Al abrir la urna de Rosario, encontraron sus manos desatadas, su cuerpo en otra posición, incluso se hallaron trozos de uña incrustados en la urna", narra el guía.
Otro caso emblemático es el de un sacerdote que despertó después de ser enterrado, dando fuertes golpes al interior de la urna, los que fueron escuchados por un albañil que hacía reparaciones cerca del féretro. "Lo rescataron y volvió a hacer misa, con mucha más fe que antes, hasta que llegó el día en que falleció definitivamente... o no hubo otro albañil que lo salvara", bromea Niedbalsky.
A este se suma el de un joven indigente que fue rescatado de una fosa común para perecer definitivamente a los pocos minutos.
"La gente, cuando hace comentarios al respecto, demuestra que le tiene terror a verse encerrado en una urna, como si tuvieran la pesadilla de ser sepultados vivos", dice el guía.
El neurólogo Hugo Lara asegura que este pánico se debe a la muy común claustrofobia, cuyo ícono máximo es el encierro en un ataúd. "Pero hoy está injustificado, ya que la catalepsia, que es una manifestación de la narcolepsia, dura sólo unos minutos, y para que te entierren, por razones legales, se requieren mínimo 48 horas de plazo", concluye.

1 de junio de 2006
©las últimas noticias
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olvidado héroe chileno


[Cristóbal Peña] De la Revolución Cubana. Hace 35 años, en un accidente aéreo en Los Cerrillos, falleció el piloto iquiqueño Jacques Lagas. Lagas fue marino, militante socialista y aviador comercial. Más por aventura que por vocación política, en 1959 se sumó a las fuerzas de Fidel Castro, quien lo condecoraría como Héroe de Playa Girón por sus hazañas a bordo de un B-26 refaccionado por él. La gloria, eso sí, le duró poco: entró en pugna con el oficialismo cubano y se convirtió en renegado. La historia quedó documentada en sus memorias.
Cuando recién había recogido el tren de aterrizaje, elevado a cien metros de altura, el viejo Curtis C-46 acusó una falla en su hélice derecha. Una falla que la detuvo en seco. La nave de carga de la empresa Alfa, con dos tripulantes y dos pasajeros a bordo, había despegado a las 4:23 de la madrugada desde Los Cerrillos y tres minutos después, ante la porfía de un motor, se precipitaba en los terrenos del fundo Vista Alegre, a dos kilómetros del aeropuerto.
La primera cuadrilla de rescaté presenció un espectáculo aterrador. Aún sujeto a la butaca del avión, que se había partido en dos y ardía en llamas, estaba el piloto Edgardo Osses. Había muerta de forma casi instantánea. Los otros tres que iban a bordo seguían con vida, pero sus cuerpos humeaban y se retorcían en el campo. Uno de ellos era el piloto chileno Jacques Lagas Navarro, ex capitán de la Fuerza Aérea Rebelde de Cuba y protagonista de los combates aéreos que derivaron en la derrota definitiva de las fuerzas anticastristas, que moriría horas después en la Asistencia Pública.
Su muerte, ocurrida el 25 de mayo de 1971, fue cubierta por la prensa chilena, pero pasó inadvertida en Cuba. Aunque su papel había sido decisivo en los combates de Playa Girón y Bahía Cochinos, al punto de ser condecorado por Fidel Castro, el piloto chileno se desencantó tempranamente y volvió renegado a su país, tras una penosa pugna con la oficialidad.
A 35 años de su muerte el hombre ha sido olvidado casi por completo. En Cuba fue borrado de la historia oficial; y acá, pese a que es de los pocos pilotos chilenos, sino el único, que ha peleado en una guerra de verdad, no engalana panteón alguno.
A Jacques Lagas, hijo de inmigrante holandés, nacido en Iquique en 1925, no hay dónde ubicarlo. Fue expulsado de la Marina y de Lan Chile lo despidieron por sumarse a una huelga. Militó en las filas del Partido Socialista y abrazó solidariamente la causa de la Revolución Cubana. Y aunque murió convencido de que había que defender esa revolución, gustoso habría peleado después contra Fidel.
Alguna vez se instaló una placa recordatoria en el lugar donde se estrelló el Curtis C-46, pero esa placa ya no está y el lugar lo ocupa hoy el mall Plaza Oeste.

Su Propio Avión
Si hoy se conocen las hazañas de Jacques Lagas es porque él mismo se ocupó de que no se olvidaran. A su retorno a Chile, en 1962, comenzó a escribir un libro que publicó dos años después con el título de ‘Memorias de un capitán rebelde'. Narrado con pluma segura, en caliente, y la frente en alto, es un valioso documento histórico que no deja títere con cabeza. Ni siquiera a su autor: la guerra dejó traumas que se fueron agravando con su progresivo desencantamiento.
A Cuba llegó a principios de 1959, una vez que Castro conquistó el poder, y de los chilenos que se enrolaron en la Fuerza Aérea Revolucionaria, FAR, fue el único piloto que entró en combate directo. Los dos primeros años estuvo dedicado fundamentalmente a misiones de instrucción y transporte, pero en abril de 1961, con la invasión estadounidense de Bahía Cochinos, y ante la escasez de pilotos de guerra, pasó a la primera línea.
En esos días Lagas mostró valor, aparte de ingenio. El historiador aeronáutico Iván Siminic, uno de los pocos que se han ocupado del personaje, escribió que frente al desastroso estado de la flota aérea castrista, el piloto construyó un particular B-26, a partir de aviones dados de baja, un modelo de bombardero sin bombas, "cuyo único armamento consistía en seis ametralladoras de calibre .50 en la nariz, cuatro a estribor y dos a babor". Y para hacerlo más suyo, en el fuselaje gravó su nombre y rango, una bandera chilena y el lema ‘Por la razón o la fuerza' distintivo dentro de un rayo rojo. Con este aparato, que bautizó El Caballo, se lanzó a la gloria.
En su libro escribe que un día voló sin escolta, "en un cielo infestado de aviones enemigos que, según nos enteramos después, eran 16 en total. Dieciséis contra uno. La cosa era seria". En otra batalla se enfrentó solitario a una flota de 13 barcos. "Era cosa de locos, y yo era más loco, por intentarlo", escribió. Se habituó a esquivar y recibir fuego amigo y enemigo (ambos bandos tenían el mismo modelo y color de avión), y al término de nueve misiones exitosas, varias heroicas, el piloto chileno, junto a seis cubanos y un nicaragüense fue condecorado por Fidel Castro. El honor le duró poco.

Penoso Retrato
Terminada la batalla final, Lagas empezó a tener serios problemas con algunos compañeros, particularmente con aquellos que, según el libro, ascendían y copaban los primeros puestos sin haber disparado un tiro. O peor: que habían sido leales a Batista. El mérito empezó a ser partidista, acusa, y a medida que era pasado a llevar y el régimen se abanderizaba con Moscú, su anticomunismo se tornó crónico.
En sus memorias cita varios hechos que en su óptica fueron afectando la honra y ética militar de las FAR, pero de sus quejas se adivina que la desilusión se originó en asuntos más personales que políticos. Así, las desavenencias derivaron en lo que describe como una "persecución sistemática y organizada" en su contra. El retrato que hace de sí mismo es penoso, a veces patético. Oficialmente siguió siendo capitán de las FAR, de uniforme verde oliva, galones y pistola al cinto, pero en los hechos terminó viviendo encerrado en un departamento de La Habana, ahogando sus penas en alcohol. Dos veces intentó suicidarse, y una cubana, que sería su esposa y madre de sus dos hijos llegó a salvarle la vida.
Los últimos meses de este período se los pasó escribiendo cartas a Ernesto Che Guevara y Raúl Castro -quienes nunca acusaron recibo- y haciendo guardia en las oficinas de Punto Cero para intentar entrevistarse con Fidel, a quien recuerda "rodeado de su cohorte de aduladores y guardaespaldas". Un día, por cansancio, este lo recibió, y ahí Lagas, según cuenta, le soltó todo, que cientos de ex combatientes habían sido "vejados y humillados" por no estar afiliados al PC cubano, que habían sido víctimas de "injusticias y canalladas", que la FAR estaba maleada. Fidel lo escuchó atento y terminó ofreciéndole una casa y un auto para que se tomara unas buenas vacaciones, pero el chileno, a esas alturas, no quería más guerra.
En diciembre de 1961 el piloto volvió a Chile y fue recibido como un mito viviente, asistiendo a cuanta cena y acto se organizó en su honor. Pero Lagas no estaba para homenajes; quería acción, y a principios de 1962 volvía a la isla dispuesto a terminar la tarea. "Había que recuperar esa revolución, costase lo que costase", escribió.

Últimos Días
No queda claro qué pretendía hacer exactamente de vuelta donde no lo querían,: con suerte consiguió un puesto menor en Cubana de Aviación. Lagas, el héroe de Playa Girón, era porfiado y demoró unos ocho meses en darse cuenta que había ido a perder el tiempo. a enfermarse de los nervios y ganarse más problemas que no terminaron una vez que estuvo de vuelta en Chile, a fines de 1962.
Se separó de su mujer, quien partió a vivir a Miami con sus dos hijos y se encerró a llorar sus penas en un departamento de la calle Londres. Su sobrino, Ariel Lagas, recuerda que llegó a pesar 40 kilos y que tuvo que ser rescatado por su hermano René, padre de Ariel, para que no se perdiera. "Estaba mal el tío", dice el sobrino, que vivió con él y guarda su bitácora y unas pocas fotos de su época de gloria.
No se conservan imágenes de sus últimos días, pero es seguro que estaba un poco mejor. Jacques Lagas Navarro había vuelto a volar, y aunque estaba en una compañía menor y era copiloto, ya no pedía más. En su caso, después de todo lo vivido, la cosa era esa: morir con las botas puestas.

26 de mayo de 2006
©la tercera
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caso paris sin amnistía


Corte Marcial desestimó aplicar amnistía en caso de Enrique Paris. Pocas veces se han logrado acuerdos unánimes entre los representantes de las Fuerzas Armadas y los ministros civiles que integran la Corte Marcial. Pero ayer hubo una excepción no menor, porque en forma unánime anularon las amnistía para reabrir un caso.
Se trata del proceso por el secuestro y desaparición del doctor Enrique Paris, asesor del presidente Salvador Allende. El facultativo fue uno de los detenidos del palacio de La Moneda, el 11 de septiembre de 1973, conducido al regimiento Tacna donde se le pierde el rastro.
En el fallo del tribunal de alzada castrense, se dejó sin efecto el sobreseimiento definitivo que el juez militar de Santiago había decretado en el proceso, aplicando el Decreto Ley de Amnistía de 1978 argumentando le principio de "cosa juzgada" y cerrar el caso.
La Corte Marcial, de esta forma, resolvió además derivar el caso al ministro de fuero Juan Eduardo Fuentes Belmar, quien investiga la suerte que corrieron los detenidos de La Moneda.
La resolución fue el resultado de un recurso de apelación interpuesto por el abogado del Fasic, Nelson Caucoto, querellante contra los autores del secuestro.
El profesional sostuvo que lo resuelto por la Corte Marcial viene a poner orden en esta investigación, "ya que lo sucedido con los prisioneros de La Moneda es desde hace largo tiempo materia exclusiva de los tribunales ordinarios, correspondiéndole al ministro Eduardo Fuentes, por mandato de la Corte Suprema el conocimiento de esos hechos".
Destacó que por ello se trata de una resolución "que demuestra lo incongruente que es, que en pleno siglo XXI, la justicia militar todavía esté conociendo el proceso por detenidos desaparecidos o ejecutados políticos, lo que no ocurre en ninguna parte del mundo".
Por contraste, el caso de Enrique Paris Roa se encuentra entre los 48 presuntos errores cometidos por el Servicio Médico Legal (SML) en la identificación.
La identidad del ex asesor presidencial se confirmó en 1996, entregándose los restos a sus familiares, en una ceremonia a la que concurrió el ex Presidente Ricardo Lagos.
Una vez remitida la causa al ministro Fuentes, éste deberá decretar las primeras diligencias, para tratar de determinar quiénes participaron en su ejecución, como también las circunstancias del hecho.
La suerte de los detenidos de La Moneda comenzó a develarse en 2000 cuando se descubrieron los restos de Juan Rivera Matus en la zona militar de Peldehue. Posteriormente, se encontraron restos de fosa común donde aproximadamente quince cuerpos fueron dinamitados y removidos en la operación de 1978 conocida como "retiro de televisores".

2 de junio de 2006
©la nación
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