mataron a al-zarqawi
Helicóptero estadounidense disparó proyectil contra casa.
Bagdad, Iraq. El primer ministro iraquí anunció hoy en una sorprendente rueda de prensa la muerte de Abu Musab al-Zarqawi. El líder de Al Qaeda en Iraq murió cerca de Baquba después de un ataque conjunto estadounidense-iraquí, dijo el primer ministro Nouri al-Maliki.
Helicópteros americanos dispararon proyectiles contra la casa ocupada por Zarqawi y un grupo de hombres, de acuerdo a funcionarios estadounidenses e iraquíes. Tropas iraquíes en el terreno removieron a Zarqawi de la casa y murió mientras estaba en custodia, dijeron las autoridades.
Se reportaron otras bajas en la casa, incluyendo la muerte del asesor espiritual más cercano a al-Zarqawi.
El general George Casey, el comandante en jefe de las tropas norteamericanas en Iraq, confirmó la muerte de Zarqawi. Dijo que su cuerpo fue identificado por sus huellas digitales.
El jordano Zarqawi estaba acusado por Estados Unidos de la decapitación de rehenes extranjeros y de organizar atentados suicidas que han matado y mutilado a cientos de personas en Iraq.
Observadores y oficiales norteamericanos advirtieron que no esperan que su muerte reduzca de manera dramática la violencia en Iraq. Gran parte del aumento de ataques recientes se atribuyen al conflicto religioso entre sunníes y chiíes.
Esas tensiones aumentaron el lunes tras el secuestro de cincuenta personas en el centro de Bagdad por hombres armados con el uniforme de la policía y el asesinato a tiros, el domingo, de 21 chiíes al norte de la capital, incluyendo a estudiantes sacados de su furgoneta.
La policía dijo ayer que quince de los secuestrados fueron liberados con signos de haber sido torturados, pero no entregaron información sobre sus identidades.
Un coche bomba estalló ayer en un mercadillo al aire libre en un barrio de predominancia chií en Bagdad, matando al menos a dos personas y dejando heridas a otras doce -uno de los varios ataques que, ayer, terminaron con la vida de 21 personas en todo el país.
También ayer cientos de prisioneros iraquíes recién liberados, besaron la tierra después de ser dejados en estaciones de autobuses como parte de la decisión del primer ministro Maliki de liberar a esos reclusos en un intento por apaciguar a los sunníes y fomentar la reconciliación en su fragmentada nación.
Dirigentes políticos sunníes acogieron la iniciativa, aunque algunos expresaron el temor de que la liberación fuera neutralizada por más detenciones. Han habido acusaciones de que los sunníes han sido víctimas de detenciones arbitrarias e incluso de torturas a manos del gobierno chií.
"Queremos una solución real", dijo el diputado sunní Mohammed al-Dayeni, pidiendo la liberación de todos los detenidos. "Queremos que terminen los allanamientos y las detenciones arbitrarias en todas las provincias iraquíes, y sólo de ese modo podremos garantizar un ambiente más seguro".
El gobierno prometió la liberación de un total de dos mil detenidos, cuyos casos han sido revisados, en tandas de unos quinientos por vez. Los primeros 594 fueron liberados ayer de cárceles administradas por estadounidenses e iraquíes en todo el país, incluyendo la de Abu Ghraib.
Maliki ha convertido la seguridad y la reconciliación en una de las prioridades del nuevo gobierno. Pero también prometió reprimir la violencia atribuida a menudo a la resistencia sunní, y dijo que el plan de liberaciones excluye a los partidarios del derrocado presidente Saddam Hussein, así como a "terroristas que tienen las manos manchadas de sangre de iraquíes".
Uno de los reclusos liberados, Mohammed Jassim Hameed, dijo que fue detenido el 19 de diciembre de 2004, y acusado de secuestrar a los empleados de una compañía de teléfonos. Dijo que había estado en varios centros de detención norteamericanos, incluyendo los de Abu Ghraib y Camp Bucca.
"Nos daban la misma comida todos los días. Estábamos hasta la tuza", dijo Hameed, que está en la cincuentena.
Una mujer que se identificó a sí misma como Um Ahmed, dijo que le dijeron en el Partido Musulmán Sunní, que su marido Salih Khalid Salih sería liberado.
"Hace tres meses que estoy esperando", dijo, llorando debido a que no lo pudo encontrar entre los detenidos que llenaban los autobuses, muchos de ellos arrodillándose y besando el suelo.
Representantes del Partido Islámico Iraquí, el grupo sunní más grande en la coalición de gobierno, saludó a los detenidos.
El primer ministro dijo el martes que serían liberados 2.500 prisioneros, pero su despacho cambió esa cifra a dos mil ayer. Funcionarios iraquíes dijeron que existe un acuerdo para liberar a 14 mil detenidos una vez que sus casos sean revisados. Un informe de Naciones Unidas del mes pasado dijo que en Iraq había 28.700 detenidos. Se cree que la mayoría de ellos son sunníes.
Omar al-Jubori, miembro del Partido Islámico Iraquí, dijo que el acuerdo se produjo después de negociaciones con la embajada estadounidense y oficiales, así como después de manifestaciones callejeras. Las liberaciones "darán felicidad y esperanza a los detenidos y a las personas oprimidas en este país", dijo Jubori.
El teniente coronel Kier-Kevin Curry, portavoz de las operaciones de detención militar estadounidense, dijo que la operación de liberación de prisioneros era la más importante en un período de treinta días desde que empezara la guerra en marzo de 2003. Dijo que los hombre que están siendo liberados no eran culpables de delitos graves y habían jurado renunciar a la violencia.
Helicópteros americanos dispararon proyectiles contra la casa ocupada por Zarqawi y un grupo de hombres, de acuerdo a funcionarios estadounidenses e iraquíes. Tropas iraquíes en el terreno removieron a Zarqawi de la casa y murió mientras estaba en custodia, dijeron las autoridades.
Se reportaron otras bajas en la casa, incluyendo la muerte del asesor espiritual más cercano a al-Zarqawi.
El general George Casey, el comandante en jefe de las tropas norteamericanas en Iraq, confirmó la muerte de Zarqawi. Dijo que su cuerpo fue identificado por sus huellas digitales.
El jordano Zarqawi estaba acusado por Estados Unidos de la decapitación de rehenes extranjeros y de organizar atentados suicidas que han matado y mutilado a cientos de personas en Iraq.
Observadores y oficiales norteamericanos advirtieron que no esperan que su muerte reduzca de manera dramática la violencia en Iraq. Gran parte del aumento de ataques recientes se atribuyen al conflicto religioso entre sunníes y chiíes.
Esas tensiones aumentaron el lunes tras el secuestro de cincuenta personas en el centro de Bagdad por hombres armados con el uniforme de la policía y el asesinato a tiros, el domingo, de 21 chiíes al norte de la capital, incluyendo a estudiantes sacados de su furgoneta.
La policía dijo ayer que quince de los secuestrados fueron liberados con signos de haber sido torturados, pero no entregaron información sobre sus identidades.
Un coche bomba estalló ayer en un mercadillo al aire libre en un barrio de predominancia chií en Bagdad, matando al menos a dos personas y dejando heridas a otras doce -uno de los varios ataques que, ayer, terminaron con la vida de 21 personas en todo el país.
También ayer cientos de prisioneros iraquíes recién liberados, besaron la tierra después de ser dejados en estaciones de autobuses como parte de la decisión del primer ministro Maliki de liberar a esos reclusos en un intento por apaciguar a los sunníes y fomentar la reconciliación en su fragmentada nación.
Dirigentes políticos sunníes acogieron la iniciativa, aunque algunos expresaron el temor de que la liberación fuera neutralizada por más detenciones. Han habido acusaciones de que los sunníes han sido víctimas de detenciones arbitrarias e incluso de torturas a manos del gobierno chií.
"Queremos una solución real", dijo el diputado sunní Mohammed al-Dayeni, pidiendo la liberación de todos los detenidos. "Queremos que terminen los allanamientos y las detenciones arbitrarias en todas las provincias iraquíes, y sólo de ese modo podremos garantizar un ambiente más seguro".
El gobierno prometió la liberación de un total de dos mil detenidos, cuyos casos han sido revisados, en tandas de unos quinientos por vez. Los primeros 594 fueron liberados ayer de cárceles administradas por estadounidenses e iraquíes en todo el país, incluyendo la de Abu Ghraib.
Maliki ha convertido la seguridad y la reconciliación en una de las prioridades del nuevo gobierno. Pero también prometió reprimir la violencia atribuida a menudo a la resistencia sunní, y dijo que el plan de liberaciones excluye a los partidarios del derrocado presidente Saddam Hussein, así como a "terroristas que tienen las manos manchadas de sangre de iraquíes".
Uno de los reclusos liberados, Mohammed Jassim Hameed, dijo que fue detenido el 19 de diciembre de 2004, y acusado de secuestrar a los empleados de una compañía de teléfonos. Dijo que había estado en varios centros de detención norteamericanos, incluyendo los de Abu Ghraib y Camp Bucca.
"Nos daban la misma comida todos los días. Estábamos hasta la tuza", dijo Hameed, que está en la cincuentena.
Una mujer que se identificó a sí misma como Um Ahmed, dijo que le dijeron en el Partido Musulmán Sunní, que su marido Salih Khalid Salih sería liberado.
"Hace tres meses que estoy esperando", dijo, llorando debido a que no lo pudo encontrar entre los detenidos que llenaban los autobuses, muchos de ellos arrodillándose y besando el suelo.
Representantes del Partido Islámico Iraquí, el grupo sunní más grande en la coalición de gobierno, saludó a los detenidos.
El primer ministro dijo el martes que serían liberados 2.500 prisioneros, pero su despacho cambió esa cifra a dos mil ayer. Funcionarios iraquíes dijeron que existe un acuerdo para liberar a 14 mil detenidos una vez que sus casos sean revisados. Un informe de Naciones Unidas del mes pasado dijo que en Iraq había 28.700 detenidos. Se cree que la mayoría de ellos son sunníes.
Omar al-Jubori, miembro del Partido Islámico Iraquí, dijo que el acuerdo se produjo después de negociaciones con la embajada estadounidense y oficiales, así como después de manifestaciones callejeras. Las liberaciones "darán felicidad y esperanza a los detenidos y a las personas oprimidas en este país", dijo Jubori.
El teniente coronel Kier-Kevin Curry, portavoz de las operaciones de detención militar estadounidense, dijo que la operación de liberación de prisioneros era la más importante en un período de treinta días desde que empezara la guerra en marzo de 2003. Dijo que los hombre que están siendo liberados no eran culpables de delitos graves y habían jurado renunciar a la violencia.
8 de junio de 2006
©boston globe
©traducción mQh
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