espías como héroes en casa
Los cinco son, en Cuba, héroes, y canallas para los exiliados en Estados Unidos, donde están cumpliendo penas de prisión dictadas en 2001 por actividades relacionadas con el espionaje.
Su caso, antes descrito descaradamente en los medios de Miami como un retroceso a las guerras de espías de la época de la Guerra Fría, ilustra la resistencia del complicado y largo empate que enreda a Cuba, el gobierno estadounidense y los grupos de exiliados cubanos de Florida. Ahora también está planteando espinudas preguntas sobre los matices del terrorismo y del espionaje internacionales.
Funcionarios estadounidenses tienden a pintar a los agentes cubanos como infiltrados dedicados a socavar la seguridad nacional norteamericana. Pero el gobierno cubano afirma que son hombres valientes, enviados a Estados Unidos para descubrir conspiraciones terroristas montadas por grupos de exiliados cubanos que libran guerra contra el presidente cubano Fidel Castro.
Desde la convicción de los Cinco Cubanos, el alcance de la maquinaria de espionaje de La Habana -descrita por el ex analista de la CIA, Brian Latell, como "una de las cuatro o cinco mejores del mundo"- se ha hecho más aparente. En 2002, Ana Belén Montes, una analista de asuntos cubanos de la Agencia de Inteligencia de la Defensa, en Washington, fue condenada por espiar para Cuba; el año anterior, un alto funcionario de la inmigración estadounidense en Miami fue condenado por revelar a Cuba información clasificada. En enero, un antiguo profesor de la Universidad Internacional de Florida, y su esposa, psicóloga de la universidad, se declararon inocentes de los cargos de que se habían desempeñado como espías de Castro.
Pero ninguno de esos casos ha generado tanto debate como el de los Cinco Cubanos. Ha habido una oleada de apoyo para los cinco agentes entre algunos grupos y celebridades liberales estadounidenses, incluyendo a Alice Walker, autora de ‘El color púrpura', el actor Danny Glover y el autor Noam Chomsky. Un grupo de San Francisco mantiene una página web llamada ‘National Committee to Free the Cuban Five' [Comité Nacional Libertad para los Cinco Cubanos]. El ayuntamiento de Detroit incluso ha aprobado en marzo una resolución pidiendo su liberación, diciendo que los agentes intentaban evitar actos de terror contra Cuba.
Los llamados a su liberación ganaron ímpetu en agosto pasado cuando una comisión de tres jueces de la Corte de Apelaciones del 11 Circuito estadounidense, de Atlanta, revocara las condenas y ordenara un nuevo juicio, debido los prejuicios existentes en el bastión del exilio cubano de Miami. La resolución está siendo revisada por una corte.
En una entrevista reciente, Ricardo Alarcón -presidente de la Asamblea Nacional cubana y la tercera figura política más poderosa de la isla después de Castro y su hermano Raúl-, describió el trabajo de los agentes secretos como el derecho de un país soberano a defenderse a sí mismo. Dijo que Cuba era víctima del terrorismo, un país bajo la amenaza de violencia.
Alarcón dijo que cientos de ciudadanos cubanos han sido asesinados en atentados terroristas desde que Castro llegara al poder en 1959 y recordó pancartas que decían "Iraq ahora, Cuba después" en manifestaciones en Miami cuando la invasión estadounidense de Iraq en 2003.
Interrogado sobre si Cuba continuaría enviando agentes a Estados Unidos, Alarcón pasó del español al inglés y dijo enfáticamente: "Sí, con mayúscula".
La Red Avispa
José Basulto, fundador de un grupo anticastrista de Miami, recuerda a un joven llamado Rubén Campa que mataba el tiempo en el aeropuerto donde Basulto guardaba sus aviones a mediados de los años noventa. Los aviones estaban siendo utilizados para salvar a refugiados cubanos que naufragaban en el océano entre Florida y Cuba y arrojar octavillas anticastristas sobre La Habana, una táctica que enfurecía al gobierno cubano.
Campa se hizo rápidamente de algunos amigos y se mostró "ansioso de subirse al carro", recordó Basulto, y pronto estaba realizando misiones para el grupo, Hermanos al Rescate.
Después de que los espías fueran arrestados en septiembre de 1998, Basulto dijo que se había enterado de que Rubén Campa era un alias tomado de prestado a un niño de Tejas muerto y que el verdadero nombre del recluta era René González. González y nueve otros fueron arrestados y acusados de manejar ‘La Red Avispa', que los fiscales dijeron que espiaban bases militares estadounidenses y grupos de exiliados cubanos.
Finalmente se formularon cargos contra otros cuatro más, llevando el total de acusados a catorce, y convirtiendo el juicio en uno de los casos de espionaje múltiple más grandes en la historia de Estados Unidos. También, tres meses después de las detenciones iniciales, fueron expulsados tres diplomáticos cubanos de Naciones Unidas, acusados de estar implicados en la red de espionaje de Miami.
Cinco de esos acusados se declararon culpables. Otros cuatro siguen fugitivos, pero González y los otros en los Cinco Cubanos -Gerardo Hernández, Antonio Guerrero, Ramón Labañino y Fernando González (que no está relacionado con René González- han rechazado las acusaciones.
Los años previos a los arrestos habían sido particularmente tensos.
En 1997, hubo una serie de atentados terroristas con bomba en hoteles de La Habana. Murió un turista italiano. El gobierno cubano sospechaba de grupos de exiliados en Miami, de estar implicados en los atentados en un intento de socavar la floreciente industria turística cubana. En esa época, el gobierno cubano veía a Basulto, un operativo adiestrado por la CIA, como una amenaza. En 1961 disparó un cañonazo desde una lancha frente a las costas de La Habana, impactando en un hotel.
Alarcón dijo que el verano de 1998 funcionarios de la inteligencia cubana entregaron un paquete de documentos con sus preocupaciones a agentes del FBI en una reunión en La Habana. Poco después se dieron a conocer las detenciones de la Red Avispa. Alarcón se quedó apoplético.
"Mataron al mensajero", pensó Alarcón en la época, diciendo que Estados Unidos había traicionado a Cuba.
Guy Lewis, ex fiscal estadounidense que supervisó el proceso de los Cinco Cubanos, dijo en una entrevista que uno de los agentes trabajaba como mecánico en la Estación Naval Aérea de Key West y otro contaba los aviones desde su apartamento cerca de Base de la Fuerza Aérea MacDill en Tampa, donde se coordinaban operaciones militares de ultramar.
"Está claro", dijo Lewis, "que el servicio de inteligencia cubano mantiene un contingente de agentes muy bien adiestrados, organizados y financiados".
Juicio en Miami
Mientras los Cinco Cubanos esperaban el juicio en Miami, los exiliados cubanos causaban un tumulto en torno a Elián González, un niño de seis años encontrado frente a la costa de Florida después de que naufragara el bote que lo llevaba de Cuba a Estados Unidos, muriendo su madre y otros diez refugiados.
Siete meses después del retorno de González a su padre en Cuba, empezó en Miami la selección de los miembros del jurado para el juicio de los Cinco Cubanos con las objeciones de los abogados de la defensa que argumentaban que era imposible que el juicio fuera justo tan poco después de que el caso de González hubiera inflamado una ciudad llena de exiliados anticastristas.
Los jurados oyeron declaraciones durante seis meses sobre mensajes codificados enviados a Cuba y nombres en clave. La defensa argumentó que los acusados debían ser dejados en libertad debido a que no recogieron informaciones clasificadas y no penetraron a áreas prohibidas de bases militares. Los fiscales dijeron que era el hecho de que no se habían inscrito como agentes extranjeros y su intención de recoger informaciones sensibles lo que merecía ser sancionado.
El jurado -que no incluía a cubanos americanos- condenó a los cinco. Hernández fue condenado a cadena perpetua por cargos de conspiración para matar por haber dateado a René González y otro espía cubano para que no volaran con los Hermanos al Rescate el día en que, en 1996, los militares cubanos derribaron dos de los aviones del grupo, matando a cuatro de sus tripulantes.
El diario oficial de La Habana, Granma, respondió con un editorial en primera plana, con el titular: "Heroica Conducta en las Entrañas del Monstruo".
Hipócritas
Una tarde hace poco, en un vecindario detrás del desconchado y desteñido complejo deportivo José Martí en el centro de La Habana, Antonio Lagé esquivó a unos niños jugando debajo del tablón de anuncios de un apartamento que, como otros muchos en La Habana, estaba adornado con una foto de los Cinco Cubanos. "Hipócritas, eso es lo que son Bush y los norteamericanos: hipócritas", dijo. "Hablan de luchar contra el terrorismo, pero meten a esos héroes en la cárcel por tratar de parar a los terroristas en Miami".
Leonard Weinglass, un renombrado abogado defensor, se ha encargado de la apelación de Hernández después de una carrera que incluye la representación de algunos de los Siete de Chicago, que se habían manifestado contra la guerra durante la convención del Partido Demócrata en 1968, y del ex Black Panther y recluso del corredor de la muerte, Mumia Abu-Jamal.
Weinglass convenció a la corte de apelaciones de que los espías acusados no estaban teniendo un juicio justo en Miami. Ahora su estrategia es reconocer que hubo una violación técnica de la ley, pero que las acciones de sus clientes fueron necesarias para salvar vidas.
"Si ellos son atacados, ¿tiene un país el derecho a enviar agentes a otro país para obtener información?", preguntó Weinglass, mientras sorbía un mojito en el patio del legendario Hotel Nacional de Cuba. "Esa es una importante cuestión de inteligencia".
Weinglass y las mujeres y madres de varios agentes en la cárcel se hicieron con más aliados durante un discurso ante un grupo jurídico de California en La Habana, entre ellos el congresista demócrata de 16 años, Esteban E. Torres.
"Es realmente un aborto de la justicia", dijo Torres. "Nos dice algo sobre nuestro gobierno y el sistema judicial y el servicio de inteligencia: Van a hacer cualquier cosa con tal de agarrar a Fidel".
Aunque Castro no ha sido nunca vinculado al caso, expertos en inteligencia estadounidenses dicen que creen que el presidente cubano supervisa personalmente misiones de espionaje de alta prioridad en el extranjero.
"Y es bueno", dijo Latell, autor del libro ‘Después de Fidel'. "Es realmente muy bueno".
Alarcón dijo que enviarían a Estados Unidos más agentes, aunque los expertos en Cuba dijeron que la amenaza de los exiliados -real o supuesta- esta reduciéndose.
Alarcón señaló que John D. Negroponte, el director de la inteligencia nacional del presidente Bush, dijo hace poco que Estados Unidos tenía más de cien mil empleados en inteligencia.
Cuba no tiene tantos funcionarios de inteligencia, dijo Alarcón, pero tiene más agentes que los cinco que están ahora en prisión. El número real, dijo, "está entre los que tiene Estados Unidos y los Cinco".
3 de junio de 2006
©washington post
©traducción mQh
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