dos reportajes: pisagua y vírgenes del siglo 21
1. Culpan a mayor por crímenes en Pisagua. 2. Vírgenes chilenas en el siglo 21.
[Luis Narváez A.] Carlos Herrera Jiménez insiste en culpar a ex edecán Krauss de crímenes de Pisagua. En carta enviada al juez que investigó el caso de DDHH. El mayor (R) reconoce ser autor material, pero que recibió órdenes para ejecutar a prisioneros de la I Región. No es primera vez que el mayor (R) Carlos Herrera Jiménez intenta causar impacto con confesiones recientes de su participaciónen violaciones de los derechos humanos cometidas durante el régimen militar.
Lo mismo hizo hace unos años, cuando acorralado por el ministro Sergio Muñoz confesó con detalles escabrosos que había asesinado, fría y calculadamente, al dirigente sindical Tucapel Jiménez, en 1982.
Hace un mes, el ex uniformado envió una carta al ministro de fuero Joaquín Billard, donde intentó exculparse de su responsabilidad en la ejecución masiva de prisioneros políticos, ocurrida en enero de 1974, en el campo de concentración de Pisagua, en la I Región.
En la misiva, el ex uniformado reconoce haber sido uno de los guardianes del lugar, tristemente recordado por ser una de las primeras fosas donde se inhumó a decenas de personas, luego de ser ejecutadas a tiros.
Asegura que disparó con su fusil a una decena de personas por órdenes de los oficiales que comandaban la unidad militar.
En su relato pone especial énfasis en el ex edecán de la Cámara de Diputados, coronel (R) Jaime Krauss Rusque, a quien incluso le imputa haberle entregado el arma con que se asesinó a un indigente que vivía bajo un puente, en las cercanías del campo de prisioneros.
Al Archivo
Pero el ministro Billard no consideró su última comunicación. El año pasado, el magistrado anuló un procesamiento que pesaba sobre Krauss, que lo hizo pasar un tiempo en la cárcel.
No sólo eso, sino que además lo sobreseyó, al concluir que no existen pruebas de que haya dado la orden de asesinar al menos a siete prisioneros.
Por ello es que la investigación (sumario) fue cerrada y se apresta a iniciar el periodo de plenario, con miras a dictar las condenas del caso, entre otros, contra Herrera Jiménez.
La defensa del mayor retirado intentó varias veces convencer al magistrado de que le concediera una audiencia para manifestarle estas ideas. Billard le otorgó algunos minutos, el 26 de julio pasado. Ese día, y bajo un fuerte contingente de seguridad, Carlos Herrera Jiménez fue trasladado desde el penal de Punta Peuco -donde cumple cadena perpetua por el crimen de Tucapel Jiménez- hasta el despacho del juez, en el tercer piso del Palacio de Los Tribunales.
Alcanzó a estar unos cuantos minutos y fue devuelto a prisión.
Fuentes cercanas al magistrado señalaron que la carta fue dirigida "al tribunal, y no se consideró en ningún momento un documento como para adjuntarlo al expediente, cuyo sumario está cerrado".
En la resolución -que data de 2004- donde Billard sobresee a Krauss, consideró que el único motivo por el cual éste estuvo detenido y procesado fue por los dichos de Herrera Jiménez, los mismos que ha sostenido siempre, no existiendo ningún otro elemento que lo inculpara.
Según el proceso, el hermano del actual embajador en Ecuador estuvo a cargo de la compañía de vigilantes de los detenidos.
Krauss fue edecán de la Cámara entre marzo de 1990 y enero de 2004, cargo que debió abandonar debido al proceso judicial que enfrentó.
El Caso
En su momento, junto a Jaime Krauss, fueron procesados Herrera Jiménez y Manuel Vega Collao, además del ex vicecomandante en jefe del Ejército, general (r) Carlos Forestier (fallecido el año pasado), como autores de los homicidios.
Como segundo comandante del campo de prisioneros de Pisagua, dentro del período de su estadía, fueron asesinados siete prisioneros: Nelson Márquez Agurto, el 17 ó 18 de enero de 1974, y Luis Manríquez Wilden, Juan Rojas Osega, Hugo Martínez Guillén, Tomás Cabello Cabello, Juan Mamani García y Nicolás Chanes Chanes, entre el 15 y el 22 de enero de ese año.
Lo mismo hizo hace unos años, cuando acorralado por el ministro Sergio Muñoz confesó con detalles escabrosos que había asesinado, fría y calculadamente, al dirigente sindical Tucapel Jiménez, en 1982.
Hace un mes, el ex uniformado envió una carta al ministro de fuero Joaquín Billard, donde intentó exculparse de su responsabilidad en la ejecución masiva de prisioneros políticos, ocurrida en enero de 1974, en el campo de concentración de Pisagua, en la I Región.
En la misiva, el ex uniformado reconoce haber sido uno de los guardianes del lugar, tristemente recordado por ser una de las primeras fosas donde se inhumó a decenas de personas, luego de ser ejecutadas a tiros.
Asegura que disparó con su fusil a una decena de personas por órdenes de los oficiales que comandaban la unidad militar.
En su relato pone especial énfasis en el ex edecán de la Cámara de Diputados, coronel (R) Jaime Krauss Rusque, a quien incluso le imputa haberle entregado el arma con que se asesinó a un indigente que vivía bajo un puente, en las cercanías del campo de prisioneros.
Al Archivo
Pero el ministro Billard no consideró su última comunicación. El año pasado, el magistrado anuló un procesamiento que pesaba sobre Krauss, que lo hizo pasar un tiempo en la cárcel.
No sólo eso, sino que además lo sobreseyó, al concluir que no existen pruebas de que haya dado la orden de asesinar al menos a siete prisioneros.
Por ello es que la investigación (sumario) fue cerrada y se apresta a iniciar el periodo de plenario, con miras a dictar las condenas del caso, entre otros, contra Herrera Jiménez.
La defensa del mayor retirado intentó varias veces convencer al magistrado de que le concediera una audiencia para manifestarle estas ideas. Billard le otorgó algunos minutos, el 26 de julio pasado. Ese día, y bajo un fuerte contingente de seguridad, Carlos Herrera Jiménez fue trasladado desde el penal de Punta Peuco -donde cumple cadena perpetua por el crimen de Tucapel Jiménez- hasta el despacho del juez, en el tercer piso del Palacio de Los Tribunales.
Alcanzó a estar unos cuantos minutos y fue devuelto a prisión.
Fuentes cercanas al magistrado señalaron que la carta fue dirigida "al tribunal, y no se consideró en ningún momento un documento como para adjuntarlo al expediente, cuyo sumario está cerrado".
En la resolución -que data de 2004- donde Billard sobresee a Krauss, consideró que el único motivo por el cual éste estuvo detenido y procesado fue por los dichos de Herrera Jiménez, los mismos que ha sostenido siempre, no existiendo ningún otro elemento que lo inculpara.
Según el proceso, el hermano del actual embajador en Ecuador estuvo a cargo de la compañía de vigilantes de los detenidos.
Krauss fue edecán de la Cámara entre marzo de 1990 y enero de 2004, cargo que debió abandonar debido al proceso judicial que enfrentó.
El Caso
En su momento, junto a Jaime Krauss, fueron procesados Herrera Jiménez y Manuel Vega Collao, además del ex vicecomandante en jefe del Ejército, general (r) Carlos Forestier (fallecido el año pasado), como autores de los homicidios.
Como segundo comandante del campo de prisioneros de Pisagua, dentro del período de su estadía, fueron asesinados siete prisioneros: Nelson Márquez Agurto, el 17 ó 18 de enero de 1974, y Luis Manríquez Wilden, Juan Rojas Osega, Hugo Martínez Guillén, Tomás Cabello Cabello, Juan Mamani García y Nicolás Chanes Chanes, entre el 15 y el 22 de enero de ese año.
25 de agosto de 2006
©la nación
vírgenes chilenas del siglo 21
[Carmen Luz Rivera] Soy virgen... ¿Y qué? Chilenas que están por cumplir treinta años y que han decidido -hasta ahora- no tener sexo. Sí, existen. Y no tiene que subir el Cerro San Cristóbal para encontrar una. Sus razones son variadas, pero predomina simplemente la idea de que la primera relación sexual sea con el príncipe azul. Y ellas se quedarán a esperarlo. Aquí tres historias de las últimas vírgenes del siglo XXI.
"¿Qué tiene de malo ser virgen a los 28? ¿Acaso soy la mujer fenómeno? No, es solamente que todavía no encuentro al hombre indicado. Me parece topísimo ser virgen a esta edad, es una opción que yo tomé y no me arrepiento de ello", sentencia Florencia, quien se siente orgullosa de su opción.
"Para mí no es un problema ser virgen. No me da miedo enfrentarlo con nadie y si me preguntan no tengo problema en contarlo. Es una opción que yo tomé y hasta que no encuentre a la persona que realmente necesito y con la que crea que debo vivir esa experiencia no me voy a desesperar ni a estresar y menos a morir".
Así de enfática es Florencia al hablar de la virginidad que la acompaña a menos de cuatro meses de cumplir 29 años. El por qué, es una opción de vida que debieron entender, incluso, sus dos pololos con quienes mantuvo relaciones prolongadas en el tiempo. "Mis dos parejas entendieron y respetaron esa decisión, porque ellos no habían tenido sexo tampoco, entonces, no era un tema que les quitara el sueño. Estábamos en la misma situación y llegábamos a un mismo límite".
Erotismo con Límite
Aunque reconoce que con ambos sí hubo caricias y juegos eróticos, propios de quienes están juntos, la situación nunca traspasó estos términos, porque Florencia "sabía que nunca tendría sexo con ellos". Un panorama que cambió radicalmente cuando conoció, luego de un verano, al primer hombre con quien se cuestionó el perder la virginidad porque con él sintió "esa cosa rica, muy hormonal", de pensar "quizás esta vez sí". Pero las cosas no fueron, entonces, cómo las había planeado. "Con él todo fue mucho más rápido, incluso, que con mis otras parejas. Después de un momento de mucha excitación, en donde, todo indicaba que la situación terminaría en sexo, este tipo no entendió, no se dio el tiempo de conversar ni nada, obviamente necesitaba un poco más de comprensión. Después de eso, él desapareció, se fue y nunca más lo volví a ver", comenta la joven.
Pese a lo desilusionadora que puede resultar esta experiencia, Florencia cree que las cosas han marchado tal como debían. "Creo que él no era no más, imagínate qué terrible hubiera sido que él hubiese salido corriendo después de tener relaciones conmigo, creo que se fue en el momento preciso, porque si actuó de esa forma estoy segura de que, simplemente, él no era".
Florencia, comenta que una de las cosas malas de no tener experiencia sexual, es que se produce un "quiebre" en la comunicación con sus amigas. "Me pasa que a veces estamos conversando y las mayoría de mis amigas ya están en otra etapa, viviendo otras experiencias, y aunque comparto con ellas, igual llega un momento en el que me tengo que marginar, sigo escuchándolas pero no puedo opinar porque no tengo más que aportar".
Pese a ello, esta joven sigue esperando al hombre con quien vivirá su primera relación sexual. Mientras tanto, se defiende: "Es una opción que tomé y no me arrepiento de nada".
Cuando el Tema Molesta
Distintas son las razones que han llevado a Marcela, a sus 26 años, a no haber experimentado su primera relación sexual. Según explica, en su virginidad han incidido dos factores: relaciones de poca duración y poco importantes, porque asegura que "para acostarte con alguien tienes que tener un felling súper profundo o que ya lleves un buen tiempo con alguien y esto se de en forma más natural".
Por cierto, que lo momentos de intimidad han existido. "Con uno de mis pololos fue todo bien apasionado y hubo momentos de mucha excitación, pero eran momentos, en los que las condiciones no estaban. Por ejemplo, estábamos en el comedor y mis papás en el patio, ese tipo de cosas y como la relación igual terminó luego, no tuvimos la instancia de avanzar en ese plano".
Al contrario, de lo que afirma Florencia, esta muchacha, reconoce que no es algo que ella quiera y que, de hecho, hace mucho tiempo, el tema se transformó en una cosa molesta. "Porque si tú tienes 21 años y te pones a pololear y, llegado el momento, le tienes que decir a tu pareja que eres virgen, a pesar de que hoy en día las niñitas pierden la virginidad a los 16 años, igual pasa. Pero, ya no son 21 son 26, saliste de la universidad, estás trabajando, entonces, mientras más pasa el tiempo más complicado va a ser el decírselo a la otra persona, porque la reacción puede llegar a ser más fuerte".
Respecto a una futura pareja, Marcela reconoce que sus temores se basan, precisamente, en el momento de conversar con la otra persona acerca de su virginidad mucho más que al mismo acto sexual, porque afirma que "en el momento de decir que eres virgen arriesgas mucho. Te arriesgas a que el mino se vaya, a que crea que eres rara, a que piense que si no has tenido relaciones a esta edad es porque tienes algún tipo de rollo sentimental o que eres demasiado conservadora, en el fondo, corres el riesgo de que te mal entiendan y no comprendan tus verdaderas razones".
Argumentos similares son los que expresa Florencia a la hora de enfrentar con una eventual pareja el tema de la virginidad. "Me asusta un poco el contarlo, porque lo más probable es que los tipos piensen que eres una mina cacho, que si no has tenido relaciones es por algo, que estás cagada y que no se den el tiempo de trabajarte. Lo más probable es que salgan corriendo".
¡Aún Quedan!
De acuerdo al Estudio Nacional de Comportamiento Sexual de los Chilenos, realizado el año 2000 por la Comisión Nacional del Sida, Conasida, la primera relación sexual se produce como promedio a los 17 años en los hombres y a los 18 en las mujeres. Con estas cifras, no es extraño que ni los propios padres de Pamela le creyeran cuando, en medio de una conversación familiar, les contó que a sus 24 años, nunca ha tenido relaciones sexuales.
Alejada de las razones éticas y valóricas, la virginidad de Pamela, al igual que Florencia y Marcela, tampoco se basa en querer guardar su castidad para el matrimonio o por creer que las relaciones sexuales están reservadas sólo al acto de la procreación. "Soy virgen por opción, no por fea ni por buena. Sí, he tenido parejas, pero ninguna significativa. Creo que tu primera vez tiene que ser especial, tampoco me voy a acostar con cualquiera sólo para dejar de ser virgen. No quiero llegar virgen al matrimonio, pero espero al menos sentir cariño mutuo, al momento de acostarme con alguien".
La universitaria asegura que no tiene problemas en contarlo. "Tampoco lo ando gritando a los cuatro vientos, ni me presento diciendo: hola soy Pamela y soy virgen, pero en la medida en que necesito decirlo, lo digo. La mayoría no me cree, no me entienden y no falta el que se ofrece para hacer una terapia de shock. Yo me río y lo tomo con humor".
Respecto a contarlo a una futura pareja, Pamela dice no tener miedo, porque "cuando tenga que contarlo se lo voy a decir a alguien importante, se supone y espero, que quiera algo más que sólo acostarse conmigo. Tampoco es tan extraño, lo que pasa es que como ahora hasta las niñitas tienen sexo, la gente se sorprende un poco con personas como yo, pero no soy ningún bicho raro, sólo una mujer que espera algo especial".
Nada Raro
A juicio del sexólogo Roberto Rosenzvaig, el problema es darle una connotación valórica a la virginidad. Es decir, entenderla como algo bueno o malo. Según el profesional, se deben distinguir dos casos frente a este tema: aquellas personas que son vírgenes voluntarias y aquellas que son involuntarias. "Si una persona es virgen voluntariamente, lo es por opción, porque no ha encontrado a la persona indicada, a aquella que le dé confianza. Eso no es malo, por raro que pueda resultar hoy en día. Ahora, si esta decisión tiene que ver con obstáculos en su desarrollo o con algún tipo de problema sexual, vaginismo, por ejemplo, que se da mucho en el caso de las mujeres, es un tema que se debe estudiar y se debe ver dónde está la raíz de ese problema".
Rosenzvaig, cree que la virginidad es un concepto mal entendido, producto del patriarcado que aún impera en Chile. "La virginidad en sí, no es un tema. Una persona puede o no tener relaciones sexuales dependiendo de su vida, su educación". Por lo mismo, aclara que, sin importar la edad, no es un tema que deba sorprendernos porque "no todas las personas viven las experiencias al mismo tiempo, y mientras sea por opción, es decir, porque no ha tenido alguna relación significativa, no hay nada de malo en ello. No tiene por qué serlo. Claro, quizás nos parece extraño o fuera de los actual realidad, pero no hay nada más", sentencia.
"Para mí no es un problema ser virgen. No me da miedo enfrentarlo con nadie y si me preguntan no tengo problema en contarlo. Es una opción que yo tomé y hasta que no encuentre a la persona que realmente necesito y con la que crea que debo vivir esa experiencia no me voy a desesperar ni a estresar y menos a morir".
Así de enfática es Florencia al hablar de la virginidad que la acompaña a menos de cuatro meses de cumplir 29 años. El por qué, es una opción de vida que debieron entender, incluso, sus dos pololos con quienes mantuvo relaciones prolongadas en el tiempo. "Mis dos parejas entendieron y respetaron esa decisión, porque ellos no habían tenido sexo tampoco, entonces, no era un tema que les quitara el sueño. Estábamos en la misma situación y llegábamos a un mismo límite".
Erotismo con Límite
Aunque reconoce que con ambos sí hubo caricias y juegos eróticos, propios de quienes están juntos, la situación nunca traspasó estos términos, porque Florencia "sabía que nunca tendría sexo con ellos". Un panorama que cambió radicalmente cuando conoció, luego de un verano, al primer hombre con quien se cuestionó el perder la virginidad porque con él sintió "esa cosa rica, muy hormonal", de pensar "quizás esta vez sí". Pero las cosas no fueron, entonces, cómo las había planeado. "Con él todo fue mucho más rápido, incluso, que con mis otras parejas. Después de un momento de mucha excitación, en donde, todo indicaba que la situación terminaría en sexo, este tipo no entendió, no se dio el tiempo de conversar ni nada, obviamente necesitaba un poco más de comprensión. Después de eso, él desapareció, se fue y nunca más lo volví a ver", comenta la joven.
Pese a lo desilusionadora que puede resultar esta experiencia, Florencia cree que las cosas han marchado tal como debían. "Creo que él no era no más, imagínate qué terrible hubiera sido que él hubiese salido corriendo después de tener relaciones conmigo, creo que se fue en el momento preciso, porque si actuó de esa forma estoy segura de que, simplemente, él no era".
Florencia, comenta que una de las cosas malas de no tener experiencia sexual, es que se produce un "quiebre" en la comunicación con sus amigas. "Me pasa que a veces estamos conversando y las mayoría de mis amigas ya están en otra etapa, viviendo otras experiencias, y aunque comparto con ellas, igual llega un momento en el que me tengo que marginar, sigo escuchándolas pero no puedo opinar porque no tengo más que aportar".
Pese a ello, esta joven sigue esperando al hombre con quien vivirá su primera relación sexual. Mientras tanto, se defiende: "Es una opción que tomé y no me arrepiento de nada".
Cuando el Tema Molesta
Distintas son las razones que han llevado a Marcela, a sus 26 años, a no haber experimentado su primera relación sexual. Según explica, en su virginidad han incidido dos factores: relaciones de poca duración y poco importantes, porque asegura que "para acostarte con alguien tienes que tener un felling súper profundo o que ya lleves un buen tiempo con alguien y esto se de en forma más natural".
Por cierto, que lo momentos de intimidad han existido. "Con uno de mis pololos fue todo bien apasionado y hubo momentos de mucha excitación, pero eran momentos, en los que las condiciones no estaban. Por ejemplo, estábamos en el comedor y mis papás en el patio, ese tipo de cosas y como la relación igual terminó luego, no tuvimos la instancia de avanzar en ese plano".
Al contrario, de lo que afirma Florencia, esta muchacha, reconoce que no es algo que ella quiera y que, de hecho, hace mucho tiempo, el tema se transformó en una cosa molesta. "Porque si tú tienes 21 años y te pones a pololear y, llegado el momento, le tienes que decir a tu pareja que eres virgen, a pesar de que hoy en día las niñitas pierden la virginidad a los 16 años, igual pasa. Pero, ya no son 21 son 26, saliste de la universidad, estás trabajando, entonces, mientras más pasa el tiempo más complicado va a ser el decírselo a la otra persona, porque la reacción puede llegar a ser más fuerte".
Respecto a una futura pareja, Marcela reconoce que sus temores se basan, precisamente, en el momento de conversar con la otra persona acerca de su virginidad mucho más que al mismo acto sexual, porque afirma que "en el momento de decir que eres virgen arriesgas mucho. Te arriesgas a que el mino se vaya, a que crea que eres rara, a que piense que si no has tenido relaciones a esta edad es porque tienes algún tipo de rollo sentimental o que eres demasiado conservadora, en el fondo, corres el riesgo de que te mal entiendan y no comprendan tus verdaderas razones".
Argumentos similares son los que expresa Florencia a la hora de enfrentar con una eventual pareja el tema de la virginidad. "Me asusta un poco el contarlo, porque lo más probable es que los tipos piensen que eres una mina cacho, que si no has tenido relaciones es por algo, que estás cagada y que no se den el tiempo de trabajarte. Lo más probable es que salgan corriendo".
¡Aún Quedan!
De acuerdo al Estudio Nacional de Comportamiento Sexual de los Chilenos, realizado el año 2000 por la Comisión Nacional del Sida, Conasida, la primera relación sexual se produce como promedio a los 17 años en los hombres y a los 18 en las mujeres. Con estas cifras, no es extraño que ni los propios padres de Pamela le creyeran cuando, en medio de una conversación familiar, les contó que a sus 24 años, nunca ha tenido relaciones sexuales.
Alejada de las razones éticas y valóricas, la virginidad de Pamela, al igual que Florencia y Marcela, tampoco se basa en querer guardar su castidad para el matrimonio o por creer que las relaciones sexuales están reservadas sólo al acto de la procreación. "Soy virgen por opción, no por fea ni por buena. Sí, he tenido parejas, pero ninguna significativa. Creo que tu primera vez tiene que ser especial, tampoco me voy a acostar con cualquiera sólo para dejar de ser virgen. No quiero llegar virgen al matrimonio, pero espero al menos sentir cariño mutuo, al momento de acostarme con alguien".
La universitaria asegura que no tiene problemas en contarlo. "Tampoco lo ando gritando a los cuatro vientos, ni me presento diciendo: hola soy Pamela y soy virgen, pero en la medida en que necesito decirlo, lo digo. La mayoría no me cree, no me entienden y no falta el que se ofrece para hacer una terapia de shock. Yo me río y lo tomo con humor".
Respecto a contarlo a una futura pareja, Pamela dice no tener miedo, porque "cuando tenga que contarlo se lo voy a decir a alguien importante, se supone y espero, que quiera algo más que sólo acostarse conmigo. Tampoco es tan extraño, lo que pasa es que como ahora hasta las niñitas tienen sexo, la gente se sorprende un poco con personas como yo, pero no soy ningún bicho raro, sólo una mujer que espera algo especial".
Nada Raro
A juicio del sexólogo Roberto Rosenzvaig, el problema es darle una connotación valórica a la virginidad. Es decir, entenderla como algo bueno o malo. Según el profesional, se deben distinguir dos casos frente a este tema: aquellas personas que son vírgenes voluntarias y aquellas que son involuntarias. "Si una persona es virgen voluntariamente, lo es por opción, porque no ha encontrado a la persona indicada, a aquella que le dé confianza. Eso no es malo, por raro que pueda resultar hoy en día. Ahora, si esta decisión tiene que ver con obstáculos en su desarrollo o con algún tipo de problema sexual, vaginismo, por ejemplo, que se da mucho en el caso de las mujeres, es un tema que se debe estudiar y se debe ver dónde está la raíz de ese problema".
Rosenzvaig, cree que la virginidad es un concepto mal entendido, producto del patriarcado que aún impera en Chile. "La virginidad en sí, no es un tema. Una persona puede o no tener relaciones sexuales dependiendo de su vida, su educación". Por lo mismo, aclara que, sin importar la edad, no es un tema que deba sorprendernos porque "no todas las personas viven las experiencias al mismo tiempo, y mientras sea por opción, es decir, porque no ha tenido alguna relación significativa, no hay nada de malo en ello. No tiene por qué serlo. Claro, quizás nos parece extraño o fuera de los actual realidad, pero no hay nada más", sentencia.
25 de agosto de 2006
©la nación
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