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[Don Aucoin] Una historia del siglo 18 se apoderó de John Stimpson.
Princeton, Estados Unidos. A la sombra de Mount Wachusett, una suave llovizna ha empezado a caer sobre un cementerio a un costado del camino donde John Stimpson está escudriñando una lápida del siglo 18 que se encuentra curiosamente muy bien preservada.
"Aquí está. Martha Keyes", dice Stimpson. "Es la mujer que todavía pena en las montañas".
Es una broma a medias. Quizás menos que a medias. Cuando se trata de la historia de Martha Keyes y su hija Lucy -a la que un historiador llamó ‘la Niña Perdida de la Montaña de Wachusett'-, Stimpson está, como un montón de gente de este pequeño pueblo, debatiéndose entre la certidumbre y la incredulidad, desgarrado entre la racionalidad y el encanto de una irresistible historia de fantasmas.
La diferencia es que Stimpson hizo una película sobre el asunto, ‘La leyenda de Lucy Keyes' [The Legend of Lucy Keyes], un thriller sobrenatural con Julie Delpy , Justin Theroux y Brooke Adams, que echaron por Lifetime Movie Network.
En cierto sentido, las semillas de la película fueron plantadas en 1993, cuando Stimpson y su mujer compraron una casa a tiro de piedra del sitio que fuera la casa de las Keyes. "La gente pasaba por aquí y me preguntaba: ‘¿Es esta la casa de Lucy Keyes?", recuerda. "Y yo les decía: ‘¿La casa de quién?'"
Pronto lo descubriría.
El 4 de abril de 1755, cuando aparentemente seguía a sus dos hermanas al estanque de Wachusett, Lucy Keyes, de cuatro años, desapareció. Nunca se la volvió a ver. Pero su madre, Martha, nunca dejó de buscarla. "Se dice que ella estuvo al borde de la locura, que salía por la noche a recorrer el bosque, llamando a su hija", dice Stimpson.
La leyenda se empezó a tejer tras la muerte de Martha Keyes en 1789. Algunos creyeron que el inquieto espíritu de Martha todavía rondaba en las montañas, buscando a su hija. Algunos imaginaron que todavía podían oír a la atormentada madre por las noches, su voz acarreada por el viento, gritando: "Luuucy". Algunos todavía creen oírla. Una mujer de la localidad dijo a Stimpson que había visto la aparición de una mujer con ropa de la época de la Colonia en un camino de la montaña. Un peluquero en la Zona de Ski de la Montaña de Wachusett [Wachusett Mountain Ski Area] dijo que había visto huellas frescas de pies de niños en la nieve a las dos de la mañana.
"Es una tragedia que se viene contando por más de 250 años", dice Mary Cadwallader, presidente de la Sociedad Histórica de Princeton. "La tradición popular dice que la gente todavía puede oír a Martha llamando a Lucy en las montañas y otras zonas. He hablado con niños de tercero, y no se cansan de oír hablar de Lucy".
Quizás es comprensible que la historia de una niña perdida y el insoportable dolor de una madre reverberara con el curso de los años. La historia se hizo camino en la imaginación de Stimpson y no le dejó. "Si tienes alguna inclinación hacia lo paranormal, esta era una situación perfecta", dice Stimpson. "Una madre que anhela una clausura en el más allá, y el hecho es que todavía no se ha resuelto".

Explorando una Leyenda
Aunque es un trabajo de ficción ambientado en el presente, la película de Stimpson refiere repetidas veces a eventos de la vida real que la inspiraron. Delpy y Theroux son Jean y Guy Cooley, que se mudaron a un pequeño pueblo con sus dos hijtias, una de las cuales se llama Lucy. A instancias de un siniestro agente inmobiliario (Adams), Guy se entrega de lleno a la tarea de convencer a la gente del pueblo para que apoyen un proyecto de energía eólica en Mount Wachusett. El ignorante y petulante Guy ignora las serias advertencias de una mujer de que no perturben el sitio donde el espíritu de Martha Keyes todavía busca a su hija.
Entretanto en casa, Jean es acosada por los recuerdos de otra hija, que murió en un accidente automovilístico. Pronto los Cooley se ven enfrentados a otro tipo de acoso, cuando la película explora los temas de la culpa, tanto histórica como personal, y sobre el control que tiene el pasado sobre el presente.
De momento, los críticos se han dividido en torno a ‘La leyenda de Lucy Keyes'. Variety la desechó como "una modesta trama psicológica de horror que se podría apodar fácilmente ‘La morada del miedo' [Amityville Jr.] Pero Entertainment Weekly lo llamó "una historia de fantasmas bellamente filmada", de "desarrollo lento... que todavía puede poner la piel de gallina". Stimpson dice que se enorgullece de su película, y aunque no hay una versión en teatro, observa que ha cerrado acuerdos para lanzamientos en DVD (ya ha salido en Estados Unidos) y transmisiones por televisión en 25 países.
De cualquier modo, este pueblo a 32 kilómetros al norte de Worcester está enloquecido con la película. En una comunidad de sólo 3.700 habitantes, más de mil llegaron a una proyección al aire libre.
Muchos de ellos probablemente esperaban verse a sí mismos en la película. Stimpson, que la escribió y dirigió, la rodó fundamentalmente en locación en Princeton y reclutó a muchos vecinos como extras. De hecho, cuando Stimpson se dirigió a los asistentes en una proyección en agosto, un desilusionado extra cuya escena quedó en el suelo de la sala de montaje, elevó la voz con una pregunta: "¿Qué siente cuando deja fuera de la película a su propio hijo?" Era John Stimpson Jr., 15, el primogénito del director, fastidiando a su padre.
 
Fundamentos Locales
Stimpson creció en Wellesley y estudió en Noble y Greenough y Harvard. Después de la universidad, se marchó a Hollywood a probar suerte como actor. Consiguió algunos trabajos, la mayoría en comerciales de televisión. Fue uno de los pocos finalistas para el papel de Woody en ‘Cheers'. Pero no recibió el papel y cansado de la inseguridad de la vida de los actores, se volvió hacia la dirección. Trabajó como lector de guiones para una compañía cinematográfica, luego volvió al este para trabajar en una compañía de producción de cine en Boston, donde escribió guiones y produjo películas comerciales. En 1988 produjo un documental, ‘Backstage at the Hasty Pudding', sobre el club de teatro de Harvard. Co-dirigió ‘Beacon Hill' (2003) con el ministro de estado de Massachusetts, Michael Connolly. La película fue un fracaso, pero le abrió el apetito para hacer otro largometraje.
Empezó a escribir el guión de `La leyenda de Lucy Keyes' hace cinco años, y rodó la mayor parte de la película en tres semanas en 2004. Unos amigos le dejaron usar su casa como la casa de los Cooley. El Wachusett Mountain Ski Area, de propiedad de, y gestionado por la esposa de Stimpson, Carolyn, y sus dos hermanos, fue el escenario de algunas escenas. Cadwallader, de la sociedad de historia, le mostró una muñeca que creía que había pertenecido a Lucy Keyes, y usó una copia de esa muñeca en la película. El clímax toma lugar en los embarrados cimientos de una casa en la zona de ski, que pertenecía a John Greenleaf Whittier. "Escribí el guión sabiendo que esta sería la locación donde la terminaríamos", dice Stimpson, parado en los cimientos circulares de piedra, que hacen las veces de cripta en la película.
Ahora que la historia de Lucy Ketes ha sido traducida por la sensibilidad de un cineasta, la película coloreará inevitablemente la película. Cadwallader, aunque aprecia la película y el conocimiento de Stimpson de la historia local, reconoce que "desde un punto de vista histórico, incluso aunque sea una película, probablemente tendremos siempre bandos que reclamarán la verdad contra la versión cinematográfica".
Stimpson admite voluntariamente que cambió algunos detalles de la historia, y que se tomó la libertad de un director para dar una respuesta al misterio de la desaparición de Lucy. Pero en la vida real, el misterio sigue royéndole, y no puede dejar de pensar en Lucy -y Martha-, cuando sale a correr o a caminar en Mount Wachusett.
"Si voy al bosque, se me ponen los pelos de punta", confiesa. "Especialmente si empieza a oscurecer, no puedo evitar que se me erice la piel".

aucoin@globe.com

4 de octubre de 2006
©boston globe
©traducción mQh
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