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denuncian decapitación en iraq


[Joshua Partlow y Muhanned Saif Aldin] Decapitan a hermanastro de Saddam Hussein.
Bagdad, Iraq. Para cuando los cuerpos del hermanastro de Saddam Hussein y otro alto funcionario, colgados al alba del lunes, llegaron al pueblo de Auja para ser sepultados, ya se había extendido el rumor entre los deudos de que al hermano de Hussein lo habían decapitado.
Muchas de las personas que se habían reunido consideraron la decapitación de Barzan Ibrahim como un insulto premeditado, otro acto con el que el gobierno chií del primer ministro Nouri al-Maliki pretende humillar a los partidarios del ex preside ejecutado y a los árabes sunníes. Un médico examinó los restos para evaluar la explicación del gobierno de que el lazo inadvertidamente arrancó la cabeza del condenado después de que Ibrahim cayera por la trampilla del patíbulo.
"Sabíamos que lo ejecutarían y que se uniría a otros héroes, pero Maliki, ¿por qué lo hiciste decapitar?", preguntó Salam al-Tikrit, 41, pariente de Ibrahim. "¿Por qué profanar su cuerpo? ¿Tienes miedo de él, incluso después de muerto? Os cortaremos la cabeza del mismo modo que estáis decapitando a los héroes de Iraq".
En muchos lugares de Iraq, las ejecuciones fueron seguidas de oleadas de ira y celebración según líneas religiosas, aunque el gobierno de Maliki ha hecho grandes esfuerzos para impedir los caóticos espectáculos que siguieron al ahorcamiento de Hussein hace dos semanas, cuando testigos chiíes en la cámara de ejecución se mofaron de Hussein.
Los chiíes celebraron las nuevas ejecuciones, mientras que los políticos sunníes las condenaron. Alaa Makki, un diputado sunní, dijo que se había hecho justicia, pero que el modo de la ejecución era inquietante. "Todos sabemos que cuando cuelgas a la gente, rara vez se cercenará la cabeza del cuerpo", dijo, criticando lo que llamó "venganza sobre el cuerpo".
"Denota que la gente esta reaccionando y son extremistas, y lo que quieren es vengarse", dijo.
Hussein al-Falluji, otro diputado sunní, calificó las ejecuciones de "ilegítimas e ilegales".
Los ahorcamientos también fueron criticados en el extranjero. La Asociación Marroquí de Derechos Humanos declaró que se trataba de "asesinatos políticos orquestados por el imperialismo norteamericano".
Un portavoz de Naciones Unidas expresó su pesar de que la petición del secretario general Ban Ki Moon de perdonar la vida de los dos hombres no fuera honorada. José Manuel Barroso, presidente de la Comisión Europea, el brazo ejecutivo de la Unión Europea, dijo después de las ejecuciones que respaldaría una iniciativa italiana para un moratoria a nivel mundial de la pena capital, bajo auspicios de Naciones Unidas.
La ministro de Relaciones Exteriores, Condoleezza Rice, de visita en Egipto, dijo que creía que el ahorcamiento de Hussein y los otros dos había sido mal manejado y que los condenados deberían haber sido ejecutados con "más dignidad".
Ibrahim, que dirigía el servicio de inteligencia de Hussein, o Mukhabarat, y Awad Haman Bander, presidente del Tribunal Revolucionario de Hussein, fueron ejecutados a las tres de la mañana del lunes, declaró el portavoz del gobierno, Ali Dabbagh. Habían sido condenados a muerte por su participación en el asesinato de 148 hombres y niños del pueblo chií de Dujail tras un intento de asesinato contra Hussein en 1982.
Funcionarios iraquíes negaron que la decapitación fuera intencional, y dijeron que el cuello de Ibrahim no había podido absorber la fuerza del lazo. Dabbagh lo describió como un "incidente extraño" en un ahorcamiento, y dijo que el procedimiento estuvo marcado por el profesionalismo y una moderación no mostrada durante la ejecución de Hussein.
Para los ahorcamientos del lunes, el gobierno iraquí restringió la cantidad de testigos a un juez, un fiscal, un médico, el alcaide de la prisión, y representantes del ministerio del Interior y del despacho del primer ministro, dijo Dabbagh. Los asistentes debieron firmar un documento en el que juraban comportarse, agregó Dabbagh.
"Todos obedecieron las instrucciones del gobierno; no hubo nada de insultos, gritos, lemas o expresiones que pudieran perjudicar la ejecución", dijo.
Funcionarios iraquíes mostraron a los periodistas cortos de video sin sonido de los ahorcamientos durante una rueda de prensa, pero no entregaron el metraje para ser publicado.
De acuerdo a una descripción del corto por la Associated Press, los dos acusados aparecen lado al lado en el patíbulo con los monos rojos de la cárcel. Eran rodeados por cinco hombres enmascarados, que les colocaron capuchas negras en la cabeza. Después de que se abrieran las trampillas, Bander quedó colgando de la soga, pero el golpe puso tirante la cuerda y cercenó la cabeza del cuerpo de Ibrahim, cayendo ambos al suelo, informó la agencia de prensa.
Hacia las seis de la tarde los cuerpos habían llegado a Auja, a unos 160 kilómetros al norte de Bagdad, y fueron recibidos por más de mil personas. La multitud llevó los cuerpos, envueltos en banderas iraquíes, en sus espaldas hacia un vestíbulo mientras gritaban "Allahy akbar" -"Dios es grande"- y disparaban armas al aire.
Los cuerpos fueron lavados y envueltos en sudarios blancos antes de ser sepultados en un sitio junto al panteón que alberga la tumba de Hussein. La multitud rodeó los cuerpos, y el sonido de los llantos se mezcló con los cánticos religiosos.
"Estamos orgullosos de que Bander haya muerto como mártir, defendiendo sus creencias", dijo Abdulla al-Sadoon, 55, pariente de Bander, de Basra. "Es un orgullo morir de esa manera".
Altos funcionarios de la provincia de Salahuddin asistieron a los entierros y se espera que los funerales de Bander e Ibrahim duren al menos tres días.
Los ahorcamientos se realizaron el mismo día que dos importantes funcionarios norteamericanos salientes en Iraq, el general George W. Casey Jr. y el embajador estadounidense Zalmay Khalilzad, dijeran a periodistas que tenían optimismo sobre el nuevo plan para controlar Bagdad, diciendo que habían observado un mayor compromiso del gobierno iraquí en cuanto a combatir a los extremistas sunníes y chiíes que estaban luchando por el control de la capital.
Las fuerzas de seguridad chiíes del gobierno han sido ampliamente acusadas de operar los escuadrones de la muerte que atacan a civiles sunníes, mientras permite que las milicias chiíes se muevan libremente en la ciudad. Pero Casey agregó que no esperaba mejoramientos importantes en la seguridad de Bagdad sino hasta el verano u otoño.
"Hay un fuerte compromiso político de parte del gobierno de Iraq con el plan, incluyendo la voluntad de actuar e incluyendo la voluntad de no imponer restricciones a la coalición y fuerzas de seguridad iraquíes", dijo Casey, agregando que "como con cualquier plan, no hay garantías de éxito y no va a ocurrir de la noche a la mañana. Pero con un apoyo político sostenido y los esfuerzos concentrados de todos los involucrados, creo que este plan puede resultar".
El presidente Bush ha anunciado el envío de 21,500 soldados adicionales a Iraq para mantener una presencia más visible en los asediados barrios de Bagdad, y proporcionar más apoyo a las tropas iraquíes. Los primeros refuerzos ya habían llegado, dijo Casey.
"Sí, todavía hay problemas con las fuerzas de seguridad iraquíes; eso ha sido todo un reto", dijo. "El creciente despliegue de fuerzas de la coalición nos permitirá aumentar el nivel de apoyo que estamos proporcionando a esas fuerzas, y fortalecerlas un poco a medida que avanzamos con el plan".

Aldin informó desde Auja. Naseer Nouri y Saad al-Izzi en Bagdad contribuyeron a este reportaje.

15 de enero de 2007
©washington post
©traducción mQh
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