descargas con vallas invisibles
[Corey Kilgannon] Aparentemente, al sufrir una descarga eléctrica, los perros atacan a cualquiera que se encuentre cerca.
Northport, Nueva York, Estados Unidos. Desconfiad de la pintoresca apariencia de este tranquilo pueblo en Long Island Sound, advierte Mitchell Stein, un abogado que vive en la localidad. Desconfiad de las lanchas pesqueras que se mecen en el espléndido puerto, o de la maltería de aspecto sano, o de las buenas escuelas, frondosas avenidas y bien mantenidas casas y jardines.
"No existe un pueblo menos americano que este", dijo Stein.
Su desilusión con Northport -y con la vida en los suburbios en general- se reduce a una cosa: la valla eléctrica, un sistema invisible de confinamiento de los perros que produce señales de advertencia y descargas transmitids por un collar especial cuando un perro se aproxima a los lindes de una propiedad.
Stein, que posee un pastor alemán, dice que instaló una valla así el año pasado debido a las reglas del pueblo que regulan la instalación de vallas reales. Pero en lugar de simplemente confinar a su perro, las descargas eléctricas de la valla pueden ser la explicación de porqué Aurora, el pastor alemán de Stein, atacó a dos perros del pueblo que entraron por error a la propiedad.
Las autoridades locales se llevaron a la perra y la consideran peligrosa.
Después de que una audiencia en el tribunal del pueblo esta semana, que se estiró hasta pasada la medianoche -incluyendo el testimonio de un experto en vallas eléctricas y conducta canina y el amenazador grito de un vecino: "Esta noche mataremos a tu perra"-, Stein dijo que no veía otra alternaqtiva que matar a su mascota.
Las vallas eléctricas se han hecho crecientemente populares en los suburbios, junto con las denuncias por ataques de perros y regulaciones anti-vallas. En los últimos años, algunas ciudades, incluyendo Munsey Park en Long Island y Asbury Park, Nueva Jersey, han sopesado la posibilidad de prohibir las vallas debido a que crean una falsa conciencia en cuanto al control de las mascotas.
Para Stein, la proliferación de vallas eléctricas es un indicador orwelliano de estado de miedo que reina en los suburbios norteamericanos, el crescendo de lo que ve como la propagación de virus suburbano: una asfixiante sobre-regulación, riñas mezquinas, camarillas, favoritismo y política de pueblo chico.
Stein, 48, se mudó a su casa en una esquina de Ocean Avenue en 1999. Compró a Aurora el año pasado por mil dólares. Debido a que Northport, un pueblo de 7.600 habitantes en el condado de Suffolk, exige que las casas de esquina tengan permisos especiales para las vallas de modo que no estorben la visión, Stein compró una versión eléctrica de Fido's Fences.
Pero el mes pasado, dos vecinos se quejaron ante funcionarios del pueblo de que Aurora había atacado a sus perros cuando caminaban en o cerca de la propiedad de Stein, provocando citaciones por incumplimiento de la norma que obliga a los dueños a llevar a sus perros con correa.
El 27 de octubre funcionarios de la perrera y agentes de policía de Northport llegaron a casa de Stein y se encontraron con Stein, todavía en pijama, cuando este volvía a casa tras dejar a sus hijos en la escuela. Dijo que la policía se había negado a mostrarle la orden del juez para incautar a Aurora, así que se negó a entregar a su perro. El jefe de policía dijo que sí le habían entregado la orden judicial.
Stein encerró a Aurora en su coche y la policía lo arrestó y llevó esposado, y en pijama, a la comisaría del pueblo, donde fue retenido en un calabozo durante cuatro horas. Pasó la mayor parte del tiempo meditando en la posición del loto. Se marchó de la comisaría con varias citaciones, incluyendo una por llevar a su perro sin correa y por obstruir la incautación del perro.
Los funcionarios lo pasaron canutas con Aurora. Le retiraron el collar de descargas, pero les costó sacarla de la propiedad. Finalmente la retiraron y la dejaron en un refugio local, sin visitas.
No era el primer problema de Stein con las mascotas. En julio de 2004, un vecino de un Centerport cercano presentó una denuncia diciendo que un perro que tenía [Stein] había atacado a su perro, un asunto que fue zanjado cuando Stein accedió a deshacerse del perro.
Con una coleta y de aspecto desenfadado, Stein dijo que se había hecho impopular con los funcionarios del pueblo desde que había dirigido públicamente a un grupo que se opuso exitosamente a la apertura de un nuevo banco en el pueblo.
Stein dijo que su perro anterior había muerto envenenado con anticongelantes y ahora, con la historia de Aurora en el diario local, el Northport Observer, "soy el Enemigo Público Número Uno", dijo.
El alcalde George Doll de Northport, no quiso hacer comentarios, excepto para decir que la policía de Northport había aplicado correctamente la ley.
El jefe de policía de Northport, Eric Bruckenthal, dijo que la acción iniciada contra Stein no se debía a una predisposición, sino simplemente a que había violado la ley.
La audiencia del tribunal empezó el lunes a las nueve de la noche y terminó a la una treinta de la mañana del martes, cuando Paul H. Senzer, el juez del pueblo, calificó a Aurora oficialmente como un "perro peligroso".
Senzer aceptó las declaraciones del especialista en conducta canina y determinó que Aurora probablemente había recibido una descarga eléctrica de la valla y había atacado a los perros de los vecinos como un modo de desviar el dolor. Dijo que Stein podría recuperarla solamente si cumplía con una estricta lista de disposiciones, incluyendo la construcción de una caseta y una valla, la contratación de un especialista en conducta canina y de una póliza de seguro de cien mil dólares para cubrir daños de futuros ataques.
"Olvídate. Lo mismo lo pongo a dormir", dijo Stein cuando salía de la pequeña sala del tribunal en el Ayuntamiento en la Calle Principal.
Entrevistado más tarde el martes, dijo que no había encontrado ninguna compañía de seguros que vendiera ese tipo de póliza, ni obtenido un permiso municipal para construir una valla semejante.
"El juez fijó exigencias tan altas que nunca podré recuperar a mi perro", dijo. "La está matando sin tener en realidad los cojones para ordenar que la maten".
En la audiencia, Stein, que dijo que había defendido casos en 26 estados y antes en la Corte de Apelaciones de Nueva York, se basó en la defensa de las vallas eléctricas. Dijo que no hay acera frente a su casa, de modo que los transeúntes pasan frecuentemente por el borde de su propiedad, lo que llamó una "flagrante violación del derecho constitucional a la propiedad privada". Dijo que no debería ser penalizado por lo que ocurre con los intrusos.
Stein llamó al banquillo de los testigos a un empleado de Fido's Fence, que declaró que Aurora no podría nunca haber cruzado la barrera de la valla invisible, de modo que eran los otros perros los que debían haber cruzado y enardecido, observando que los pastores alemanes son una raza territorial.
Jeff Kolbjornsen, preparador de perros, declaró que había examinado a Aurora en la perrera -pellizcándola, cogiendola de la cola, parándose en sus patas y aplicándole una llave de asfixia- y la había encontrado mansa. Pero, dijo, una descarga de una valla eléctrica puede haber causado una "conducta aberrante" y provocado que Aurora "desviara la frustración o la descarga del dolor hacia otro animal en la cercanía".
Stein dijo al juez que cuando compró la valla, "no había modo de saber qué había al otro lado de la ecuación".
Ahora quiere mudarse, quizás a Ciudad de Nueva York o más al sur.
"¿Quién quiere vivir en un suburbio?", preguntó. "Tengo que encontrar un lugar donde mi perro y yo podamos ser libres, porque en el pueblo de Northport no hay libertad".
"No existe un pueblo menos americano que este", dijo Stein.
Su desilusión con Northport -y con la vida en los suburbios en general- se reduce a una cosa: la valla eléctrica, un sistema invisible de confinamiento de los perros que produce señales de advertencia y descargas transmitids por un collar especial cuando un perro se aproxima a los lindes de una propiedad.
Stein, que posee un pastor alemán, dice que instaló una valla así el año pasado debido a las reglas del pueblo que regulan la instalación de vallas reales. Pero en lugar de simplemente confinar a su perro, las descargas eléctricas de la valla pueden ser la explicación de porqué Aurora, el pastor alemán de Stein, atacó a dos perros del pueblo que entraron por error a la propiedad.
Las autoridades locales se llevaron a la perra y la consideran peligrosa.
Después de que una audiencia en el tribunal del pueblo esta semana, que se estiró hasta pasada la medianoche -incluyendo el testimonio de un experto en vallas eléctricas y conducta canina y el amenazador grito de un vecino: "Esta noche mataremos a tu perra"-, Stein dijo que no veía otra alternaqtiva que matar a su mascota.
Las vallas eléctricas se han hecho crecientemente populares en los suburbios, junto con las denuncias por ataques de perros y regulaciones anti-vallas. En los últimos años, algunas ciudades, incluyendo Munsey Park en Long Island y Asbury Park, Nueva Jersey, han sopesado la posibilidad de prohibir las vallas debido a que crean una falsa conciencia en cuanto al control de las mascotas.
Para Stein, la proliferación de vallas eléctricas es un indicador orwelliano de estado de miedo que reina en los suburbios norteamericanos, el crescendo de lo que ve como la propagación de virus suburbano: una asfixiante sobre-regulación, riñas mezquinas, camarillas, favoritismo y política de pueblo chico.
Stein, 48, se mudó a su casa en una esquina de Ocean Avenue en 1999. Compró a Aurora el año pasado por mil dólares. Debido a que Northport, un pueblo de 7.600 habitantes en el condado de Suffolk, exige que las casas de esquina tengan permisos especiales para las vallas de modo que no estorben la visión, Stein compró una versión eléctrica de Fido's Fences.
Pero el mes pasado, dos vecinos se quejaron ante funcionarios del pueblo de que Aurora había atacado a sus perros cuando caminaban en o cerca de la propiedad de Stein, provocando citaciones por incumplimiento de la norma que obliga a los dueños a llevar a sus perros con correa.
El 27 de octubre funcionarios de la perrera y agentes de policía de Northport llegaron a casa de Stein y se encontraron con Stein, todavía en pijama, cuando este volvía a casa tras dejar a sus hijos en la escuela. Dijo que la policía se había negado a mostrarle la orden del juez para incautar a Aurora, así que se negó a entregar a su perro. El jefe de policía dijo que sí le habían entregado la orden judicial.
Stein encerró a Aurora en su coche y la policía lo arrestó y llevó esposado, y en pijama, a la comisaría del pueblo, donde fue retenido en un calabozo durante cuatro horas. Pasó la mayor parte del tiempo meditando en la posición del loto. Se marchó de la comisaría con varias citaciones, incluyendo una por llevar a su perro sin correa y por obstruir la incautación del perro.
Los funcionarios lo pasaron canutas con Aurora. Le retiraron el collar de descargas, pero les costó sacarla de la propiedad. Finalmente la retiraron y la dejaron en un refugio local, sin visitas.
No era el primer problema de Stein con las mascotas. En julio de 2004, un vecino de un Centerport cercano presentó una denuncia diciendo que un perro que tenía [Stein] había atacado a su perro, un asunto que fue zanjado cuando Stein accedió a deshacerse del perro.
Con una coleta y de aspecto desenfadado, Stein dijo que se había hecho impopular con los funcionarios del pueblo desde que había dirigido públicamente a un grupo que se opuso exitosamente a la apertura de un nuevo banco en el pueblo.
Stein dijo que su perro anterior había muerto envenenado con anticongelantes y ahora, con la historia de Aurora en el diario local, el Northport Observer, "soy el Enemigo Público Número Uno", dijo.
El alcalde George Doll de Northport, no quiso hacer comentarios, excepto para decir que la policía de Northport había aplicado correctamente la ley.
El jefe de policía de Northport, Eric Bruckenthal, dijo que la acción iniciada contra Stein no se debía a una predisposición, sino simplemente a que había violado la ley.
La audiencia del tribunal empezó el lunes a las nueve de la noche y terminó a la una treinta de la mañana del martes, cuando Paul H. Senzer, el juez del pueblo, calificó a Aurora oficialmente como un "perro peligroso".
Senzer aceptó las declaraciones del especialista en conducta canina y determinó que Aurora probablemente había recibido una descarga eléctrica de la valla y había atacado a los perros de los vecinos como un modo de desviar el dolor. Dijo que Stein podría recuperarla solamente si cumplía con una estricta lista de disposiciones, incluyendo la construcción de una caseta y una valla, la contratación de un especialista en conducta canina y de una póliza de seguro de cien mil dólares para cubrir daños de futuros ataques.
"Olvídate. Lo mismo lo pongo a dormir", dijo Stein cuando salía de la pequeña sala del tribunal en el Ayuntamiento en la Calle Principal.
Entrevistado más tarde el martes, dijo que no había encontrado ninguna compañía de seguros que vendiera ese tipo de póliza, ni obtenido un permiso municipal para construir una valla semejante.
"El juez fijó exigencias tan altas que nunca podré recuperar a mi perro", dijo. "La está matando sin tener en realidad los cojones para ordenar que la maten".
En la audiencia, Stein, que dijo que había defendido casos en 26 estados y antes en la Corte de Apelaciones de Nueva York, se basó en la defensa de las vallas eléctricas. Dijo que no hay acera frente a su casa, de modo que los transeúntes pasan frecuentemente por el borde de su propiedad, lo que llamó una "flagrante violación del derecho constitucional a la propiedad privada". Dijo que no debería ser penalizado por lo que ocurre con los intrusos.
Stein llamó al banquillo de los testigos a un empleado de Fido's Fence, que declaró que Aurora no podría nunca haber cruzado la barrera de la valla invisible, de modo que eran los otros perros los que debían haber cruzado y enardecido, observando que los pastores alemanes son una raza territorial.
Jeff Kolbjornsen, preparador de perros, declaró que había examinado a Aurora en la perrera -pellizcándola, cogiendola de la cola, parándose en sus patas y aplicándole una llave de asfixia- y la había encontrado mansa. Pero, dijo, una descarga de una valla eléctrica puede haber causado una "conducta aberrante" y provocado que Aurora "desviara la frustración o la descarga del dolor hacia otro animal en la cercanía".
Stein dijo al juez que cuando compró la valla, "no había modo de saber qué había al otro lado de la ecuación".
Ahora quiere mudarse, quizás a Ciudad de Nueva York o más al sur.
"¿Quién quiere vivir en un suburbio?", preguntó. "Tengo que encontrar un lugar donde mi perro y yo podamos ser libres, porque en el pueblo de Northport no hay libertad".
17 de marzo de 2007
9 de noviembre de 2006
©new york times
©traducción mQh
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