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rey saudí condena ocupación


[Hassan M. Fattah] Liga Árabe pide a Israel devolución de Palestina a cambio de paz y relaciones diplomáticas.

Riad, Arabia Saudí. El rey Abdulá, de Arabia Saudí, dijo el miércoles a los presidentes árabes que la ocupación norteamericana de Iraq es "ilegal" y advirtió que a menos que los gobiernos árabes superen sus diferencias, potencias extranjeras como Estados Unidos continuarán dictando la política de la región.
El discurso del rey, en la apertura de la cumbre de la Liga Árabe aquí, subrayó las crecientes diferencias entre Arabia Saudí y el gobierno de Bush en momentos en que los saudíes asumen un mayor liderazgo en la región, en parte a instancias de Estados Unidos. Los saudíes quieren enfatizar que no seguirán siempre las decisiones de su aliado de toda la vida.
El mes pasado, los saudíes hicieron de intermediarios para lograr un acuerdo entre los dos principales grupos palestinos -un acuerdo que fue considerado profundamente problemático tanto por Israel como por Estados Unidos porque reforzó la autoridad del grupo radical Hamas antes que apoyar al más moderado Fatah. El miércoles, el rey llamó a poner fin al boicot internacional del nuevo gobierno palestino. Estados Unidos e Israel quieren que el boicot continúe.
Además, el Rey Abdulá invitó al presidente Mahmoud Ahmdinejad, de Irán, a Riad a principios de este mes mientras los americanos querían excluirlo. Y en el intento de superar las tensiones en el Líbano, los saudíes se muestran dispuestos a negociar con Irán.
La semana pasada, el rey saudí canceló abruptamente su asistencia a una cena organizada en su honor por la Casa Blanca en abril, informó el Washington Post el miércoles. La razón oficial de la cancelación fue un conflicto de compromisos.
Mustafá Hamarneh, director del Centro de Estudios Estratégicos de la Universidad de Jordania, dijo que los saudíes estaban enviando una señal a Washington. "Le están diciendo que tienen que escuchar a sus aliados antes que imponer decisiones sobre ellos y dejar de tomar siempre partido por Israel".
En su discurso del miércoles, el rey dijo: "En el amado Iraq, la carnicería continúa bajo una ocupación extranjera ilegal y un detestable sectarismo. Todos somos culpables, todos nosotros presidentes de la nación árabe, debido a nuestras permanentes diferencias, a nuestra incapacidad de seguir el sendero de la unidad. Todo eso ha hecho que la nación árabe pierda la fe en nosotros".
El rey Abdulá no se había referido antes, públicamente, en términos tan severos a la guerra norteamericana contra Iraq y sus comentarios sugieren que su alianza con Washington es menos sólida de lo que los funcionarios de Bush esperaban.
Desde el verano pasado, el gobierno de Bush ha sostenido que en Oriente Medio estamos asistiendo a un reajuste, en el que Arabia Saudí, Egipto, Jordania y el Líbano se enfrentan, junto con Israel, a Irán, Siria y grupos militantes respaldados por estos, como Hezbollah, del Líbano, y Hamas, de Palestina.
El gobierno ha instado a Arabia Saudí a asumir un papel dirigente en ese reajuste, pero se muestra desilusionado con los resultados.
Algunos aquí dicen que el discurso del rey fue de hecho una respuesta a comentarios hechos por la secretaria de estado Condoleezza Rice el lunes, en que llamó a los gobiernos árabes a "extender la mano a Israel".
Muchos interpretaron los comentarios de Rice en el sentido de que sugiere que el gobierno de Bush está retirando su apoyo a la iniciativa árabe para resolver el conflicto palestino-israelí. Israel quiere que los árabes modifiquen la iniciativa, sobre todo en su llamado al derecho de retorno de los refugiados palestinos a lo que es hoy Israel. La Liga Árabe apoya la iniciativa de paz, introducida primero por Arabia Saudí en 2002, sin cambios.
El plan pide que Israel se retire de todo el territorio ocupado en la guerra de 1967 a cambio de relaciones diplomáticas completas con el mundo árabe. También pide la fundación de un estado palestino con Jerusalén Este como su capital.
Con respecto a los palestinos, el rey dijo el miércoles: "Se ha hecho necesario terminar tan pronto como posible el injusto bloqueo impuesto al pueblo palestino, de modo que el proceso de paz pueda avanzar en un ambiente que excluya la opresión y la fuerza".
Con respecto a Iraq, los saudíes parecen estar prestando atención a la situación política interna en Estados Unidos. El martes el senado mostró su apoyo a una medida que fije el calendario de retirada de Iraq a cambio de más dinero para la guerra.
En noviembre pasado, funcionarios saudíes aquí se dieron cuenta de que una victoria demócrata podría implicar importantes cambios para la región: una posible retirada de Iraq contribuiría a aumentar la inestabilidad y, todavía más importante, permitiría que Irán extendiera su influencia en la región.
"No creo que el gobierno saudí haya decidido distanciarse de Bush", dijo Adel al-Toraifi, un columnista con estrechos lazos con la familia real saudí. "Pero también creo que los saudíes han visto que la bola se está moviendo hacia la cancha de los demócratas y quieren extender la mano hacia la presidente de la Cámara, Nancy Pelosi".
Turki al-Rasheed, que dirige una organización que fomenta la democracia en Arabia Saudí, dijo que el rey estaba "diciendo que podemos estar moviéndonos en la misma pista, pero nuestros objetivos son diferentes".
"Bush quiere que parezca que él está resolviendo el problema, y el rey quiere él mismo, en realidad, resolver esos problemas", dijo Rasheed.
El rey Abdulá dejó claro que esperaba ansiosamente el día que se marchen las tropas norteamericanas, porque los árabes se ocuparán entonces de sus problemas: "Hermanos, si se recupera la confianza, será acompañada esta por la credibilidad, y si se recupera la credibilidad, entonces los vientos de esperanza soplarán y no volverán a permitir nunca que fuerzas externas definan nuestro futuro ni que en tierras árabes se icen banderas extranjeras que no sean las del arabismo".
Los saudíes quieren reforzar la disciplina en la cumbre de dos días, recordando a los presidentes y dignatarios árabes que se ciñan al mensaje y vuelvan a sus países con una especie de solución.
"El peso de los saudíes ha garantizado que esta será una cumbre sin problemas", dijo Ayman Safadi, editor jefe del diario jordano Al Ghad. "Nadie va a vetar el mensaje ni oponerse a los saudíes. Pero eso no significa que los problemas se resolverán por sí solos".
Ban Ki-moon, el secretario general de Naciones Unidas, ofreció un agudo análisis de la situación en Oriente Medio en un discurso ante la cumbre, diciendo implacablemente que la región era "más compleja, más frágil y más peligrosa de lo que ha sido durante largo tiempo".
En Iraq, dijo "hay una espantosa" pérdida de vidas todos los días, y Somalia está en las garras del "banditismo, la violencia y las rivalidades entre clanes".
Irán, que el sábado pasado fue sancionado por el Consejo de Seguridad por segunda vez, "sigue adelante con su programa nuclear pese a las preocupaciones regionales e internacionales".
Tras pasar el lunes y martes en Jerusalén y en Cisjordania, Ban instó al nuevo gobierno de unidad palestino a demostrar un "verdadero compromiso con la paz".
A cambio, dijo, Israel debe cesar sus proyectos de colonización y abandonar la construcción del muro de separación.
Concluyó que "la inestabilidad en los países de la Liga Árabe es de profunda importancia para la paz y seguridad internacionales".

Nada Bakri, en Beirut, Líbano; Rasheed Abou Alsamh, en Jidda, Arabia Saudí, y Warren Hoge, en Riad, Arabia Saudí, contribuyeron a este reportaje.

29 de marzo de 2007
28 de marzo de 2007
©new york times
©traducción mQh
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