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los asesinos de djindjic


[Zoran Cirjakovic y Tracy Wilkinson] Condenas en caso del asesinato del primer ministro serbio. Jefe de los paramilitares de Milosevic tramó asesinato de 2003, dice un tribunal.
Belgrado, Serbia. Este miércoles, el temido comandante de los paramilitares de Slobodan Milosevic fue declarado culpable del asesinato en 2003 del primer ministro pro-occidental Zoran Djindjic -un crimen que provocó la consternación del país y dañó la causa de una reforma democrática.
Milorad Ulemek, ex jefe de los infames Boinas Rojas, su lugarteniente y otros diez hombres fueron condenados por planificar y ejecutar el asesinato del primer premier elegido democráticamente de Serbia desde la Segunda Guerra Mundial.
El asesinato fue un intento de restaurar a los aliados de Milosevic en el poder y poner fin a la cooperación de Belgrado con el tribunal internacional de crímenes de guerra en La Haya, dijo el tribunal serbio.
Djindjic se convirtió en primer ministro en un momento crucial en la historia de Serbia, elegido después de que ayudara a derrocar a Milosevic en 2000. El carismático y popular Djindjic, 50, fue asesinado después de que extraditara a La Haya al ex hombre fuerte serbio, donde Milosevic murió el año pasado de un ataque al corazón mientras esperaba su juicio por crímenes contra la humanidad.
Los intentos de Serbia por rehabilitarse después de años de aislamiento y ostracismo de Milosevic han sido irregulares, con importantes progresos a menudo resistidos por los nacionalistas.
Concluyendo un largo y complejo proceso que ha fascinado y polarizado a Serbia, una comisión de jueces dictó penas de prisión particularmente severas para Ulemek, condenado por ser el cerebro del asesinato, y su lugarteniente, Zvezdan Jovanovic, condenado por apretar el gatillo del rifle de francotirador que mató a Djindjic.
El primer ministro fue asesinado el 12 de marzo de 2003, cuando llegaba al principal de gobierno en el centro de Belgrado, caminando con muletas.
"Fue un asesinato político, un hecho criminal dirigido contra el estado", dijo la juez presidente Nata Mesarovic cuando leía el veredicto ante una atiborrada sala del tribunal. Entre los observadores en el tribunal se encontraban el presidente serbio Boris Tadic y varios ex altos funcionarios del gobierno de Djindjic.
Djindjic fue asesinado "después de los cambios democráticos en Serbia, cuando la mayoría de los ciudadanos creían que la situación en Serbia podía ser cambiada y la vida podía ser mejor", dijo la juez.
Ulemek y Jovanovic fueron sentenciados a cuarenta años, el máximo que permite la ley serbia, y los otros acusados recibieron sentencias que van de los ocho a los 35 años.
Ulemek sonrió ligeramente mientras Jovanoniv adoptó un aire de suficiencia. Luego, en medio de la lectura de la sentencia, ellos y sus cómplices condenados se levantaron y salieron de la sala.
Más tarde, frente al tribunal, familiares y amigos de los acusados fueron recibidos por varios miles de jóvenes miembros del Partido Democrático, de Djindjic, y otros activistas demócratas, que los abuchearon y gritaron: "¡Asesinos!"
Los abogados de la defensa dijeron que recurrirían.
El juicio duró tres años y medio y presenció el asesinato de dos testigos de la fiscalía, la renuncia de un juez y amenazas contra la actual juez presidente así como toda una serie de obstáculos técnicos colocados por el anterior gobierno conservador del primer ministro Vojislav Kostunica. El primer ministro fue reelegido este mes tras formar una coalición con el partido de Djindjic.
Tan importante como los juicios fue la capacidad de Serbia de airear crímenes políticos y distribuir justicia. Muchos partidarios de Djindjic dijeron que creían que todavía no se conocía a todos los que habían planificado el asesinato. Varias personas que se acercaron al tribunal llevaban pancartas con el texto: "No Ha Terminado".
"No terminará hasta que no tengamos respuestas completas a la pregunta sobre quién dio la orden para cometer este asesinato, quién lo organizó y por qué [el anterior gobierno conservador] trató de obstruir el juicio", dijo Cedomir Jovanovic, presidente del Partido Liberal Democrático y aliado de Djindjic.
Agregó que Kostunica debió ser llamado a declarar.
Los Boinas Rojas, como se conocía a la Unidad de Operaciones Especiales de Milosevic, era un escuadrón paramilitar de elite y clandestino que aterrorizó a los no-serbios durante gran parte de las guerras en Bosnia-Herzegovina y Croacia en los años noventa.
Después de las guerras, se metamorfosearon en una organización criminal que ha sido acusada de asesinatos y secuestros por dinero, a menudo atacando a los enemigos de Milosevic.
De hecho, desenredar la turbia red de crímenes de guerra y delitos comunes en el submundo criminal serbio puede ser otro logro de este juicio, dijeron políticos.
"Con este veredicto estamos finalmente el inicio del enfrentamiento con el crimen organizado, y los entretelones de ese crimen", dijo Dragoljub Micunovic, fundador del partido de Djindjic.
Ulemek, 39, había sido previamente condenado por el asesinato en 2000 de un importante rival de Milosevic, el ex presidente Ivan Stambolic, y por el intento de homicidio de otro rival de Milosevic, el líder de la oposición Vuk Draskovic.
Mantuvo su inocencia en el juicio de Djindjic, apareciéndose una vez en el tribunal llevando una camiseta adornada con un lobo aullando con una boina roja.
El abogado defensor del lugarteniente de Ulemek, Jovanovic, dijo que el juicio era un "crematorio de la justicia".
En vísperas del veredicto, un importante boulevard de Belgrado bautizado recientemente en honor de Djindjic, fue empapelado con señales viales falsas otorgándole un nuevo nombre: "Ratko Mladic", el jefe del ejército serbo-bosnio que es buscado por La Haya por cargos de crímenes de guerra.
La substitución del nombre de Djindjic por el de Mladic refleja una grave división al interior de la sociedad serbia, una división que el juicio ha destacado.
"El general Mladic y el primer ministro Djindjic simbolizan las dos maneras posibles de seguir adelante con Serbia", dijo el analista político Cedomir Antic. "Uno simboliza a la Serbia de las reformas, el otro a la Serbia que quería seguir luchando por la unificación nacional", como en las guerras de los años noventa.
"Uno podría preguntarse cómo puede una persona razonable tratar a Mladic como héroe o libertador", dijo. "El veredicto de hoy, así como otros muchos sucesos, nos están llevando hacia la moderación".

wilkinson@latimes.com

Cirjakovic informó desde Belgrado, Wilkinson desde Roma.

25 de mayo de 2007
©los angeles times
©traducción mQh
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