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respuesta china ante escándalos


[Mark Magnier] China responde con represión a escándalos sobre fármacos y alimentos.
Según lo que es habitual en casos de corrupción en China, los 832 mil dólares que se embolsó el ex director de la Administración de Fármacos y Alimentos de China en un período de siete años, no constituyen una suma demasiado alta. Pero la sentencia de muerte que se le dictó el martes en el caso de sobornos reflejó la creciente presión bajo la que se encuentra Pekín tras la secuela de escándalos médicos y alimentarios que han desconcertado al país y causado ansiedad en el extranjero.
Decenas de chinos murieron durante el período en el que el condenado funcionario, Zheng Xiaoyu, supuestamente aprobó medicinas no verificadas. Y China ha sufrido una importante pérdida de prestigio en el extranjero.
La reputación del país como un monstruo de la exportación se ha visto manchada recientemente por el escándalo del alimento para mascotas en Estados Unidos, revelaciones de que pasta dental exportada contenía un químico utilizado en la producción de anticongelantes e informes de que ingredientes médicos chinos están relacionados con las muertes ocurridas en Panamá tras el uso de un jarabe para la tos.
Pekín ha respondido despachando legiones de inspectores de fábricas y prometiendo controles más estrictos. El martes anunció la instalación de su primer sistema de retiro de productos alimenticios poco seguros así como la sentencia de muerte del ex burócrata de 62 años.
Zheng fue nombrado director de la agencia reguladora oficial desde su fundación en 1998 después de haber trabajado durante más de dos décadas en compañías estatales de producción de fármacos en la próspera ciudad de Hangzhou, al este de China.
La agencia gubernamental presenció un dramático aumento de su influencia en 2002, cuando se decretaron reglas que exigían la aprobación de los fármacos. Esto produjo rápidamente un enorme retraso en el procesamiento de solicitudes, que Zheng supuestamente utilizó para exigir sobornos para un tratamiento más expedito. Zheng ocupó ese alto cargo en la agencia oficial hasta que fue despedido en 2005.
"La Administración de Fármacos y Alimentos de China debe procesar una enorme cantidad de solicitudes, lo que crea una gran oportunidad para que el director de la organización exija sobornos", dijo Hao Zhao, profesor de la Escuela de Posgrado en Economía Cheung Kong, de Pekín.
De acuerdo a la agencia de noticias Nueva China y otros órganos de prensa oficiales, Zheng aceptó dinero y presentes de ocho compañías, sea personalmente o a través de su esposa e hijo, para aprobar medicinas falsas utilizando documentos falsificados. A medida que la red se cerraba sobre él, fue expulsado del Partido Comunista y privado de sus derechos personales y de propiedad.
Durante el período de Zheng murieron al menos trece bebés por desnutrición en la provincia de Anhui, en 2004, después de haber sido alimentados con leche en polvo falsificada sin ningún valor nutritivo. Y un antibiótico aprobado por la organización durante el período de Zheng causó la muerte de al menos diez pacientes en 2006 antes de que fuera retirado del mercado.
El veredicto dictado el martes por la Corte Intermedia de Pekín debe ser revisado por la corte suprema estatal y podría ser reducida en el proceso de aplicación. La última vez que China sentenció a muerte a un funcionario del rango de Zheng fue en 2003, cuando un vice-gobernador de la provincia de Anhui fue ejecutado por corrupción.
"Se suponía que Zheng debía usar seria y honestamente las atribuciones que le dio el estado y el pueblo, pero en lugar de eso ignoró los intereses más vitales", dijo la corte, de acuerdo a la agencia de noticias del estado. "Esto ha puesto en peligro la vida y salud de la gente y ha causado un impacto social extremadamente negativo".
La acusación contra Zheng fue oída a puertas cerradas y concluyó en sólo una semana y media, planteando interrogantes sobre el papel de la política en casos de alta publicidad.
China ha estado cabildeando durante años ante gobiernos extranjeros para firmar tratados de extradición de modo de poder castigar a funcionarios corruptos que huyen al exterior con grandes sumas de dinero. Canadá y algunos países de Europa Occidental, sin embargo, ha dado marcha atrás preocupados por el amplio uso de la pena de muerte en China y lo que consideran un inadecuado imperio de la ley.
Los estadounidenses empezaron a preocuparse hace poco cuando se descubrió que melamina producida en China había sido agregada al gluten de trigo y proteína de arroz para producir alimento para mascotas, que produjo la muerte de perros y gatos y el retiro de los productos.
Pese a que China ha prometido redoblar sus esfuerzos para poner fin a casos de corrupción y delictivos que signifiquen riesgos potenciales para la salud en las industrias alimenticias y farmacéuticas, su historial no es demasiado bueno en cuanto a la protección de los denunciantes.
El año pasado, Zhang Zhijian, ex empleado de la Compañía Farmacéutica Kangliyuan, de la provincia insular de Hainan en el sur de China, republicó un ensayo en un chat room de internet que giraba sobre la "poco natural relación" entre su compañía y los inspectores. Dijo que no conocía al autor original del ensayo cuando fue publicado desde el ordenador de su compañía.
Las autoridades locales con fuertes lazos con la compañía lo identificaron, dijo, y fue detenido durante casi ocho meses acusado de "dañar la reputación de la empresa".
Fue liberado sólo después de que Kangliyuan apareciera en una lista de compañías de las que Zheng había recibido sobornos.
De acuerdo al ensayo republicado y otros informes, los ejecutivos de Kangliyuan compraron una casa para Zheng en Hangzhou para que este la usara tras su jubilación, y le dieron lujosos regalos, gastando además cientos de miles de dólares en otros altos funcionarios.
Se dice que la Administración de Fármacos y Alimentos de China aprobó 120 fármacos de Kangliyuan en 2005, casi la cifra total de aprobaciones anuales de la agencia.
Las compañías que quieran vender medicinas en China deben obtener un certificado de ‘Prácticas Comerciales Correctas' que otorga el gobierno, pero muchas compañías no pueden cumplir con los requisitos, dijo Zhang en una entrevista telefónica, de modo que una práctica habitual es sobornar a los funcionarios.
Otra práctica de las compañías que no logran cumplir los requisitos es recurrir a funcionarios para que les informen de antemano sobre las inspecciones anuales que se realizan ‘sorpresivamente'.
Desde que fuera liberado en febrero, Zhang, el ex empleado de Kangliyuan, ha solicitado a varias posiciones en otras compañías farmacéuticas. En todas ellas le preguntaron si haría lo mismo si llegase a ver problemas similares en sus compañías, lo que sugiere que esas prácticas están muy difundidas, dijo.
"He tenido entrevistas con más de diez compañías", agregó. "Pero ninguna oferta de trabajo. Necesito trabajar".
Zhou Huanxi, 48, contó que había tenido una experiencia similar. En 2001 denunció que los inspectores de su compañía, la Hangzhou Aoyi Baoling Pharmaceutical, empezó a substituir ingredientes caros por sucedáneos inertes y en gran parte inútiles en medicinas destinadas a mejorar la salud de mujeres embarazadas.
Aunque denunció anónimamente sus hallazgos, trazaron su número de teléfono y fue denunciada a la policía. Fue sentenciada a tres años de cárcel por lo que dijo que fueron cargos inventados de que había tratado de extorsionar a la compañía difundiendo informaciones perjudiciales. La compañía se salvó con un tirón de orejas, dijo. Desde entonces, el supervisor técnico de la compañía ha sido recompensando con su nombramiento como trabajador modelo.
"No es sorprendente que estos ingredientes sean exportados, dados todos los problemas que hay en China", dijo Zhou. "Es codicia. ¿Y para qué sirve la agencia de fármacos y alimentos del gobierno? Dicen que investigan, pero en realidad lo que hacen es ayudar a esas compañías que supuestamente están investigando".

mark.magnier@latimes.com

Yin Lijin contribuyó a este reportaje.

15 de junio de 2007
29 de mayo de 2007
©los angeles times
©traducción mQh
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