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tras la huella de un terrorista 2


[Susan Schmidt] Desde el desierto hasta el corazón de Estados Unidos. Surgen detalles sobre el presunto rol de Marri en la segunda ola de atentados de al Qaeda.
Peoria, Illinois, Estados Unidos. Marri no siguió a su familia a la granja de camellos. En lugar de eso, en mayo de 2000 voló a Chicago, desde Dammam, Arabia Saudí, utilizando un pasaporte falso y el nombre de Abdullakareem A. Almuslan, de acuerdo al FBI.
Pasó parte de los siguientes dos meses en Chicago. En julio, volvió a aparecer en Macomb, la ciudad agrícola con había estudiado quince años antes. Tomó un cuarto en el sórdido Motel Time Out, a 22 dólares la noche, junto al ruidoso bar Dog Pound, popular entre los estudiantes. Se quedó allí un mes, dicen funcionarios estadounidenses.
Mientras estuvo allá, Marri inscribió un negocio falso que llamó Alfombras AAA y abrió tres cuentas bancarias con un número de la seguridad social robado, dice la fiscalía. Está acusado de haber usado números de tarjetas de crédito para hacer compras ficticias desde la tienda de alfombras y abriendo una cuenta en internet con la que podía mover dinero.
Entonces el ‘Almuslam' hizo el viaje que más a preocupado y desconcertado a los funcionarios antiterroristas.
El 17 de agosto de 2000 llamó a un agente de viajes para reservar un vuelo a Nueva York, dice el FBI. También llamó al imán de la mezquita de Macomb, un estudiante universitario saudí llamado Khalid al-Jaloud, y pidió que lo llevaran al aeropuerto de Peoria, recordó Jaloud en una entrevista con el Post. Jaloud dijo que no conocía al hombre que se llamaba a sí mismo Almuslam y no le preguntó adónde iba. Dijo que a menudo recibía llamadas de estudiantes árabes que pedían ayuda.
Los archivos de la aerolínea muestran que el 18 de agosto de 2000, ‘Almuslam' voló desde Peoria a Nueva York.
No se sabe porqué fue a la ciudad ese día. Pero las coincidencias son sugerentes. Dhiren Barot, el jefe de operaciones de al Qaeda en Gran Bretaña, ya estaba en Nueva York. Había llegado desde Londres el día anterior para vigilar la bolsa de valores y otras instituciones, de acuerdo a una acusación en 2005 en un tribunal de distrito de Nueva York.
En sus comentarios sobre Marri en mayo, Bush afirmó por primera vez que la bolsa de valores era uno de sus blancos.
Barot, que fue detenido en Gran Bretaña en 2004 y sentenciado a cadena perpetua en el otoño pasado, confesó lo que el juez del caso llamó un complot de "colosal escala, sin precedentes", para hacer volar vagones del metro, detonar ‘bombas sucias' radioactivas y utilizar limusinas cargadas con cilindros de gas para destruir hoteles de lujo.
Él y sus cómplices también confesaron haber realizado elaborados videos de reconocimiento de la bolsa de valores, el Banco Mundial y otras instituciones financieras de Nueva York y Washington en 2000 y 2001, haciéndose con planos de edificios y procedimientos de seguridad. El descubrimiento de esos planos y videos en 2004 en un allanamiento de una casa de al Qaeda en Pakistán llevó a funcionarios norteamericanos a elevar la amenaza terrorista a nivel tres y a arrestar a Barot.
Después del viaje de ‘Almuslam', a Nueva York, viajó nuevamente a Chicago y días después volvió a Arabia Saudí. Y dejó algo atrás.
"Me pidió que guardara un ordenador en mi casa", dijo Jaloud. "Yo no quería. Dijo que quería guardar algunas cosas hasta que pudiese traer a su familia".
Jaloud dijo que aceptó a regañadientes guardar el ordenador en el sótano de la mezquita. "Unas semanas o un mes después empezó a llamarme, diciéndome que lo enviara a Pakistán. "Me dijo que estaba allá", dijo Jaloud, agregando que la petición le había preocupado. "Me llamó dos o tres veces y discutía".
Finalmente, dijo Jaloud, otro hombre llamó a la mezquita y le pidió que enviara el ordenador a una dirección en Washington. Jaloud dice que lo hizo, pagando el envío con su propio dinero.
Jaloud volvió a Arabia Saudí a fines de 2001. Funcionarios norteamericanos no pudieron interrogarlo, pero las autoridades saudíes sí lo hicieron en 2005 y compartieron la información con el FBI, de acuerdo a las autoridades norteamericanas. Jaloud dijo que contó a los saudíes que no recordaba la dirección en Washington adonde había enviado el ordenador. Ahora vive en Escocia y está tratando de sacar su doctorado en estudios deportivos en la Universidad de Stirling.

Fajos de Billetes de Cien
Dos días después de los atentados de 2001, el agente de policía de Peoria, Greg Metz, vio pasar un coche con un niño de seis años parado en el asiento de atrás.
Metz hizo parar el coche de inmediato. El conductor era Marri. El control de la matrícula reveló una orden de detención de diez años de antigüedad por conducir bajo los efectos del alcohol, un legado de sus años de estudiante.
Marri todavía llevaba el pelo largo, pero era aseado y amable. Le dijo a Metz que había vuelto a Peoria para sacar su maestría en ciencias de la información en Bradley. El agente explicó que tendría que llevar a Marri a la cárcel, donde podría pagar una fianza. Pararon en el camino para dejar al niño en el cuarto de hotel de la familia.
Lo que pasó después hizo que Metz llamara al agente de enlace del FBI en el departamento de policía. Marri "abre una maleta y saca trescientos dólares para la fianza", dijo Metz. "La maleta estaba llena de fajos de billetes de cien dólares".
Las autoridades norteamericanas dicen que Marri viajó a los Emiratos Árabes Unidos en agosto de 2001 para recibir más de trece mil dólares en dinero contante de manos de Mustafa Ahmed al-Hawsawi, el presunto contable de los conspiradores del 11 de septiembre de 2001.
La llamada de Metz no fue la única sobre Marri que llegó a la oficina del FBI en Springfield en los días posteriores al 11 de septiembre, cuando miles de datos sobre hombres árabes inundaron los cuarteles policiales en todo el país. Un vendedor de celulares llamó, lo mismo que alguien que encontró sospechoso los intentos de Marri de embarcar un enorme baúl de camarote desde Chicago a Peoria. Empleados de la Universidad de Bradley también dijeron al FBI que sospecharon cuando el 11 de septiembre, Marri llegó a toda prisa justo antes de la fecha límite para inscribirse en la universidad.
El 2 de octubre, los agentes del FBI Nicholas Zambeck y Robert Brown llamaron a la puerta del nuevo apartamento de Marri casi en las afueras de la ciudad. Marri accedió a dejarlos entrar y mirar el baúl, que sólo contenía ropas y especias. El apartamento estaba apenas amoblado, declararía Zambeck más adelante, con una televisión, ropa de cama en el suelo y algunas sillas.
Los agentes se marcharon después de preguntar a Marri sobre sus viajes a Estados Unidos y sobre un posible problema con su número de la seguridad social, que fue resuelto al día siguiente.
Marri empezó pronto a sembrar más sospechas, aunque esta vez de regreso en Macomb. Varias veces ese otoño, hizo el trayecto de noventa minutos hacia la pequeña ciudad al oeste de Peoria. Trató de inscribirse en el intensivo curso de inglés de la Universidad de Illinois del Oeste, pero empleados del instituto lo encontraron enigmático. "Su inglés era muy bueno", dijo Julie Rose, ex administradora de la universidad. "Ya había cursado inglés, dos o tres veces".
Marri no entregó un domicilio ni firmó el formulario de solicitud. "Era un individuo muy tenaz", dijo Rose. "Llamaba a los estudiantes. Simplemente era raro". Tanto así que advirtió a un estudiante saudí que estaba tratando de ayudarlo. "Le dije: ‘No te metas con este tipo, se cuidadoso: no sabemos quién es".
El estudiante era Jaloud, el imán. Su mujer y la de Marri se habían conocido en la mezquita de Peoria y habían trabado amistad, contó Jaloud al Post. Dijo que no reconocía a Marri como ‘Almuslam', cuyo ordenador había guardado en el sótano de su mezquita el verano pasado.
Aunque remoto, el Centro Islámico de Macomb había llamado la atención de las agencias policiales y inteligencia. Varios compañeros musulmanes plantearon sus temores sobre las irregularidades financieras allá, de acuerdo a funcionarios policiales y de la universidad y a un ex estudiante.
La Asamblea Islámica de América del Norte, una organización acusada por el gobierno de crear páginas web para fomentar la guerra santa violenta, contribuyó con diez mil dólares a la mezquita, de acuerdo a documentos presentados en una corte federal en un caso por terrorismo en 2003. Varios miembros del directorio de la mezquita de Macomb tenían asuntos entre manos con el grupo, según muestran esos documentos.

30 de julio de 2007
20 de julio de 2007
©washington post
©traducción mQh
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