murió alex, el loro bilingüe
[Benedict Carey] Alex, el loro que escribía.
Conocía colores y formas, aprendió más de cien palabras en inglés, y con su propio estilo de agudezas se hizo un huecoen programas de televisión, informes científicos y artículos de prensa como -quizás- el loro parlante más famoso del mundo.
Pero la semana pasada, Alex, un loro gris africano, murió aparentemente por causas naturales, dijo el doctora Irene Pepperberg, una psicóloga comparativa de Brandeis y Harvard que estudió y trabajó con el loro durante la mayor parte de la vida de este y publicó en revistas científicas informes sobre sus progresos. El loro tenía 31 años.
Los científicos han debatido durante largo tiempo si alguna especie animal puede adquirir la capacidad de aprender el lenguaje humano. Las habilidades lingüísticas de Alex eran, de cierto modo, más sorprendentes que las proezas de primates que aprendieron la lengua de signos americana, como Koko, el gorila, adiestrado por Penny Patterson en la Gorilla Foundation/Koko.org en Woodside, California, o Washoe, el chimpancé, estudiado por R. Allen y Beatrice Gardner en la Universidad de Nevada en los años sesenta y setenta.
Cuando en 1977 el doctor Pepperberg, entonces estudiante doctoral de química en la Universidad de Harvard, compró a Alex en una tienda de mascotas, los científicos no esperaban realmente que algún pájaro pudiera aprender a comunicarse con seres humanos. La mayor parte de la investigación se había concentrado en palomas, y los resultados no eran prometedores.
Pero usando nuevos métodos de aprendizaje, Pepperberg estimuló a Alex a aprender unas 150 palabras, que podía clasificar en categorías, y contar pequeñas cantidades, así como reconocer colores y formas. "El trabajo cambió radicalmente el modo en que pensamos sobre el cerebro de los pájaros", dijo Diana Reiss, psicóloga del Hunter College que trabaja con delfines y elefantes. "Solía pensarse peyorativamente sobre el tema, pero ahora miramos el cerebro de los pájaros, al menos el de Alex, con algo de recogimiento".
Otros científicos que elogiaban la investigación, advirtieron que no debían caracterizarse como humanas las habilidades de Alex. El loro aprendió a comunicarse mediante expresiones básicas, pero no mostró el tipo de lógica y capacidad de generalización que adquieren los niños a temprana edad. "No hay evidencias de una lógica recursiva, y sin eso no puedes trabajar con números digitales ni con la gramática humana más compleja", dijo David Premack, profesor emérito de psicología en la Universidad de Pensilvania.
Pepperberg utilizó un innovador método para enseñar a Alex. Los loros africanos son pájaros sociales, y aprenden la dinámica de grupo muy rápidamente. En experimentos, Pepperberg empleaba a un instructor para que, en realidad, compitiera con Alex por pequeñas recompensas, como uvas. Alex aprendió a pedir uva observando qué hacía el instructor para conseguirlas; los investigadores trabajaron entonces con el pájaro para ayudarle a pronunciar las palabras.
Alex mostró una asombrosa facilidad. Por ejemplo, cuando se le mostraba un triángulo de papel azul, podía decir a un experimentador de qué color era el papel, que forma tenía y, después de tocarlo, de qué estaba hecho. Lució sus habilidades en programas sobre naturaleza, incluyendo programas en la BBC y PBS. Se hizo famoso por participar en escenas con el actor Alan Alda en la serie de la PBS, ‘Look Who's Talking'.
Como los loros, aprendía frases breves que oía en el laboratorio, como ‘serénate' y ‘buenos días'. Podía expresar frustración, incluso aburrimiento, y sus habilidades cognitivas y lingüísticas parecen haber sido tan competentes como las de primates adiestrados. Sus logros también inspiraron otros trabajos con loros grises africanos; otros dos, llamados Griffin y Arthur, son parte del programa de investigación de Pepperberg.
Alex estuvo trabajando con Pepperberg incluso la semana pasada sobre palabras compuestas y palabras de difícil pronunciación. Cuando lo metió en su jaula para la noche el jueves pasado, dijo Pepperberg, Alex la miró y le dijo: "Sé buena, te veo mañana. Te quiero".
Lo encontraron muerto en su jaula la mañana siguiente. Murió el jueves durante la noche.
Pero la semana pasada, Alex, un loro gris africano, murió aparentemente por causas naturales, dijo el doctora Irene Pepperberg, una psicóloga comparativa de Brandeis y Harvard que estudió y trabajó con el loro durante la mayor parte de la vida de este y publicó en revistas científicas informes sobre sus progresos. El loro tenía 31 años.
Los científicos han debatido durante largo tiempo si alguna especie animal puede adquirir la capacidad de aprender el lenguaje humano. Las habilidades lingüísticas de Alex eran, de cierto modo, más sorprendentes que las proezas de primates que aprendieron la lengua de signos americana, como Koko, el gorila, adiestrado por Penny Patterson en la Gorilla Foundation/Koko.org en Woodside, California, o Washoe, el chimpancé, estudiado por R. Allen y Beatrice Gardner en la Universidad de Nevada en los años sesenta y setenta.
Cuando en 1977 el doctor Pepperberg, entonces estudiante doctoral de química en la Universidad de Harvard, compró a Alex en una tienda de mascotas, los científicos no esperaban realmente que algún pájaro pudiera aprender a comunicarse con seres humanos. La mayor parte de la investigación se había concentrado en palomas, y los resultados no eran prometedores.
Pero usando nuevos métodos de aprendizaje, Pepperberg estimuló a Alex a aprender unas 150 palabras, que podía clasificar en categorías, y contar pequeñas cantidades, así como reconocer colores y formas. "El trabajo cambió radicalmente el modo en que pensamos sobre el cerebro de los pájaros", dijo Diana Reiss, psicóloga del Hunter College que trabaja con delfines y elefantes. "Solía pensarse peyorativamente sobre el tema, pero ahora miramos el cerebro de los pájaros, al menos el de Alex, con algo de recogimiento".
Otros científicos que elogiaban la investigación, advirtieron que no debían caracterizarse como humanas las habilidades de Alex. El loro aprendió a comunicarse mediante expresiones básicas, pero no mostró el tipo de lógica y capacidad de generalización que adquieren los niños a temprana edad. "No hay evidencias de una lógica recursiva, y sin eso no puedes trabajar con números digitales ni con la gramática humana más compleja", dijo David Premack, profesor emérito de psicología en la Universidad de Pensilvania.
Pepperberg utilizó un innovador método para enseñar a Alex. Los loros africanos son pájaros sociales, y aprenden la dinámica de grupo muy rápidamente. En experimentos, Pepperberg empleaba a un instructor para que, en realidad, compitiera con Alex por pequeñas recompensas, como uvas. Alex aprendió a pedir uva observando qué hacía el instructor para conseguirlas; los investigadores trabajaron entonces con el pájaro para ayudarle a pronunciar las palabras.
Alex mostró una asombrosa facilidad. Por ejemplo, cuando se le mostraba un triángulo de papel azul, podía decir a un experimentador de qué color era el papel, que forma tenía y, después de tocarlo, de qué estaba hecho. Lució sus habilidades en programas sobre naturaleza, incluyendo programas en la BBC y PBS. Se hizo famoso por participar en escenas con el actor Alan Alda en la serie de la PBS, ‘Look Who's Talking'.
Como los loros, aprendía frases breves que oía en el laboratorio, como ‘serénate' y ‘buenos días'. Podía expresar frustración, incluso aburrimiento, y sus habilidades cognitivas y lingüísticas parecen haber sido tan competentes como las de primates adiestrados. Sus logros también inspiraron otros trabajos con loros grises africanos; otros dos, llamados Griffin y Arthur, son parte del programa de investigación de Pepperberg.
Alex estuvo trabajando con Pepperberg incluso la semana pasada sobre palabras compuestas y palabras de difícil pronunciación. Cuando lo metió en su jaula para la noche el jueves pasado, dijo Pepperberg, Alex la miró y le dijo: "Sé buena, te veo mañana. Te quiero".
Lo encontraron muerto en su jaula la mañana siguiente. Murió el jueves durante la noche.
12 de septiembre de 2007
10 de septiembre de 2007
©new york times
©traducción mQh
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