dónde está lópez 23
[Patrick J. McDonnell] Miles de argentinos se manifiestan un año después de que desapareciera un testigo clave en una caso de la ‘guerra sucia', Jorge Luis López.
Buenos Aires, Argentina. Miles de manifestantes se echaron a la calle aquí el martes para conmemorar el primer año de la desaparición de Jorge Luis López, un testigo clave en el exitoso procesamiento de un jefe de policía de los años de la ‘guerra sucia'.
Muchos portaban pancartas con el arrugado retrato de López, que tenía 78 cuando desapareció. Su nombre y su cara se han convertido en símbolos de la determinación de la sociedad civil de perseguir a los torturadores de la dictadura militar que dejó miles de muertos y desaparecidos.
"Estamos convencidos de que la desaparición de Jorge Julio López es un mensaje para difundir el terror, para que olvidemos lo que sucedió", dijo Enrique Fukman, un ex prisionero político y organizador de la protesta.
La prensa aquí ha calificado el caso de López como el primero y único desaparecido político desde la restauración de la democracia en 1983 después de siete años de dictadura militar.
Argentina, bajo la presidencia del izquierdista presidente Néstor Kirchner, ha ido más lejos que la mayoría de los países latinoamericanos en la persecución de ex oficiales de las juntas militares de los años setenta y ochenta.
Cientos de ex oficiales están siendo juzgados después de la derogación de perdones y amnistías.
Pero el caso de López subrayó la vulnerabilidad de los testigos, víctimas de torturas ellos mismos, cuyo testimonio es importante para llevar a los acusados a justicia.
"La protección de los testigos es un factor crucial que no se ha estado brindando", dijo José Miguel Vivanco, director ejecutivo de la sección Américas de Human Right Watch.
"Hasta ahora los perpetradores de estos crímenes han disfrutado de completa protección, de modo que harán todo lo que esté en su poder para obstruir las investigaciones", dijo Vivanco en una conferencia telefónica desde Washington.
Muchos sospechan que los leales a la junta secuestraron a López en represalia por su testimonio y para amenazar a posibles testigos en otros casos de derechos humanos.
"No tengo ninguna duda de que Julio López fue secuestrado por venganza, y como una advertencia para los otros", dijo Pino Solanas, director de cine y candidato presidencial de la oposición, al diario Página 12. "Detrás de todo esto se encuentran los residuos del aparato represivo de la dictadura".
El gobierno dice que ha aumentado la seguridad de los testigos, con escoltas y otras protecciones. Pero algunos todavía han denunciado amenazas. El espectro de la represalia acecha los juicios.
Las autoridades dicen que continúan investigando el caso de la desaparición de López. No se han encontrado sus restos.
"Quiero creer que todavía está vivo, pero no quiero sonar hipócrita", dijo Rubén López, su hijo, ante periodistas.
El viejo López fue visto por última vez el 18 de septiembre de 2006, en una calle cerca de su casa en La Plata, al sur de Buenos Aires.
Sindicalista, López fue detenido durante la dictadura e interrogado con descargas eléctricas, de acuerdo a su declaración. Finalmente fue dejado en libertad y volvió a su vida como un discreto albañil y hombre de familia.
Sin embargo, sus familiares dicen que estaba resuelto a buscar justicia. La oportunidad se presentó el año pasado. López entregó un testimonio crucial en el publicitado juicio de Miguel Etchecolatz, un notorio ex jefe de policía provincial acusado de disfrutar sádicamente de la tortura y asesinato de detenidos.
Entre otras cosas, López vinculó a Etchecolatz con la ejecución de una joven pareja de activistas, que fueron asesinados en la misma cárcel donde estaba secuestrado López. El día después de su desaparición, Etchecolatz fue condenado por secuestro y homicidio. Fue condenado a cadena perpetua.
Muchos portaban pancartas con el arrugado retrato de López, que tenía 78 cuando desapareció. Su nombre y su cara se han convertido en símbolos de la determinación de la sociedad civil de perseguir a los torturadores de la dictadura militar que dejó miles de muertos y desaparecidos.
"Estamos convencidos de que la desaparición de Jorge Julio López es un mensaje para difundir el terror, para que olvidemos lo que sucedió", dijo Enrique Fukman, un ex prisionero político y organizador de la protesta.
La prensa aquí ha calificado el caso de López como el primero y único desaparecido político desde la restauración de la democracia en 1983 después de siete años de dictadura militar.
Argentina, bajo la presidencia del izquierdista presidente Néstor Kirchner, ha ido más lejos que la mayoría de los países latinoamericanos en la persecución de ex oficiales de las juntas militares de los años setenta y ochenta.
Cientos de ex oficiales están siendo juzgados después de la derogación de perdones y amnistías.
Pero el caso de López subrayó la vulnerabilidad de los testigos, víctimas de torturas ellos mismos, cuyo testimonio es importante para llevar a los acusados a justicia.
"La protección de los testigos es un factor crucial que no se ha estado brindando", dijo José Miguel Vivanco, director ejecutivo de la sección Américas de Human Right Watch.
"Hasta ahora los perpetradores de estos crímenes han disfrutado de completa protección, de modo que harán todo lo que esté en su poder para obstruir las investigaciones", dijo Vivanco en una conferencia telefónica desde Washington.
Muchos sospechan que los leales a la junta secuestraron a López en represalia por su testimonio y para amenazar a posibles testigos en otros casos de derechos humanos.
"No tengo ninguna duda de que Julio López fue secuestrado por venganza, y como una advertencia para los otros", dijo Pino Solanas, director de cine y candidato presidencial de la oposición, al diario Página 12. "Detrás de todo esto se encuentran los residuos del aparato represivo de la dictadura".
El gobierno dice que ha aumentado la seguridad de los testigos, con escoltas y otras protecciones. Pero algunos todavía han denunciado amenazas. El espectro de la represalia acecha los juicios.
Las autoridades dicen que continúan investigando el caso de la desaparición de López. No se han encontrado sus restos.
"Quiero creer que todavía está vivo, pero no quiero sonar hipócrita", dijo Rubén López, su hijo, ante periodistas.
El viejo López fue visto por última vez el 18 de septiembre de 2006, en una calle cerca de su casa en La Plata, al sur de Buenos Aires.
Sindicalista, López fue detenido durante la dictadura e interrogado con descargas eléctricas, de acuerdo a su declaración. Finalmente fue dejado en libertad y volvió a su vida como un discreto albañil y hombre de familia.
Sin embargo, sus familiares dicen que estaba resuelto a buscar justicia. La oportunidad se presentó el año pasado. López entregó un testimonio crucial en el publicitado juicio de Miguel Etchecolatz, un notorio ex jefe de policía provincial acusado de disfrutar sádicamente de la tortura y asesinato de detenidos.
Entre otras cosas, López vinculó a Etchecolatz con la ejecución de una joven pareja de activistas, que fueron asesinados en la misma cárcel donde estaba secuestrado López. El día después de su desaparición, Etchecolatz fue condenado por secuestro y homicidio. Fue condenado a cadena perpetua.
patrick.mcdonnell@latimes.com
Andrés D'Alessandro contribuyó a este reportaje.
21 de septiembre de 2007
19 de septiembre de 2007
©los angeles times
©traducción mQh
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