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cruzada contra el vicio


[Christopher Toothaker] Chávez defiende virtudes venezolanas, gravando los vicios
Caracas, Venezuela. El presidente Hugo Chávez ha empezado una cruzada moral en Venezuela predicando contra vicios que van desde el alcohol hasta el colesterol, prometiendo poner coto a la importación de whisky y sacando a los camiones cerveceros de las calles.
Su gobierno anunció el lunes un aumento de los impuestos al alcohol y el tabaco, y Chávez también contempla nuevos y fuertes impuestos sobre artículos de lujo, tales como coches elegantes y obras de arte.
Son todos proyectos de Chávez para estimular a los venezolanos a adoptar la mentalidad del ‘Hombre Nuevo', un socialista revolucionario con la pureza de propósito de un monje. Chávez menciona a menudo la vida del icónico héroe de Cuba, Ernesto Che Guevara, como un modelo ideal, y se queja de que muchos valores venezolanos no valgan la pena.
"Somos uno de los países que consume más whisky per cápita en el mundo. Deberíamos avergonzarnos", dijo Chávez hace poco en televisión nacional. "No estoy dispuesto a seguir gastando dólares para importar whisky en esas cantidades. ¿Qué tipo de revolución es esta? ¿La revolución del whisky? ¿La revolución de las 4x4? No, esta es una revolución de verdad".
Sin embargo, las ventas de 4x4 y de whisky están en pleno apogeo, y un buen número de venezolanos no cree que deban disculparse por ello. No será fácil para Chávez persuadir a su gente de que se despojen de su materialismo de centro comercial y hábitos de bebida.
"Si bebo una botella de whisky, es porque trabajé para hacerlo. Me sacrifiqué y por eso puedo beber lo que quiera", dijo el tendero Ernesto González, 49, que miraba embobado las 4x4 y coches de lujo en un concesionario en Caracas donde la gente bebía cerveza y piña colada.
Sin embargo, Chávez tiene otros planes. El lunes, el director de impuestos internos, José Vielma Mora, dijo que el gobierno reforzará las restricciones de divisas para compañías que importen licores, especialmente whisky. Eso obligará a muchas compañías a comprar dólares en el mercado negro -que actualmente se vende a dos veces la tarifa oficial- para, por ejemplo, importar Chivas Regal, lo que aumentará considerablemente el precio.
El gobierno también planea aumentar los impuestos -hasta un cincuenta por ciento- de toda una gama de bebidas alcohólicas, mientras que los cigarrillos aumentarán del 52, al setenta por ciento.
Chávez está también preocupado de que muchos venezolanos beben cerveza en la calle. Fastidiado por la venta ilegal de cerveza en las barriadas, ha advertido que los camiones cerveceros que vendan alcohol directamente en la calle serán requisados.
Todo aquel que quiera beber, debe hacerlo en la intimidad de sus hogares, dijo.
"He ordenado a la Guardia Nacional que detengan y requisen los camiones que recorran las calles vendiendo alcohol como si se tratase de helados", dijo. "Eso no lo vamos a permitir".
El presidente tiene una larga lista de otras recomendaciones para el ‘Hombre Nuevo': no usar demasiada salsa picante en las comidas, hacer ejercicios regularmente, consumir productos bajos en colesterol, respetar la velocidad máxima. También quiere que los padres dejen de comprar muñecas Barbie a sus hijas -y de aumentarles los pechos.
"Ahora algunos dicen: ‘Cuando mi hija cumpla quince, le vamos a poner tetas falsas' ¡Qué cosa tan horrible! Es la última degeneración imaginable", dijo Chávez a un atiborrado auditorio.
"¿Estoy exagerando?", preguntó. "¡No!", respondió la multitud.
Chávez cree que la cultura de su país ha sido corrompida por los valores capitalistas norteamericanos. Dice que se necesita un nuevo código moral humanista.
Naturalmente, los venezolanos están esperando que Chávez dé el ejemplo. El ex comandante paracaidista dice que no bebe alcohol, y que nunca fuma en público.
"Realmente, yo no bebo. A veces fumo un cigarrillo, pero nunca lo hago en público, porque es un mal ejemplo", dijo a la Associated Press en una entrevista reciente. "Muy de vez en vez. Lo hice en algunos momentos".
Sus sermones sobre vicios y virtudes pueden crear la impresión de que Chávez es un hombre pacato y desabrido, pero también le gusta festejar, a su propio modo.
Dice que se relaja jugando béisbol o jugando a los bolos al aire libre. Y durante sus prolongadísimos discursos rompe de vez en vez a cantar -tan a menudo que un asesor compiló un CD con sus éxitos de toda la vida, que aún no está a disponible.
"Ahí canto yo, pero suena terrible", dijo Chávez.
Como ex comandante de un escuadrón de tanques, a Chávez también le gusta ponerse al volante de un jeep venezolano Tiuna, lo que hizo en agosto con la estrella de Hollywood, Sean Penn. Pero dice que no le interesan las 4x4 ni otras cosas materiales.
Andrés Medina, 39, observando los coches en el salón de exhibición, dijo que estaba de acuerdo con Chávez, pero que es difícil abandonar los viejos hábitos.
"La sociedad se beneficiaría con los valores socialistas", dijo. "Pero va a ser difícil cambiar la cultura".

10 de octubre de 2007
©fwdailynews
©traducción mQh
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