obispo reprocha cierre de caso fátima
Obispo emérito y cierre de caso Fátima. "En este proceso culpables hay". Monseñor Tomás González manifestó que "la ley nunca debe estar sobre las personas", en alusión a los criterios jurídicos invocados.
Punta Arenas, Chile. A 23 años del atentado dinamitero contra el templo de la parroquia Nuestra Señora de Fátima, la Corte Suprema puso punto final al tema, cerrando el caso con el sobreseimiento de los ex efectivos de Ejército que estaban siendo procesados.
En contacto telefónico desde Santiago, el obispo emérito de Punta Arenas, monseñor Tomás González, se mostró disconforme con el dictamen, el cual rechazó por improcedente el recurso de casación planteado por el abogado del Obispado, querellante en el caso.
"En este proceso culpables hay", expresó, en relación a los hechos acaecidos en su período más duro como obispo. Recordó que tras hallarse la identificación del militar que puso la bomba, ésta fue examinada por médicos "para hacer ver que esa tifa (Tarjeta de Identificación de las Fuerzas Armadas) era de una persona de sexo masculino y encontramos los restos de la persona que puso la bomba". Después eso quedó todo archivado hasta que confesaron las personas que atentaron contra el sindicalista Tucapel Jiménez, que habían sido de la misma institución que puso la bomba en Fátima. De ahí, el juez de la época, magistrado Sergio Muñoz, hizo reabrir el proceso y, "por lo tanto, pienso que habría personas que eran culpables".
Delitos Que No Prescriben
Ante el argumento de la prescripción dado por la Corte Suprema, el prelado expresó que los delitos de ese tipo no prescriben, "porque ahí hay un delito contra los Derechos Humanos y sí hay personas humanas que perdieron la vida, mandados por otras personas. La motivación de fondo que se decía era que querían hacer una venganza contra un supuesto sacerdote que habría instigado el ‘Puntarenazo', lo cual no es cierto, y en este caso en que hay un atentado humano este tipo de delitos no prescribe".
González rechazó como criterio el ajustarse a una prescripción puramente legal: "yo me inspiro mucho más en lo que dice la Escritura, que la justicia debe estar siempre subordinada a la misericordia. Pienso que aquí hay sobre todo una misericordia hacia las personas, el sentir que las personas han sido destruidas y eso es lo más importante y a eso debe estar subordinado. Puede haber elementos legales, pero pienso que la ley nunca debe estar sobre las personas sino que la persona siempre debe ser el centro".
Hizo ver que en este caso hay personas destruidas como el efectivo de la Dine, Patricio Contreras Martínez, y están los otros que colaboraron en este campo, como la institución que mandaba a hacer este tipo de cosas, y una ideología subyacente a estos elementos, "que se llama la ideología de la Seguridad Nacional, que lastimosamente hace posible todos estos atentados y es una ideología condenada, porque va contra personas y ese es un argumento muy importante".
Finalmente, resaltó los gestos de altos oficiales del Ejército, quienes reconocieron la necesidad de gestos para reparar algo que fue tan negativo, como un gesto religioso en la parte dañada y un aporte en la parte física para terminar el salón de la parroquia, con una clara conciencia que "esto nunca debió haber sucedido".
Punta Arenas, Chile. A 23 años del atentado dinamitero contra el templo de la parroquia Nuestra Señora de Fátima, la Corte Suprema puso punto final al tema, cerrando el caso con el sobreseimiento de los ex efectivos de Ejército que estaban siendo procesados.En contacto telefónico desde Santiago, el obispo emérito de Punta Arenas, monseñor Tomás González, se mostró disconforme con el dictamen, el cual rechazó por improcedente el recurso de casación planteado por el abogado del Obispado, querellante en el caso.
"En este proceso culpables hay", expresó, en relación a los hechos acaecidos en su período más duro como obispo. Recordó que tras hallarse la identificación del militar que puso la bomba, ésta fue examinada por médicos "para hacer ver que esa tifa (Tarjeta de Identificación de las Fuerzas Armadas) era de una persona de sexo masculino y encontramos los restos de la persona que puso la bomba". Después eso quedó todo archivado hasta que confesaron las personas que atentaron contra el sindicalista Tucapel Jiménez, que habían sido de la misma institución que puso la bomba en Fátima. De ahí, el juez de la época, magistrado Sergio Muñoz, hizo reabrir el proceso y, "por lo tanto, pienso que habría personas que eran culpables".
Delitos Que No Prescriben
Ante el argumento de la prescripción dado por la Corte Suprema, el prelado expresó que los delitos de ese tipo no prescriben, "porque ahí hay un delito contra los Derechos Humanos y sí hay personas humanas que perdieron la vida, mandados por otras personas. La motivación de fondo que se decía era que querían hacer una venganza contra un supuesto sacerdote que habría instigado el ‘Puntarenazo', lo cual no es cierto, y en este caso en que hay un atentado humano este tipo de delitos no prescribe".
González rechazó como criterio el ajustarse a una prescripción puramente legal: "yo me inspiro mucho más en lo que dice la Escritura, que la justicia debe estar siempre subordinada a la misericordia. Pienso que aquí hay sobre todo una misericordia hacia las personas, el sentir que las personas han sido destruidas y eso es lo más importante y a eso debe estar subordinado. Puede haber elementos legales, pero pienso que la ley nunca debe estar sobre las personas sino que la persona siempre debe ser el centro".
Hizo ver que en este caso hay personas destruidas como el efectivo de la Dine, Patricio Contreras Martínez, y están los otros que colaboraron en este campo, como la institución que mandaba a hacer este tipo de cosas, y una ideología subyacente a estos elementos, "que se llama la ideología de la Seguridad Nacional, que lastimosamente hace posible todos estos atentados y es una ideología condenada, porque va contra personas y ese es un argumento muy importante".
Finalmente, resaltó los gestos de altos oficiales del Ejército, quienes reconocieron la necesidad de gestos para reparar algo que fue tan negativo, como un gesto religioso en la parte dañada y un aporte en la parte física para terminar el salón de la parroquia, con una clara conciencia que "esto nunca debió haber sucedido".
12 de octubre de 2007
©prensa austral 
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