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bohemia nació en bellavista


[Edwards Gajardo Gutiérrez] Desde los más choros hasta celebridades y artistas de la época llegaron a la zona que marcó la vida nocturna en la capital de la 2a Región.
Antofagasta, Chile. Lo que hoy es un sector residencial, en su momento fue el epicentro de la bohemia antofagastina. El Barrio Bellavista tiene una historia de años, pero que aún no se olvida.
Las chiquillas eran la atracción del sector Bellavista.
Si en la década del 70 y 80 reinaron los cahuines de la calle Loa, sólo fue posible gracias a la fuerte necesidad de los bohemios por un nuevo espacio. Todo surgió después del cierre del barrio que dio origen a la vida nocturna de la época y cuna de la bohemia, el mítico Barrio Bellavista.
Antes que en cualquier otro lugar, pero sin tener claro el año, comenzó a forjarse el barrio bohemio de Antofagasta. En Bellavista se reunía todo el mundo nocturno en torno a las casas de negocios (cahuines) y salas de cerveza.
Los más antiguos vecinos recuerdan que la actividad del sector era en torno al negocio sexual. Los movimientos eran casi durante las 24 horas, ya que comenzaban las atenciones en las picás a las 14 horas y se extendían hasta la madrugada del día siguiente.

Barrio Rojo de Verdad
Si se pudiera hacer una calificación, el sector de Calle Bellavista, desde Zenteno hacía el norte -incluyendo las calles interiores-, pudo catalogarse como un Barrio Rojo. Concentraba alcohol y prostitución al por mayor, además de los primeras apariciones de drogas como la cocaína, a la cual sólo tenían acceso los más pudientes.
Los relatos de los más antiguos vecinos del sector, muchos de ellos constantes visitantes de las casas de negocios, aseguran que en la primera cuadra de calle Bellavista ya era posible encontrar cahuines.
En el 90 por ciento de ellos había que entenderse con las llamadas cabronas, o en su defecto cabrones. Eran regentes de estas picás y verdaderos peajes a la hora de conseguir favores sexuales de las chiquillas que trabajaban con su cuerpo en cada uno de esos locales.

Las Movidas
Casi en la esquina con calle Zenteno estaba la picá conocida como ‘La Metro Ochenta', denominada así por la altura de su dueña.
Más adelante en el camino seguían casas como la ‘Señora Anselma', ‘María Teresa', ‘La Polonia' y el ‘Yayo Fritis', en la esquina de calle Quito.
El sector también ofrecía sus servicios especiales en el local del ‘Cojo Carlos', ‘El Copacabana' y en el mítico -según los que saben- ‘Moulin Rouge'. Esta última casita era una de las más reconocidas y tenía sus puertas abiertas en calle Iquique.
Pero si existía una calle especial dentro de todo este sector, esa era Montevideo, el epicentro del cahuín antofagastino.
Esa cuadra concentraba la mayoría de las casas de remolienda y las más conocidas. En el recorrido se podía pasar por la picá de ‘La Loti' y ‘La Juana Cesante', la cual destacaba por la presencia del conocido ‘Mari... Añañuca'.
También estaban los recintos de ‘Doña Julia', ‘Mari.. Segundo', ‘La Coja Olimpia', ‘El Gollesca' y ‘La Boliviana'.
El lugar preferido por los más patriotas y amantes de sus raíces, era el de ‘La Ñata Aida'. Junto a la compañía de las respectivas chiquillas, el ambiente del local era adornado sólo con música chilena, específicamente cuecas y una que otra tonada típica.
En los mismos territorios también funcionaban ‘El 35', ‘Adriana Wilson', ‘El Liberty' y ‘El Rafael'. Estos dos últimos con sus historias particulares y que daban respuesta a algunas necesidades especiales de los exigentes clientes de la época, muchos de ellos autoridades y conocidos personajes.
Quienes vivieron los años de más movimiento en el Barrio Bellavista aseguran que no se dormía, que el tránsito de personas era constante y también los hechos policiales.

El Adiós Bohemio
Muchos vecinos que en la actualidad viven en las viviendas ubicadas a metros de la municipalidad desconocen la antigua historia de este sector. Llegaron hace poco o después del auge del mítico barrio, cuando no se diferenciaba el día de la noche.
El final de este barrio rojo, o bohemio, llegó -según el relato de los conocedores- con la unión de la autoridad política y un oficial de la policía, quienes aludiendo razones sanitarias y otras, cortaron de raíz con el negocio que convirtió en millonario a más de uno de los dueños de estas casas, las cuales apagaron sus luces en la década del 60.

egajardo@estrellanorte.cl

18 de octubre de 2007
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Tierra de Tipos Choros
[Edwards Gajardo Gutiérrez] Grupos dominantes protagonizaban violentas riñas en medio del sexo y la bohemia. Los locales nocturnos eran sinónimo de grupos que buscaban zonas para dominar. El Barrio Bellavista no fue la excepción.

Una vez cerrados los cahuines de Bellavista, surgieron nuevos espacios y sectores que dedicaban su tiempo a satisfacer las necesidades sexuales de muchos antofagastinos. Fue en torno a esos lugares que se generaron famosas pandillas como los ‘Robert Taylor' o ‘Los Gitanos'.
Miembros y amigos de estos grupos recuerdan que eran los prostíbulos los lugares donde muchas veces se enfrentaban por el amor de una mujer o por el control de un territorio.
Pero eso no era exclusivo de ellos, sino que también fue algo heredado del Barrio Rojo original, el recordado Bellavista.

Los Parao's
Los choros, parao's o ‘respetados' de la época eran varios en el sector. Los que se ganaron el cartel de míticos, pasando a ser parte de la historia popular, fueron muy pocos.
Quizás nunca supieron sus nombres, pero el sólo hecho de escuchar sus chapas o sobrenombres era suficiente para comenzar a tomar distancia y evitar cualquier contacto innecesario.
El ‘Corazón de Bandido' era uno de los más respetados en la zona y conocedor de todo el movimiento en la zona bohemia. Los que lo conocieron dicen que para entender lo que generaba, sólo hay que analizar un poco el nombre por el cual era conocido.
‘El Ché Carlos' también tenía su nombre entre los habitantes o clientes habituales de la zona, lo mismo que el nombrado ‘Waldemar', otro de los choros que defendía cada espacio del barrio como si fuera el living de su casa.

Los Melena
Cuando se cuenta la historia de las pandillas más conocidas y temidas, aparece un nombre común en todas ellas, por lo que se deduce que es uno de los más antiguos que se formó en la Perla del Norte.
Un grupo de amigos y hermanos conocidos como ‘Los Melena', eran los que la llevaban en los territorios del Bellavista. Defendían sus espacios y no permitían que ningún grupo extraño llegara a esa zona. Muchas veces se generaron problemas y se estima que las riñas y peleas en las que se enfrascaban, influyeron en la intervención que realizó la autoridad policial en el sector, lo que finalmente terminó con la época de oro de los cahuines.

18 de octubre de 2007
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‘Liberty': Para Artistas y Pescados Grandes
Aparte de dinero, había que tener una posición para entrar. Era tal la cantidad de prostíbulos que tenía el Barrio Bellavista, que había para todos los gustos, precios y condiciones sociales.

Atenciones rápidas, extensas, con mujeres, con homosexuales y todas las posibilidades eran posibles.
Pero uno de los más conocidos era el ‘Liberty', el cual reunía a los más granado del jet set nacional. Artista que llegaba a la Perla del Norte terminaba una extensa noche de carrete en las dependencias de este popular local.
La leyenda dice que además de tener bellas señoritas, y trago del güeno, ofrecía algunas cositas extras que dejaban a más de un cliente tieso al momento de irse para la casita.
Junto a las estrellas del ambiente artístico, los clientes habituales eran personajes con altos cargos en el mundo público y privado. Era el local VIP, donde no sólo se necesitaba dinero para ingresar, sino también uno que otro requisito que no todos llegaban a cumplir.
‘El Rafael': Lujo y las más bellas mujeres.
Ubicado en la misma calle Montevideo, otro de los más recordados cahuines de la época de mayor movimiento del Barrio Bellavista era de ‘El Rafael'.
Tenía una de las casas más grandes y la mayor cantidad de chiquillas para la atención de las decenas de antofagastinos que a diario venían en busca de algún cariñito.
La característica principal del que -para muchos- fue la más famosa picá, era el lujo de sus instalaciones para la época y la belleza de las niñas que allí prestaban sus servicios.
El promedio de mujeres que allí estaban durante toda la jornada era de 30 o 40 y la belleza de las chiquilinas estaba sobre el nivel de la zona.
Sumando todos esos factores, era lógico que fuera el precio más alto de toda la zona. De la cantidad de personas que buscaban algún servicio, los que podían ingresar a ‘El Rafael' era un público escogido, con los recursos suficientes para costear un lugar de primer nivel y servicios con mujeres consideradas bellezas de la época.

18 de octubre de 2007
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