desbaratan fábrica de mascotas
[Annie Gowen y Donna St. George] La organización de voluntarios Dogs' Best Friends al rescate de animales en una fábrica de mascotas de Virginia.
Virginia, Estados Unidos. Algunos de los perros adultos que llegaban el jueves al refugio animal del condado de Montgomery se comportaban como chuchos recién nacidos, despatarrados, tambaleando cuando intentaban caminar. No habían pisado nunca suelo sólido.
Al principio, no sabían cómo comer en un cuenco, tan acostumbrados estaban a los abrevaderos en la fábrica de mascotas en el sudoeste de Virginia desde la que habían sido rescatados. Varios tenían el pelo tan enmarañado sobre sus ojos, que no podían ver. Las almohadillas de sus patas estaban irritadas o rajadas por su confinamiento en jaulas de alambre.
Cuando esta semana se conocieron los sufrimientos de los perros en la página web de la Sociedad Protectora de Estados Unidos -de que funcionarios del condado de Carroll en Virginia habían requisado cerca de mil perros en una fábrica de mascotas-, la reacción de los amigos de los animales fue inmediata e intensa.
Voluntarios de la región de Washington se unieron a otros de Florida y Nueva York que se acercaron al pueblo agrícola de Hillsville cerca de la frontera con Carolina del Norte. Las familias empezaron a llamar preguntando si podían adoptar a los perros. Las donaciones empezaron a rodar; PetSmart envió un remolque lleno de galleticas y otros suministros.
"Es increíble", dijo Gary Larrowe, administrador del condado, sobre el flujo. Larrowe declaró el estado de emergencia después de que a fines de la semana pasada se encontraran cientos de perros viviendo en sucias jaulas. Los funcionarios dijeron que piensan que es la fábrica de mascotas más grande descubierta en la historia del estado.
Voluntarios de un grupo local de defensa de los derechos de los animales dijeron que cuando visitaron la propiedad del criador de perros Junior Horton encubiertamente, se vieron abrumados por la cantidad de perros apretujados en jaulas de alambre en varios cobertizos. En uno, perras parturientas yacían con sus panzas distendidas debajo de lámparas de calor, esperando dar a luz. Los perros tenían alimento y agua, pero las feces debajo de las jaulas no habían sido retiradas.
Larrowe dijo que Horton tenía un permiso local para gestionar una perrera de quinientos animales y había duplicado esa cantidad. Tampoco tenía el permiso del Departamento de Agricultura de Estados Unidos que le permitiría vender los perros a operadores comerciales, como tiendas de mascota.
H. Warren Manning, sheriff de Carroll, dijo que el asunto había sido referido al fiscal de la comunidad. Se espera una decisión sobre la presentación de cargos criminales contra Horton dentro de algunas semanas.
Un hombre que respondió ayer el teléfono en Horton's Pups se identificó a sí mismo como Tim Bullion, empleado de Junior Horton. "No respondemos pregunta de la prensa", dijo Bullion.
Representantes de grupos de bienestar animal del área de Washington empezaron a volver a casa el jueves y ayer con decenas de cachorros y perros que buscan casa.
En Montgomery, defensores del bienestar animal trasladaron a los chuchos desde una zona de evacuación en Virginia a un refugio en Rockville. Quince colaboradores ayudaron a instalar a los perros en caniles con suelos climatizados parcialmente cubiertos con mantas y toallas para dormir.
Al principio algunos de los animales se mostraron reluctantes a salir de sus transportines, encogiéndose cuando se abrían las puertas. Una caniche no quiso moverse.
Un pequinés de cuatro años "pasó toda su vida en esa caja, pariendo camada tras camada", dijo J.C. Crist, presidente de la Sociedad Protectora de Montgomery.
Los animales fueron aseados y vacunados. También fueron bautizados -la caniche Perla, el puggle Snook y Red Sox, un Boston terrier.
"Ahora tienen juguetes, pero un montón de ellos no saben qué hacer con ellos", dijo Ashley Owen, empleado de un refugio de Montgomery. "No jugaban, no recibían afecto, cariño, atención, ni juguetes ni huesos".
En el condado de Fairfax, agentes del control animal volvieron ayer tarde con 32 perros de todas las edades, incluyendo algunas perras preñadas. Dijeron que los perros necesitaban ser examinados y vacunados contra la rabia, si era necesario, antes de que pudieran ser adoptados. Los perros -que fueron distribuidos entre refugios en Fairfax, Alexandria, el condado y el distrito de Arlington- no podrán ser adoptados sino recién la próxima semana, dijeron los funcionarios. Empleados del condado de Loudoun también volvieron con algunos perros.
"Hemos recibido llamadas todo el día de gente interesada en venir a ayudar", dijo Karen Diviney, directora del refugio animal de Fairfax. "El teléfono ha estado sonando todo el día".
Había oscurecido ayer en el refugio de Fairfax y estaba lloviznando cuando llegaron los perros, y el remolque de la policía en el que llegaron estaba adornada con una ominosa etiqueta: Unidad de Apoyo para Incidentes Graves.
Pero dentro del remolque, los lanudos lhasa apsos blancos y los rizosos caniches se veían contentos, saltando sobre las toallas de colores pastel que cubrían sus jaulas y aullando ante los empleados del refugio y agentes de policía que los arrullaban.
"Ese es el mejor corte de pelo", dijo Diviney, apuntando a un bichón frisé con una masa de pelo cubriéndole sus ojos. "Ese se parece que es un pequeño Jack Russell. ¡Y este se quiere meter en mi bolsillo!"
Defensores del bienestar animal dicen que las fábricas de mascotas -sin permiso, en plantas ilegales con enormes cantidades de cachorros de pura raza- han proliferado por el aumento de la demanda, y porque se ha hecho más fácil comprar perros en internet o a través de anuncios en el periódico. Esos animales son a menudo mantenidos en pequeñas jaulas de alambre, reciben cuidados veterinarios inadecuados y no son domesticados, dicen los activistas.
"Es un enorme problema", dijo Tara deNicolas, portavoz de la Sociedad Protectora de Washington. Aunque a menudo se encuentran grandes fábricas de mascotas en granjas en los estados del Medio Oeste, hace poco su grupo rescató a tres águilas de una instalación ilegal al sudeste de Washington.
Stephanie Shain, directora de la campaña No a las Fábricas de Mascotas de la Sociedad Protectora, dijo que su organización empezó una investigación de las fábricas de mascotas en Virginia el año pasado después de recibir llamadas de gente que había adoptado animales en tiendas de mascotas que no estaban sanos y murieron.
Investigadores encubiertos de grupos de derechos animales visitaron varias veces la propiedad de Horton entre abril y agosto y filmaron con una cámara escondida videos de cientos de perros mantenidos afuera en contenedores de alambre. Los perros eran de todas las razas, incluyendo terriers Yorkshire y Boston, spaniels Cavalier King Charles, caniches y terriers Jack Russell. Los activistas mostraron su video a funcionarios de Carroll, que empezaron su investigación.
(Los videos se pueden ver en el sitio de la Sociedad Protectora: http://www.hsus.org.)
Juan López, director de operaciones de rescate de la Sociedad Protectora de Montgomery, dijo que le sorprendió ver a cientos de perros encerrados en conejeras sobre pilotes instalados en las laderas de un valle.
"Entonces me di cuenta -las enormes cantidades y la terrible crueldad", dijo. "Todos estos animales eran usados para producir cachorros. De eso se trataba".
Al principio, no sabían cómo comer en un cuenco, tan acostumbrados estaban a los abrevaderos en la fábrica de mascotas en el sudoeste de Virginia desde la que habían sido rescatados. Varios tenían el pelo tan enmarañado sobre sus ojos, que no podían ver. Las almohadillas de sus patas estaban irritadas o rajadas por su confinamiento en jaulas de alambre.
Cuando esta semana se conocieron los sufrimientos de los perros en la página web de la Sociedad Protectora de Estados Unidos -de que funcionarios del condado de Carroll en Virginia habían requisado cerca de mil perros en una fábrica de mascotas-, la reacción de los amigos de los animales fue inmediata e intensa.
Voluntarios de la región de Washington se unieron a otros de Florida y Nueva York que se acercaron al pueblo agrícola de Hillsville cerca de la frontera con Carolina del Norte. Las familias empezaron a llamar preguntando si podían adoptar a los perros. Las donaciones empezaron a rodar; PetSmart envió un remolque lleno de galleticas y otros suministros.
"Es increíble", dijo Gary Larrowe, administrador del condado, sobre el flujo. Larrowe declaró el estado de emergencia después de que a fines de la semana pasada se encontraran cientos de perros viviendo en sucias jaulas. Los funcionarios dijeron que piensan que es la fábrica de mascotas más grande descubierta en la historia del estado.
Voluntarios de un grupo local de defensa de los derechos de los animales dijeron que cuando visitaron la propiedad del criador de perros Junior Horton encubiertamente, se vieron abrumados por la cantidad de perros apretujados en jaulas de alambre en varios cobertizos. En uno, perras parturientas yacían con sus panzas distendidas debajo de lámparas de calor, esperando dar a luz. Los perros tenían alimento y agua, pero las feces debajo de las jaulas no habían sido retiradas.
Larrowe dijo que Horton tenía un permiso local para gestionar una perrera de quinientos animales y había duplicado esa cantidad. Tampoco tenía el permiso del Departamento de Agricultura de Estados Unidos que le permitiría vender los perros a operadores comerciales, como tiendas de mascota.
H. Warren Manning, sheriff de Carroll, dijo que el asunto había sido referido al fiscal de la comunidad. Se espera una decisión sobre la presentación de cargos criminales contra Horton dentro de algunas semanas.
Un hombre que respondió ayer el teléfono en Horton's Pups se identificó a sí mismo como Tim Bullion, empleado de Junior Horton. "No respondemos pregunta de la prensa", dijo Bullion.
Representantes de grupos de bienestar animal del área de Washington empezaron a volver a casa el jueves y ayer con decenas de cachorros y perros que buscan casa.
En Montgomery, defensores del bienestar animal trasladaron a los chuchos desde una zona de evacuación en Virginia a un refugio en Rockville. Quince colaboradores ayudaron a instalar a los perros en caniles con suelos climatizados parcialmente cubiertos con mantas y toallas para dormir.
Al principio algunos de los animales se mostraron reluctantes a salir de sus transportines, encogiéndose cuando se abrían las puertas. Una caniche no quiso moverse.
Un pequinés de cuatro años "pasó toda su vida en esa caja, pariendo camada tras camada", dijo J.C. Crist, presidente de la Sociedad Protectora de Montgomery.
Los animales fueron aseados y vacunados. También fueron bautizados -la caniche Perla, el puggle Snook y Red Sox, un Boston terrier.
"Ahora tienen juguetes, pero un montón de ellos no saben qué hacer con ellos", dijo Ashley Owen, empleado de un refugio de Montgomery. "No jugaban, no recibían afecto, cariño, atención, ni juguetes ni huesos".
En el condado de Fairfax, agentes del control animal volvieron ayer tarde con 32 perros de todas las edades, incluyendo algunas perras preñadas. Dijeron que los perros necesitaban ser examinados y vacunados contra la rabia, si era necesario, antes de que pudieran ser adoptados. Los perros -que fueron distribuidos entre refugios en Fairfax, Alexandria, el condado y el distrito de Arlington- no podrán ser adoptados sino recién la próxima semana, dijeron los funcionarios. Empleados del condado de Loudoun también volvieron con algunos perros.
"Hemos recibido llamadas todo el día de gente interesada en venir a ayudar", dijo Karen Diviney, directora del refugio animal de Fairfax. "El teléfono ha estado sonando todo el día".
Había oscurecido ayer en el refugio de Fairfax y estaba lloviznando cuando llegaron los perros, y el remolque de la policía en el que llegaron estaba adornada con una ominosa etiqueta: Unidad de Apoyo para Incidentes Graves.
Pero dentro del remolque, los lanudos lhasa apsos blancos y los rizosos caniches se veían contentos, saltando sobre las toallas de colores pastel que cubrían sus jaulas y aullando ante los empleados del refugio y agentes de policía que los arrullaban.
"Ese es el mejor corte de pelo", dijo Diviney, apuntando a un bichón frisé con una masa de pelo cubriéndole sus ojos. "Ese se parece que es un pequeño Jack Russell. ¡Y este se quiere meter en mi bolsillo!"
Defensores del bienestar animal dicen que las fábricas de mascotas -sin permiso, en plantas ilegales con enormes cantidades de cachorros de pura raza- han proliferado por el aumento de la demanda, y porque se ha hecho más fácil comprar perros en internet o a través de anuncios en el periódico. Esos animales son a menudo mantenidos en pequeñas jaulas de alambre, reciben cuidados veterinarios inadecuados y no son domesticados, dicen los activistas.
"Es un enorme problema", dijo Tara deNicolas, portavoz de la Sociedad Protectora de Washington. Aunque a menudo se encuentran grandes fábricas de mascotas en granjas en los estados del Medio Oeste, hace poco su grupo rescató a tres águilas de una instalación ilegal al sudeste de Washington.
Stephanie Shain, directora de la campaña No a las Fábricas de Mascotas de la Sociedad Protectora, dijo que su organización empezó una investigación de las fábricas de mascotas en Virginia el año pasado después de recibir llamadas de gente que había adoptado animales en tiendas de mascotas que no estaban sanos y murieron.
Investigadores encubiertos de grupos de derechos animales visitaron varias veces la propiedad de Horton entre abril y agosto y filmaron con una cámara escondida videos de cientos de perros mantenidos afuera en contenedores de alambre. Los perros eran de todas las razas, incluyendo terriers Yorkshire y Boston, spaniels Cavalier King Charles, caniches y terriers Jack Russell. Los activistas mostraron su video a funcionarios de Carroll, que empezaron su investigación.
(Los videos se pueden ver en el sitio de la Sociedad Protectora: http://www.hsus.org.)
Juan López, director de operaciones de rescate de la Sociedad Protectora de Montgomery, dijo que le sorprendió ver a cientos de perros encerrados en conejeras sobre pilotes instalados en las laderas de un valle.
"Entonces me di cuenta -las enormes cantidades y la terrible crueldad", dijo. "Todos estos animales eran usados para producir cachorros. De eso se trataba".
Karin Brulliard y Karl Evanzz contribuyeron a este reportaje.
11 de noviembre de 2007
©washington post
©traducción mQh
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