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revive otro caso archivado


[Kirk Johnson y Dan Frosch] Vista en Colorado reexaminará un caso de homicidio de 1987.
Fort Collins, Colorado. El asesinato de Peggy Hettrick, en febrero hace veintiún años, fue un oscuro capítulo en la historia de esta ordenada ciudad universitaria a orillas de las praderas orientales de Colorado.
Hettrick, 37, soltera, fue vista por última vez saliendo sola de un bar de la localidad y fue encontrada más tarde en un campo congelado, apuñalada por la espalda y sexualmente mutilada.
La investigación del asesinato de 1987 se concentró en Tim Masters, de quince años, que coleccionaba cuchillos de supervivencia, adoraba las historias sangrientas y vivía con su padre en una caravana cerca del campo.
Nunca se encontró ninguna evidencia material ni arma del delito que asociara directamente a Masters con Hettrick, pero sobre la base de sus dibujos, sus cuchillos y un perfil psicológico, fue detenido una década después, condenado en 1999 y sentenciado a prisión perpetua.
En fallo dividido la Corte Suprema del estado confirmó la sentencia, pero la minoría disidente dijo que los dibujos de violencia y mutilaciones disponían tanto a los prejuicios, que Masters había sido condenado "no por lo que hizo, sino por lo que es".
Ahora el caso ha sido reabierto con audiencias que han fascinado a Fort Collins y a la comunidad jurídica de Colorado. Los nuevos abogados de Masters, que insisten en un nuevo juicio, han arrojado sospechas sobre un oftalmólogo de Fort Collins, Richard Hammond.
El doctor Hammond, que también vivía cerca del lugar del crimen, se suicidó en 1995 después de ser arrestado por voyerismo sexual, aunque nunca se lo consideró sospechoso en el caso Hettrick. También era amigo, según nuevos documentos judiciales, del fiscal en el caso Masters, Terence A. Gilmore, que es ahora juez de tribunal de distrito.
Las evidencias que pudieron haber despertado sospechas sobre Hammond nunca fueron entregadas al equipo de la defensa en el juicio de Masters, de acuerdo a documentos y declaraciones en las audiencias, incluyendo un informe de una mujer que dijo que había visto a un hombre de edad mediana con una "barbilla cuadrada", similar a la descripción de Hammond, exhibiéndose cerca del campo donde se encontró el cuerpo de Hettrick.
También han aparecido las notas de un cientista de la conducta del FBI que rechazaba la teoría de que los dibujos de Masters estuvieran relacionados con el crimen y que tampoco fueron nunca entregadas a la defensa.
Además, el jurado nunca fue informado sobre un interrogatorio policial con un cirujano plástico que dijo que había dicho a un detective que el modo en que fue mutilada Hettrick exigía un alto nivel de habilidades quirúrgicas.
"Estamos dispuestos a admitir que hay algunas cosas que deberían haber sido conocidas desde el principio y que no lo fueron", dijo Don Quick, fiscal de distrito del condado de Adams, que está actuando como prosecutor especial para la investigación del manejo del caso. "Es inquietante".
Quick dijo en una entrevista que decidiría en enero si las evidencias retenidas eran lo suficientemente importantes como para haber afectado el veredicto. Entonces podría ofrecer una recomendación al juez Joseph Weatherby, que preside las audiencias, y el juez podría decidir la mantención del veredicto, ordenar un nuevo juicio o desechar el caso.
Linda Wheeler-Holloway, ex detective de la policía de Fort Collins que en algún momento dirigió la investigación sobre el asesinato de Hettrick, quiere ver libre a Masters.
"He sido policía durante treinta y dos años y he enviado a un montón de gente a la cárcel", dijo Wheller-Holloway. "Pero este es el único caso en que he pensado que ha sido un terrible error de la justicia. Creo que Tim es realmente inocente".
Wheeler-Holloway, que ahora es una investigadora del fiscal de distrito en Fort Morgan y está ayudando al equipo de la defensa de Masters, dijo que empezó a poner en duda su culpabilidad en 1992. Masters se había alistado en la Armada y ella había viajado a Filadelfia, donde había sido asignado, para arrestarlo.
En lugar de eso, después de dos días de intenso interrogatorio, Wheeler-Holloway dijo que se sorprendió de la consistencia de la versión de Masters y su explicación de que sus dibujos eran producto de la ansiedad adolescente y nada más.
"Empecé a preocuparme de que tuvimos una visión prejuiciada desde el principio", dijo.
Otro agente de policía de Fort Collins asociado al caso, el teniente Jim Broderick, está todavía trabajando con los fiscales. En una entrevista fuera del tribunal, dijo que se pudo cometer errores debido a los años que habían pasado entre el crimen y la detención de Masters en 1998.
"No hay ninguna duda de que cuando estás investigando un caso tan antiguo, que se pueden cometer errores", dijo el teniente Broderick.
Desde 1987 Fort Collins ha presenciado grandes cambios. La caravana donde vivía Masters ya no existe, ni tampoco el campo cercano donde se encontró el cuerpo de Hettrick. De ser una zona aislada, ahora está salpicada de condominios y edificios de oficinas. Pero la casa de dos pisos que ocupaba Hammond y su familia en Skysail Lane todavía existe.
La familia de Hammond se mudó poco después de su muerte, y sólo un puñado de personas de esa época viven todavía en el vecindario, pero varios vecinos lo recuerdan como un hombre tranquilo y amistoso y como un respetado médico.
Sin embargo, en 1995, antes del juicio del caso Hettrick, se descubrieron cientos de videos en el sótano de Hammond, producidos todos por una cámara oculta en los servicios que había sido colocada para captar imágenes de genitales femeninos. Los videos incluían a cuidadores de casas, amigos y miembros de la familia de Hammond. Tras su detención y su libertad bajo fianza, Hammond se suicidó en un motel de Denver.
Ahora los abogados de Masters dicen que la policía y los fiscales deberían haberlo considerado un sospechoso del asesinato de Hettrinck porque poseía la capacidad para realizar la casi quirúrgica mutilación de su cuerpo. También han sugerido que la relación del juez Gilmore con Hammond puede haber jugado un papel.
El juez Gilmore, que se negó a hacer comentarios para este artículo, fue entrevistado en agosto sobre Hammond y dijo que sólo lo había conocido "periféricamente", aunque dijo que Hammond lo había invitado a menudo a cenar.
Interrogado posteriormente si tenía alguna razón para sospechar del doctor en el caso Hettrinck, el juez Gilmore dijo: "No tenía absolutamente ningún motivo para creer que él estuviera implicado".
Refiriéndose a Masters, agregó: "No había nadie más a quien pudiéramos acusar".
Alguna gente que conoció a Hammond encuentran difícil imaginarlo como un asesino brutal.
"El tipo tenía algunas rarezas, e hizo algo tonto, pero eso no lo convierte en un asesino", dijo Leo Yudien, que vivía en la casa de al lado y era su paciente.
Quicl, el prosecutor especial, también dijo que era demasiado prematuro como para decir que la justicia se había equivocado.
"Hay razones por las que el jurado sentenció a Masters y porqué las cortes de apelaciones la ratificaron", dijo Quick. "Aquí nada es blanco y negro".

4 de enero de 2008
©new york times
cc traducción mQh
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