la secuestraron al salir de disco
Una adolescente fue secuestrada al salir de una disco en Olivos. La llevaron a su casa en Devoto, donde la pareja de asaltantes intentó robar dinero. No tenían experiencia y fueron detenidos.
Argentina. Una adolescente de 17 años fue secuestrada ayer por la madrugada en el marco de un intento de asalto que incluyó recorrido en auto y visita a su casa, pero que fue frustrado por la víctima y su familia. Según relató Sofía, de 17 años, cerca de las 5.30 de ayer, una pareja que se movilizaba en un Volkswagen Surán –presuntamente robado– la obligó a subir al coche cuando salió de un boliche de Olivos. Pensó en llevar a sus captores a un domicilio falso, donde sabía que había una garita de custodia, pero los asaltantes desconfiaron y tuvo que revelar su dirección real. Allí, mientras el asaltante varón custodiaba a su madre en la planta baja de la casa de José Cubas al 3400, Sofía y su cuñada –que estaba en la casa con el hermano de Sofía– se pelearon con la joven ladrona, de 18 años, en el primer piso. En un descuido del muchacho, la madre logró burlar su atención, corrió a la calle y avisó a dos policías que pasaban en ese momento por el lugar. La pareja fue detenida y le secuestraron una 9 milímetros con dos cargadores llenos y una navaja. "Duró media hora en el auto y unos diez minutos en casa. Eran muy amateurs y cometieron muchos errores", precisó ayer Sofía.
La historia se inició cerca de las 5 de la madrugada de ayer, cuando la joven Sofía se despidió de sus amigos en la pista de baile del boliche Ku, en Olivos. Mientras buscaba un remís, a dos cuadras del local, un automóvil Volkswagen Surán negro, con vidrios polarizados, giró sobre avenida San Martín y se detuvo a su lado. Sofía no había visto a sus ocupantes –él, de 27 años, ella, de 18– dentro ni fuera del boliche. "Te estamos asaltando, así que subite al auto", dijeron –siempre según el relato de Sofía a Página/12–, mientras la apuntaban con una pistola 9 milímetros.
"Me preguntaron dónde vivía, y les dije que en Navarro y San Nicolás (en Olivos), porque ahí hay una garita con un policía", explicó Sofía. Cuando se acercaban al lugar, los asaltantes decidieron no bajar y retomaron su camino hacia General Paz y Beiró. La amenazaron con perderse (con ella) en algún descampado bonaerense. Suficiente para desistir y confesar, aterrada, su dirección real, al 3400 de José Cubas. "Hay mucha gente, nena", se quejaron al llegar a la casa, que linda con un salón de fiestas. "No pasa nada, hacemos como que somos amigos", propuso Sofía, que mantuvo "la cabeza fría siempre".
"Tomá piba, yo no soy rastrero, yo quiero plata", le dijo el asaltante a Sofía y le devolvió su celular, que le había quitado para llamar a la familia en vísperas del secuestro y con ánimo de reclamar rescate. Inés, la madre de Sofía, vio por la mirilla a su hija con dos jóvenes que no conocía. Pero abrió la puerta y, según dijo Sofía, se relajó cuando vio que la desconocida subía con su hija al dormitorio, como amigas. Pero el ladrón agarró a la madre del cuello y le pidió plata. "No tengo", respondió Inés, y el joven la cacheteó.
Mientras tanto, ya al final de la escalera, Sofía gritó para que su hermano mayor, que estaba en casa junto a su novia, llamara a la policía. La asaltante, "más grandota" que Sofía, se alteró y forcejearon. El hermano de Sofía, de 27 años, logró meter a su novia y a su hermana en la pieza, pero detrás se coló la ladrona. Sofía abrió la persiana y gritó hacia el patio del salón para pedir que llamaran a la policía. Mientras tanto, su cuñada y su captora se agarraban de los pelos a todo o nada.
El ladrón que estaba en la planta baja escuchó los ruidos y subió, en una "actitud muy amateur", según Sofía, porque dejó a su mamá sola para escapar. Inés aprovechó el descuido, abrió la puerta de calle y vio a dos policías caminando por la vereda. Rápidamente, los uniformados detuvieron a los asaltantes, secuestraron la pistola 9 milímetros, con dos cargadores llenos y una navaja. Luego, se supo que el joven había salido de la cárcel una semana atrás y el coche era robado. "En el auto estuvimos media hora y en casa 10 minutos, pero fueron muy intensos", comentó Sofía.
La historia se inició cerca de las 5 de la madrugada de ayer, cuando la joven Sofía se despidió de sus amigos en la pista de baile del boliche Ku, en Olivos. Mientras buscaba un remís, a dos cuadras del local, un automóvil Volkswagen Surán negro, con vidrios polarizados, giró sobre avenida San Martín y se detuvo a su lado. Sofía no había visto a sus ocupantes –él, de 27 años, ella, de 18– dentro ni fuera del boliche. "Te estamos asaltando, así que subite al auto", dijeron –siempre según el relato de Sofía a Página/12–, mientras la apuntaban con una pistola 9 milímetros.
"Me preguntaron dónde vivía, y les dije que en Navarro y San Nicolás (en Olivos), porque ahí hay una garita con un policía", explicó Sofía. Cuando se acercaban al lugar, los asaltantes decidieron no bajar y retomaron su camino hacia General Paz y Beiró. La amenazaron con perderse (con ella) en algún descampado bonaerense. Suficiente para desistir y confesar, aterrada, su dirección real, al 3400 de José Cubas. "Hay mucha gente, nena", se quejaron al llegar a la casa, que linda con un salón de fiestas. "No pasa nada, hacemos como que somos amigos", propuso Sofía, que mantuvo "la cabeza fría siempre".
"Tomá piba, yo no soy rastrero, yo quiero plata", le dijo el asaltante a Sofía y le devolvió su celular, que le había quitado para llamar a la familia en vísperas del secuestro y con ánimo de reclamar rescate. Inés, la madre de Sofía, vio por la mirilla a su hija con dos jóvenes que no conocía. Pero abrió la puerta y, según dijo Sofía, se relajó cuando vio que la desconocida subía con su hija al dormitorio, como amigas. Pero el ladrón agarró a la madre del cuello y le pidió plata. "No tengo", respondió Inés, y el joven la cacheteó.
Mientras tanto, ya al final de la escalera, Sofía gritó para que su hermano mayor, que estaba en casa junto a su novia, llamara a la policía. La asaltante, "más grandota" que Sofía, se alteró y forcejearon. El hermano de Sofía, de 27 años, logró meter a su novia y a su hermana en la pieza, pero detrás se coló la ladrona. Sofía abrió la persiana y gritó hacia el patio del salón para pedir que llamaran a la policía. Mientras tanto, su cuñada y su captora se agarraban de los pelos a todo o nada.
El ladrón que estaba en la planta baja escuchó los ruidos y subió, en una "actitud muy amateur", según Sofía, porque dejó a su mamá sola para escapar. Inés aprovechó el descuido, abrió la puerta de calle y vio a dos policías caminando por la vereda. Rápidamente, los uniformados detuvieron a los asaltantes, secuestraron la pistola 9 milímetros, con dos cargadores llenos y una navaja. Luego, se supo que el joven había salido de la cárcel una semana atrás y el coche era robado. "En el auto estuvimos media hora y en casa 10 minutos, pero fueron muy intensos", comentó Sofía.
18 de febrero de 2008
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