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perro muerto que muerde


[Ralph Blumenthal] La historia de un perro de Texas muerto que todavía muerde a la alcaldesa que la contó.
Alice, Texas, Estados Unidos. El robo ha sido mal mirado en este pueblo agrícola Texas del Sur desde mucho antes que fuera bautizado por la hija menor del fundador del cercano King Ranch.
Primero dijo que había muerto; después, que había desaparecido. Ahora está en el centro de un pleito por su tutoría.
Así que cuando la alcaldesa, Grace Saenz-López, accedió a cuidar del enfermo shih tzu de su vecina y terminó quedándoselo, diciéndoles que el perro estaba muerto y enterrado, el asunto estaba destinado a ponerse feo.
Especialmente después de que el bicho con pelo de fregona, Puddles, se apareciera vivo -rebautizado como Panchito- en el rancho de la hermana gemela de la señora Saenz-López a 23 kilómetros de distancia.
Ahora Saenz-López ya no es alcaldesa y está acusada de manipular la evidencia -Puddles/Panchito- y de falsificar un informe policial sobre su desaparición. Su hermana, Gracy García, está acusada de ocultar evidencias. Los cargos podrían enviar a la cárcel a las mujeres de 64 años por hasta diez años.
Rechazando las exigencias de que devuelvan el perro a sus dueños originales, Rudy Gutiérrez y Shelly Cavasos, el juez Richard C. Terrel, del tribunal de distrito, resolvió la semana pasada que una mascota, a diferencia de una propiedad que puede ser devuelta a su dueño probable mientras se determina la adjudicación, no puede ser sometida a una orden de embargo y puede quedarse con las hermanas hasta la audiencia del 24 de abril.
Gutiérrez, 39, manitas, dijo que sus hijos estaban destrozados y que desde el principio la familia ha sido obstaculizada por el poder de la alcaldesa. "Estamos empezando a darnos cuenta de cómo se manejan las cosas entre políticos", dijo.
Saenz-López, que la semana pasada rompió el silencio después de un largo tiempo, dijo en una entrevista con su hermana en la oficina del abogado de ambas que había actuado así para salvar de una muerte cierta al perro infestado de pulgas. "Tomé una decisión", dijo. "Aquí es donde fijo los límites".
Dijo que no lamentaba nada. "Si ya no puedo representar a la gente, todavía puedo ser la voz de los animales".
Su abogado, Homero Canales, con una camiseta negra con la leyenda "No Culpable", comentó: "Lo podrías haber pensado mejor".
García miró sorprendida. "Gracias, abogado", dijo.
Puddles/Panchito no hizo comentarios. Pero olfateó los alrededores del escritorio de Canales y levantó una pata.

El drama empezó en julio pasado cuando la familia del perro se marchó a un largo fin de semana de todos los años en un parque acuático en Texas Hill Country. Dejaron a Puddles, al que compraron para su hijo Joseph y sus otros tres hijos por quinientos dólares en febrero de ese año, con Saenz-López y su marido, Paco, un agente de policía jubilado.
El perro estaba sufriendo las graves consecuencias de una severa infestación de pulgas domésticas, y estaba siendo tratado con fuertes químicos que lo habían dejado tan mal que necesitaba una transfusión de setecientos dólares que la familia no podía pagar. Sin embargo, pensaron que el perro se estaba recuperando y le dejaron medicinas y comida.
Pero cuando volvieron a ver cómo estaba y preguntaron por él, dice la señora Cavasos, 37, una enfermera vocacional diplomada, Saenz-López les dijo que Puddles había muerto y estaba enterrado en el patio de una nueva casa a la que ella y su marido se estaban mudando unas puertas más allá.
"A Joseph le afectó mucho; se echó a llorar", dijo Gutiérrez. Pero dijo que tenía dudas. Dijo que sus sospechas aumentaron al volver la familia y él oyó un familiar ladrido en la casa de al lado. Pero no fue sino hasta Todos los Santos, dijo, que su tía divisó a Puddles en una peluquería de perros en las afueras del pueblo y le tomó una foto.
Gutiérrez dijo que Saenz-López no devolvía sus llamados y que la policía no tomó en serio sus quejas.
Entonces las cosas se pusieron raras. Saenz-López, localizada en su porche por un periodista de un canal de televisión, insistió en que ella era en realidad su hermana gemela -hasta que el periodista gritó "Señora alcaldesa" y ella se volvió.
Mientras aumentaba la presión pública, Saenz-López informó que su perro Panchito había desaparecido y dijo que sospechaba de sus vecinos. Gutiérrez dice que la policía allanó su casa, sin encontrar al shih tzu. Luego un equipo del canal de televisión KZTV filmó al perro el día de Corpus Christi en el rancho de García en las afueras del pueblo.
Las hermanas dijeron que una mujer lo había encontrado y entregado a ella justo antes de que llegaran las cámaras. Pero tres días después, el fiscal de distrito Joe Frank Garza, del condado de Jim Wells, que postula a su quinto mandato de cuatro años, presentó la acusación.
La semana pasada, Canales, el abogado, dijo que las mentiras de las hermanas eran "mentiras piadosas", agregando: "No hay malicia en esas mentiras".
Calificó la colocación de Puddles con Saenz-López "equivalente a abandono" y negó que la alcaldesa, que renunció el primero de febrero antes de que se presentara una petición para que renunciara, hubiera gozado de un trato especial. "Hombre", dijo, "la crucificaron".
El caso, que fue primera plana en diarios de todo el mundo, convirtió en parias a las hermanas y le han dado a Alice una nueva base para aspirar a la fama sesenta años después de que una urna electoral sospechosamente llena de papeletas en el colegio electoral 13 diera una polémica victoria a Lyndon B. Johnson en las primarias, colocándolo en la ruta hacia el estrellato político.
"Queremos que Alice sea conocido", dijo Imelda Ramírez en su tienda Action Sports and Awards, en la destartalada Calle Principal Este. "Pero no queremos que nos recuerden por la alcaldesa que robó un perro".

2 de marzo de 2008
13 de febrero de 2008
©new york times
cc traducción
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