se mudan llevándose la casa
[Paola Urzúa] Erradicaciones desde Playa Norte para la continuidad de la Costanera. Cambian de barrio, pero conservan sus casas. Dos son los empresarios encargados de trasladar las propiedades hasta sus nuevas ubicaciones.
Punta Arenas, Chile. Trasladar viviendas en la ciudad es lo más parecido a la chilota tradición de la minga de tiradura de casa. En la isla grande, eso sí, los paseos son con bueyes y botes, ya que hay tramos que se hacen cruzando los canales de la Décima Región.
En Punta Arenas las costumbres de la mágica isla son parte de la cultura magallánica. Por eso no fue extraño que el Serviu, cuando inició el proceso de expropiación para la construcción del último tramo de la Costanera, ofreciera a los vecinos la posibilidad de irse del sector con camas, casa y petacas. Podrían vender o seguir ocupando sus hogares.
De esta forma, desde el sector de Playa Norte han ido, poco a poco, saliendo las viviendas. En silencio las casas han ido despejando el sector para dar paso al progreso que significa la continuidad del proyecto Costanera.
Durante los fines de semana, debido al menor tráfico, se han llevado a cabo cerca de 10 traslados de casas.
Son dos los empresarios encargados de esta complicada tarea. Que no sólo implica coordinación y mucho esfuerzo físico, sino que también experiencia y conocimiento.
Santiago Cárdenas ayer preparaba una vivienda ubicada en el mismo lugar por donde se ha trazado el paso de la vía.
Según el trabajador se demora cerca de 6 a 7 días el traslado total de la casa. Desde que se desmonta de su lugar de origen hasta que se deja apostada en el nuevo espacio.
Tiempo que varía según el clima, las condiciones de la casa y de los terrenos.
También es relativo el precio. En muchas ocasiones el trabajo en más sencillo, pero la mayoría de las veces las casas demandan un esfuerzo mayor, sobre todo en la etapa de instalación. Si bien, el traslado es lo más vistoso de la ‘pega', las complicaciones están en la colocación de la vivienda.
Pesada Faena
A la hora de recorrer las calles de la ciudad tirando una casa, la cosa no es menos compleja. Dependiendo de las dimensiones de la propiedad se necesitan entre 3 y 5 trabajadores. Algunos que guían al conductor del camión que lleva la estructura y también debe ir otro obrero levantando el tendido de cables.
En esta etapa es imprescindible la labor de Carabineros. Son ellos los que escoltan las maniobras en todo momento. Cárdenas enfatizó que sin ellos la tarea sería muy compleja.
Explicó que para cada traslado, ya sea dentro o fuera de la ciudad, se necesita el permiso de la dirección de Vialidad y de la municipalidad, donde se cancela un derecho de traslado de casa y de circulación de sobre dimensión, el que tiene un costo de 35 mil pesos, aproximadamente.
Cárdenas explicó que muchas veces, pese a tomar todas las medidas y contar con los permisos que corresponden, suceden imponderables. Recuerda que hace tiempo atrás trasladó algunas cabañas desde el sector de Agua Fresca a diversos puntos de la ciudad. En uno de los recorridos, y después de haber pasado por diversos puntos conflictivos, rompió el tendido de una empresa de televisión por cable. Además de cortar el servicio a un sector de la población, debió cancelar una suma de dinero a la empresa.
A la misma hora que Cárdenas trabaja en la salida de una casa en Playa Norte, y mientras en la ciudad muy pocos vehículos transitaban, otra morada de 7 metros de ancho salía del mismo sector, para llegar a su nueva ubicación, en la población El Pingüino.
Es el inmueble que por años ocupó Lavinia Neguel en la calle Jovino Fernández, entre Croacia y Sarmiento. La mujer falleció hace poco más de un año. Su hijo, José Neguel, quien vive en la población El Pingüino, decidió conservar la casa por su valor emocional más que económico. Jacqueline Neguel, la hija del poblador, señaló que se trata de un importante recuerdo para la familia. Por eso prefirieron mantenerla y así atesorar este recuerdo.
En Punta Arenas las costumbres de la mágica isla son parte de la cultura magallánica. Por eso no fue extraño que el Serviu, cuando inició el proceso de expropiación para la construcción del último tramo de la Costanera, ofreciera a los vecinos la posibilidad de irse del sector con camas, casa y petacas. Podrían vender o seguir ocupando sus hogares.
De esta forma, desde el sector de Playa Norte han ido, poco a poco, saliendo las viviendas. En silencio las casas han ido despejando el sector para dar paso al progreso que significa la continuidad del proyecto Costanera.
Durante los fines de semana, debido al menor tráfico, se han llevado a cabo cerca de 10 traslados de casas.
Son dos los empresarios encargados de esta complicada tarea. Que no sólo implica coordinación y mucho esfuerzo físico, sino que también experiencia y conocimiento.
Santiago Cárdenas ayer preparaba una vivienda ubicada en el mismo lugar por donde se ha trazado el paso de la vía.
Según el trabajador se demora cerca de 6 a 7 días el traslado total de la casa. Desde que se desmonta de su lugar de origen hasta que se deja apostada en el nuevo espacio.
Tiempo que varía según el clima, las condiciones de la casa y de los terrenos.
También es relativo el precio. En muchas ocasiones el trabajo en más sencillo, pero la mayoría de las veces las casas demandan un esfuerzo mayor, sobre todo en la etapa de instalación. Si bien, el traslado es lo más vistoso de la ‘pega', las complicaciones están en la colocación de la vivienda.
Pesada Faena
A la hora de recorrer las calles de la ciudad tirando una casa, la cosa no es menos compleja. Dependiendo de las dimensiones de la propiedad se necesitan entre 3 y 5 trabajadores. Algunos que guían al conductor del camión que lleva la estructura y también debe ir otro obrero levantando el tendido de cables.
En esta etapa es imprescindible la labor de Carabineros. Son ellos los que escoltan las maniobras en todo momento. Cárdenas enfatizó que sin ellos la tarea sería muy compleja.
Explicó que para cada traslado, ya sea dentro o fuera de la ciudad, se necesita el permiso de la dirección de Vialidad y de la municipalidad, donde se cancela un derecho de traslado de casa y de circulación de sobre dimensión, el que tiene un costo de 35 mil pesos, aproximadamente.
Cárdenas explicó que muchas veces, pese a tomar todas las medidas y contar con los permisos que corresponden, suceden imponderables. Recuerda que hace tiempo atrás trasladó algunas cabañas desde el sector de Agua Fresca a diversos puntos de la ciudad. En uno de los recorridos, y después de haber pasado por diversos puntos conflictivos, rompió el tendido de una empresa de televisión por cable. Además de cortar el servicio a un sector de la población, debió cancelar una suma de dinero a la empresa.
A la misma hora que Cárdenas trabaja en la salida de una casa en Playa Norte, y mientras en la ciudad muy pocos vehículos transitaban, otra morada de 7 metros de ancho salía del mismo sector, para llegar a su nueva ubicación, en la población El Pingüino.
Es el inmueble que por años ocupó Lavinia Neguel en la calle Jovino Fernández, entre Croacia y Sarmiento. La mujer falleció hace poco más de un año. Su hijo, José Neguel, quien vive en la población El Pingüino, decidió conservar la casa por su valor emocional más que económico. Jacqueline Neguel, la hija del poblador, señaló que se trata de un importante recuerdo para la familia. Por eso prefirieron mantenerla y así atesorar este recuerdo.
11 de marzo de 2008
©prensa austral
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