fosa común en guerra de narcos
[Marla Dickerson y Richard Marosi] Los restos de 33 personas fueron encontrados en una fosa superficial en una propiedad abandonada en la ciudad fronteriza de Ciudad Juárez.
Ciudad de México. Las autoridades de Ciudad Juárez dijeron el viernes que habían descubierto los restos de 33 personas enterrados en el patio de una propiedad abandonada, una fosa común que se cree está ligada al violento comercio de drogas de la ciudad.
El espeluznante hallazgo salió a superficie como parte de una reciente campaña del gobierno contra los narcotraficantes en esta ciudad al otro lado de la frontera de El Paso que ha sido sorprendida por un estallido de asesinatos relacionados con las drogas sin paralelo en los últimos años. Las autoridades dijeron que el cartel de Juárez podría estar implicado en los asesinatos.
La misma zona atrajo la atención mundial por las violentas muertes de cientos de niñas y mujeres a principio de los años noventa. Muchos de los casos permanecen sin resolver.
Guiados por una denuncia anónima, la policía federal empezó a excavar el 1 de marzo en un terreno cubierto de matorrales detrás de una muralla de cemento en un barrio pobre en el lado oeste de la ciudad. El primer día de excavaciones dejó al descubierto seis cuerpos. Los agentes policiales demoraron casi dos semanas en extraer los otros restos, y trabajaron con perros rastreadores, palas y una retroexcavadora.
Excepto tres mujeres, todas las víctimas, son hombres. Algunos cuerpos fueron mutilados. Los expertos forenses dijeron que algunos de los cuerpos pueden tener una data de sepultura de hasta cinco años. La policía confirmó el viernes el número de cadáveres.
El hallazgo sorprendió a los vecinos en el barrio de La Cuesta, normalmente tranquilo.
"Nunca imaginamos que estábamos viviendo frente a una sepultura", dijo un vecino, que como otros entrevistados se negó a ser identificado por temor a represalias.
Este es el segundo hallazgo semejante en menos de un mes. A fines de febrero las autoridades federales desenterraron nueve cuerpos en un patio en una casa de Ciudad Juárez después de un allanamiento por drogas.
Expertos en seguridad dicen que el hallazgo de viejas tumbas es el resultado de esfuerzos recientes del gobierno para golpear a los carteles de la droga de México. Las policías militar y federal han enviado destacamentos a Ciudad Juárez, Tijuana y otros lugares sensibles en el tráfico de drogas en todo el país, una estrategia que ha resultado en importantes decomisos de drogas y armas así como en algunos bien publicitados arrestos.
Esta semana agentes federales capturaron a Gustavo Rivera Martínez, presunto líder del cartel de Arellano Félix, en Cabo San Lucas. Mario Montemayor Covarrubias, identificado por la prensa mexicana como un líder clave de una célula de secuestros del cartel, fue detenido en Tijuana a principios de mes después de una balacera de siete horas con las autoridades.
El crimen organizado ha recurrido a una violencia sin precedentes para intimidar a los informantes y a la policía. Este año en Ciudad Juárez decenas de personas han muerto en asesinatos relacionados con las drogas, dijeron las autoridades. La violencia relacionada con las drogas se ha cobrado la vida de al menos setenta personas en Tijuana. Algunas han sido mutiladas y abandonadas con espeluznantes mensaje dirigidos a los informantes, advirtiéndoles que no cooperen con la policía. Agentes de policía han sido asesinados a balazos en sus casas en presencia de sus familiares.
En enero, un grupo de hombres armados irrumpieron en la casa de jefe de policía de Tijuana, Margarito Saldana Rivera, 43, matándole a él, su mujer y sus dos hijas, de doce y veinte años. Horas antes otro oficial de alto rango y su ayudante fueron asesinados cuando esperaban en su coche en un ajetreado cruce. Se cree que los ataques fueron cometidos en venganza por la participación de los agentes en un asalto frustrado de un carro blindado.
Esta semana, un grupo de pistoleros mató a un agente de inmigración cuando este patrullaba un peligroso barrio conocido por el transporte de ilegales cerca de frontera en Tijuana.
La violenta reacción del crimen organizado muestra que la última campaña represiva está dando frutos, dicen expertos.
"Me inclino a creer que se están aferrando a una política de enfrentamiento que conduce a este tipo de batallas y espectaculares balaceras", dijo Robert Donnelly, coordinador del Proyecto Justicia en México del Instituto Transfronterizo de la Universidad de San Diego. En contraste, los expertos dijeron que los 42 cuerpos exhumados en los sitios hace poco en Ciudad Juárez no parecen ser parte de la reciente campaña de represalias, sino de una campaña clandestina, casi rutinaria, de parte de los propios narcotraficantes para castigar a miembros de sus propias filas.
"Si tienes un problema con un distribuidor o con alguien que está vendiendo drogas, tú no presentas una demanda contra esa persona. Simplemente lo matas", dijo Jorge Chabat, experto en seguridad del Centro de Investigación y Docencia Económica en Ciudad de México. "Es una manera de imponer disciplina".
Algunos curtidos observadores de las guerras de los carteles en Ciudad Juárez dijeron que el último hallazgo tenía un deje decididamente anticuado, aunque sólo fuera porque los asesinos se dieron el trabajo de enterrar los cuerpos. Desde los años noventa, matones de los carteles han pasado de abandonar los cuerpos en sepulturas superficiales a esconderlos en maleteros de coches y envolverlos en mantas o simplemente dejarlos donde caen, dijo Louie Gilot, que escribe sobre asuntos fronterizos para El Paso Times.
"En el pasado eran más discretos, pero ahora están cada vez más descarados", dijo Gilot. "Ahor simplemente los matan en público a plena luz del día".
Vecinos de la Calle de Pedregal, donde se desenterraron los 33 cadáveres, dijeron que en la propiedad abandonada había muy poco movimiento. Consistía en poco más que una pequeña estructura, como garaje, y un terreno cubierto de malezas rodeado por una muralla de cemento y un sólido portón de metal con condado que obstaculizaba la vista.
Un vecino recuerda haber visto llegar a desconocidos de vez en vez los fines de semana, y de haber olido el humo de parrilladas.
"Llegaban un montón de tipos, pero era muy tranquilo", dijo un vecino. "Nunca vimos coche de lujo ni nada sospechoso".
Otro recordó haber visto entrar vehículos pesados a la propiedad con lo que los vecinos creían que eran cargas de verduras.
"Vimos camiones y remolques entrando con fruta. Al menos, eso pensábamos que era".
El espeluznante hallazgo salió a superficie como parte de una reciente campaña del gobierno contra los narcotraficantes en esta ciudad al otro lado de la frontera de El Paso que ha sido sorprendida por un estallido de asesinatos relacionados con las drogas sin paralelo en los últimos años. Las autoridades dijeron que el cartel de Juárez podría estar implicado en los asesinatos.
La misma zona atrajo la atención mundial por las violentas muertes de cientos de niñas y mujeres a principio de los años noventa. Muchos de los casos permanecen sin resolver.
Guiados por una denuncia anónima, la policía federal empezó a excavar el 1 de marzo en un terreno cubierto de matorrales detrás de una muralla de cemento en un barrio pobre en el lado oeste de la ciudad. El primer día de excavaciones dejó al descubierto seis cuerpos. Los agentes policiales demoraron casi dos semanas en extraer los otros restos, y trabajaron con perros rastreadores, palas y una retroexcavadora.
Excepto tres mujeres, todas las víctimas, son hombres. Algunos cuerpos fueron mutilados. Los expertos forenses dijeron que algunos de los cuerpos pueden tener una data de sepultura de hasta cinco años. La policía confirmó el viernes el número de cadáveres.
El hallazgo sorprendió a los vecinos en el barrio de La Cuesta, normalmente tranquilo.
"Nunca imaginamos que estábamos viviendo frente a una sepultura", dijo un vecino, que como otros entrevistados se negó a ser identificado por temor a represalias.
Este es el segundo hallazgo semejante en menos de un mes. A fines de febrero las autoridades federales desenterraron nueve cuerpos en un patio en una casa de Ciudad Juárez después de un allanamiento por drogas.
Expertos en seguridad dicen que el hallazgo de viejas tumbas es el resultado de esfuerzos recientes del gobierno para golpear a los carteles de la droga de México. Las policías militar y federal han enviado destacamentos a Ciudad Juárez, Tijuana y otros lugares sensibles en el tráfico de drogas en todo el país, una estrategia que ha resultado en importantes decomisos de drogas y armas así como en algunos bien publicitados arrestos.
Esta semana agentes federales capturaron a Gustavo Rivera Martínez, presunto líder del cartel de Arellano Félix, en Cabo San Lucas. Mario Montemayor Covarrubias, identificado por la prensa mexicana como un líder clave de una célula de secuestros del cartel, fue detenido en Tijuana a principios de mes después de una balacera de siete horas con las autoridades.
El crimen organizado ha recurrido a una violencia sin precedentes para intimidar a los informantes y a la policía. Este año en Ciudad Juárez decenas de personas han muerto en asesinatos relacionados con las drogas, dijeron las autoridades. La violencia relacionada con las drogas se ha cobrado la vida de al menos setenta personas en Tijuana. Algunas han sido mutiladas y abandonadas con espeluznantes mensaje dirigidos a los informantes, advirtiéndoles que no cooperen con la policía. Agentes de policía han sido asesinados a balazos en sus casas en presencia de sus familiares.
En enero, un grupo de hombres armados irrumpieron en la casa de jefe de policía de Tijuana, Margarito Saldana Rivera, 43, matándole a él, su mujer y sus dos hijas, de doce y veinte años. Horas antes otro oficial de alto rango y su ayudante fueron asesinados cuando esperaban en su coche en un ajetreado cruce. Se cree que los ataques fueron cometidos en venganza por la participación de los agentes en un asalto frustrado de un carro blindado.
Esta semana, un grupo de pistoleros mató a un agente de inmigración cuando este patrullaba un peligroso barrio conocido por el transporte de ilegales cerca de frontera en Tijuana.
La violenta reacción del crimen organizado muestra que la última campaña represiva está dando frutos, dicen expertos.
"Me inclino a creer que se están aferrando a una política de enfrentamiento que conduce a este tipo de batallas y espectaculares balaceras", dijo Robert Donnelly, coordinador del Proyecto Justicia en México del Instituto Transfronterizo de la Universidad de San Diego. En contraste, los expertos dijeron que los 42 cuerpos exhumados en los sitios hace poco en Ciudad Juárez no parecen ser parte de la reciente campaña de represalias, sino de una campaña clandestina, casi rutinaria, de parte de los propios narcotraficantes para castigar a miembros de sus propias filas.
"Si tienes un problema con un distribuidor o con alguien que está vendiendo drogas, tú no presentas una demanda contra esa persona. Simplemente lo matas", dijo Jorge Chabat, experto en seguridad del Centro de Investigación y Docencia Económica en Ciudad de México. "Es una manera de imponer disciplina".
Algunos curtidos observadores de las guerras de los carteles en Ciudad Juárez dijeron que el último hallazgo tenía un deje decididamente anticuado, aunque sólo fuera porque los asesinos se dieron el trabajo de enterrar los cuerpos. Desde los años noventa, matones de los carteles han pasado de abandonar los cuerpos en sepulturas superficiales a esconderlos en maleteros de coches y envolverlos en mantas o simplemente dejarlos donde caen, dijo Louie Gilot, que escribe sobre asuntos fronterizos para El Paso Times.
"En el pasado eran más discretos, pero ahora están cada vez más descarados", dijo Gilot. "Ahor simplemente los matan en público a plena luz del día".
Vecinos de la Calle de Pedregal, donde se desenterraron los 33 cadáveres, dijeron que en la propiedad abandonada había muy poco movimiento. Consistía en poco más que una pequeña estructura, como garaje, y un terreno cubierto de malezas rodeado por una muralla de cemento y un sólido portón de metal con condado que obstaculizaba la vista.
Un vecino recuerda haber visto llegar a desconocidos de vez en vez los fines de semana, y de haber olido el humo de parrilladas.
"Llegaban un montón de tipos, pero era muy tranquilo", dijo un vecino. "Nunca vimos coche de lujo ni nada sospechoso".
Otro recordó haber visto entrar vehículos pesados a la propiedad con lo que los vecinos creían que eran cargas de verduras.
"Vimos camiones y remolques entrando con fruta. Al menos, eso pensábamos que era".
marla.dickerson@latimes.com
richard.marosi@latimes.com
Dickerson informó desde Ciudad de México City y Marosi desde San Diego. Luz del Carmen Sosa en Ciudad Juárez contribuyó a este reportaje.
16 de marzo de 2008
15 de marzo de 2008
©los angeles times
cc traducción mQh
0 comentarios