murió frank m. berger
Creador del tranquilizante Miltown, que inauguró la era de los fármacos psicotropos. Su invento se convirtió en un éxito de venta y una droga favorita entre intelectuales y famosos, hasta que se descubrieron sus graves efectos secundarios.
[Thomas H. Maugh II] El domingo murió en su casa en Nueva York, de un ataque al corazón, el doctor Frank M. Berger, el psiquiatra que inició la edad moderna en las drogas psicotropas con el descubrimiento del antidepresivo Miltown. Tenía 94 años.
Berger era un investigador anónimo en los laboratorios de la British Drug House Ltd., en Yorkshire, Inglaterra, cuando observó que un químico con el que estaba experimentando, la mianesina, tenía un efecto tranquilizante en los animales del laboratorio -calmando sus nervios, haciéndolos insensibles al dolor e impidiendo que se incorporaran cuando se los volteaba de espaldas.
Él y sus colegas describieron los breves efectos en un informe de 1946 -ahora considerado un clásico-en el British Journal of Pharmacology.
Su empleador prefirió ignorar el descubrimiento, pero Berger siguió pensando en eso. Después de convertirse en director de investigación de los Laboratorios Wallace en Cranbury, Nueva Jersey, él y el químico Bernard J. Ludwig sintetizaron una serie de compuestos estrechamente relacionados con la mianesina.
Uno de ellos era el meprobamato.
Un estudio de ciento un pacientes mentales en el Hospital del Estado de Mississippi en Whitfield constató que el tres por ciento de los pacientes se recuperó completamente, el veinte y nueve por ciento mejoraron substancialmente y el cincuenta por ciento se sintieron algo mejor.
Nuevamente su empleador no vio los potenciales del compuesto. Pero esta vez Berger decidió tomar el asunto en sus propias manos.
Él y sus colegas hicieron una breve película sobre los efectos del fármaco en los macacos y la proyectaron para un grupo de doctores en San Francisco. Eso creó suficiente interés en el compuesto como para que Wallace, una filial de Carter Products, lo llevara al mercado en mayo de 1955, llamándolo Miltown por el pueblo cercano de Miltown, Nueva Jersey. También cedieron los derechos de la droga a Wyeth Inc., que la vendió con el nombre de Equanil.
Antes de esta, los únicos fármacos disponibles para tratar trastornos psicológicos eran barbitúricos, poderosos antidepresivos que eran adictivos y tenían peligrosos efectos secundarios.
Se creía que Miltown no tenía ninguna de esas complicaciones, y fue un éxito inmediato, convirtiéndose rápidamente en el fármaco de mayores ventas introducido en Estados Unidos y superando la capacidad de producción de las dos compañías que lo producían.
Se convirtió en favorito de intelectuales y famosos, especialmente del tipo Hollywood, que fomentaron su uso con mucho entusiasmo. El cómico de televisión, Milton Berle, por ejemplo, se llamaba a sí mismo frecuentemente ‘Miltown Berle'.
Un informe de febrero de 1956 un artículo en la revista Time observaba que una droguería de Sunset Boulevard y Gower Street "salpicaban sus ventanales con letras rojas toda vez que llegaba un envío: ‘Sí, tenemos Miltown'" En cuatro meses, la farmacia Schwab había vendido un cuarto de millón de pastillas en sus cuatros tiendas y había rechazado más recetas que las que había atendido.
Al año del lanzamiento de Miltown, se calculaba que el cinco por ciento de los estadounidenses estaban usando tranquilizantes.
Otras compañías farmacéuticas se subieron rápidamente a bordo. En 1960, la compañía suiza Hoffman-LaRoche introdujo Librium. Tres años más tarde lanzó Valium, que era más potente y podía administrarse en dosis más pequeñas.
Hoy, las compañías farmacéuticas gastan millones de dólares en la búsqueda del siguiente gran químico psicoactivo.
Para el lanzamiento del Valium, ya se había reconocido que Miltown no era tan benigna como se pensaba. En 1965, un grupo de expertos determinó que debería ser clasificado como un sedante, antes que como tranquilizante.
Hacia la misma época, un grupo de investigadores concluyeron que podría ser adictiva en dosis no muy superiores a los niveles recomendados. Para 1970, fue colocada en Tabla IV, de la Convención de Substancias Psicotrópicas, convirtiéndola en una substancia controlada, limitando su uso y prescribiendo archivos precisos de su producción y distribución.
Más tarde Berger admitió problemas con sobredosis, pero dijo al New York Times que "uno simplemente espera que sea usada correctamente. No hay advertencias en los escalpelos que digan: ‘Esto está afilado, no se corte'".
Luego inventó otros fármacos, incluyendo la mefenesina -un relajante muscular-, el analgésico carisoprodol (marca comercial Soma) y un felbamate para el tratamiento de la epilepsia (marca comercial Felbatol), así como un método para purificar la penicilina. Sin embargo, ninguno de estos fármacos tuvo el éxito, o la notoriedad, de Miltown.
Frank Milan Berger nació el 25 de junio de 1913 en Pilsen, Bohemia Occidental, que es ahora parte de la República Checa.
Obtuvo su título académico en la Universidad de Praga en 1937 y trabajó en Bohemia hasta el estallido de la Segunda Guerra Mundial cuando él y su esposa, Bozena Jahodova, emigraron a Inglaterra.
En 1947 se mudaron a Estados Unidos, donde él se convirtió en profesor de pediatría en la Universidad de Rochester.
Obtuvo su segundo diploma médico en la Universidad del Estado de Nueva York en 1948 y su nacionalidad estadounidense en 1953.
En 1949 se unió a Wallace y fue luego ascendido a vice-presidente y presidente. Berger dejó la compañía en 1974 para transformarse en profesor de psiquiatría en la Universidad de Louisville, donde enseñó hasta su jubilación en 1990.
Bozena murió en 1972. En 1975 Berger se casó con Alma Christine Spadi.
Además de su esposa, le sobreviven dos hijos, Franklin Milan Berger, de Nueva York, y Thomas Jan Berger, de Londres; su hijastro Harry Thomas Bath, de Fort Collins, Colorado; dos two nietos; y su hermana Eva Pololi, de Londres.
Berger era un investigador anónimo en los laboratorios de la British Drug House Ltd., en Yorkshire, Inglaterra, cuando observó que un químico con el que estaba experimentando, la mianesina, tenía un efecto tranquilizante en los animales del laboratorio -calmando sus nervios, haciéndolos insensibles al dolor e impidiendo que se incorporaran cuando se los volteaba de espaldas.
Él y sus colegas describieron los breves efectos en un informe de 1946 -ahora considerado un clásico-en el British Journal of Pharmacology.
Su empleador prefirió ignorar el descubrimiento, pero Berger siguió pensando en eso. Después de convertirse en director de investigación de los Laboratorios Wallace en Cranbury, Nueva Jersey, él y el químico Bernard J. Ludwig sintetizaron una serie de compuestos estrechamente relacionados con la mianesina.
Uno de ellos era el meprobamato.
Un estudio de ciento un pacientes mentales en el Hospital del Estado de Mississippi en Whitfield constató que el tres por ciento de los pacientes se recuperó completamente, el veinte y nueve por ciento mejoraron substancialmente y el cincuenta por ciento se sintieron algo mejor.
Nuevamente su empleador no vio los potenciales del compuesto. Pero esta vez Berger decidió tomar el asunto en sus propias manos.
Él y sus colegas hicieron una breve película sobre los efectos del fármaco en los macacos y la proyectaron para un grupo de doctores en San Francisco. Eso creó suficiente interés en el compuesto como para que Wallace, una filial de Carter Products, lo llevara al mercado en mayo de 1955, llamándolo Miltown por el pueblo cercano de Miltown, Nueva Jersey. También cedieron los derechos de la droga a Wyeth Inc., que la vendió con el nombre de Equanil.
Antes de esta, los únicos fármacos disponibles para tratar trastornos psicológicos eran barbitúricos, poderosos antidepresivos que eran adictivos y tenían peligrosos efectos secundarios.
Se creía que Miltown no tenía ninguna de esas complicaciones, y fue un éxito inmediato, convirtiéndose rápidamente en el fármaco de mayores ventas introducido en Estados Unidos y superando la capacidad de producción de las dos compañías que lo producían.
Se convirtió en favorito de intelectuales y famosos, especialmente del tipo Hollywood, que fomentaron su uso con mucho entusiasmo. El cómico de televisión, Milton Berle, por ejemplo, se llamaba a sí mismo frecuentemente ‘Miltown Berle'.
Un informe de febrero de 1956 un artículo en la revista Time observaba que una droguería de Sunset Boulevard y Gower Street "salpicaban sus ventanales con letras rojas toda vez que llegaba un envío: ‘Sí, tenemos Miltown'" En cuatro meses, la farmacia Schwab había vendido un cuarto de millón de pastillas en sus cuatros tiendas y había rechazado más recetas que las que había atendido.
Al año del lanzamiento de Miltown, se calculaba que el cinco por ciento de los estadounidenses estaban usando tranquilizantes.
Otras compañías farmacéuticas se subieron rápidamente a bordo. En 1960, la compañía suiza Hoffman-LaRoche introdujo Librium. Tres años más tarde lanzó Valium, que era más potente y podía administrarse en dosis más pequeñas.
Hoy, las compañías farmacéuticas gastan millones de dólares en la búsqueda del siguiente gran químico psicoactivo.
Para el lanzamiento del Valium, ya se había reconocido que Miltown no era tan benigna como se pensaba. En 1965, un grupo de expertos determinó que debería ser clasificado como un sedante, antes que como tranquilizante.
Hacia la misma época, un grupo de investigadores concluyeron que podría ser adictiva en dosis no muy superiores a los niveles recomendados. Para 1970, fue colocada en Tabla IV, de la Convención de Substancias Psicotrópicas, convirtiéndola en una substancia controlada, limitando su uso y prescribiendo archivos precisos de su producción y distribución.
Más tarde Berger admitió problemas con sobredosis, pero dijo al New York Times que "uno simplemente espera que sea usada correctamente. No hay advertencias en los escalpelos que digan: ‘Esto está afilado, no se corte'".
Luego inventó otros fármacos, incluyendo la mefenesina -un relajante muscular-, el analgésico carisoprodol (marca comercial Soma) y un felbamate para el tratamiento de la epilepsia (marca comercial Felbatol), así como un método para purificar la penicilina. Sin embargo, ninguno de estos fármacos tuvo el éxito, o la notoriedad, de Miltown.
Frank Milan Berger nació el 25 de junio de 1913 en Pilsen, Bohemia Occidental, que es ahora parte de la República Checa.
Obtuvo su título académico en la Universidad de Praga en 1937 y trabajó en Bohemia hasta el estallido de la Segunda Guerra Mundial cuando él y su esposa, Bozena Jahodova, emigraron a Inglaterra.
En 1947 se mudaron a Estados Unidos, donde él se convirtió en profesor de pediatría en la Universidad de Rochester.
Obtuvo su segundo diploma médico en la Universidad del Estado de Nueva York en 1948 y su nacionalidad estadounidense en 1953.
En 1949 se unió a Wallace y fue luego ascendido a vice-presidente y presidente. Berger dejó la compañía en 1974 para transformarse en profesor de psiquiatría en la Universidad de Louisville, donde enseñó hasta su jubilación en 1990.
Bozena murió en 1972. En 1975 Berger se casó con Alma Christine Spadi.
Además de su esposa, le sobreviven dos hijos, Franklin Milan Berger, de Nueva York, y Thomas Jan Berger, de Londres; su hijastro Harry Thomas Bath, de Fort Collins, Colorado; dos two nietos; y su hermana Eva Pololi, de Londres.
thomas.maugh@latimes.com
2 de abril de 2008
©los angeles times
cc traducción mQh
0 comentarios