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musulmanes y mezquitas en españa


Musulmanes de España no tiene mezquitas donde orar.
[Victoria Burnett] Lleida, España. Cuando se acercaba la hora de la oración una fría tarde de un viernes y los hombres se apresuraban a la mezquita de la Calle del Norte, Hocine Kouitene abrió sus altas puertas de acero.
Como otros lugares de culto, el garaje convertido toscamente deja mucho de desear, dijo el señor Kouitene, vicepresidente de la Asociación Musulmana para la Unión y Cooperación en Lleida, una próspera ciudad medieval en el nordeste de España, rodeada de huertos frutales que se han convertido en un imán para los trabajadores inmigrados. Gélido en invierno y sofocante en verano, el templo está tan atiborrado que la congregación, que ha crecido de cincuenta a mil fieles en los últimos cinco años, a veces se desborda hacia la calle.
"No es lo mismo orar en un garaje que en una mezquita", dice Kouitene, un imponente argelino con una larga bata y un pañuelo de cabeza blancos. "Queremos un lugar donde podamos orar cómodos, sin molestar a nadie".
Aunque España está salpicada de restos de antiguas mezquitas, la mayoría de los musulmanes se reúne en lúgubres apartamentos, bodegas y garajes como este en la Calle del Norte, obligados a servir como lugares de oración para atender a una creciente población.
La escasez de mezquitas surge en parte por la falta de recursos, algo que es común en muchos grupos de inmigrantes pobres y de rápido crecimiento. Pero en varias ciudades los musulmanes que tratan de construir mezquitas también se han enfrentado a la resistencia de comunidades temerosas de las culturas extrañas o de que las mezquitas alienten a los extremistas violentos.
La desconfianza se agudizó después de que un grupo de musulmanes atentara contra trenes de cercanías en Madrid en marzo de 2004, matando a 191 personas, y en varias ciudades los ayuntamientos, amedrentados por una furiosa población de no-musulmanes, han impedido que grupos musulmanes puedan adquirir tierras para sus mezquitas.
El resultado, dicen líderes musulmanes, es que algunos fieles se sienten menos abandonados y marginados.
"Una mezquita debería ser como un centro, un punto de referencia para el islam", dice Mohammed Halhoul, portavoz del Consejo Islámico Catalán. Un cuarto de los musulmanes de España vive en Cataluña, la región del nordeste donde sita Lleida, pero en la zona no hay verdaderas mezquitas.
"Me siento catalán", dijo Halhoul. "Excepto cuando se trata de la mezquita".
Los musulmanes gobernaron España durante siglos, pero después de que fueran derrotados por última vez en el siglo quince, sus mezquitas fue abandonadas y se convirtieron en ruinas o en iglesias. Desde entonces, se han construido menos de una docena de nuevas mezquitas para atender a la población musulmana de España, que ha crecido, en los últimos diez años, de cincuenta mil a cerca de un millón a medida que han llegado más inmigrantes al país.
Ese aumento coincidió con un decline de la asistencia a la iglesia en una España predominantemente católica, dando una nueva resonancia a la antigua rivalidad entre las dos religiones. Fueron los reyes católicos Fernando e Isabel quienes derrotaron al último gobernante musulmán de España en 1492 y procedieron a la expulsión de judíos y musulmanes. Ahora cuando las iglesias luchan por atraer a una congregación cada vez más reducida, los templos musulmanes no dan abasto.
"La realidad de este país ha cambiado mucho más rápido que la de otros", dijo en una entrevista Ángel Ros, alcalde de Lleida. "Un proceso que en Italia o Francia tomó treinta años, en España no tomó sino diez".
Lleida es un caso ejemplar: una ciudad cuya catedral del siglo trece atisba desde la cima de una colina fortificada sobre un llano que produce la mitad de las peras y manzanas de España, ha atraído todo un contingente de inmigrantes. Ahora constituyen casi un quinto de los 125 mil habitantes de la ciudad, en comparación con el cuatro por ciento en 2000. Un cuarto de ellos proviene de países musulmanes. El viernes, el día de la oración de los musulmanes, ha reemplazado al sábado como día libre, además del domingo, en muchas fincas locales.

El templo de la Calle del Norte fue rechazado desde el principio. Marta Roigé, presidenta de la junta vecinal local, dijo que los vecinos trataron durante cinco años de bloquearlo alquilándose el garaje ellos mismos, pero retrocedieron después de que el propietario empezara una puja. Desde entonces demandaron al concejo local para que lo cerrara, sobre la base de que constituye un peligro para la salud y la seguridad.
"A medida que crecen los números, también crece la tensión", dijo la señora Roigé. "Han abierto tiendas, carnicerías, locutorios de larga distancia y restaurantes". Estos negocios, que atienden a inmigrantes musulmanes, ahora llenan las calles circundantes.
Agregó: "Son extremistas, fundamentalistas. No quieren integrarse".
Sin embargo, los líderes musulmanes dicen que la falta de mezquitas adecuadas es un obstáculo para la integración. Y autoridades españolas y líderes musulmanes dicen que el extremismo sería más fácil de controlar en sólo algunas mezquitas grandes que en los cerca de seiscientos templos improvisados que hay dispersos por todo el país.
Algunos líderes musulmanes creen que la marea está empezando a ponerse de su lado para devolver los minaretes a los horizontes españoles. Después de un pacto entre la Asociación Islámica y el ayuntamiento de Lleida en diciembre pasado, la ciudad puede ser la primera en construir una mezquita en Cataluña.
La asociación logró un contrato de arrendamiento de cincuenta años en un terreno de tierras de bienes nacionales a orillas de la ciudad, y Kouitene dice que el grupo espera poner la primera piedra este próximo año si logran reunir el dinero.
Varias otras comunidades musulmanas están a punto de lograr arreglos similares. En la sureña ciudad de Sevilla, los musulmanes están a punto de obtener un terreno para construir una mezquita después de años de encarnizada resistencia local; en 2005, los manifestantes arrojaron una cabeza de cerdo en el terreno escogido inicialmente.
Entretanto, la coalición gobernante en Cataluña presentó en diciembre un proyecto de ley en el parlamento regional que obligará a los ayuntamientos a apartar terreros para la construcción de mezquitas y otros lugares de culto. Representantes de organizaciones musulmanas esperan que sirva de inspiración para una ley nacional similar.
"La gente se está dando cuenta de que el mundo ha cambiado y que no pueden hacer la vista gorda", dijo Mohammed Chaib, miembro del parlamento catalán y el único legislador musulmán en España.
Algunos clérigos católicos ven las cosas de otro modo. El cardenal Luis Martínez Sistach, arzobispo de Barcelona, se opone al proyecto que otorgaría a todos los credos religiosos el acceso a la tierra sobre bases de igualdad. Argumenta que el catolicismo debe tener reglas diferentes.
"Una iglesia, una sinagoga o una mezquita no son lo mismo", dice, de acuerdo al diario conservador español ABC. El proyecto, dijo, "limita nuestra capacidad para ejercer un derecho fundamental, que es el derecho a la libertad religiosa".
Mientras no existan leyes sobre el uso religioso de la tierra, la poderosa iglesia católica no tendrá dificultades en adquirir tierras, dicen expertos en leyes y religión.
Álex Seglers, estudioso de las relaciones estado-iglesia, se muestra escéptico en cuanto a la efectividad del proyecto. El proyecto es vago y otorga a los ayuntamientos demasiada discreción sobre qué terrenos proporcionar a esos grupos, dice.
Para los fieles de la Calle del Norte, el siguiente gran obstáculo es el dinero. El estado laico español no puede financiar edificios religiosos, aunque tiene un acuerdo especial para subvencionar a la iglesia católica.
"Tenemos un dicho en nuestra religión", dijo Kouitene. "En lugares con incluso pocos fieles musulmanes, debes construir una mezquita para orar colectivamente. De otro modo, el demonio se apoderará del sitio".
El alcalde Ros es uno de los que celebra la construcción del edificio.
"Antes teníamos una religión dominante, y ahora tenemos muchas religiones y tenemos que encontrar un modo de respetar ese hecho", dijo. "Las iglesias fueron las grandes obras públicas de la Edad Media y del Renacimiento. Pero llegará el día en que todas las grandes ciudades españolas tendrán una mezquita".

1 de mayo de 2008
16 de marzo de 2008
©new york times
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