brecha entre al-qaeda y aliados
josh.meyer@latimes.com Jeffrey Fleishman en El Cairo contribuyó a este reportaje. 3 de mayo de 2008
Una letanía de quejas ataca a la red de Osama bin Laden y sus afiliados por sus
acciones en Iraq y África del Norte, su énfasis en los atentados suicidas en lugar de la acción política y su tibio apoyo, o abierta hostilidad, hacia grupos militantes que defienden la causa palestina.
Aparentemente las críticas son suficientemente serias como para que el estratega de al-Qaeda, Ayman Zawahiri, se sintiera obligado a solicitar preguntas online. Respondió en un mensaje grabado dado a conocer en marzo. Durante más de noventa minutos, el segundo al mando de al-Qaeda trata de mitigar el descontento.
En marzo, Zawahiri hizo circular un libro virtual de 188 páginas para rebatir las quejas, particularmente las de un influyente ex militante musulmán que dijo que Zawahiri y Bin Laden deberían rendir cuentas por la violencia ejercida contra otros musulmanes.
Sayyed Imam Sharif, un médico egipcio que fue un importante teólogo de al-Qaeda, era uno de los colaboradores más antiguos de Zawahiri. Autor de violentos manifiestos en las últimas dos décadas, Sharif cambió de posición cuando estuvo en la cárcel en Egipto. Otros prominentes clérigos musulmanes y ex militantes han condenado en términos similares a al-Qaeda.
Estas desavenencias han surgido en los últimos años, pero las posiciones se han distanciado cada vez más últimamente, en internet y en las calles de algunos países árabes. Además de Zawahiri, líderes de al-Qaeda, incluyendo a Bin Laden mismo, han empezado una ofensiva de relaciones públicas. En Octubre, Bin Laden pidió perdón a sus seguidores por la muerte de civiles en Iraq.
Analistas de agencias de inteligencia norteamericanas y aliadas difieren sobre si esta reacción representa riesgos significativos para al-Qaeda o si es simplemente un problema de relaciones públicas. Según un funcionario del contraterrorismo norteamericano, la organización está ampliando sus reservas de reclutas incondicionales. Y comunicaciones en internet y otras fuentes de inteligencia han mostrado que su discurso antinorteamericano sigue encontrando eco en extremistas de gran parte del mundo musulmán.
Pero al-Qaeda también ha tratado de utilizar a grupos regionales para ser más aceptable y ampliar su poder de base. Es en estos grupos donde se están produciendo la mayor parte de los conflictos.
"Sabemos que esto es importante para al-Qaeda y que sus líderes son sensibles al tema de la legitimidad de sus acciones y su ideología", dijo en un discurso el miércoles Juan Carlos Zárate, asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, en el Washington Institute for Near East Policy. "Les preocupa su imagen porque tiene efectos en el mundo real del reclutamiento, las donaciones y la recepción entre comunidades religiosas y musulmanas del mensaje de al-Qaeda".
Algunos expertos en contraterrorismo dicen que sospechan que algunas críticas pueden haber sido plantadas en páginas web por agentes de inteligencia occidentales, o subidas por extremistas encarcelados que pueden haber sido coaccionados.
Pero Zárate y otros dicen que las desavenencias son reales y extendidas.
"Hay un creciente rechazo del programa y mensaje de al-Qaeda", dijo Zárate, que agregó que Estados Unidos y sus aliados han alentado la reacción explotando las diferencias entre al-Qaeda y musulmanes fundamentalistas que rechazan sus tácticas.
Funcionarios estadounidenses citan una variedad de evidencias, incluyendo datos de inteligencia, comunicaciones en internet, declaraciones de líderes de al-Qaeda, datos de encuestas e incluso canciones de populares músicos paquistaníes e indonesios.
En septiembre el prominente clérigo saudí Salman Awdah envió una carta abierta a Bin Laden en la que condena la violencia contra inocentes y dice que al-Qaeda está perjudicando a las organizaciones benéficas musulmanas por sus presuntos vínculos con ellas.
"Hermano Osama, ¿cuánta sangre se ha derramado?", escribió Awdah, que se cree que es independiente del gobierno saudí. "¿Cuántos niños, ancianos, pobres y mujeres han sido asesinados o han visto destruidas sus casas en nombre de al-Qaeda?"
"¿Quién se beneficia de convertir a países como Marruecos, Argelia, El Líbano o Arabia Saudí en lugares donde reina el temor y nadie se siente seguro?"
Esta semana en Londres, ex extremistas iniciaron la Quilliam Foundation, una organización dedicada a desacreditar a al-Qaeda y otros extremistas musulmanes.
Zawahiri describió su mensaje en audio como el primero de varios "encuentros abiertos" y respondió a quejas, muchas de las cuales preguntaban por qué había al-Qaeda matado a inocentes, incluyendo a los estudiantes que iban en un autobús que murieron en un atentado con bomba contra el Consejo Constitucional argelino en diciembre.
"Excúseme, señor Zawahiri, ¿pero quiénes están asesinado a inocentes con la bendición de Su Excelencia en Bagdad, Marruecos y Argelia? ¿Usted cree que el asesinato de mujeres y niños forma parte de la guerra santa?", preguntó alguien al que Zawahiri identificó como un profesor de geografía.
"Si fuéramos dementes y asesinos de inocentes como afirma esta persona, para nosotros sería fácil matar a miles en mercados atiborrados", responde Zawahiri. La muerte de inocentes es el resultado "de errores involuntarios o por necesidad... El enemigo ocupa a propósito posiciones en medio de musulmanes para utilizarlos como escudos".
Otros cuestionaron la autoridad de al-Qaeda y que Zawahiri critique a grupos militantes como Hamas y Hezbollah, que luchan contra Israel, por su participación en política.
Entre las explicaciones a menudo incoherentes de Zawahiri, refirió este a sus oyentes a su libro publicado hace poco, ‘La exoneración’, que se dedica en lo esencial a rebatir declaraciones de Sharif, en las que, según sugiere Zawahiri, fue obligado a criticar a al-Qaeda. Sharif lo niega.
Esas críticas podrían minar a al-Qaeda, dijo Frank Cilluffo, ex funcionario de contraterrorismo de la Casa Blanca que es director del Homeland Security Policy Institute en la Universidad George Washington.
"La gente está empezando a hacer preguntas difíciles. Está perdiendo el apoyo popular", dijo. "Y está ocurriendo entre los estrategas, pero también entre las filas".
Algunas de las primeras manifestaciones de disensiones se dieron en Iraq. El primer líder de al-Qaeda en Iraq, Abu Musab Zarqawi, mató a tantos musulmanes chiíes y sunníes que en una carta de 2005 Zawahiri, se dice, le dijo que dejara de hacerlo.
La violencia continuó después de que tropas norteamericanas mataran a Zarqawi en 2006 y furiosos sunníes se vieran obligados a formar con voluntarios comités de barrios con el respaldo norteamericano para contrarrestar a los combatientes extranjeros que ayudaron a formar al-Qaeda en Iraq.
En África del Norte, algunos extremistas se han rebelado contra la fusión con la red de Bin Laden, objetando la ola de atentados suicidas que han matado a mujeres y niños desde abril pasado, así como los intentos de la organización de enviar a hombres jóvenes a Iraq.
Varios prominentes miembros de al-Qaeda, incluyendo al comandante regional Benmessaoud Abdelkader, han dijo que los atentados suicidas convienen a las ambiciones globales de al-Qaeda a expensas de sus esfuerzos por luchar contra lo que ven como gobiernos corruptos y anti-musulmanes en Argelia, Marruecos y en otros lugares de África del Norte.
Olivier Guitta, consultor en contraterrorismo de Washington, nacido en Marruecos, dijo que algunos militantes han anunciado a las autoridades sobre atentados con bomba inminentes para que pudieran desactivarlas. "A ellos no les preocupa atacar a Argelia o Francia por apoyar a Argelia. Pero no quieren que sus hijos se marchen a Iraq a pelear contra los norteamericanos".
En Yemen, operativos de la vieja guardia de al-Qaeda se han separado el año pasado con una nueva generación de combatientes por desavenencias por las tácticas violentas de los militantes, empezando con un atentado suicida en julio que mató a siete turistas españoles y dos yemeníes.
En Pakistán, sondeos recientes sugieren que la popularidad de Bin Laden ha descendido debido a la amplia creencia de que al-Qaeda es responsable de los asesinatos aquí de muchos musulmanes, incluyendo al ex primer ministro Benazir Bhutto.
Cilluffo contó que en un viaje reciente por Oriente Medio entrevistó a combatientes que habían vuelto de Iraq, muchos de ellos decepcionados. "La gente dice: ‘No me inscribí para matar a otros musulmanes’", dijo.
Fawaz Gerges, autor de dos libros sobre militantes musulmanes que se ha pasado los últimos años entrevistando a militantes, mencionó evidencias de "importantes divisiones" al interior de al-Qaeda apreciables en chat rooms y otros espacios en internet. "La declaración de Bin Laden y esta de Zawahiri nos indican la gravedad de la crisis".
Pero varios funcionarios y expertos sugirieron que al-Qaeda estaban tratando de hacerlo mejor a la hora de aproximarse reclutar en medios más tradicionales.
"Usan estos cuestionarios como un modo de legitimar al-Qaeda, buscar retroalimentación y ampliar sus bases, y evitar ser vistos como una organización jerárquica divorciada de sus seguidores", dijo Farhana Ali, analista en contraterrorismo de la Rand Corp. "Es un problema de supervivencia. Quieren seguir conectados con la opinión pública musulmana".
24 de abril de 2008
©los angeles times
cc traducción mQh
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