uribe extradita a sus delatores
chris.kraul@latimes.com Kraul informó desde Bogotá; Meyer desde Washington. 16 de mayo de 2008 [Los autores del artículo no cuentan que uno al menos uno de los capos extraditados, Salvatore Mancuso, había empezado a entregar nombres de parlamentarios, gobernadores y otros políticos uribistas que colaboraron con los escuadrones de la muerte paramilitares. Mancuso estaba colaborando con la justicia colombiana. Esto explica quizá la sorpresa de los policías norteamericanos al enterarse que Mancuso era uno de los extraditados. La extradición impedirá que Mancuso siga entregando información sobre la participación de Uribe y otros políticos en los crímenes de los paramilitares]
Los paramilitares fueron subidos a un avión del gobierno norteamericano y trasladados a Miami como primer paso para sus procesos por tráfico de drogas y lavado de dinero.
Decenas de cabecillas paramilitares colombianos y 31 mil miembros de las milicias accedieron en 2006 a deponer las armas, renunciar a toda actividad ilegal, confesar íntegramente sus crímenes y reparar a las víctimas. A cambio se les prometieron penas de prisión más livianas y que no se les extraditaría.
Pero el proceso fue duramente criticado por detractores dentro y fuera de Colombia, que dijeron que era demasiado blando con los comandantes acusados de asesinatos colectivos o de la apropiación ilegal de millones de hectáreas de tierras agrícolas y ganaderas.
La semana pasada Carlos Mario Jiménez se convirtió en el primer cabecilla paramilitar importante en ser extraditado tras ser acusado de dirigir su organización de narcotráfico desde su celda en la cárcel y de no divulgar todos los crímenes que había cometido.
Entre los extraditados el martes se encuentran Salvatore Mancuso, Rodrigo ‘Jorge 40’ Tovar y Diego ‘Don Berna’ Murillo.
Las fuerzas paramilitares fueron formadas casi todas en los años ochenta por hacendados ricos para protegerse de los guerrilleros de izquierda. Pero las autoridades dijeron que se convirtieron en organizaciones criminales.
En un discurso a la nación, Uribe dijo el martes que los ex capos paramilitares fueron extraditados porque seguían dirigiendo sus empresas criminales y no habían entregado sus capitales mal habidos.
"La verdad tiene que ser simple y oportuna", dijo Uribe a los espectadores, explicando que al no cooperar [con la justicia] los extraditados habían perdido los términos ventajosos del acuerdo de paz. "La verdad manipulada deja de ser verdad".
La Autoridad Antinarcóticos de Estados Unidos [U.S. Drug Enforcement Administration] elogió las extradiciones como signo de un "compromiso sin precedentes para librar a Colombia del narcotráfico y de las organizaciones narcoterroristas".
Desde que Uribe asumiera la presidencia en 2002, se han extraditado a Estados Unidos más de seiscientos colombianos acusados de narcotráfico y terrorismo para ser juzgados por la justicia norteamericana.
Pero algunos analistas cuestionaron la oportunidad de las extradiciones, que se producen en momentos en que algunos de los más cercanos aliados de Uribe en el Congreso se han visto implicados en un escándalo en el que están acusados de conspirar con bandas paramilitares de extrema derecha para cometer fraude electoral.
"Consideramos esta decisión como una maniobra desesperada del presidente para desviar la atención del escándalo que ha resultado hasta ahora en la detención de 32 parlamentarios, la mayoría de ellos partidarios del presidente", dijo Jairo Ramírez, secretario general del Movimiento Nacional de Víctimas de Crímenes de Estado.
Human Rights Watch y Amnestía Internacional dijeron que las extradiciones privarán a las víctimas de un conocimiento completo de los homicidios, extorsiones y robos de tierras que causaron una miseria generalizada durante varios años antes del acuerdo de desmovilización.
Funcionarios norteamericanos familiarizados con los casos dijeron que la rapidez de las extradiciones les tomó por sorpresa. Dos funcionarios dijeron que pensaban que Mancuso había estado cooperando con los investigadores tanto colombianos como norteamericanos.
"Creo que simplemente limpiaron las cárceles y los enviaron aquí", dijo un funcionario policial norteamericano, que habló a condición de conservar el anonimato debido a que no está autorizado a comentar en público detalles de los casos.
Carlos Suárez, el abogado bogotano que representa a Mancuso, dijo que la extradición de su cliente lo "sorprendió como a todo el mundo".
"Todavía no sabemos cuáles son los argumentos jurídicos... Pensábamos que estábamos colaborando, que Mancuso era el que más había colaborado con la ley", dijo.
Algunos analistas se preguntan si acaso la acción del gobierno podría provocar que algunos paramilitares volvieran a tomar las armas, pero Alfredo Rangel, del laboratorio ideológico de Bogotá, Fundación Seguridad y Democracia, dijo que pensaba que espolonearía a otros cabecillas paramilitares a cooperar.
"Habrá más presión sobre aquellos en el proceso de contar la verdad y hacer las reparaciones pactadas porque ahora el riesgo de extradición es real y no una mera hipótesis", dijo Rangel.
Los únicos jefes paramilitares importantes que siguen en cárceles colombianas son Freddy Rendon, conocido como ‘El Alemán’, y Roberto Duque Gaviria, alias ‘Ernesto Baez’.
josh.meyer@latimes.com
14 de mayo de 2008
©los angeles times
cc traducción mQh
0 comentarios