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cómo murió mónica benaroyo


A la ciudadana uruguaya la mataron enterrándola viva en un hoyo en el desierto y golpeándole la cabeza hasta decapitarla. Pertinente pregunta: ¿Podemos reconciliarnos con las hienas que la asesinaron?
[Eduardo Contreras] Un dato relevante de la cuenta pública rendida la semana pasada por la Jefatura Nacional de delitos contra Derechos Humanos de la Policía de Investigaciones que dirige el prefecto José Cabión, es que del total de detenciones practicadas por esa unidad cumpliendo órdenes judiciales, entre enero del 2007 a julio del 2008, el 37%, es decir la gran mayoría, corresponde a casos de secuestros y otros vinculados a delitos de lesa humanidad cometidos durante la dictadura militar.
Ello da cuenta que el paso del tiempo no ha inhibido el desarrollo de los procesos judiciales que, con fuerza decisiva, se reiniciaron a partir de la primera querella formal contra Pinochet y sus cómplices, la del Partido Comunista de enero del 98. Así se consigna en el propio informe, que destaca esa querella como un hecho esencial que desató cientos de denuncias posteriores en las que la entonces Brigada Investigadora de Asuntos Especiales y de Derechos Humanos, más conocida como "el departamento quinto", cumplió un destacado papel. De sus acciones, sólo a manera de ejemplo, debe recordarse las detenciones de Manuel Contreras, de Paul Schaefer y de Raúl Iturriaga Neumann.
De este modo el camino de los tribunales, a pesar de sus contradicciones y de la presencia en ellos de pinochetistas declarados como Alfredo Pfeiffer, sigue siendo el conducto idóneo para avanzar en verdad y justicia. Ni las presiones de las FFAA ni las debilidades de los Gobiernos de la Concertación han sido capaces de frenar estos avances, cuyos principales protagonistas siguen siendo las agrupaciones de derechos humanos y especialmente las de familiares de las víctimas.
Un ejemplo de lo que afirmamos son las buenas noticias que recibimos la semana pasada desde tribunales. El martes 29 de julio la Corte Suprema ratificó el fallo de la Corte de Santiago que señala las irregularidades en la investigación relativa al asesinato del recordado compañero René Largo Farías y ordena reabrir ese sumario. Como se sabe, René, ícono de la cultura popular y padre fundador de ‘Chile ríe y canta’ fue asesinado por Carabineros en 1992. La investigación de los propios funcionarios obviamente ocultó sus culpas. Hoy se abre una posibilidad cierta para que se conozca la verdad.
La otra buena nueva llegó de España con la detención del abogado y ex fiscal militar Alfonso Podlech, culpable de varias muertes y entre otras la de un ex sacerdote italiano. Podlech será extraditado a Italia donde el fiscal Gian Carlo Capaldo le juzgará por su responsabilidad en los crímenes. A Podlech le conozco desde que a comienzos de los 70 defendía a latifundistas que asesinaron campesinos en Frutillar, a cuyos familiares presté asesoría jurídica por encargo del gobierno de la Unidad Popular. El sujeto era uno de los jefes reconocidos de la gavilla fascista Patria y Libertad, sus clientes fueron procesados por la Corte, pero Pinochet los salvó poco después de golpe cuando Podlech apareció vestido de militar.
A mediados de la misma semana fueron descubiertos en Arica los restos de la compañera uruguaya Mónica Cristina Benaroyo, asesinada por los militares. Por más que resulte estremecedor, es conveniente relatar los detalles de su muerte porque retrata de cuerpo entero a los hombres de Pinochet: la compañera fue enterrada viva en la arena cerca del mar dejando afuera su cabeza la que los uniformados patearon hasta decapitarla. ¿Con estos salvajes alguien quiere que haya ‘reconciliación’?
Todas las noticias invitan a seguir con más fuerza en defensa de los derechos humanos porque no se trata sólo del pasado sino del presente como lo demuestran los llamados de empresarios de ultraderecha a imitar la gestión del narcotraficante Uribe, presidente de Colombia, para militarizar "la seguridad y el orden público". Son los casos de Piñera en Chile y Berlusconi en Italia. Es decir, hablamos de temas que son más que nada del futuro.

16 de agosto de 2008
©el siglo
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1 comentario

DAVTOM -

En el penúltimo parrafo de el artículo, se describe la forma como habría sido muerta Mönica Benarroyo. Me cuesta creer que haya sido de esa forma. Cuando yo era muchacho, presencie, casualmente, la muerte de un suicida: ese hombre, esperó pacientemente el paso del tren, cuando lo vió venir se introdujo en una endidura que había en la orilla de la vía ferrea, una vez el tren se aproximó donde él estaba, repentinamente puso su cabeza en la línea; más de veinte carros con todas sus ruedas pasaron por su cuello. La cabeza de ese suicida no se desprendió, los ligamentos resistieron el paso de todas las ruedas. Por ello me cuesta creer que la cabeza de la compañera haya sido sacada a patadas. Los detenidos teniamos tres formas seguras de morir: 1) De hambre, 2)Acribillado por las balas de los fusiles y 3)depen-
diendo de la fortaleza del organismo, torturado.