empieza festival de cine de valdivia
4 de octubre de 2008
Si después de ver ‘Antes que el diablo sepa que has muerto’ el espectador se da cuenta que el director de la película, Sidney Lumet, tiene recién cumplidos 84 años, creerá que le están tomando el pelo.
Con un ritmo y narración que podría salir sólo de un cineasta del siglo XXI, pero con toda la experiencia de uno que supo dirigir a Marlon Brando y cuya primera cinta data de 1957, Lumet nos da de probar toda su medicina en esta cinta que da el puntapié inicial a la 15ª versión del Festival Internacional de Cine de Valdivia, en su apartado Panoramas. Valdivia redime las culpas de las salas nacionales, que recién estrenarán esta película del 2007, el 16 de octubre.
En la cinta, que cae dentro del género del film noir por la tremenda mala onda que lanza, Philip Seymour Hoffman, jalado y atribulado por las deudas, planea un robo perfecto, sin armas y que no puede fallar: desvalijar la joyería que papá y mamá tienen en los adinerados suburbios de la ciudad. Hoffman ya tiene elegido a su cómplice, su hermano fracasado, encarnado por Ethan Hawke. Decir que transcurridos los minutos el asunto se complica, es poco. ‘Antes que el diablo...’ toma alturas de tragedia épica.
Con aires de policial oscuro y drama familiar silencioso aparecen la esposa de Hoffman, interpretada por la bella Marisa Tomei, quien le pone los cuernos al marido con el hermano. Cierra el telón un padre -interpretado por el colosal Albert Finney- que se hunde en su sed de venganza.
Con una estructura narrativa no lineal, Lumet pareciera reírse de lo desgraciados que somos los humanos, marionetas en un circo perverso, donde -al final- todos salen trasquilados.
El viejo Sidney -Oscar honorífico el 2004, después de cinco nominaciones-, con sus 51 años de carrete cinematográfico, donde acumula más de 40 películas donde caben ‘El abogado del diablo’ o ‘Tarde de perros’ con Al Pacino; o ‘Piel de serpiente’ con Brando, no se rinde. Nos muestra la cola del diablo y anuncia su nueva aventura: ‘Gettin Out’, policial carcelario donde el convicto se vuelve loco gracias a su propio siquiatra.
©la nación
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