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un clavo en el ataúd de mccain


El apoyo de Colin Powell a su rival y las metidas de pata de la candidata republicana a la vicepresidencia, Sarah Palin, parecen haber condenado definitivamente las opciones del senador por Arizona. El único factor que causa incertidumbre rumbo a la elección del 4 de noviembre es el factor racial.
[Elizabeth Subercaseaux] Estados Unidos. Ex jefe del ejército, secretario de Estado en el primer gobierno de George W. Bush y uno de los miembros más respetados y admirados del Partido Republicano, el general Colin Powell, era probablemente la persona que mayor daño podía hacerle a la candidatura de John McCain. Y lo hizo, precisamente, esta semana, entregando su apoyo a la postulación a la Casa Blanca del aspirante demócrata, Barack Obama.
Aunque algunos comentaristas de ultraderecha -como Rush Limbaugh- corrieron a decir que el apoyo de Powell a Obama no era más que un asunto de solidaridad de raza, pues ambos son negros, las contundentes razones que el general esgrimió durante el programa "Meet the press", donde anunció su decisión, poco tienen que ver con la raza. Entre otras cosas, Powell apeló a la debilidad y falta de liderazgo que ha mostrado McCain en los temas económicos; a la inconsistencia de su discurso político y económico; a la falta de criterio al escoger como compañera de fórmula a una persona tan poco preparada como Sarah Palin, y a la suciedad y bajeza de la campaña, la que, en palabras del propio ex militar, "apela a los sectores ultraconservadores de un Partido Republicano cuyos horizontes han ido estrechándose cada vez más".
Powell dijo también que le dolía decepcionar a su amigo McCain -se conocen desde hace más de veinte años-, pero explicó que ha seguido con lupa la campaña de ambos candidatos durante los últimos seis meses y que le pareció que Barack Obama estaba mejor preparado para liderar al país en un momento de crisis. "Es la persona indicada para reparar la imagen de Estados Unidos en el extranjero, representa una nueva forma de liderazgo, moderno y necesario", afirmó.

Capital Electoral
El apoyo de Powell al candidato demócrata sorprendió a todos los sectores. Primero porque atravesó la línea de su propio partido para endosar la candidatura de la oposición y segundo por el momento en que lo hizo. Fatal para McCain, cuando faltaban pocos días para la elección y todos, partiendo por el propio general, sabían que sus palabras serían objeto de comentarios durante las próximas jornadas.
Siempre se pensó que Colin Powell se abstendría de apoyar a ninguno de los dos candidatos. Su gesto podría proporcionarle a Obama una gran cantidad de votos del sector independiente, en general, y de Virginia Occidental y Florida, dos estados donde hay muchos ex militares jubilados que admiran al general. Otro aspecto muy positivo para Obama es que este apoyo lanza por la borda los últimos argumentos que la campaña de McCain había utilizado para atacarlo. Obama, ¿un socialista? Obama, ¿involucrado con extremistas? Obama, ¿un musulmán? Nadie creería que el general Powell comprometería su apoyo a un socialista, ni mucho menos a un candidato que se involucra con extremistas.
En cuanto a la cuña que la campaña republicana ha intentado colocar filtrando que Obama en realidad es musulmán, las palabras de Powell resultaron contundentes: "Obama no es musulmán, es cristiano, como millones de norteamericanos. Pero, ¿y si fuera musulmán? ¿En qué país nos estamos convirtiendo que decimos que es malo ser musulmán, o judío, o latinoamericano, negro o asiático? Esto no es Estados Unidos. Hay miles de musulmanes-americanos que son personas tan decentes y buenas como cualquier vecino".
Sólo un ejemplo para graficar cuán doloroso debe haber sido el golpe para McCain. Hace un tiempo, le preguntaron al senador por Arizona cuál era su héroe vivo favorito, y él no dudó en contestar: "Colin Powell. Porque sirvió a su país y es un hombre maravilloso". Hoy, el héroe favorito de McCain está apoyando a su contendor y muchos se preguntan si el propio candidato republicano tiene claro el porqué.

De Hockey Mom a Jackie Kennedy
En el curso del último mes, la campaña de John McCain ha sido calificada de "errática", "malévola" y "mentirosa", epítetos que no han ayudado para nada al candidato republicano, sobre todo porque la mayoría de los norteamericanos coinciden en que su campaña, comparada con la de Obama, ha sido sucia, desordenada y poco efectiva. Y la elección como compañera de fórmula de la gobernadora de Alaska, lejos de ser una ayuda, se ha convertido en un lastre. A menos de dos semanas de la elección ya se habla abiertamente de la falta de criterio del candidato al escoger a una persona tan poco calificada para un cargo tan importante, y hay quienes aseguran que si McCain pierde esta elección se deberá en buena parte a esa decisión.
Cuando McCain escogió a Sarah Palin como su compañera de ticket, las encuestas arrojaron que un 60% de la población apoyaba la idea. Guapa, más joven que el candidato, con garra para pronunciar sus discursos -aun cuando los leía y parecía no entender mucho de lo que estaba hablando-, Palin logró electrizar a las huestes más conservadoras del partido y, de paso, a un considerable porcentaje de mujeres enojadas porque Obama no había elegido como su acompañante a Hillary Clinton. Pero en la medida en que el país la fue conociendo, las encuestas a su favor fueron bajando. Hoy se han revertido y sólo un 40% de los electores sigue apoyándola y lo hace con aprensión. Buena parte de las mujeres que antes apoyaron a Hillary Clinton, por ejemplo, fueron torciéndose hacia Obama: pese al factor género, pronto quedó claro que la aspirante no estaba a la altura del cargo.

Vestidos de Campaña
Lo singular es que el colmo del vaso fue una noticia más bien frívola, aparecida primero en el sitio Politico.com: en cuanto fue escogida como candidata a la vicepresidencia, Sarah Palin se lanzó en una carrera de compras en la que, hasta la fecha, se ha gastado unos 150 mil dólares (97 millones de pesos) en ropa comprada en Nieman Marcus y Saks Fith Avenue, dos de la tiendas más caras del país. Dichos gastos, consignados como "accesorios", fueron hechos con dinero de la campaña, vale decir dineros públicos, puesto que McCain se ha negado a recibir donaciones privadas como ha hecho Obama.
La noticia produjo una ola de indignación. ¿No decían que Sara Palin es una "Jane six-pack", una mujer del pueblo como cualquier otra? ¿No era una modesta "hockey mom" que entiende los sinsabores de las dueñas de casa en medio de la peor crisis económica de la historia? ¿Para qué necesita trajes de 20 mil dólares? ¿Cuántas "jane six-pack" y "hockey moms" pueden solventar una exclusiva chaqueta de cuero roja de Nieman Marcus? Tal como dos meses antes se produjo un revuelo cuando John McCain declaró que no sabía cuántas casas tenía (tiene ocho), Palin causó una tempestad, con su imagen de modelo de alta costura gritando que Barack Obama es amigo de terroristas y no entiende a la mujer obrera, a los "Joe el fontanero" y a las "hockey mom" como ella.
Y los números de McCain siguieron bajando hasta llegar a una diferencia de 9, 10, 11 y hasta 14 puntos a favor de Obama.

La Amenaza Racial
Ante lo que parece ser una inminente derrota de McCain, sus seguidores se han exacerbado. La campaña republicana ha afilado los cuchillos y, a una semana de la elección, se han identificado los ‘llamados robot’: llamadas telefónicas en las que una voz grabada informa que "Barack Hussein Obama está liado con terroristas". Todo esto acompañado de encendidos discursos de Sarah Palin diciendo que "hay estados que son proAmérica y otros que son antiAmérica", lo que motivó que una senadora republicana de Minesota, Michelle Bachmann, pidiera al Congreso que inicie una investigación ¡para averiguar cuáles senadores son proAmérica y cuáles antiAmérica! En una concentración política, una mujer tomó el micrófono y le dijo a McCain que ella no confiaba en Obama porque Obama era "árabe". Y McCain, en lugar de decirle que su rival no es árabe sino norteamericano, le dijo: "No, señora, es un hombre decente", como si los árabes no lo fueran. Uno de los consejeros de McCain declaró que Obama es "musulmán" y hay mucha gente que declara, no en público pero sí en privado, que nunca votaría por un negro. Es el macartismo revivido.
Entre los demócratas e independientes que apoyan a Obama se teme que pueda producirse lo que llaman "el efecto Bradley", referido a Tom Bradley, un afroamericano que perdió la elección para gobernador de California en 1982 pese a que iba muy adelante en las encuestas. Se piensa que en el momento de votar, personas que habían dicho que lo apoyarían no lo hicieron por el color de su piel.
Si bien es cierto que la nube racista pende en estos momentos sobre Estados Unidos, no es menos cierto que el huracán económico está arrancando de cuajo el poco techo que le queda a la campaña de John McCain.

26 de octubre de 2008
©la nación
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