estados unidos espía a sus pacifistas
28 de diciembre de 2008
Sólo una cosa parecía extraña.
"En una demostración recuerdo haberla visto con un ordenador portátil, escribiendo", dijo Mike Stark, que ayudó a organizar la marcha contra la pena de muerte en Baltimore un día de marzo. "Todos pensamos que era raro".
No realmente. La mujer era una agente encubierta de la policía del estado de Maryland, que entre 2005 y 2007 infiltró más de una veintena de manifestaciones y reuniones de grupos no violentos.
Funcionarios de Maryland admiten ahora que, basándose en informaciones reunidas por ‘Lucy’ y otros, la policía del estado catalogó erróneamente como terroristas a al menos 53 estadounidenses en una base de datos de inteligencia criminal -y compartió esa información sobre ellos con media docena de agencias federales y estatales, incluyendo a la Agencia de Seguridad Nacional.
Entre los clasificados como terroristas se encuentran dos monjas católicas, un ex candidato demócrata al Congreso, una pacifista de toda la vida y un cabildero reconocido. El expediente de uno de los sospechosos advertía que estaba "implicada en la producción de títeres y permitía que los anarquistas utilizaran su propiedad para sus reuniones".
"No había ninguna actividad ilegal en absoluto", dijo David Rocah, abogado de la Unión Americana por las Libertades Civiles, que presentó una demanda y, en julio, obtuvo los primeros expedientes de vigilancia. La policía del estado dio a conocer otros documentos pesadamente redactados.
Los detectives, según muestran los documentos, elegían grupos que protestaran contra el aborto, el calentamiento global, las armas nucleares, el reclutamiento militar en escuelas secundarias y la investigación en biodefensa, entre otras cosas.
"Es un acto inadmisible", dijo el senador demócrata Brian Frosh, que está apoyando la aprobación de leyes que prohíban el espionaje de este tipo en Maryland, a menos que la superintendencia de la policía pueda documentar una "sospecha razonable y articulada" de actividades criminales.
El caso es el último en emerger desde que los atentados del 11 de septiembre provocaran un agudo aumento del espionaje de ciudadanos estadounidenses por agencias del estado y federales. Los críticos dicen que esas investigaciones violan los derechos constitucionales de libertad de expresión y de reunión, y tiene como propósito inhibir la disidencia legítima.
En la campaña mejor conocida, el Pentágono espió como mínimo 186 protestas y reuniones legales, incluyendo servicios religiosos y vigilias silenciosas, en California y otros estados.
Las fuerzas armadas también compilaron más de dos mil ochocientos informes sobre ciudadanos estadounidenses en una base de datos de presuntas amenazas terroristas. Ese programa, conocido como TALON, fue cerrado en 2007 después de que fuera revelado en informes de prensa.
La operación de Maryland también ha terminado, pero los críticos todavía cuestionan por qué la policía gastó cientos de horas espiando a los cuáqueros y otras organizaciones pacifistas en un estado que el año pasado contabilizó más de 36 mil delitos violentos.
Stephen Sachs, ex fiscal general del estado, investigó el escándalo para el gobernador Martin O’Malley -un demócrata elegido en 2006. Concluyó que la policía del estado habían violado disposiciones federales y "se han extralimitado extraordinariamente".
De acuerdo a un informe de 93 páginas, de Sachs, y otros documentos, la policía del estado lanzó la operación en marzo de 2005 por temores de que la ejecución anunciada de un homicida sentenciado pudiera conducir a protestas violentas.
Enviaron a Lucy a infiltrar los grupos de activistas locales en el Electrik Maid del Tahoma Park, un activo centro comunitario popular entre punkies roqueros y poetas protestatarios. Diez personas asistieron a la reunión, incluyendo a un representante local de Amnistía Internacional.
"La reunión giró fundamentalmente sobre cómo reunir gente para distribuir octavillas y hacer llegar información a los negocios e iglesias de la localidad sobre los eventos programados", informó más tarde la agente encubierta. "No se recabaron otras informaciones pertinentes".
Eso fue así para todas las veintinueve reuniones, manifestaciones y protestas a las que Lucy asistió. La mayoría de los eventos sólo atrajeron a un puñado de personas, y ninguno implicó acciones ilegales o desorden público.
Utilizando sus apodos Lucy Shoup y Lucy McDonald, se ganó la amistad de los activistas. "Quiero participar en diferentes causas", escribió en un correo electrónico, mencionando su interés en actividades "contra la pena de muerte, la guerra y acciones a favor de los animales".
Max Obuszewski, un pacifista de Baltimore que organiza protestas contra la guerra, dijo que Lucy preguntó sobre la desobediencia civil, pero sin instigar ninguna. "Nunca se ofreció para hacer nada, ni siquiera para repartir panfletos", dijo. "No era un agente provocador".
Greg Shipley, portavoz de la policía del estado, dijo que nadie en el departamento había sido castigado en relación con el programa de espionaje. Lucy, que no ha sido identificada públicamente, no aceptó ser entrevistada, dijo.
El espionaje, dijo Shipley, era inapropiado. Y el listado de las actividades como terroristas "no debería haber ocurrido y debe ser reparado".
La mayoría de los expedientes definen terrorismo como un "delito primario y secundario", y luego agregan subgrupos bajo entradas como "manifestante antibélico".
Algunos contienen errores e inconsistencias que son casi divertidas.
Nancy Kricorian, 48, una novelista en la lista de terroristas, es coordinadora del capítulo de Nueva York de CodePink, una organización contra la guerra. Es el enlace de las organizaciones con la policía local y no ha sido nunca detenida.
"No tengo idea de por qué estoy en la lista", dijo. "Nunca he estado en Maryland, excepto quizás para repostar en camino a Washington".
Josh Tulkin, 27, un cabildero reconocido entre los legisladores del estado de Virginia, es mencionado bajo la entrada "terrorismo -ecologistas extremistas". Tulkin fue subdirector de Chesapeake Climate Action Network, una organización ecologista que dice tener quince mil miembros y se reúne regularmente con gobernadores y miembros del Congreso.
"Si hacer a un funcionario elegido una pregunta sobre políticas públicas es un delito, entonces soy culpable", dijo.
Barry Kissin, 57, un abogado que se ha postulado sin éxito al Congreso en 2006, preside la Frederick Progressive Action Coalition, una organización que trabaja "por la justicia social, económica y medioambiental", de acuerdo a su expediente policial. Sus protestas "son siempre pacíficas", agrega.
Fue clasificado como "Terrorismo -Antigubernamentales".
Nadine Bloch, 47, organiza talleres para organizaciones de protesta que investigan casos de responsabilidad social y hacen enormes muñecos de cartón piedra usados a menudo en marchas callejeras. Su historial como terrorista indica que participó en un congreso de Taking Action for Animals en Washington entre el 16 y el 18 de julio de 2005.
Los derechos animales, dijo Block, es una de las pocas causas que ella no apoya activamente. Además, estaba participando en un congreso de educadores en Hawai esa semana, como contratista de la Administración Oceánica y Atmosférica Nacional.
"Este asunto", dijo, "es tan absurdo".
7 de diciembre de 2008
©los angeles times
cc traducción mQh
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