murió larry devlin
2 de enero de 2009
En el otoño de 1960, poco después de asumir sus tareas como jefe de estación en Leopoldville (ahora Kinshasa), recibió un paquete con venenos que incluían un tubo de pasta de dientes tóxica y contó que le ordenaron realizar un asesinato político.
En la época, las facciones congoleñas estaban luchando por el control del nuevo país. Estados Unidos y la Unión Soviética estaban maniobrando por hacerse con influencia sobre los abundantes recursos del Congo, especialmente cobalto, un mineral esencial para la construcción de misiles.
La CIA bajo el director Allen Dulles decidió que el primer primer ministro elegido democráticamente del país, Lumumba, podía convertirse en el Fidel Castro de África y debía ser eliminado.
En una entrevista este año, Devlin contó al New York Times que no tenía escrúpulos sobre el uso de sobornos, extorsión y otras tácticas de la Guerra Fría -"era parte del juego’, dijo- pero matar a Lumumba, dijo, habría sido desastroso para Estados Unidos.
Retrocedió, y Lumumba murió a manos de sus rivales en 1961.
José Mobutu se hizo con el Congo gracias a un golpe de estado respaldado por Estados Unidos en 1965 y gobernó el país (rebautizado como Zaire) durante 32 años. Aunque Mobutu se corrompió y convirtió en un autócrata, Devlin dijo que pensaba que el trabajo de la CIA en África ayudó a impedir que la Unión Soviética se apoderara de gran parte del continente.
Lawrence Raymond Devlin nació el 18 de junio de 1922 en Concord, New Hampshire, y creció en San Diego. Sirvió en el ejército en África del Norte y Europa durante la Segunda Guerra Mundial.
Estudió en la Universidad de San Diego en 1947 y se inscribió en un programa doctoral en relaciones internacionales en Harvard. Fue reclutado por la CIA cuando estaba en la universidad y se incorporó a la agencia en 1949.
De 1957 a 1960 fue asignado a Bruselas -Bélgica era la potencia colonial en el Congo-, donde conoció a Mobutu. Llegó a Leopoldville como jefe de estación diez días después de que el Congo obtuviera su independencia.
En su libro, ‘Chief of Station, Congo’ (2007), recuerda cómo, en su primer día de trabajo, fue secuestrado en la calle por "una banda de soldados amotinados de cacería". Borrachos tras beber whisky y colocados con marihuana, lo sometieron a un improvisado juego de ruleta rusa.
Cinco veces jaló un soldado el gatillo de una recámara vacía. "En ese momento, yo estaba indudablemente algo loco", escribió Devlin. Escribió que recordaba haber gritado un improperio cuando el soldado "jaló el gatillo por sexta y última vez".
El único ruido que oyó fue la explosiva risa de los soldados, que lo invitaron a un corto de whisky, lo escoltaron hasta su hotel y "siguieron su camino buscando más diversiones".
Eso fue en julio. En septiembre recibió un mensaje diciéndole que se preparara para recibir una importante visita de "Joe, de París", el nombre en clave, según se enteraría, de Sidney Gottlieb, el experto en venenos de la agencia. (Más tarde, Gottlieb llamaría la atención de la opinión pública por su participación en experimentos de la CIA en proyectos de control mental con LSD).
Gottlieb le dijo a Devlin que el asesinato de Lumumba había sido aprobado por el presidente Dwight D. Eisenhower, aunque admitió que no había visto las órdenes del presidente. El dentífrico con veneno, explicó, había sido escogido para hacer creer que Lumumba había muerto con causas naturales.
Le sobreviven su esposa durante veintitrés años, Mary Rountree Devlin; una hija de su primer matrimonio, Maureen Devlin Reimuller, de Great Falls, Virginia; dos hijos adoptivos, Meredith Rountree, de Austin, Texas, y Ashley Rountree, de París; tres nietos; y una biznieta.
23 de diciembre de 2008
©los angeles times
cc traducción mQh
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