la ley contra los matrimonios forzados
3 de enero de 2009
La decisión protege a Humayra Abedin contra su familia para que esta no la obligue a volver a Bangladesh, después de vivir en Gran Bretaña durante los últimos seis años. Abedin volvió a Londres a principios de semana, después de pasar meses en Bangladesh -presuntamente como prisionera de sus padres, que la habían llevado a casa con engaños y obligado a aceptar un matrimonio indeseado.
El caso ha llamado la atención nacional en Gran Bretaña, donde abundan las historias de mujeres, particularmente de la numerosa población sudasiática del país, que son casadas contra su voluntad con hombres en su país natal. El año pasado se aprobó en Gran Bretaña una ley que protege a las mujeres contra esas relaciones, y Abedin fue una de las primeras en acogerse a ella, dijo una de sus abogados británicos.
Los problemas de Abedin se convirtieron en noticia de primera plana después de que lograra enviar, desde Bangladesh, un mensaje por correo electrónico o un mensaje de texto a sus amigos en Gran Bretaña.
Había viajado a Dhaka, la capital de Bangladesh, en agosto, después de que le dijeran que su madre estaba enferma. Pero una vez que llegó a casa de su familia, Abedin fue "empujada de muy malos modos a la casa y encerrada en un cuarto", según los documentos presentados por sus abogados británicos.
Más tarde, su familia la ingresó en un hospital psiquiátrico.
"Me mantuvieron allá durante tres meses y me obligaron a ingerir medicamentos, fármacos anti-psicóticos, que empeoraron las cosas", dijo Abedin el viernes a periodistas.
A mediados de noviembre, no pudo resistir más y se casó con el hombre que habían escogido sus padres para ella, aunque tenía un novio en Gran Bretaña.
Para entonces, en Gran Bretaña un grupo de abogados aceptó el caso de Abedin, y la Corte Suprema, en virtud de la Ley contra los Matrimonios Forzados, ordenó que fuera liberada de la custodia de sus padres. Un juez en Bangladesh aprobó la resolución.
Abedin volvió a Londres el martes, y manifestó su alivio el viernes después de que la Corte Suprema emitiera una orden judicial contra su familia ordenándole no acosarla, amenazarla o trasladarla contra su voluntad a Bangladesh.
"Ha sido muy difícil. Puedes entender que no es fácil vivir en cautiverio contra tu voluntad", dijo Abedin.
Anne-Marie Hutchinson, una de sus abogados, dijo que esperaba que la bien publicitada historia de Abedin alentaría a otras mujeres en circunstancias similares a buscar protección legal contra matrimonios forzados, que la Corte Suprema calificó de una "completa aberración de todo el concepto de matrimonio en una sociedad civilizada".
"La publicidad que ha recibido permitirá que otras persona sientan que pueden dar un paso adelante y solicitar la protección... a la que tienen derecho", dijo Hutchinson.
Aunque la mayoría de los casos en Gran Bretaña han involucrado a mujeres de origen sudasiático, Hutchinson rechazó la idea de que el caso fuera meramente un choque entre valores culturales.
"El matrimonio forzado es una violación de los derechos humanos", dijo. "Es un problema de derechos humanos. Esto no tiene nada que ver con la cultura ni con la religión".
20 de diciembre de 2008
©los angeles times
cc traducción mQh
1 comentario
FRANCISCO ESPÍNOSA GUIRAO -
Cuál es la forma más indicada de intentar almenos con sistemas musicales, acordes, arpegios, de detener algo que se supone actúa como tal pero se trata de una máquina resolutoria. Nada más sólo mandarle un saludo.