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murió hortense calisher


Escritora. A los 97.
Murió en Nueva York la galardonada escritora y ex presidente de PEN conocida por su densa prosa en trabajos como ‘False Entry’ y ‘In Greenwich There Are Many Gravelled Walks’. Tenía 97 años.
Calisher murió el martes en Manhattan por causas naturales, dijo su nieta Katy Spencer. Calisher, autora de más de veinte libros, fue tres veces nominada al Premio Nacional de Literatura [National Book Award] y ganó cinco veces el premio O. Henry para cuentos. Varias obras, especialmente ‘In Greenwich’, han aparecido en antologías.
Como Marcel Proust y Henry James, los escritores con los que era comparada más a menudo, Calisher componía con los espesos y cuánticos ritmos de su mente. Sus frases eran largas, su lenguaje complejo y sus tramas a menudo elusivas. "Sé que en la novela puedes divagar", dijo Calisher a la Associated Press en 1998. "Teníamos una vieja edición de Víctor Hugo y, si no lo has leído recientemente, no tienes ni idea de lo que se desviaba del tema. Pensaba simplemente que podía desviarse en cualquier lugar.
"Éramos una familia habladora, viva. En las cenas, yo me sentaba en un extremo de la mesa, a escuchar. Había anécdotas y no siempre se contaban de modo lineal".
Admirada por Anne Tyler y Cynthia Ozick, entre otros, Calisher no era muy conocida por el público general. Directora del club de teatro de Barnard College durante sus años de estudio, era alta y elegante, de ojos vivaces y oscuros, segura de sí misma y de hablar bien modulado.

Nació en Nueva York en 1911. Su padre era un judío de origen inglés, de Virginia, y su madre una judía inmigrante de Alemania. Lectora desde temprana edad, Calisher no trató de escribir profesionalmente sino hasta fines de los años cuarenta. Después de graduarse en Barnard en 1932, trabajó en el servicio social y como modelo, entre otros oficios. También se casó y tuvo dos hijos, a los que crió.
Pero la escritura la perseguía como una tarea pasada por alto. "Durante los años en que no escribí había una especie de pared de cristal entre yo y el resto del mundo", dijo. "Pero un hombre llamado Edmund Fuller dijo que me enseñaría a escribir, así que me inscribí en su curso. Me dijo que no pensaba que pudiera enseñarme poesía y me preguntó si podía escribir prosa. Escribí una historia que recordaba de cuando llevaba a mi hijo a la guardería, y se la presenté y me dijo: ‘Es publicable’".
Calisher conoció a William Maxwell, John Cheever y otras figuras del New Yorker, y en los años cincuenta recorrió el Lejano Oriente para el Departamento de Estado. En los años ochenta, fue presidente del PEN y de la Academia Americana de Artes y Letras.
Una vez dijo que le gustaba romper moldes, incluso cuando los estaba formando, y su narrativa evolucionó desde ser relativamente directa, como en sus primeros cuentos en la revista New Yorker, a las estructuras altamente complejas de sus obras más extensas. Sus materias iban desde el amor y la familia hasta los viajes espaciales y la política.
"Considero que he tenido una vida bastante plena", dijo Calisher una vez. "Gran parte de la escritura es posterior a los hechos. Cuando escribía al principio, lo hacía sobre mi familia. Pensaba: ‘Bueno, ya no escribiré más, porque eso es todo lo que sé’. Pero resultó no ser así".
Le sobreviven su marido durante cincuenta años, el autor Curtis Harnack. Tuvo un hijo (Peter) de su matrimonio anterior con Heaton Bennet Heffelfinger; y una hija, Bennet, que murió a principio de los setenta, según informó su familia.

24 de enero de 2009
16 de enero de 2009
©los angeles times 
cc traducción mQh
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