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qué significa ser animal


Reclama una relación especial con los animales, pero también diseña mataderos.
[Dwight Garner] ‘Animals in Translation: Using the Mysteries of Autism to Decode Animal Behavior’ (2004), de Temple Grandin, ocupa un lugar especial entre los libros sobre animales aparecidos en las últimas décadas. El autismo de Grandin le proporciona una comprensión especial de lo que los animales, se trate de gatos domésticos o ganado, piensan, sienten -y quizás más importante- desean. Hay una revelación prácticamente en cada página, y la prosa de Grandin (escribió el libro con Catherine Johnson) es desmañada en el mejor sentido posible: directa, dulce, desequilibrada y a menudo divertida.
El nuevo libro de Grandin, ‘Animals Make Us Human: Creating the Best Life for Animals’, escrito igualmente con Johnson, empieza donde terminaba ‘Animals in Translation’. Tiene un tema ligeramente diferente: se concentra esta vez en lo emocional, antes que en la vida física de los animales, aunque las dos están claramente relacionadas.
Hay un buen montón de repeticiones de su libro anterior, y descansa más en ideas de otros que antes. Pero observar que ‘Animals Make Us Human’ es un libro ligeramente inferior a ‘Animals in Translation’ es como decir que ‘Good Old Boys’, de Randy Newman está por debajo de su álbum ‘Sail Away’. Si te gustó el primero, te gustará el segundo.
Grandin se basa en muchas de sus observaciones de ‘Animals Make Us Human’ en el trabajo del neurólogo de la Universidad de Washington, Jaak Panksepp, que identificó una serie de ‘sistemas emocionales’ básicos en los animales: búsqueda, juego, cuidados y deseo (en el lado positivo) y miedo, pánico y rabia (en el lado negativo).
"La regla es simple", escribe Grandin. "No simules que tienes rabia, miedo o pánico, y estimula la búsqueda y el juego". Grandin emplea en todo ‘Animals Make Us Human’ los mismos términos que Panksepp, aunque en realidad son sólo un marco donde colocar sus comentarios y observaciones.
Hay también provocadores capítulos sobre perros (Grandin discute algunas de las ideas alfa-masculinas de César Millán, el ‘Encantador de Perros’ de la televisión) y gatos. Sin embargo, Grandin sobresale cuando habla sobre animales como las vacas, los cerdos, los caballos y los pollos, así como sobre animales salvajes y aquellos en los zoológicos.
Grandin ha diseñado sistemas para mataderos humanitarios y sin estrés que ahora se utilizan para procesar prácticamente a la mitad del ganado en Estados Unidos y Canadá. Aquí hay alguna disonancia cognitiva. A menudo le preguntan, nos dice: "¿Te puedes preocupar por los animales y al mismo tiempo diseñar mataderos?"
Su respuesta es que "alguna gente piensa que la muerte es lo más terrible que le puede pasar a un animal". Según ella, "lo más importante para un animal es la calidad de vida".
Agrega: "Mientras observo y aprendo sobre cómo se mantiene a los perros hoy, más me convenzo de que muchas vacas viven mejor que algunas de las mimadas mascotas. Demasiados perros pasan solos todo el día sin compañía ni humana ni de perros".
Se preocupa sobre la relación "completamente contenciosa" entre las organizaciones de defensa animal y la industria ganadera. Habla bien de empresas como McDonald’s y Wendy’s (han sido consultora de ambas), que están obligando a sus abastecedores a tratar de manera más humanitaria a los animales. Pero también elogia a los activistas. "Las grandes compañías son como el acero, y los activistas son como el calor. Los activistas ablandan el acero, y también lo pueden moldear como rejillas y hacer reformas".
Uno de los principales argumentos de ‘Animals Make Us Human’ es la importancia de la contratación y formación de gente buena para trabajar con el ganado. Se necesitan gerentes fuertes y dedicados; los empleados amatonados y sádicos deberían ser despedidos; y debido a que el volumen de negocios en estas industrias es alto, se requiere la formación y readiestramiento constante de los empleados, así como la permanente auditoría por instancias independientes.
Grandin está a favor de una transparencia casi total: es una de las que cree que los mataderos deberían tener paredes de cristal. "Ningún animal debe vivir sus últimos momentos conscientes en un estado de terror", escribe, y los visitantes deberían poder cerciorarse de que no ocurre así.
Grandin adora las frases sólidas e indicativas: "Al ganado no le gusta que le griten"; "Los cerdos viven obsesionados con la paja"; "A las vacas les gusta aprender cosas nuevas". Me gustaría agregar una de cosecha propia: Tenemos suerte de contar con alguien como Temple Grandin.
Pero hay algo sobre lo que pensé mientras leía su libro ‘Animals Make Us Human’: aunque no quiero que Grandin interrumpa su trabajo con los animales, ni siquiera por un día, como lector me gustaría saber qué piensa su inusual mente sobre otras cosas.
Ya ha escrito un elegante libro de memorias, ‘Thinking in Pictures’ (1995). Imagino un segundo tomo, con un tópico ligeramente diferente. Los seres humanos a menudo se sienten como ganado, especialmente en las grandes ciudades. ¿Qué diría sobre el metro, los proyectos de vivienda social, los estadios, las cárceles, las oficinas de cubículos, los buses de larga distancia, los refugios para indigentes, los ascensores y la fila de seguridad en La Guardia? ¿Qué piensa sobre la planificación urbana?
Gastaría veintiséis dólares para saberlo.

25 de enero de 2009
20 de enero de 2009
©new york times
cc traducción mQh
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